112- Emergencias 62

Podría parecer que la más sorprendida era Inés, sentada en su coche prácticamente en la puerta de Marina, viendo salir de ella a Xavier. Pero no era así, por mucho que los celos la atravesarán de arriba a abajo haciéndola apretar dientes, como no recordaba. Puede que al final, su Tía tuviese razón. Para llevar algo así, debían demostrar una madurez absoluta, sin dejar que elementos ajenos enturbiaran su relación. Fácil, puede parecer fácil, pero verlo saliendo de casa de Marina, era la confirmación de que quisiera o no, ese tipo ya formaba parte de sus vidas.

Y no, no sólo era ella la sorprendida por la presencia de Xavier en esa casa, lo fue la propia Marina cuando minutos antes, abría la puerta de su casa creyendo que era Inés adelantando su llegada y en cambio, era Xavier. Tan risueño cómo venía estando desde que le comunicase la ¿feliz? noticia. Contrariada se había quedado parada en la puerta, sin que a Xavier le importara para besarla, halagándola.

- No sabes lo hermosa que te ves, ya lo eras pero se te empieza a notar el cambio y estás radiante- la había halagado tras besarla, sin importarle las manos de Marina en su torso a modo de barrera. Le daba igual, absolutamente igual. Ni la misma Marina, le iba a quitar la ilusión que no hacía más que crecer dentro de él. Sin olvidar ser cariñoso, la llevó hasta dentro, siguiendo a lo suyo- Te comenté alguna vez que mi madre es una apasionada de la nutrición y sus efectos en nosotros, le conté todo esto...y mira que te preparó- comentó dejando una bolsa perfectamente preparada en la encimera de la cocina y para Marina fue suficiente.

- Creo recordar que acordamos que nada le dirías hasta asegurarnos que el embarazo sigue adelante- le dijo de no buenas formas. O detenía esa situación a tiempo, o podría irsele de las manos. Xavier la miró al momento molesto por su salida y corrió a defender su postura.

- Es mi madre...no me iba a callar algo así- dijo con toda la evidencia, para con toda la calma, sacar lo que llevaba en la bolsa.

- Genial...¿así es como piensas respetar nuestros acuerdos?- se alteró Marina sin que produjera el efecto que pretendía. Xavier continuaba sirviendo la cena tan tranquilo-  Y deja de moverte por mi cocina, ¿quieres?- alzó la voz sin pretenderlo y la forma de mirarla de Xavier, le hicieron rectificar sin perder la razón- Xavier...no puedes presentarte en mi casa, cada vez que te de la gana...siento ser así de sincera, pero no es normal que lo hagas- trató de hacerse entender agobiada. Solo le faltaba que en esos momentos su timbre sonase anunciando a Inés.

- ¿A no? Ahora mismo para mimar a mi hija, tengo que hacerlo a través de ti y aún cuando ya haya nacido, puedo hacerlo contigo también...porque eres la mujer con quien voy a ser padre- también él alzó la voz impotente. Solo pretendía hacer las cosas bien, compartir lo que en adelante sería tan natural como poder cenar los tres juntos. Dejando aparte, lo increíblemente sensual que Marina podía llegar a verse enfadada- ¿Prefieres que nos llevemos mal?- bajó los decibelios y pasó a mirarla tratando de que ambos se entendiesen. Pero eso aún no ocurriría.

- Prefiero que respetes mi espacio- fue tajante Marina. Anteponiendo su vida a su futuro.

- Vale...ya veo- volvió a molestarse Xavier alzando las manos, claramente agobiado como la misma Marina, cayendo entonces en la cena a medio preparar que había en la cocina y lo arreglada que estaba Marina- Viene esa tía con la que estás ...¿es por eso que te molesta?- no se midió, incapaz de entender como Marina anteponía a esa mujer, antes que a su conjunta futura paternidad.

- Para empezar no la llames así- volvió a ser tajante Marina. Por ahí no pensaba pasar- Se llama Inés y no es que esté con ella, es que es mi pareja- pronunció bien lento, para que a Xavier le quedase totalmente claro, pero ni por esas.

- ¿Si? A mi me parece demasiado calificativo para el tiempo que lleváis juntas- arremetió Xavier ofuscado, manteniendo ambos la misma postura defensiva.

- Me importa muy poco lo que a ti, te parezca o no- concluyó Marina, sin otra salida. El mismo Xavier no le estaba dejando más opción, por mucho que no fuese agradable contemplar como a él le costaba asimilar, que padres si, pero nada más. Tras lo dicho por Marina, los dos quedaron como gatos enfrentados, pero de a poco y conscientes de la difícil situación en la que se encontraba, fueron relajando su confrontación y fue el propio Xavier, quien trató de explicarse, queriendo que todo fuese normal entre ellos.

