Incapaz
de moverse de la puerta, así se encontraba Lucía nada mas abrirla.
Que adores los silencios de tu pareja, puede llevarte a la situación
que ella estaba viviendo. Otra persona, que no fuese Susana, al
entregarle las llaves de su "guarida" según llamaba ella a
su pequeño piso, le habría dados ciertos tips como- Tienes cena en
la nevera, miles de libros para leer, mi manta preferida en el sofá
y una perra de al menos 30 kilos esperándote- demasiadas palabras,
ahora que lo pensaba, para Susana. Mucho mas suyo, eran sus propias
palabras- Tienes de todo en casa- así sin mas. Dentro de ese todo,
debía incluir ese animal que la miraba moviendo el rabo. Este estaba
siendo un buen momento, para regañarse por no haber dejado tener
animalitos de cuatro patas a Marina. De haberlo hecho, sabría que
significaba que ese animal moviese el rabo delante suya.
-
Ay Dios- exclamó en cuánto el animal se aburrió de su parálisis y
quiso saber de ella. Un olfateo por sus largas piernas, que a Lucía
la pegó más a la puerta, agarrando su bolso como si fuese un
escudo- Vale bichito, huele las llaves... son de Mami- sin tener idea
de tratar al bicho le mostró las llaves de Susana y milagro, el
animal las olió sin dejar de mover el rabo, después la hizo
retorcerse sobre la puerta al restregarle el hocico por las piernas y
por fin, se dió por satisfecho marchándose del salón- La madre que
la- musitó aliviada al verlo marcharse y no culminó su murmuro
porque en ese momento su teléfono sonaba anunciando llamada de
Susana- Contigo quería yo hablar. Eres una cabrona- fue su saludo
nada más descolgar y de otra u otro, hubiese podido esperar
una carcajada que aumentase su cabreo o una rápida excusa. Pero a
Susana estaba ya demostradisimo que le encantaba sorprenderla no
siendo nada previsible.
-
Sin duda lo soy y he de decir, que está cabronada de no avisarte de
la presencia de Nela, gracias a las niñas, me devuelve una parte de
mi- contestó a sus palabras Susana y el tono empleado atrapó a
Lucía -Estoy volviendo a tener tacto y empiezan a gustarme los
plurales, debería odiarte por ello- terminó dejando a Lucía con la
boca abierta, sin llegarse a creer la declaración que no escondía
lo dicho por Susana.
-
Ah...¿así a bocajarro?- tuvo que preguntarle recuperándose de la
impresión. Al carajo las declaraciones masticadas como chicle.
-
Es como un disparo resulta más certero, cosas de la milicia. Ahora
bien, ¿te hago de guía por mi pequeña guarida?- se ofreció Susana
con toda una noche para ofrecerle.
-
No...- rechazó su propuesta Lucía, separándose al fin de la
puerta. Tenía la oportunidad perfecta para perderse por la vida de
Susana a través de sus cosas y aunque su compañía sería bien
recibida, prefería hacerlo sola. Pero antes debía disculparse por
su rechazo, jugando con Susana- Espero tenga a bien entender, que me
gustaría descubrirla por mi misma. Soy de perderme en los detalles.
-
Oh como guste- enseguida la siguió Susana, no defraudandola- ya es
honrosa su presencia en mi humilde guarida, como para tener la osadía
de querer apropiarme por mas tiempo de su deliciosa voz. Tenga a
bien, disculpar el atrevimiento de ésta impropia precepta.
-
Con un bella dama, lo habrías rematado perfecto cielo- la felicitó
moviéndose por la casa con absoluta confianza. Puede que ayudará su
conversación o simplemente que el piso olía tan a Susana, que era
como estar en casa.
-
Siendo así te aburrirías- le dijo Susana, caminando cómo ella,
pero distinto. Susana lo hacía por la solitaria Base, creyendo no
estar acompañada.
-
Jajaja, verdad. Entiendo que es la perra de Inés. Pues fíjate que a
Marina no la deje tener bichitos de estos porque sabía me tocaría
tenerlo a mi y mira por donde...ahora voy a dormir con el de su
pareja- le comentó Lucía llegando a la habitación principal, donde
Nela disfrutaba de una de las esquinas de la cama. Así, como si no
hubiesen pasado toda la tarde juntas comenzaron una nueva
conversación, en tanto Lucía se preparaba para ponerse cómoda tras
la ducha que pensaba darse.
