112- Emergencias 63

- Que razón tenía mi peque, es todo tan intenso, drama of drama, woman to woman...porque ya lo cantó Areta.. Oh baby, what you done to me? You make me feel so good inside and I just wanna be close to you. You make me feel so alive- lo que ella creía era un pensamiento, no lo era e Inés la miraba con las cejas arqueadas. Que no conocería la canción estaba claro para Laura. Pero my good, Inés afligida se veía tan pero tan apetecible, que no se aguantó las ganas y tiró de ella empotrándola contra la puerta- Baby...medio llorosa estas aún más cañón y yo soy una mujer muy caliente. Siente la tensión sexual fluyendo entre nosotras, está sin resolver y eso me moja muy mucho.- 

- Jajaja- rió Inés. Desde luego si con todo eso, Laura pretendía que ella riera, lo estaba consiguiendo. Aunque ésta no rió, ni tampoco sonrió. Se limitó a pegarse a ella y subir la pierna extremadamente lenta por su cuerpo, haciendo que Inés tragase saliva. Laura parecía una viuda negra a punto de devorarla- Ehm...

- ¿ Sabes como se resuelve esto en The L Word?- siguió a lo suyo Laura, mojándose los labios bien cerca de los de Inés- Contigo hundida en mi cosita...lo se y lo sabes- sentenció lanzándo un mordisco al aire, que volvió a provocar la risa de Inés.

- Jajaja, ¿en tu cosita?- risueña a pesar de todo, el detalle de Laura era tan encantador como ella misma, aunque no dejase de estar metiéndole mano.

- Ya veo- le contestó Laura, buscando un registro que copiar, pero no encontró ninguna detective que le hiciera justicia a su propio físico e improvisó, asombrando a Inés con su manejo de la sensualidad- Te van palabras más fuertes, ¿Prefieres en mi coño mojado para ti?- retuvo las ganas inmensas de pasarle la lengua por toda la barbilla. Era muy sexy ver algo así pero poco práctico, de hacerlo su lengua quedaría áspera manchada por el maquillaje de Inés. La misma que ahora la miraba perpleja y a la que por tanto, había que sacar de su error-  Pues no, porque esto no es The L Word, y aquí los dramas se comparten hundiendonos en el sofá comiendo pizza- concluyó arreandole un beso de no te menees para marcharse, asegurándose escuchar el suspiro de Inés. Pero que bitch podía ser y que caliente le ponía serlo.

- Genial...me parece genial- concuerdó con ella Inés, carraspeando varias veces. Como una puta cabra era poco, para describir a Laura y sus ocurrencias.

- Lo se baby, una pena que no puedas probar mi sabor.. Es muy crazy- meneo sus caderas como la bitch que decía ser e Inés viéndola tuvo que cubrirse el rostro.Laura era lo más, pero aunque ríese con sus ocurrencias, su situación no cambiaba. Por eso la siguió hasta la cocina, donde quedaba la bolsa de Xavier como testigo de lo ocurrido ahí mismo, hacia un rato. Que tontería la que había formado con Marina por unos celos enfermizos. Si Marína quisiera algo con Xavier sería tan fácil como volver con él, aprovechando su estado. Sus pensamientos le hicieron maldecirse. Era urgente controlar esos ataques de celos, porque Marina y ese hombre, estaban a siete meses de unir sus vidas para siempre. Pero claro, ella acababa de ser eliminada.

- Me ha dejado- musitó y mierda, no le faltaba más que ver a sus corazoncitos abrazados unos con otros con cajitas de pañuelos de papel. Laura la escuchó y como amiga de su amiga, se prestó rápido a consolarla. Era la oportunidad perfecta para probarse cómo psicóloga algo para lo que siempre creyó tener pasta, por mucho que Marina y Nacho se lo negasen.

- Ay mi cosita, que me comía yo ahora mismo si no fueras de quien eres- la acogió entre sus pechos, y mierda otra vez. Los corazoncitos ahora miraban a Ines, desaprobándola totalmente. Pero vamos, tal cual la abrazaba Laura, poco podía hacer ella y tampoco era plan pegarles una patada estando llorando como estaban- Me parece increíble que aún no conozcas a Marina. No te ha dejado, lo que ha hecho es dejarte decidir a ti- aseguró sin ninguna duda. Locaza o no, ella si que conocía a Marina y ver a Inés, suspirar como si le hubiese devuelto la vida, la desató- Te super quiere, y a mi eso me

- ¿Emociona?- improvisó Inés, sonriendo a lo conejita tierna de alma pura que no quiere sufrir un nuevo mordisco de la viuda negra, pero..

