viernes, 24 de octubre de 2014

112- Emergencias 84

Incapaz de moverse de la puerta, así se encontraba Lucía nada mas abrirla. Que adores los silencios de tu pareja, puede llevarte a la situación que ella estaba viviendo. Otra persona, que no fuese Susana, al entregarle las llaves de su "guarida" según llamaba ella a su pequeño piso, le habría dados ciertos tips como- Tienes cena en la nevera, miles de libros para leer, mi manta preferida en el sofá y una perra de al menos 30 kilos esperándote- demasiadas palabras, ahora que lo pensaba, para Susana. Mucho mas suyo, eran sus propias palabras- Tienes de todo en casa- así sin mas. Dentro de ese todo, debía incluir ese animal que la miraba moviendo el rabo. Este estaba siendo un buen momento, para regañarse por no haber dejado tener animalitos de cuatro patas a Marina. De haberlo hecho, sabría que significaba que ese animal moviese el rabo delante suya.


- Ay Dios- exclamó en cuánto el animal se aburrió de su parálisis y quiso saber de ella. Un olfateo por sus largas piernas, que a Lucía la pegó más a la puerta, agarrando su bolso como si fuese un escudo- Vale bichito, huele las llaves... son de Mami- sin tener idea de tratar al bicho le mostró las llaves de Susana y milagro, el animal las olió sin dejar de mover el rabo, después la hizo retorcerse sobre la puerta al restregarle el hocico por las piernas y por fin, se dió por satisfecho marchándose del salón- La madre que la- musitó aliviada al verlo marcharse y no culminó su murmuro porque en ese momento su teléfono sonaba anunciando llamada de Susana- Contigo quería yo hablar. Eres una cabrona- fue su saludo nada más descolgar y de otra u otro,  hubiese podido esperar una carcajada que aumentase su cabreo o una rápida excusa. Pero a Susana estaba ya demostradisimo que le encantaba sorprenderla no siendo nada previsible.
- Sin duda lo soy y he de decir, que está cabronada de no avisarte de la presencia de Nela, gracias a las niñas, me devuelve una parte de mi- contestó a sus palabras Susana y el tono empleado atrapó a Lucía -Estoy volviendo a tener tacto y empiezan a gustarme los plurales, debería odiarte por ello- terminó dejando a Lucía con la boca abierta, sin llegarse a creer la declaración que no escondía lo dicho por Susana.
- Ah...¿así a bocajarro?- tuvo que preguntarle recuperándose de la impresión. Al carajo las declaraciones masticadas como chicle.
- Es como un disparo resulta más certero, cosas de la milicia. Ahora bien, ¿te hago de guía por mi pequeña guarida?- se ofreció Susana con toda una noche para ofrecerle.
- No...- rechazó su propuesta Lucía, separándose al fin de la puerta. Tenía la oportunidad perfecta para perderse por la vida de Susana a través de sus cosas y aunque su compañía sería bien recibida, prefería hacerlo sola. Pero antes debía disculparse por su rechazo, jugando con Susana- Espero tenga a bien entender, que me gustaría descubrirla por mi misma. Soy de perderme en los detalles.
- Oh como guste- enseguida la siguió Susana, no defraudandola- ya es honrosa su presencia en mi humilde guarida, como para tener la osadía de querer apropiarme por mas tiempo de su deliciosa voz. Tenga a bien, disculpar el atrevimiento de ésta impropia precepta.
- Con un bella dama, lo habrías rematado perfecto cielo- la felicitó moviéndose por la casa con absoluta confianza. Puede que ayudará su conversación o simplemente que el piso olía tan a Susana, que era como estar en casa.
- Siendo así te aburrirías- le dijo Susana, caminando cómo ella, pero distinto. Susana lo hacía por la solitaria Base, creyendo no estar acompañada.
- Jajaja, verdad. Entiendo que es la perra de Inés. Pues fíjate que a Marina no la deje tener bichitos de estos porque sabía me tocaría tenerlo a mi y mira por donde...ahora voy a dormir con el de su pareja- le comentó Lucía llegando a la habitación principal, donde Nela disfrutaba de una de las esquinas de la cama. Así, como si no hubiesen pasado toda la tarde juntas comenzaron una nueva conversación, en tanto Lucía se preparaba para ponerse cómoda tras la ducha que pensaba darse.