- Lo siento...no debí hablarte así y por supuesto eres libre para mantener las relaciones que quieras. Relaciones que yo deberé respetar como tu las mías. Pero...me gustaría por el bien de nosotros tres, poder venir a tu casa y que cenemos, como tú a la mía y no estar así, atados a un convenio regulador. Creo que sería lo mejor para el bebé- terminó un tanto agotado, la situación por momentos podía desgastar a cualquiera.

- Primero Xavier, deja que me haga la idea de que somos tres, porque ni tiempo me dio, ¿si?- tampoco acabó menos desgastada Marina, pero fue todo lo sincera que pudo. Que ambos de alguna manera se desahogaran les permitió relajarse y al poco fue, cuando Xavier se marchó prometiendo tomárselo con más calma.

Y así, Inés lo vió salir de la casa y así, Inés se olvido de aviones de papel, confeti y soplador para que volasen. Como hacerlo si su mente jugaba a unir al tipo de ancha espalda con Marina, como si el pinzamiento en el estómago que sentía al imaginarlos juntos amenazaba con hacerla vomitar y como, si pensar en ellos le producía cierto reparo respecto a Marina. Necesitó de un buen rato, para quitarse esas enfermizas elucubraciones y entrar en la casa, pero no pudo entrar como quisiera de feliz, por volver a verse. Cuando Marina le abrió la puerta, hasta quiso sacudirse la rigidez que le impedía besarla normal y fue Marina quien lo hizo, mientras ella huía de su boca para acabar parapetada en su cuello.

- Ya no soportaba las ganas de no tenerte conmigo- le dijo Marina, sin darse cuenta de como estaba escondiéndose.

Aquí le había dicho, aquí de donde Xavier acababa de salir y aquí, donde Marina la besaba adentrándola en la casa sin decirle nada de la visita que acababa de recibir.

- De puta madre- pensó Inés dejándose llevar por su mano. Ya no eran sólo los celos por un tío que había estado en su casa y visto a Marina tal cual estaba de guapa, sino que además, Marina volvía a dejarla al margen, callándoselo.

Cualquiera que las viera desde fuera, no apostaría a que ese par acababa de verse después de una fuerte discusión y nadie diría que se trataba de una pareja en una cita de reconciliación, porque Inés se movía por el salón como si fuese una auténtica desconocida en esa casa y Marina, lo hacía claramente nerviosa y alterada. Una de las dos, debía romper esa extraña tensión entre ellas y le tocó a Marina, no queriendo caer en lo mismo.

- Inés- la llamó y el pequeño sobresalto visto en Inés, la contrarió. Parecía que siguiese a kilómetros de ella, pero prefirió centrarse en lo importante- Tengo que...eh, a ver- resopló acercándose hasta ella, por alguna extraña razón Inés se mantenía alejada. Sin sentarse, cogió su mano pegándose a ella, así era como quería decírselo. Bien pegada y sin fisuras, pero al mirarla a los ojos, se dió cuenta que no sólo su cuerpo estaba esquivo, sus ojos también- ¿Que te ocurre?- quiso saber e Inés se soltó de ella. Sin saber que hacer y con el oxígeno comenzando a fallarle caminó sin sentido, dejando a Marina esperando una respuesta- Inés te estoy hablando- no pudo usar su mejor tono. Acababa de tenerla con Xavier y saber que ella llegaba y estaría ahí, le había hecho tener quizás demasiadas esperanzas. De poca paciencia, siguió sus pasos hasta la cocina donde dos cenas a medio terminar, era lo que Inés miraba- Estuvo aquí Xavier- se adelantó a la segura pregunta de Inés, la misma que seguía sin mirarla y a pesar de estar alterada y nerviosa, trató de explicarse- Él pues...él tiene una forma de verlo que...pero no es mal hombre, solo hay que darle tiempo- volvió a querer tocarla, necesitando de veras un abrazo y que por lo menos ella la entendiese, pero Inés de nuevo se soltó- No tengo la culpa, cariño...yo no planee nada de esto- sus palabras llevaron una única súplica que Inés no atendió anclada en el tipo de ancha espalda preparando los platos en su cocina.

- ¿La tengo yo? ¿Tengo yo la culpa Marina?- sin voces y prácticamente sin moverse se revolvió Inés agarrándose a la encimera. El puto aire comenzaba a faltaré, enfadándola con ella misma. Para Marina fue mucho peor que haberla visto estallar. Algo para lo que tenía todo el derecho, pero no...fue mucho peor verla sobrepasada y respirando con auténtico esfuerzo, al borde de una ataque de ansiedad.

- Inés...respira- le pidió queriendo socorrerla, pero Inés estaba en su propia lucha. La de no quedar como una idiota a la que un problema le asfixia. Con las palabras de Marina en Suances retumbando en su cabeza, la sensación de asfixia se acentuó, aunque no por eso se dejó ayudar- Inés, por favor.