.- No...en verdad me pone cachonda, pero es que en días así...me pone todo- la acabó a su gusto Laura, dejando a Inés consciente de que debía acostumbrarse a las perlas que Laura soltaba con toda naturalidad. 

Esta y alguna perla más de Laura, amenizaron la espera de las pizzas de mano de Nacho. Aunque Inés no dejó de mirar las escaleras esperando que Marina bajase por ellas o ser directamente ella quien las subiese, pero Laura detenía siempre sus intenciones, guardando el espacio que su amiga estaba necesitando.

- Está agotada, baby...desde que comenzaron las náuseas apenas ha dormido, después Suances, ahora esto...déjala dormir, sweety- una vez más, Laura frenó sus ganas de subir a su manera y al final a Inés le entró curiosidad por saber porque ahora Laura usaba tantas palabras en inglés, errando. Porque así Laura, se revolvía como una auténtica bitch- Ahm...porque cuando estoy caliente, hablo en inglés my darling. Contigo me sale...baby.

- Ah- dijo Inés, dejando de tragar saliva. No había caso, Laura pasaba de ser una femme fatal a correr a por las pizzas como si fuera una naufraga de años sin civilización cerca. Vale, ella corriendo y Nacho entrando tan sonriente como siempre, era su momento para subir a ver a Marina. Jolines, con verla dormir ya le valía pero ni modo, ahora fue Nacho quien la detuvo.

- Inés....¿vienes a ayudarme con esto?

Como no lo hacerlo. Resignada lo siguió mientras Laura preparaba la pequeña mesa frente a la televisión. No estuvo mal, por momentos se movió por la cocina y salón, con la misma familiaridad que lo hacían ellos, haciéndola sentirse en casa. Bien mirado, Marina la había dejado, pero ella seguía en su casa, mientras ésta dormía y ella departía con sus amigos de toda la vida. Para más gusto, Nacho le dió el trato que esa noche más necesitaba.

- Dime tú que vino le cogemos, porque Marina protege su bodega con su misma vida- le dijo Nacho parado frente a la pequeña bodega de madera, donde Inés pudo ver un termómetro.

- Jijiji...está claro cual no- dijo tras echarle un vistazo rapido. Diferenciada del resto y cubierta de polvo, estaba una botella que sólo ella se atrevió a coger- Es un añejo del 2005, nada menos.

- Joder...normal que sea añejo- la secundó Nacho, mirando la botella como si fuese un lingote de oro, y ambos rieron.

- Marina es de vino joven para acompañar la comida, pero le gusta el añejo o gran reserva para tomar solo- le explicó dejando la botella tal cual estaba pero mierda, esa botella, su polvo, la sencilla pero sumamente elegante bodega e incluso el termómetro, era tan de Marina, que no pudo evitar dibujar sobre el polvo unas alas, ante la mirada curiosa en un principio de Nacho, y emocionada después

- ¿Como no sabía yo eso?- preguntó Nacho, enamorado de la sonrojez repentina de Inés.

- Es..es una tontería, son las alas que...- titubeo Inés acorralada. Menuda cursilada había hecho y el amigo de Marina ahí, mirándola. Normal que flipase. 

- ¿Que sepas sus gustos?- insistió Nacho que nada cursi le habían parecido las alas, aunque de ellas no es que estuviese hablándole- ¿Cuantos días realmente habéis convivido? Si hasta habéis roto la tradicion de todas las bolleras, a la segunda cita se va con el camión de la mudanza.

- Bueno- se encogió de hombros Inés, tan a gusto y en calma, que hasta por primer vez, bromeó sobre el asunto principal de su vida ahora mismo- Lo cambiamos por un carrito de bebé.

- Jajajaja- rió Nacho, pero entonces el rostro de Inés se le antojó tan parecido al de Karla, que no pudo evitar preguntarle- ¿Me puedes decir que toma tu hermana?- rápido y a bocajarro le preguntó y le faltó silbar disimulando su gran interés.