- Podría ofrecerte dormir en la habitación de Karla, pero desde que volvió no me he atrevido a entrar ahí sin protección. Si quieres mantener intacta la imagen que tienes de ella, de nena guapísima, no entres- siguió Susana, pudiendo incluso imaginarla rondando su casa.
- Ehm...pues, Nacho es todo lo contrario, de los tres el más ordenado, por no hablar que es un perfumador andante....
La conversación fue variando de un tema a otro, sobresaltada por cada nuevo descubrimiento de Lucía por la casa. La perra de Inés, las cachimbas de Karla, la casa estaba llena de cosas de las chicas, demostrándole como Susana prácticamente era otra madre más que Tía, para ellas.
Salvo en la ducha, al final Susana la acompañó en el registro improvisado por su casa. Estando con ella, la piloto no fue consciente de cuanto estaba caminando por la Base y de quien la acompañaba, hasta que al llegar a los pabellones de la tropa de la Base, fue testigo por las murmuraciones de como a su paso, apagaban las luces fingiendo dormir.
- Sush...silencio, la Teniente Coronel- fue el murmuró que mas escuchó y el que la hizo extrañarse, mirando hacía el gran edificio. Allí en una de sus farolas, había un gran pájaro. Seguramente el mismo que Lucía había  visto. El animal al momento emprendió vuelo y a Susana se le erizó todo el vello, por el tremendo escalofrío que sintió al verlo volar.  Juraría, que su despegue había sonado como el de un auténtico caza.
- Jajaja, hay que joderse- tuvo que reír por la tontería que estaba pensando y no pudo evitar, recordar el despegue de otro caza, hacía muchos años ya.
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No era nada fácil siendo alumna de la escuela superior del aire, buscarse la vida para pasar unos minutos con alguna chica. Ya era lo suficientemente jodido cargar con dos de las primeras con opciones a ser piloto, como para andarse rondando a otras militares. Pero la pillería se acrecienta cuanto más adversas son las condiciones y eso mismo es lo que ocurría a ella, en aquellos tiempos. Unas risas a escondidas a media noche en la esquina de algún pabellon, sabían a polvazo. Pero tener en tu misma base, a tu hermano pegajoso donde los hubiese, te limitaba esos momentos, como le ocurrió en aquella madrugada.
- Estás aquí, joder llevo buscándote un buen rato. No te lo vas a creer, me eligieron... En una hora realizaré mi primer vuelo nocturno- a su modo, Roberto ni se fijó en la chica, y en su propia cara de disgusto. Directamente se lanzó a contarle sus buenas nuevas con la respiración entrecortada y sería mentir, no decir que por la emoción que mostraba Roberto, también ella se olvidó un tanto de la chica- Te juro...que ahí arriba estarás conmigo, eso nadie nos lo puede prohibir.
Leyes manías que diría Lucía. Su hermano esa noche podía sentir la poderosa fuerza de un caza entre sus manos y ella debía conformarse con aviones de transporte, sólo por ser mujer. Pero ahí estaba su hermano, creyendo en las ilusiones compartidas. En ningún momento, dejó que su hermano sintiera la frustración de saberse tan capaz como él para pilotar, sin poder hacerlo. Al revés, se unió a su alegría, prometiendo verlo despegar. Pues bien, ya se la había jugado estando con la chica a esas horas, cuando debía estar durmiendo en su litera y ahora, debía buscar un punto desde el que complacer a su hermano sin que algún oficial de turno la pillase. Ni tiempo le dió, fue despedirse de la chica y corretear bajo las farolas unos cuantos metros y el peor de los oficiales de esa Base para ella, le daba el alto.
- No podía ser otro. Merino al suelo- la orden del Oficial, ya le avisó que esa noche poco o nada iba a dormir.
- Comandante déjeme explicarle- trató de hacerse oír, no poder evitar el castigo por desobediencia sino por lo prometido a su hermano.