-
Podría ofrecerte dormir en la habitación de Karla, pero desde que
volvió no me he atrevido a entrar ahí sin protección. Si quieres
mantener intacta la imagen que tienes de ella, de nena guapísima, no
entres- siguió Susana, pudiendo incluso imaginarla rondando su casa.
-
Ehm...pues, Nacho es todo lo contrario, de los tres el más ordenado,
por no hablar que es un perfumador andante....
La
conversación fue variando de un tema a otro, sobresaltada por cada
nuevo descubrimiento de Lucía por la casa. La perra de Inés, las
cachimbas de Karla, la casa estaba llena de cosas de las chicas,
demostrándole como Susana prácticamente era otra madre más que
Tía, para ellas.
Salvo
en la ducha, al final Susana la acompañó en el registro improvisado
por su casa. Estando con ella, la piloto no fue consciente de cuanto
estaba caminando por la Base y de quien la acompañaba, hasta que al
llegar a los pabellones de la tropa de la Base, fue testigo por las
murmuraciones de como a su paso, apagaban las luces fingiendo dormir.
-
Sush...silencio, la Teniente Coronel- fue el murmuró que mas escuchó
y el que la hizo extrañarse, mirando hacía el gran edificio. Allí
en una de sus farolas, había un gran pájaro. Seguramente el mismo
que Lucía había visto. El animal al momento emprendió vuelo
y a Susana se le erizó todo el vello, por el tremendo escalofrío
que sintió al verlo volar. Juraría, que su despegue había
sonado como el de un auténtico caza.
-
Jajaja, hay que joderse- tuvo que reír por la tontería que estaba
pensando y no pudo evitar, recordar el despegue de otro caza, hacía
muchos años ya.
---
No
era nada fácil siendo alumna de la escuela superior del aire,
buscarse la vida para pasar unos minutos con alguna chica. Ya era lo
suficientemente jodido cargar con dos de las primeras con opciones a
ser piloto, como para andarse rondando a otras militares. Pero la
pillería se acrecienta cuanto más adversas son las condiciones y
eso mismo es lo que ocurría a ella, en aquellos tiempos. Unas risas
a escondidas a media noche en la esquina de algún pabellon, sabían
a polvazo. Pero tener en tu misma base, a tu hermano pegajoso donde
los hubiese, te limitaba esos momentos, como le ocurrió en aquella
madrugada.
-
Estás aquí, joder llevo buscándote un buen rato. No te lo vas a
creer, me eligieron... En una hora realizaré mi primer vuelo
nocturno- a su modo, Roberto ni se fijó en la chica, y en su propia
cara de disgusto. Directamente se lanzó a contarle sus buenas nuevas
con la respiración entrecortada y sería mentir, no decir que por la
emoción que mostraba Roberto, también ella se olvidó un tanto de
la chica- Te juro...que ahí arriba estarás conmigo, eso nadie nos
lo puede prohibir.
Leyes
manías que diría Lucía. Su hermano esa noche podía sentir la
poderosa fuerza de un caza entre sus manos y ella debía conformarse
con aviones de transporte, sólo por ser mujer. Pero ahí estaba su
hermano, creyendo en las ilusiones compartidas. En ningún momento,
dejó que su hermano sintiera la frustración de saberse tan capaz
como él para pilotar, sin poder hacerlo. Al revés, se unió a su
alegría, prometiendo verlo despegar. Pues bien, ya se la había
jugado estando con la chica a esas horas, cuando debía estar
durmiendo en su litera y ahora, debía buscar un punto desde el que
complacer a su hermano sin que algún oficial de turno la pillase. Ni
tiempo le dió, fue despedirse de la chica y corretear bajo las
farolas unos cuantos metros y el peor de los oficiales de esa Base
para ella, le daba el alto.
-
No podía ser otro. Merino al suelo- la orden del Oficial, ya le
avisó que esa noche poco o nada iba a dormir.
-
Comandante déjeme explicarle- trató de hacerse oír, no poder
evitar el castigo por desobediencia sino por lo prometido a su
hermano.