- Eing- pensó Inés ante la repentina pregunta de Nacho y toma, ahora él sonrojado era  él, menos mal que había alguien más que intimidado se sonrojaba, bueno y también emocionado, y cuando ve un momento romántico y cuando...demasiadas situaciones que la sonrojan para enumerarlas oliendo a pizza recién hecha como olía- A mi hermana no le gusta el vino. Es más llana, de cerveza de toda la vida- acabó por contestarle y los dos se quedaron mirándose repitiendo los mismos gestos. Sonrojados, los dos movieron los ojos inquietos, por igual guardaron sus manos en los bolsillos de sus jeans y de igual forma, necesitaron algo en el suelo que patear. Así, normal que Inés volviese a lo mismo- Marina me ha dejado, ¿sabes?

- No- negó contundentemente Nacho, metiéndole mano a la pizza. Demasiado había aguantado con el hambre que tenía y dios...menudo gustazo lo pringosa que la encontró

.- Que si...- insistió Inés. Otro como Laura negando lo que ella había vivido en esa misma cocina. Vale, ver a Nacho poniendo los ojos en blanco de puro placer, la llevó a coger una porción de pizza.

- Que no...eso es lo que tu crees- volvió a insistir Nacho, apoyándose en la nevera, dos bocados más y cogería otra porción de pizza.

- Vale, bien...lo que vosotros digáis- le dió la razón y mare que saque tenía Nacho que ya iba a por la segunda porción. Era el momento de abrirse un par de botellines y coger su segunda porción.

- Marina es hija de Lucía...que digo hija, es su creación. Por lo tanto..- hizo una pausa tragando. Hablar y devorar a la vez, precisa pausas y buenos tragos de cerveza- Agh...está de vicio.

- Ya te digo- dejada o no por Marina, la pizza estaba de muerte y bien valía sentarse en la encimera- Por lo tanto..¿que?- sentada, volvió a Marina, recordándoselo a Nacho.

- Pues que cree en la libertad y ese tipo de cosas...a su lado no quiere a nadie por compromiso- como ella saltó para sentarse en la encimera, sin olvidar a Karla- ¿Tu hermana cree en el compromiso?

- Con la marihuana si- bromeó Inés, y Nacho no la miró sonriente, ni rió. Se quedó mirándola ciertamente preocupado. A gusto con Inés, fue sincero con ella.

- A mi no me gusta que fume tanto- le dijo volviendo a la pizza e Inés dejó la suya. Con tantos problemas apenas había podido estar con Karla o por lo menos, prestarle atención. Pensándolo, cayó en la cuenta de que su Tía se había presentado en Pedraza para llevársela.

- Pufff...vale, no te preocupes, mi Tía sabe que hacer- lo tranquilizó, anotándose llamar a su Tía más tarde y ambos siguieron dale que dale a la pizza, hasta que Laura cansada de esperarlos en el salón, llegó a la cocina, encontrándoselos bien llenos y con tres cajas de pizza vacíos. A la pobre se le quitó todo el calentón sexual, para pasar a indignarse con ambos.

 Mimos por aquí, por allí, nuevos intentos de Inés por subir a ver a Marina, y el timbre que volvió a sonar anunciando una nueva visita.Tanto Laura como Nacho la miraron a ella para que fuese a abrir y menos mal, que la dejaron actuar como anfitriona, porque al otro lado de la puerta estaba Lucía.

- Uhm...buenas noches, cielo- su saludo tan exquisitamente afectuoso, pudo con Inés, que sonrió enamorada de esa pedazo de mujer. Sin olvidar a la hija y lo que le había hecho.

- Marina me ha dejado- la informó y menos mal que era de noche y no habría muchas visitas más. Si hubiese sido de día, cualquier repartidor o comercial, hubiera sabido de sus penas. Lucía sonrió cogiéndola por el rostro, tan calma y tan madre, que Inés resopló con la barbilla temblandole. Extrañaba tantísimo a su madre. Lucía la entendió, y la abrazó viendo en el salón a Laura y Nacho, comiendo palomitas mientras contemplaban su abrazo.

- Cariño...tu y yo, tenemos una conversación vinito de por medio, pendiente- le dijo a baja voz, emocionada por como Inés se aferraba a su abrazo. Por fin, pensaba ésta. Lucía era la primera que no le negaba que Marina le hubiese dejado- Y no te ha dejado.