- He dicho al suelo. Comience a hacer flexiones hasta que yo le diga- lo jodido no eran las flexiones, ni las vueltas al patio que la hizo dar, ni el empeño del Oficial en querer minarle la moral, recordándole porque ella no sería piloto de combate, lo peor es que el tiempo pasaba y Roberto no la vería en los hangares. Cada toque de silbato, debía volver al suelo hasta que otro toque le ordenaba levantarse. Llegado el momento, ni sabía cuánto tiempo llevaba o si Roberto ya habría salido. Difícil si su cuerpo ya denotaba el esfuerzo y el Oficial no dejaba de gritar- Vamos Merino...demuestre aquello de lo que tanto habla, demuestre que valen igual dos ovarios que dos cojones, ¿cual es nuestro lema?
- No se rendirme- contestó iniciando un intercambio entre ellos que acabaría quemándola.
- No la oigo Merino, será por las tetas o será su culito, pero no la escucho....en vez de alas, le daré una puta fregona.
- No se rendirme
- No Merino, no logro escucharla. Una buena cocina, ahí seguro se maneja bien.
- No se rendirme.
- No valéis... Solo es política, pero no valéis. Mírese, ya está temblando...¿que haría de tener que derribar un avión con pasajeros? ¿Llorar?
Fue suficiente. La rabia, la frustración y el coraje sentido y acumulado por horas, la hicieron no contestarle por esta vez. Prefirió levantarse con toda la intención de callarlo con un buen derechazo, pero entonces el ruido ensordecedor de un caza la dejó con el puño levantado, para después comenzar a reír.
- Jajaja, lo hizo....mi hermano está en el aire y le juro por mi sangre, que yo también lo haré.
Su alegría y palabras no la ayudaron para librarse de una noche de perros. Pero ese sonido, el del triunfo de su hermano, se le quedó grabado para siempre.
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Tras el fugaz recuerdo, trató de encontrar al pájaro, pero ni rastro de él quedaba.
- Cielo, ¿sigues ahí?- extrañada por su silencio, Lucía llamó su atención y ella volvió a reír. Que chorradas se pueden pensar en una noche de guardia.
- Si...eh, ¿tu crees en los espíritus?- recuperada, aprovechó para saber la opinión que al respecto tenía Lucía.
- A mi no me hables de eso que voy a dormir sola. Por lista, ahora te vienes- le contestó Lucía, bien rapidito y a otra cosa.
Esa noche Susana no volvió a ver el pájaro y sería noche de ellos, porque en Pedraza, también se vió alguno.
Aunque poco caso en un principio, pudo hacerle Karla a uno de ellos. Tras quedarse a solas en el pub con Nacho, éste había vuelto a mostrarse esquivo, por mas qué ella lo hiciese al contrario. No era ningún esfuerzo para ella, querer provocarle la sonrisa o mimarlo en caricias como no recordaba haberlo hecho con nadie más. Y no es que Nacho la rechazase o se molestase, era algo más que Karla no llegaba a entender. Se habían pasado todo el día juntos, de un sitio a otro, hablando de mil cosas, riendo e incluso bailando, pero era como si Nacho se negase así mismo besarla. La única explicación, era el escollo para ella superado de lo ocurrido con Laura. Pero según ésta, entre ellos habían hablado y todo estaba tan bien como siempre. ¿Entonces? ¿Por qué tenía que sentirlo retenerse o por qué directamente no podía besarlo como tanto quería? Por mucho optimismo que le echase, al final a Karla le llegó un pequeño bajón y así, prefirió marcharse. De buena gana, a una bañera bien caliente donde fumarse un pedazo de porro sin pensar en nada más.
- Creo que es hora de que vaya buscándome la vida para dormir, ya mañana regresaré con Susana- le dijo sin dejar que Nacho detuviese su intención de marcharse. A ver como se quitaba las ganas de María que le iban entrando.
- Yo creí que te quedarías en mi casa- tuvo que reaccionar Nacho. Karla ya se ajustaba su abrigo y si no lo impedía, su habitual gorro- No te lo- su intención de decirle que no se lo pusiese le dió cierta vergüenza- y si no pues a que tu hermana- rectificó cambiando de tema, sin dársela a Karla.
- ¿Que ibas a decir?- quiso saber Karla, ya caminando hacia la salida del Pub.