-
He dicho al suelo. Comience a hacer flexiones hasta que yo le diga-
lo jodido no eran las flexiones, ni las vueltas al patio que la hizo
dar, ni el empeño del Oficial en querer minarle la moral,
recordándole porque ella no sería piloto de combate, lo peor es que
el tiempo pasaba y Roberto no la vería en los hangares. Cada toque
de silbato, debía volver al suelo hasta que otro toque le ordenaba
levantarse. Llegado el momento, ni sabía cuánto tiempo llevaba o si
Roberto ya habría salido. Difícil si su cuerpo ya denotaba el
esfuerzo y el Oficial no dejaba de gritar- Vamos Merino...demuestre
aquello de lo que tanto habla, demuestre que valen igual dos ovarios
que dos cojones, ¿cual es nuestro lema?
-
No se rendirme- contestó iniciando un intercambio entre ellos que
acabaría quemándola.
-
No la oigo Merino, será por las tetas o será su culito, pero no la
escucho....en vez de alas, le daré una puta fregona.
-
No se rendirme
-
No Merino, no logro escucharla. Una buena cocina, ahí seguro se
maneja bien.
-
No se rendirme.
-
No valéis... Solo es política, pero no valéis. Mírese, ya está
temblando...¿que haría de tener que derribar un avión con
pasajeros? ¿Llorar?
Fue
suficiente. La rabia, la frustración y el coraje sentido y acumulado
por horas, la hicieron no contestarle por esta vez. Prefirió
levantarse con toda la intención de callarlo con un buen derechazo,
pero entonces el ruido ensordecedor de un caza la dejó con el puño
levantado, para después comenzar a reír.
-
Jajaja, lo hizo....mi hermano está en el aire y le juro por mi
sangre, que yo también lo haré.
Su
alegría y palabras no la ayudaron para librarse de una noche de
perros. Pero ese sonido, el del triunfo de su hermano, se le quedó
grabado para siempre.
---
Tras
el fugaz recuerdo, trató de encontrar al pájaro, pero ni rastro de
él quedaba.
-
Cielo, ¿sigues ahí?- extrañada por su silencio, Lucía llamó su
atención y ella volvió a reír. Que chorradas se pueden pensar en
una noche de guardia.
-
Si...eh, ¿tu crees en los espíritus?- recuperada, aprovechó para
saber la opinión que al respecto tenía Lucía.
-
A mi no me hables de eso que voy a dormir sola. Por lista, ahora te
vienes- le contestó Lucía, bien rapidito y a otra cosa.
Esa
noche Susana no volvió a ver el pájaro y sería noche de ellos,
porque en Pedraza, también se vió alguno.
Aunque
poco caso en un principio, pudo hacerle Karla a uno de ellos. Tras
quedarse a solas en el pub con Nacho, éste había vuelto a mostrarse
esquivo, por mas qué ella lo hiciese al contrario. No era ningún
esfuerzo para ella, querer provocarle la sonrisa o mimarlo en
caricias como no recordaba haberlo hecho con nadie más. Y no es que
Nacho la rechazase o se molestase, era algo más que Karla no llegaba
a entender. Se habían pasado todo el día juntos, de un sitio a
otro, hablando de mil cosas, riendo e incluso bailando, pero era como
si Nacho se negase así mismo besarla. La única explicación, era el
escollo para ella superado de lo ocurrido con Laura. Pero según
ésta, entre ellos habían hablado y todo estaba tan bien como
siempre. ¿Entonces? ¿Por qué tenía que sentirlo retenerse o por
qué directamente no podía besarlo como tanto quería? Por mucho
optimismo que le echase, al final a Karla le llegó un pequeño bajón
y así, prefirió marcharse. De buena gana, a una bañera bien
caliente donde fumarse un pedazo de porro sin pensar en nada más.
-
Creo que es hora de que vaya buscándome la vida para dormir, ya
mañana regresaré con Susana- le dijo sin dejar que Nacho detuviese
su intención de marcharse. A ver como se quitaba las ganas de María
que le iban entrando.
-
Yo creí que te quedarías en mi casa- tuvo que reaccionar Nacho.
Karla ya se ajustaba su abrigo y si no lo impedía, su habitual
gorro- No te lo- su intención de decirle que no se lo pusiese le dió
cierta vergüenza- y si no pues a que tu hermana- rectificó
cambiando de tema, sin dársela a Karla.
-
¿Que ibas a decir?- quiso saber Karla, ya caminando hacia la salida
del Pub.