Pues no, vaya por dios otra que se lo negaba, pero ésta lo hacía de una manera tan amorosa, que por primera vez, comenzó a creerse que no había sido así. Pero la deshazon que sentía, no se le quitaría hasta que fuese la misma Marina, la que se lo dijese. Vale, debería soltar a Lucía, pero joder...abrazaba tan rico que no la soltó, aunque de su cena si se acordó.

- No queda pizza- la informó, puestas a tenerla cogida, bien valía darle conversación y ser educada con ella.

- ¿No? De todas maneras.. Seguro puedes hacerme un vaso de leche con galletas- la retiró Lucía, por supuesto sin querer esa cena. Estaba claro que en esa casa venían sobrando tres, incluída ella misma, pero eso no significaba que no dejase a Inés tranquila. La mención de las galletas, como no, sonrojó a Inés. Con treinta añazos y la tía feliz por unas galletas.

- Jijij...Marina no tiene galletas- sonrojada se encogió. Por dios que vergüenza, con toda una mujer como era Lucía. Pero nada, Lucía estaba empeñada en enamorarla como suegra perfecta. ¿La podría llamar suegri en adelante?

- ¿Tu crees que sabiendo que venías Marina no te tiene galletas?- empleó toda la retórica del mundo Lucía y listo, Inés babeaba en modo love eterno.

- Ayyy- suspiró, reteniendo su impulso natural de correr a por las galletas, algo que no pasó desapercibido para Lucía.

- Jajaja...ojalá todo el mundo fuera tan fácil de complacer- fue el pensamiento de Lucía, antes de proceder al desalojo de la casa- Chicos...¿me invitáis a una copa en el Marius?

No se tuvo que esforzar mucho más, tanto Laura como Nacho aceptaron los nuevos planes, si bien es cierto que hasta pretendieron llevarse a Inés con ellos. Cuanta razón tenía Marina, ni sus amigos pensaban en ella, aunque en verdad lo hacían protegiendo su descanso. 

Pero no, no estaba dormida, descansando puede, dormida no. Porque en braguitas salió de la cama, espiando cómo su madre se llevaba al par de locazos con ella y como, el coche de Inés seguía estacionado a las puertas de su casa. ¿Subiría de una buena vez a mimarla un poco o esperaría que llegase la chica de la limpieza? O no, lo mismo ahora que habían cenado y se había quedado sola , se ponía a comerse su leche con galletas, dejándola a ella sufriendo en esa cama. Cama que sufrió su natural impaciencia y mal humor. No había forma de que encontrase en ella una postura cómoda y hasta siendo sus sábanas favoritas, las estaba empezando a odiar hasta que...unas pisadas subiendo por sus escaleras, continuando por su pasillo y llegando a su puerta, primero le hicieron abrir los ojos y después, girarse como si en verdad estuviese durmiendo hacía horas.

Inés trató de entrar con el mayor de los sigilos, pero nada más abrir la puerta, le impactó el aroma tan rico y delicioso impregnando en el aire de la habitación.- Dios que bueno, por favor- musitó inconsciente, sin ver como Marina ahogaba una sonrisa al escucharla contra la almohada. Viéndose aspirando el aroma de la habitación, recordó hacer lo mismo cada vez que volvía a una base aérea. Vale, ahora tenía dos adicciones, el olor a queroseno y a Marina. Por supuesto , Marina se movió en la cama, obvio llamando su atención, sin entender que hacía ahí parada y menos mal, así pudo espabilar y comenzar a desnudarse. Con los jeans quitados y a oscuras como seguía, se quedó con ellos en la mano sin saber donde dejarlos hasta que vió la ropa de Marina esturreada por el suelo. Mirando sus prendas, se sonrió. Bien podrían ser vestigios del fugaz despegue engeniado de Marina. Pues nada, lo mejor era no desentonar, por eso tiró los jeans lanzandolos a su suerte como hizo con toda su ropa salvo las braguitas. Escuchando sus ruidos, Marina se incorporó con cuidado de que Inés no se enterase para ver que hacía y hale, de nuevo a esconder otra sonrisa en la almohada. 