- Nada- le contestó caminando con ella, sin importarle ya el gorro y si lo dicho por Karla de buscarse la vida- O si...aquí vive tu hermana, y vivimos Laura y yo... ¿Por que tendrías que buscarte la vida?- fue a lo más importante, sin entender esas formas de Karla.
- Era una forma de hablar, no lo se- le contestó sonriéndose Karla, dando por hecho que Nacho no se quedaría ahí sin más.
- ¿Lo harías teniéndonos aquí?- como esperaba Karla, Nacho insistió.
- Si me hiciese falta, si- volvió a contestarle como si nada Karla. Esa era la mayor suerte con Nacho, sentir que podía decirle la verdad de cualquier cosa.
- ¿Por que te iba a hacer falta teniéndonos? No lo entiendo- siguió queriendo comprenderla Nacho, sin perder el tiempo en molestarse por lo que eso pudiese suponer.
- Porque me rallo, hay veces que me rallo y necesito otras cosas- volvió a contestarle Karla, contando mentalmente cuanto más aguantaría Nacho.
- ¿Ahora lo necesitas?- trató de precisar Nacho, aunque la sonrisita que Karla mantenía, ni daba para preocuparse.
- Te contesto, si me dices lo que no acabaste de decirme- a un paso de caer y contestarle con dibujos de corazones si hacía falta, saco astucia.
- Ah...me gusta como te quedan los gorros, pero mucho más tu pelo suelto, solo era eso- confesó Nacho sin ninguna vergüenza y tuvo que rodar los ojos, esquivando la mirada sonriente de Karla.
- Si supieras, lo que una vez me hice en el pelo- le dijo Karla saltando sobre sus espaldas. Noches de pájaros y de recuerdos presentes.
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Sola en el baño, tras una nueva noche acunada por los cuentos de Inés para acallar su llanto, la había tomado con su pelo. Ese que tanto había gustado a su padre, era el que pagaba la impotencia de una cría de apenas nueve años. Era fácil cortarlo a destajo, pero fue difícil enfrentarse a la nueva imagen que de ella ofrecía el espejo. Sin todavía poder comprenderse, al escuchar a su madre llamarla, le entraron los mil miedos. No estaba bien lo que había hecho, pero era lo que quería. Si como decía Inés, su Papi era un pájaro, ahora no podría verle su larga melena.
- Karla...¿que haces ahí dentro? Vas a llegar tarde al Colegio- la insistencia de su madre unido a los mechones trasquilado de su rubia melena por el lavabo comenzaron a agobiarla. Su madre se llevaría un disgusto al verla así. Mejor no salir- Karla, ábreme la puerta.
- No- la voz apenas le salió del cuerpo- no puedo- terminó de decirle sin estar mintiendola. En verdad no podía hacerlo, no se atrevía a salir así. Como es normal, su madre insistió y siguió insistiendo cada vez más nerviosa, mientras ella dentro lloraba queriendo recuperar su pelo. Fue así, como la encontró su Tía, colándose en el baño alertada por Carmen- Mira lo que hice- llorando buscó la comprensión de Susana, a quien le bastó mirar el lavabo y su carita, para alzarla en brazos.
- Karla- el abrazo de su Tía, disparó sus nervios.
- No quiero que me vea el pelo desde el cielo, quiero que esté acariciándomelo aquí como antes. Que vuelva conmigo.
Muy difícil entender a esa edad que no hay un punto de retorno. Susana la escuchó y la dejó llorar abrazada a ella, hasta que más tranquila salieron del baño, para la también tranquilidad de Carmen. Después, cuando el colegio la esperaba, su Tía le dejó un gorro de lana, con el que ocultó el desastre que se había hecho.
- ¿No te vas a enfadar conmigo?- quiso saber mientras su Tía le ajustaba el gorro, como si no hubiese hecho algo malo.
- No, quisiste cortarlo y lo hiciste. Aunque hubiese preferido que me avisaras, yo te hubiese rapado entera. No se peinarte.
- Jijiji Tia, no sabes no- con el gorro bien ajustado y las sonrisas de Mami y de su Tía, el calorcito del mismo, se quedó en ella- Me gusta, es guay.
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Años después, debía reconocer su dependencia a esos gorros. Los usaba según su humor. Puede que por eso y pese a ser invierno, el de ésta noche con Nacho fuera de fina tela. Subida a las espaldas de éste y tras el recuerdo, se abrazó más a él.