-
Nada- le contestó caminando con ella, sin importarle ya el gorro y
si lo dicho por Karla de buscarse la vida- O si...aquí vive tu
hermana, y vivimos Laura y yo... ¿Por que tendrías que buscarte la
vida?- fue a lo más importante, sin entender esas formas de Karla.
-
Era una forma de hablar, no lo se- le contestó sonriéndose Karla,
dando por hecho que Nacho no se quedaría ahí sin más.
-
¿Lo harías teniéndonos aquí?- como esperaba Karla, Nacho
insistió.
-
Si me hiciese falta, si- volvió a contestarle como si nada Karla.
Esa era la mayor suerte con Nacho, sentir que podía decirle la
verdad de cualquier cosa.
-
¿Por que te iba a hacer falta teniéndonos? No lo entiendo- siguió
queriendo comprenderla Nacho, sin perder el tiempo en molestarse por
lo que eso pudiese suponer.
-
Porque me rallo, hay veces que me rallo y necesito otras cosas-
volvió a contestarle Karla, contando mentalmente cuanto más
aguantaría Nacho.
-
¿Ahora lo necesitas?- trató de precisar Nacho, aunque la sonrisita
que Karla mantenía, ni daba para preocuparse.
-
Te contesto, si me dices lo que no acabaste de decirme- a un paso de
caer y contestarle con dibujos de corazones si hacía falta, saco
astucia.
-
Ah...me gusta como te quedan los gorros, pero mucho más tu pelo
suelto, solo era eso- confesó Nacho sin ninguna vergüenza y tuvo
que rodar los ojos, esquivando la mirada sonriente de Karla.
-
Si supieras, lo que una vez me hice en el pelo- le dijo Karla
saltando sobre sus espaldas. Noches de pájaros y de recuerdos
presentes.
---
Sola
en el baño, tras una nueva noche acunada por los cuentos de Inés
para acallar su llanto, la había tomado con su pelo. Ese que tanto
había gustado a su padre, era el que pagaba la impotencia de una
cría de apenas nueve años. Era fácil cortarlo a destajo, pero fue
difícil enfrentarse a la nueva imagen que de ella ofrecía el
espejo. Sin todavía poder comprenderse, al escuchar a su madre
llamarla, le entraron los mil miedos. No estaba bien lo que había
hecho, pero era lo que quería. Si como decía Inés, su Papi era un
pájaro, ahora no podría verle su larga melena.
-
Karla...¿que haces ahí dentro? Vas a llegar tarde al Colegio- la
insistencia de su madre unido a los mechones trasquilado de su rubia
melena por el lavabo comenzaron a agobiarla. Su madre se llevaría un
disgusto al verla así. Mejor no salir- Karla, ábreme la puerta.
-
No- la voz apenas le salió del cuerpo- no puedo- terminó de decirle
sin estar mintiendola. En verdad no podía hacerlo, no se atrevía a
salir así. Como es normal, su madre insistió y siguió insistiendo
cada vez más nerviosa, mientras ella dentro lloraba queriendo
recuperar su pelo. Fue así, como la encontró su Tía, colándose en
el baño alertada por Carmen- Mira lo que hice- llorando buscó la
comprensión de Susana, a quien le bastó mirar el lavabo y su
carita, para alzarla en brazos.
-
Karla- el abrazo de su Tía, disparó sus nervios.
-
No quiero que me vea el pelo desde el cielo, quiero que esté
acariciándomelo aquí como antes. Que vuelva conmigo.
Muy
difícil entender a esa edad que no hay un punto de retorno. Susana
la escuchó y la dejó llorar abrazada a ella, hasta que más
tranquila salieron del baño, para la también tranquilidad de
Carmen. Después, cuando el colegio la esperaba, su Tía le dejó un
gorro de lana, con el que ocultó el desastre que se había hecho.
-
¿No te vas a enfadar conmigo?- quiso saber mientras su Tía le
ajustaba el gorro, como si no hubiese hecho algo malo.
-
No, quisiste cortarlo y lo hiciste. Aunque hubiese preferido que me
avisaras, yo te hubiese rapado entera. No se peinarte.
-
Jijiji Tia, no sabes no- con el gorro bien ajustado y las sonrisas de
Mami y de su Tía, el calorcito del mismo, se quedó en ella- Me
gusta, es guay.