Llegaba el momento más esperado y curiosamente, le alegraba a la par que enfadaba. Fue sentir como descubría la sábana y como se introducía en la cama y alejarse de ella. Pero, a más que se alejaba ella, más se acercaba Inés. Jodia, Jodia mucho esa distancia pero habían sido tres los que le habían negado que Marina la había dejado, no iba a tener sólo una en contra la razón. Con tanto alejarse mientras Inés más se acercaba, Marina acabó al borde de la cama. Enfadada como estaba, sin saber porqué, pero enfadada, salió de la cama para volver a introducirse en ella por el lado contrario.- Ja- musitó tapándose con genio, a ella no se la daba nadie. Mujer de recursos que era, vamos que si. Pero no le bastó, porque Inés salió de la cama, haciendo el mismo camino que ella acababa de hacer y hasta se tumbó en los cinco centímetros de colchón que Marina le había dejado libre. Obvio, para no caerse se tuvo que agarrar a Marina, impidiéndole a ésta continuar con una cadena de lo más absurda. Pero no, no pensaba decirle ni mijita. Callada prosiguió sabiendo que eso también jode mogollón, pero ayy...Inés no sólo se agarraba a ella, si no que buscaba su cuello y sus manos comenzaban a recorrer su cuerpo y oye, tampoco era cuestión de hacerla caer de la cama. Por eso se corrió un poquito, así las caricias serían más plenas. Mujer de recursos y bien lista.

- Marina- le susurró Inés aprovechando para amarrarla entre brazos y piernas. Sintiendo su perfecta unión, Marina necesitó girarse un poco, necesitando a su vez de su almohada, donde ahogar sonrisas, lágrimas y un sin fin de subidas y bajadas que le provocaba tener a Inés así- Que no me has dejado, me lo ha dicho tu madre.

Vale primera risotada que debía ahogar.

- Si me quieres un montón, eso no me lo ha dicho, pero lo se yo.

Segunda y dios, ¿donde iba la mano de Inés y porque su cuerpo la aclamaba al momento de sentirla en su vientre?

- He sido mala contigo, poco comprensiva...pero quedamos en que los castigos se pagaban en carnes. ¿En el rincón de pensar? No....¿En el rincón del placer? Si.

Nueva risotada entrecortada por un pequeño gemido. ¿Pero como era posible que todo su cuerpo le rindiera tanto tributo a Inés?

- Y...aprovechando que tienes muchos libros- continuó Inés, a bajita voz que lo que iba a proponer un poco de cosa le daba, pero Marina después de su ahogo esa misma noche, ya debía comprender su necesidad de altura-  ¿Subimos un poco la cama?- terminó preguntando encogiéndose un poco. Esta vez, Marina no usó su almohada, directamente se giró entre sus brazos, para tenerla cara a cara. Sus problemas de ansiedad, era algo en lo que Marina ya había pensado antes de esa noche y no iba a desaprovechar la oportunidad para hablar de ello.

- He pensado alguna solución para mi cama...pero cariño, contestame a esto- tomando su cara, se aseguró se que no tuviera escapada- ¿Has necesitado que estuviese en alto cuando has dormido conmigo?

- No..porque estábamos bien- contestó bien rápidito Inés y bien cerquita. Que esa noche los besos entre ellas se habían revalorizado, y un rocecito después de haber sido dejada sin haberlo sido, era todo un beso.

- ¿Y ahora como estamos?- rebatió Marina y ojo, cuidado, atención, que ésta mujer es capaz de enfadarse con un suspiro de nada.

- A punto de hacer el amor..no se puede comparar- contestaba Inés con una seguridad aplastante. Fiu...pasado su posible cabreo por los pelos.

- Jajaja...Ok, pues no te digo mi solución, hasta que no hablemos de tu pequeña dificultad- chuleó Maeina, porque ella puede e Inés se lo consiente. Claro que...Inés no se queda atrás.

- Vale..bien, como de hacer el amor no has dicho nada, yo te lo hago y luego ya...jijiji, ¿eh?

Exhausta se había marchado Marina a la cama, enfadada con el mundo, con su mala suerte, por supuesto con Xavier y a pesar de todo, con la que menos..Inés. Pero se le vino otra noche de poco dormir. Porque después de volcar sus ansiedades mutuas sellandolas con pasión, ella dormía pero Inés no.Cansada estaba, agotada de verla dormir, no.