- Ahora sólo falta que me beses- le dijo haciéndolo ella en su cuello y Nacho se detuvo. Era tan fácil como dejarla caer, girarse y...un pájaro, lechuza, búho, mochuelo o vaya usted a saber, los dejó mirándose sin poder creerse lo que acababa de pasarles- Mi gorro...se ha llevado mi gorro.
Las risas y carreras detrás del loco pájaro les llevó un buen rato y una larga carrera. Después, cansados mas por las risas que por la carrera en si, volvieron a quedarse tal cual estaban antes de la llegada del pájaro. Cara a cara, ya no hubo más escondites.
Del gorro de Karla no se supo y del pájaro tampoco. Dicen que vienen y van, y puede que éste aún tuviera un lugar que visitar.
La facilidad con la que Inés tomaba el primer sueño de la noche, daba para tenerle un poco de envidia. No era nada extraño para Marina, ser de las dos la que más rato se quedaba despierta. Algo todavía mas habitual desde su embarazo. Vale, puede que ella también podría dormir tan plácidamente si fuese Inés la que no dejase de acariciarla mientras dormía, pero era al revés. Ella era quien leía, sin dejar de acariciarla hasta que, pensando en las cosas por hacer a la mañana siguiente, recordaba a su gorrión, adoptado por derecho.
Bajar para ponerle en la ventana un poquito de comida, sería motivo justificado para llevarse a la boca un trocito de chocolate. Que podrían ser dos, contando que había cenado poco y que pajarito como lo llamaba Inés, no dejaba de moverse. Tres, porque de siempre ha sido su número y porque estaba sola en su cocina, con la nevera abierta y una tableta de su chocolate suizo preferido recién abierta. Placeres de buena noche inconfesables, que le hacían gemir de gusto.
- Uhm...dios mio, para Marina...párate- se pidió así misma queriendo soltar la tableta, beber un vaso de agua y volver a subir. ¿Pero quien dijo que cuatro era un mal número? Además, siempre podría decir que era un antojo y aprovechar para victimizarse al haber ido ella sola a por su antojo. Lo malo que tiene el cuatro, es que le sigue un quinto y de éste dicen, que no lo hay malo- Uhm...soy una gorda, no hay más. No es justo que te ponga a ti de excusa, cariño- camino del sexto iba cuando el ruido provocado por una racha fuerte de viento, le hizo mirar por la ventana sin soltar la tableta. Poco podía ver con el store bajado y por eso lo subió, sin dejar la tableta- Joder- gritó llevándose la tableta al pecho. En el quicio de la ventana un pajarraco, búho o lechuza, la miraba fijo a punto de provocarle un paro cardíaco.
Acojonada por la presencia del pajarraco dejó caer el store mordiéndose los labios, aguantándose las ganas de salir corriendo y puede que gritando a por Inés. Pero no, lo hizo lento asombrándose así misma. Por favor, solo era una ave nocturna y ella había estado al borde del histerimo. Llegaba el sexto trozo de chocolate antes de girarse para marcharse bien rapidito y sin mirar nada mas a la cama con Inés pero...
- Ahhhhhhh- justamente Inés estaba tras ella y callada hasta que la vió gritar y por contagio comenzó a gritar ella con cara de pánico.
- Ahhhhhhhhhhhh- gritando las dos cara a cara, Marina usó su tableta a modo de defensa- Ahhhh...ay...ahhhh- si ninguna dejaba de gritar podían seguir así horas y encima ella recibía palos de chocolate - ¿Por que gritamos?- consiguió detener los golpes chocolateros de Marina sobre ella, sin olvidar anotarse coger un trocillo o dos, una vez calmara a la fiera.
- Hay un pajarraco, ahí mismo- rápido la giró poniéndola como escudo entre la ventana y ella. Si ese pajarraco quería algo, que negociara con Inés.
- Ya estamos, madre mía - dijo Inés, dando por hecho que no habría pájaro alguno. Y es que,  en su vida no sólo Marina decía ver pájaros cerca de ella.
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Que difícil era buscarse la vida en la Academia del Aire, para echar un...ratito con una niña. Daba igual que fuese aspirante a piloto como ella, que cocinera, que soldado o las recurridas y aventureras hijas "de".  Mas difícil incluso, que llegar a ser piloto. Mucho mas duro que estar chupándose dos años de academia sin ver un avión ni de lejos y en nada, dejaba a la dura instrucción militar a la que estaba sometida.