---
Años
después, debía reconocer su dependencia a esos gorros. Los usaba
según su humor. Puede que por eso y pese a ser invierno, el de ésta
noche con Nacho fuera de fina tela. Subida a las espaldas de éste y
tras el recuerdo, se abrazó más a él.
-
Ahora sólo falta que me beses- le dijo haciéndolo ella en su cuello
y Nacho se detuvo. Era tan fácil como dejarla caer, girarse y...un
pájaro, lechuza, búho, mochuelo o vaya usted a saber, los dejó
mirándose sin poder creerse lo que acababa de pasarles- Mi
gorro...se ha llevado mi gorro.
Las
risas y carreras detrás del loco pájaro les llevó un buen rato y
una larga carrera. Después, cansados mas por las risas que por la
carrera en si, volvieron a quedarse tal cual estaban antes de la
llegada del pájaro. Cara a cara, ya no hubo más escondites.
Del
gorro de Karla no se supo y del pájaro tampoco. Dicen que vienen y
van, y puede que éste aún tuviera un lugar que visitar.
La
facilidad con la que Inés tomaba el primer sueño de la noche, daba
para tenerle un poco de envidia. No era nada extraño para Marina,
ser de las dos la que más rato se quedaba despierta. Algo todavía
mas habitual desde su embarazo. Vale, puede que ella también podría
dormir tan plácidamente si fuese Inés la que no dejase de
acariciarla mientras dormía, pero era al revés. Ella era quien
leía, sin dejar de acariciarla hasta que, pensando en las cosas por
hacer a la mañana siguiente, recordaba a su gorrión, adoptado por
derecho.
Bajar
para ponerle en la ventana un poquito de comida, sería motivo
justificado para llevarse a la boca un trocito de chocolate. Que
podrían ser dos, contando que había cenado poco y que pajarito como
lo llamaba Inés, no dejaba de moverse. Tres, porque de siempre ha
sido su número y porque estaba sola en su cocina, con la nevera
abierta y una tableta de su chocolate suizo preferido recién
abierta. Placeres de buena noche inconfesables, que le hacían gemir
de gusto.
-
Uhm...dios mio, para Marina...párate- se pidió así misma queriendo
soltar la tableta, beber un vaso de agua y volver a subir. ¿Pero
quien dijo que cuatro era un mal número? Además, siempre podría
decir que era un antojo y aprovechar para victimizarse al haber ido
ella sola a por su antojo. Lo malo que tiene el cuatro, es que le
sigue un quinto y de éste dicen, que no lo hay malo- Uhm...soy una
gorda, no hay más. No es justo que te ponga a ti de excusa, cariño-
camino del sexto iba cuando el ruido provocado por una racha fuerte
de viento, le hizo mirar por la ventana sin soltar la tableta. Poco
podía ver con el store bajado y por eso lo subió, sin dejar la
tableta- Joder- gritó llevándose la tableta al pecho. En el quicio
de la ventana un pajarraco, búho o lechuza, la miraba fijo a punto
de provocarle un paro cardíaco.
Acojonada
por la presencia del pajarraco dejó caer el store mordiéndose los
labios, aguantándose las ganas de salir corriendo y puede que
gritando a por Inés. Pero no, lo hizo lento asombrándose así
misma. Por favor, solo era una ave nocturna y ella había estado al
borde del histerimo. Llegaba el sexto trozo de chocolate antes de
girarse para marcharse bien rapidito y sin mirar nada mas a la cama
con Inés pero...
-
Ahhhhhhh- justamente Inés estaba tras ella y callada hasta que la
vió gritar y por contagio comenzó a gritar ella con cara de pánico.
-
Ahhhhhhhhhhhh- gritando las dos cara a cara, Marina usó su tableta a
modo de defensa- Ahhhh...ay...ahhhh- si ninguna dejaba de gritar
podían seguir así horas y encima ella recibía palos de chocolate -
¿Por que gritamos?- consiguió detener los golpes chocolateros de
Marina sobre ella, sin olvidar anotarse coger un trocillo o dos, una
vez calmara a la fiera.
-
Hay un pajarraco, ahí mismo- rápido la giró poniéndola como
escudo entre la ventana y ella. Si ese pajarraco quería algo, que
negociara con Inés.