 Así estaba Inés, despierta sin dejar de mirarla. Vale, siendo de noche como era y estando las luces apagadas como estaban, solo veía una silueta, pero madre mía que silueta. Nada menos que la de Marina, durmiendo a su lado. ¿Seguir quieta esperando que el sueño la venciese? Ni por asomo, mejor apretar los labios, creyendo que así el ruido se amortigua y hacer que la sábana se deslice por su cuerpo. Con extrema delicadeza lo hizo, sintiendo como no era el vello de Marina el que se erizaba, sino que era el suyo, ante cada centímetro que descubría. Podía no verlo con claridad, pero podía tocarlo. Joder, era una auténtica pasada dejar la palma de su mano a milímetros de la piel de Marina y sentir, como su calidez le cosquilleaba en su palma. Vale, mejor deslizarse por la cama, sin dejar de apretar los labios, ya ves tú qué tontería, Marina estaba completamente dormida. Lo hizo hasta dejar la cabeza junto al vientre de Marina y dios...que placer besar su vientre relajado hasta que, recordaba el grano que había dentro de ese vientre y dejaba de apretar dientes para sonreír, como si el pequeño granito que había memorizado de tanto mirar la eco, la estuviese viendo.- No me jodas- musitó porque joder si, ahí estaban otra vez los corazones con patas y piernas, mirándola sobre la cama y diría que apluadiéndola- Jijij que ya voy- les dijo al entenderlos. Pues claro que iba a saludar a la pequeña habichuelita- ¿Estas ahí?- preguntó directamente al vientre de Marina, provocando el suspiró enamorado de los corazoncitos- Guapo...da una patada si es que si- le habló e iba a soltar una risotada, pero entonces sintió sobre su cara como Marina se giraba, quedando su boca enfrente justo de su monte de Venus- Jijiju, guarros- le dijo ahora a los corazoncitos que atentos a todo, se cubrían la boca al verla en tan sugerente postura. 

Suficiente, era el momento perfecto para lanzarlos fuera de la cama. Patada y a comer suelo, Marina que volvía a girarse y dios..la calidez de su cuerpo era nada comparado con la revolucionaria calidez que desprendía su sexo. ¿Que hacer más que abrir los ojos impactada? Estaba recibiendo una provocación a todas luces, su sexo en su boca y si abría ésta, podría atraparlo y lo hizo. Vamos que si lo hizo, un fruto demasiado exquisito como para que su boca y toda ella, pudieran detenerse, pero a diferencia de un fruto, no fue éste el que se derritió en su boca, fue su propia boca quien lo hizo, desatando todo su deseo.

- Uhm- el gemido durmiendo de Marina, la dejó con la boca abierta de par en par contra su sexo. Un segundo, dos.. Comprobar que sigue dormida y subidon infantil, sintiendo que estaba haciendo algo prohibido. Pero olvidaba que su aliento estaba impactando directo sobre el sexo de Marina y las braguitas de ésta como barrera, no hacían más que subir la temperatura, haciéndola volver a gemir- Uhm- e inconsciente llevó la mano a la nuca de Inés.

- Joder nena yo así- dejó la frase a medias Inés, como no hacerlo si su lengua pasaba de remilgos esquivando las bragas- Madre mía- imposible detenerse ya, si con ella a su boca llegaba el sabor más íntimo de Marina, el de su locura. Un poco, solo la besaría un poco, o eso quiso creer, porque hábil sorteó la braguitas, gimiendo contra el volcán que escondían- Dios Marina- loco, prohibido, indecente...que más daba, si Marina despertaba de golpe tirándole del pelo y ella le sonreía de lo más inocente sin apartarse del lujurioso volcán- Sush...sigue durmiendo- le dijo acariciándole el vientre con extrema suavidad y Marina solo sonrió, ya hablaban demasiado por ella su pelvis alzándose en busca de la boca de Inés- Es un golfo, madre mía que golfo es- no pudo evitar regalarle unas palabras al sexo de Marina, antes de morderlo directamente y así...

- Jajaja...- acabó por despertar a Marina- ¿Nunca te han dicho eso de...come y calla?

Seguramente se lo habrían dicho muchas veces, pero nunca fue una mujer como ella, encerrandola con las piernas contra su sexo. Tocaba obedecer, sin duda.

Segundo bache pasado, a más o menos velocidad, siendo ambas de fuerte carácter no sería el único, pues el camino no había hecho más que empezar. Pero no eran las únicas con baches en sus caminos...