Y no era por su acné juvenil, ni por ser la risitas oficial, ni que le temblase la campanilla cada vez que su bolloradar pitaba a lo loco. No, nada de eso le impedía comerse una...hamburguesa a escondidas con alguna chica. Lo jodido era, convencerlas para adentrarse en los enormes Edificios militares deshabitados. Las estúpidas leyendas de esos Edificios eran los que le arruinaban un...momento, con alguna chica. En esa Sala, dicen que por la noche se escucha un lamento. Es el de un Teniente que se suicidó ahí. En la siguiente sala era el fantasma de un paracaidista el que se aparecía y así con todos los sitios donde ella podría...simplemente estar con la chica que le gustaba.
Lo hacía todo perfecto, dejaba la litera preparada según le decía su Tía, para que el imaginaria no sospechara de que no estaba durmiendo, saltaba por la ventana que también su Tía le había indicado, lograba esquivar al mismo Oficial cabron que la había tomado con su Tía y que seguía sin jubilarse, giraba en la esquina, se parapetaba ante cada ruido y cuando por fin, se encontraba con la chica en las puertas del Edificio...
- Jijijij- ella reía al ver a la chica pensando que por fin, iba a..
- Ay Inés...a mi este Edificio me da miedo, cuentan cosas horrorosas de él- la chica de normal se le abrazaba como si ella pudiese espantar a los fantasmas y que carajo, se hacía la valiente renegando.
- Ya estamos- pensaba y mirando el Edificio, cosita daba. Parecía el típico hospital psiquiátrico abandonado. Por acojonar, hasta acojonaba mirar hacia las ventanas, no fuera ser que alguno de esos que decían habitarlo saliese a saludarlas. Pero no, ya estaba bien la espera para...debía acabar con ese maleficio- Jijiji...tu sígueme que aquí no pasa naita y si tienes miedo, me abrazas. Es fácil.
Con un par, se envalentonó y abrió la puerta con el croquis hecho por su Tía memorizado pero joder, fue abrir la puerta y entrarle todos los miedos del mundo. El lugar apestaba a cerrado y hacía un hedor que se quitaban las ganas de..hamburguesas, bombones, ratitos y demás compartidos con chicas. Pero ya que la tenia ahí y que había conseguido que entrase con ella, tuvo que tirar de riñones y hacerle de guía. A cada paso más temor se respiraba entre las dos y fue nada, comparado al sentido cuando llegaron a un larguísimo pasillo con mas de una decena de puertas abiertas a ambos lados. Pocas veces como aquella, Ines fue consciente de lo que puede a llegar costar echar un...polvo, joder. Les bastaba un minúsculo ruido para salir despavoridas de ese lugar y enfrentarse a unos cuántos fines de semana arrestadas.
- Jajajaja ay que bonito, mira que pájaro, es precioso- la voz de la chica tras ella tan entusiasmada por poquitas no le hizo hacerse pis. Ella cagada de miedo y la chica correteando tras un pájaro- ¿Te das cuenta?  Es cierto lo que dicen, siempre hay un pájaro a tu lado.
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Años después, Marina entre lágrimas totalmente emocionada, le estaba contando algo similar pasado el momento "pajarraco"
- Todas las mañanas, cielo..no falla una, se posa en nuestra ventana..snif y no se, a mi me tiene entregada porque...puede significar tantas cosas. Y se que es una tontería y que alguien como yo no debería pararse a pensar en semejante cosa..¿pero que quieres que haga? Es como si, quisiera verte, saber de ti, estar contigo y yo lo he pensado mucho, pero no...no podemos ponerle al niño pajarito, lo tarariamos de por vida.
- Jijiji, ven aquí Mama pajarito- la abrazó contra ella suspirando feliz. Podría decirle que vivimos rodeados de pájaros y aves, y que de normal a los gorriones les encanta llegar a nuestras ventanas y tomarse su tapita sin competencia. Lo más lógico y normal. Pero entonces, estaría renegando de su padre, el hombre que se disfrazaba de pájaro y subía al tejado para risas y diversión de ella y de su hermana...