-
Ya estamos, madre mía - dijo Inés, dando por hecho que no habría
pájaro alguno. Y es que, en su vida no sólo Marina decía ver
pájaros cerca de ella.
---
Que
difícil era buscarse la vida en la Academia del Aire, para echar
un...ratito con una niña. Daba igual que fuese aspirante a piloto
como ella, que cocinera, que soldado o las recurridas y aventureras
hijas "de". Mas difícil incluso, que llegar a ser
piloto. Mucho mas duro que estar chupándose dos años de academia
sin ver un avión ni de lejos y en nada, dejaba a la dura instrucción
militar a la que estaba sometida.
Y
no era por su acné juvenil, ni por ser la risitas oficial, ni que le
temblase la campanilla cada vez que su bolloradar pitaba a lo loco.
No, nada de eso le impedía comerse una...hamburguesa a escondidas
con alguna chica. Lo jodido era, convencerlas para adentrarse en los
enormes Edificios militares deshabitados. Las estúpidas leyendas de
esos Edificios eran los que le arruinaban un...momento, con alguna
chica. En esa Sala, dicen que por la noche se escucha un lamento. Es
el de un Teniente que se suicidó ahí. En la siguiente sala era el
fantasma de un paracaidista el que se aparecía y así con todos los
sitios donde ella podría...simplemente estar con la chica que le
gustaba.
Lo
hacía todo perfecto, dejaba la litera preparada según le decía su
Tía, para que el imaginaria no sospechara de que no estaba
durmiendo, saltaba por la ventana que también su Tía le había
indicado, lograba esquivar al mismo Oficial cabron que la había
tomado con su Tía y que seguía sin jubilarse, giraba en la esquina,
se parapetaba ante cada ruido y cuando por fin, se encontraba con la
chica en las puertas del Edificio...
-
Jijijij- ella reía al ver a la chica pensando que por fin, iba a..
-
Ay Inés...a mi este Edificio me da miedo, cuentan cosas horrorosas
de él- la chica de normal se le abrazaba como si ella pudiese
espantar a los fantasmas y que carajo, se hacía la valiente
renegando.
-
Ya estamos- pensaba y mirando el Edificio, cosita daba. Parecía el
típico hospital psiquiátrico abandonado. Por acojonar, hasta
acojonaba mirar hacia las ventanas, no fuera ser que alguno de esos
que decían habitarlo saliese a saludarlas. Pero no, ya estaba bien
la espera para...debía acabar con ese maleficio- Jijiji...tu sígueme
que aquí no pasa naita y si tienes miedo, me abrazas. Es fácil.
Con
un par, se envalentonó y abrió la puerta con el croquis hecho por
su Tía memorizado pero joder, fue abrir la puerta y entrarle todos
los miedos del mundo. El lugar apestaba a cerrado y hacía un hedor
que se quitaban las ganas de..hamburguesas, bombones, ratitos y demás
compartidos con chicas. Pero ya que la tenia ahí y que había
conseguido que entrase con ella, tuvo que tirar de riñones y hacerle
de guía. A cada paso más temor se respiraba entre las dos y fue
nada, comparado al sentido cuando llegaron a un larguísimo pasillo
con mas de una decena de puertas abiertas a ambos lados. Pocas veces
como aquella, Ines fue consciente de lo que puede a llegar costar
echar un...polvo, joder. Les bastaba un minúsculo ruido para salir
despavoridas de ese lugar y enfrentarse a unos cuántos fines de
semana arrestadas.
-
Jajajaja ay que bonito, mira que pájaro, es precioso- la voz de la
chica tras ella tan entusiasmada por poquitas no le hizo hacerse pis.
Ella cagada de miedo y la chica correteando tras un pájaro- ¿Te das
cuenta? Es cierto lo que dicen, siempre hay un pájaro a tu
lado.
---
Años
después, Marina entre lágrimas totalmente emocionada, le estaba
contando algo similar pasado el momento "pajarraco"
-
Todas las mañanas, cielo..no falla una, se posa en nuestra
ventana..snif y no se, a mi me tiene entregada porque...puede
significar tantas cosas. Y se que es una tontería y que alguien como
yo no debería pararse a pensar en semejante cosa..¿pero que quieres
que haga? Es como si, quisiera verte, saber de ti, estar contigo y yo
lo he pensado mucho, pero no...no podemos ponerle al niño pajarito,
lo tarariamos de por vida.