- ¿Que soy niñas?
- Humano
- ¿Y que tengo?
- Alas de acero, Papi.



Recuerdos, ilusiones o fantasías, distintas de la que Laura sin pájaros estaba viviendo.





9 comentarios:

  1. Debo confesar y confieso, que me encantó escribir este trozo. Si. Espero lo disfrutéis ays. By gemo

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    1. gemito você é espetacular
      brigoninha

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    2. y a mi de que lo escribieras. dora

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  2. Pues a mí ha encantado leerlo y que lo hayas compartido con nosotras.
    Es sumamente enternecedor esa protección que el padre de Inés les hace a todas.
    Gracias por el trozo!
    L.a.c.e.r

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  3. Al empezar a leer este trozo, me vino a la mente una palabra: Delicioso. Y después, exquisito, dulce, tierno. La relación Lucía-Susana la describes de una manera tan especial, que atrapa y te hace vivirla en directo. Me gustó la descripción de la guarida. Gracias, Gemo.
    Constance

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  4. A mi me ha conmovido, karla en l baño haciendo esa locura para q su padre vuelva y la acaricie personalmente uffff
    Todo muy bien escrito, como siempre es un placer leerte. Muchisimas gracias por tu generosidad
    Un saludo C

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  5. Que gusto leerte Gemo.

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  6. ...... CUANTO..¡¡¡ PERO CUANTO....DERROCHE DE ...TERNURA...DE LOCURA....DE CADA UNO DE ESOS SENTIMIENTOS...QUE....QUE....SABES SACAR DE TU MANO ...SE DERRAMAN EN EN ESTA HISTORIA ESCRITORA...CUANTOS...
    ¡¡¡ TANTO¡¡¡ QUE LEERTE ES DISFRUTAR DE UNO DE LOS MOMENTOS MÁS DELICIOSOS DEL DÍA...¡¡LO ES¡¡¡¡.HACES SALTAR LOS SENTIOS....LOS HACES VIBAR¡¡...TRASPORTANDO A CADA PROTAGONISTA A CACHITOS DE SUS VIDAS PERDIENDOLAS EN RECUERDOS....TODOS ELLOS GUARDADOS COMO PEQUEÑOS TESOROS...HACES QUE ESOS PAJAROS SEAN LA COMPAÑIA DE UN PRESENTE QUE ES FUERTE Y SE SOSTIENE DE UN PASADO...DE UN PORQUE...COMO SI FUESE AQUELLO QUE A VECES NECESITAMOS EN LA VIDA PARA APOYARNOS EN MOMENTOS CRUCIALES...BONITOS...INTENSOS.
    DAS ESA ENTRADA DE MARINA EN LA VIDA DE SUSANA VIA CASA O GUARIDA DESPUS DE QUE YA TUVIERA ESA MISMA ENTRADA Y CON FUERZA EN SU CORAZÓN...HILAS CADA PALABRA..CADA LETRA PARA SACAR Y SACAR SIMEPRE DE CADA UNA DE ELLAS...AQUELLO QUE QUIEREN DAR O REFLEJA LO QUE RECIBEN...ESA ENTRADA YA EN LAS MISMAS ENTRAÑAS DE LO QUE SIENTEN...ACERCANDOLAS MÁS Y MÁS.
    MOTIVOS...SIEMPRE HAY MOTIVOS PARA PROVOCAR ACCIONES ...SIMPRE LOS HAY...TU LOS BUSCAS...LOS ENCUENTRAS...Y AQUÍ LOS DAS....PARA SEGUIR PASO A PASO HACIENDO ESTA ENTERNECEDORA Y ESTREMECEDORA HISTORIA.

    ....GRACIAS......SIEMPRE........POR ¡¡TANTO¡¡¡

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  7. Emocionante y fantástico.

    Gracias,

    A.

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