-
Jijiji, ven aquí Mama pajarito- la abrazó contra ella suspirando
feliz. Podría decirle que vivimos rodeados de pájaros y aves, y que
de normal a los gorriones les encanta llegar a nuestras ventanas y
tomarse su tapita sin competencia. Lo más lógico y normal. Pero
entonces, estaría renegando de su padre, el hombre que se disfrazaba
de pájaro y subía al tejado para risas y diversión de ella y de su
hermana...
-
¿Que soy niñas?
-
Humano
-
¿Y que tengo?
-
Alas de acero, Papi.
Recuerdos,
ilusiones o fantasías, distintas de la que Laura sin pájaros estaba
viviendo.
Debo confesar y confieso, que me encantó escribir este trozo. Si. Espero lo disfrutéis ays. By gemo
ResponderEliminargemito você é espetacular
Eliminarbrigoninha
y a mi de que lo escribieras. dora
EliminarPues a mí ha encantado leerlo y que lo hayas compartido con nosotras.
ResponderEliminarEs sumamente enternecedor esa protección que el padre de Inés les hace a todas.
Gracias por el trozo!
L.a.c.e.r
Al empezar a leer este trozo, me vino a la mente una palabra: Delicioso. Y después, exquisito, dulce, tierno. La relación Lucía-Susana la describes de una manera tan especial, que atrapa y te hace vivirla en directo. Me gustó la descripción de la guarida. Gracias, Gemo.
ResponderEliminarConstance
A mi me ha conmovido, karla en l baño haciendo esa locura para q su padre vuelva y la acaricie personalmente uffff
ResponderEliminarTodo muy bien escrito, como siempre es un placer leerte. Muchisimas gracias por tu generosidad
Un saludo C
Que gusto leerte Gemo.
ResponderEliminar...... CUANTO..¡¡¡ PERO CUANTO....DERROCHE DE ...TERNURA...DE LOCURA....DE CADA UNO DE ESOS SENTIMIENTOS...QUE....QUE....SABES SACAR DE TU MANO ...SE DERRAMAN EN EN ESTA HISTORIA ESCRITORA...CUANTOS...
ResponderEliminar¡¡¡ TANTO¡¡¡ QUE LEERTE ES DISFRUTAR DE UNO DE LOS MOMENTOS MÁS DELICIOSOS DEL DÍA...¡¡LO ES¡¡¡¡.HACES SALTAR LOS SENTIOS....LOS HACES VIBAR¡¡...TRASPORTANDO A CADA PROTAGONISTA A CACHITOS DE SUS VIDAS PERDIENDOLAS EN RECUERDOS....TODOS ELLOS GUARDADOS COMO PEQUEÑOS TESOROS...HACES QUE ESOS PAJAROS SEAN LA COMPAÑIA DE UN PRESENTE QUE ES FUERTE Y SE SOSTIENE DE UN PASADO...DE UN PORQUE...COMO SI FUESE AQUELLO QUE A VECES NECESITAMOS EN LA VIDA PARA APOYARNOS EN MOMENTOS CRUCIALES...BONITOS...INTENSOS.
DAS ESA ENTRADA DE MARINA EN LA VIDA DE SUSANA VIA CASA O GUARIDA DESPUS DE QUE YA TUVIERA ESA MISMA ENTRADA Y CON FUERZA EN SU CORAZÓN...HILAS CADA PALABRA..CADA LETRA PARA SACAR Y SACAR SIMEPRE DE CADA UNA DE ELLAS...AQUELLO QUE QUIEREN DAR O REFLEJA LO QUE RECIBEN...ESA ENTRADA YA EN LAS MISMAS ENTRAÑAS DE LO QUE SIENTEN...ACERCANDOLAS MÁS Y MÁS.
MOTIVOS...SIEMPRE HAY MOTIVOS PARA PROVOCAR ACCIONES ...SIMPRE LOS HAY...TU LOS BUSCAS...LOS ENCUENTRAS...Y AQUÍ LOS DAS....PARA SEGUIR PASO A PASO HACIENDO ESTA ENTERNECEDORA Y ESTREMECEDORA HISTORIA.
....GRACIAS......SIEMPRE........POR ¡¡TANTO¡¡¡
Emocionante y fantástico.
ResponderEliminarGracias,
A.