- No me toques, no quiero que me toques- subió la voz, deteniendo cualquier movimiento de Marina. Como médico pudo verlo, sudoración, falta de aire e incluso, Inés se estaba agarrando a la encimera. No podía esperar más, por mucho que Inés no la dejase acercarse. Con profesionalidad busco rápido una bolsa y fue la de Xavier la más cercana, vacío lo que quedaba en ella sin importarle lo más mínimo y se la puso en su boca y nariz. Al momento de tenerla puesta, Inés demostraba saber lo que tenía que hacer y ella buscó su mirada y que Inés la aceptase. Tras varias inspiraciones, Inés le devolvió la vida, tomando su mano.

- Ya cielo...ya va pasando- le habló despacio incapaz de pronunciar algo más sin echarse a llorar. Esta era la viva imagen de lo que estaba provocando. De la Inés divertida y risueña, a la Inés más oscura y miedosa. Tomar conciencia, le supuso un nuevo quiebro en su interior y diría, que hasta pudo escucharlo.

-  El tejado- musitó Inés enredada a la mirada más cálida de Marina, que sin embargo, escondía un dolor no conocido hasta ahora.

- No te hace falta...estás conmigo- la acarició no sólo con palabras y la sonrisa que no vió de Inés, no hizo más que darle la razón.

Rato después, con ambas sentadas en el suelo, e Inés más tranquila, la sonrojez de ésta enamoró un poquito más si podía a Marina, que se mantenía a su lado, dejando que volcase su vergüenza por haberla visto así, jugando con sus manos. Pero Marina ya estaba en ese punto, donde ella no importa e Inés si lo hacía, más que cualquier cosa. Podía callarse y dejarlo para otro momento, pero sólo de pensarlo, le hacía sentirse más cabrona y a la vez, si pensaba lo que se proponía hacer, a quien comenzaba a faltarle el aire era a ella. Mejor hacerlo ya, como primero le viniese.

- Cuando...cuando Laura empezó con todo esto del lesbianismo a raíz de nosotras, rebuscó en todas partes, Internet, libros..ya sabes como es. Me dijo que era fantástica la solución que en esos libros se planteaba para solucionar un problema de bollo pareja- sonrió como lo hacía Ines, pero infinitamente más triste, alertando a ésta- Después del "crash" o ruptura, una se marcha a Nueva York...se ve que es muy recurrido y años después regresa y "bung" sienten lo mismo o incluso más y deja de haber problemas...entonces sólo les queda comer perdices- volvió a sonreír entre lágrimas que Inés corrió a limpiar.

- Estoy aquí...- le dijo Inés, queriendo borrar las lágrimas de Marina no sólo con sus manos-  yo no me voy a ningún sitio y...y lo de antes, desde lo de mi padre yo...pero se pasa rápido, lo has visto.

- No te lo mereces, Ines. No mereces en absoluto, que te complique la vida de ésta forma- se sinceró absolutamente y no dejó que Inés dijese más, como era su intención- Ni siquiera querías que te tocase.

- No...eso ha sido- negó Inés, levantándose como lo hacía Marina, sin poder creerse el giro que había dado su noche y peor, lo que Marina le estaba diciendo más por gestos que por palabras- me pone enferma pensar en vosotros juntos, no tiene nada que ver- confesó sin tapujos, ya habría tiempo de hablarlo con calma, pero Marina ya había tomado una decisión, aunque la mirase callada por unos larguísimos segundos.

- Es imposible que salga bien, ¿no lo ves?- terminó por preguntarle Marina, ansiosa por sus propias e inminentes intenciones- Tú celosa y él creyéndose que somos la familia feliz...pero Inés...¿yo que? ¿En algún momento os pararéis a pensar en lo que esto está significando para mi u os limitareis a retaros poniéndome en medio?- preguntó necesitando el mismo aire que Inés busca en los tejados. El mismo. Hasta ahora todo había sido encajarla, hablar con Xavier, ponérsela a éste por delante...pero en verdad, ¿quien estaba pensando en ella? Inés no pudo contestarle inmediatamente, Marina llevaba toda la razón y ella sólo atinaba a querer abrazarla, sin que Marina consintiera. Bueno, estaba bien merecido recibir sus mismas formas- Insisto...no lo mereces y no es justo que te haga pasar por ésto...hoy no puedo más, no puedo- concluyó huyendo a su habitación, dejando a Inés como quien recibe unas buenas hostias sin saber por donde le vienen.

Inés no subió a por ella y tampoco se marchó. Se quedó en su sofá, como muchas veces lo había definido Marina hasta que el timbre sonó insistentemente tiempo más tarde, haciéndole abrir la puerta rápido, por si Marina dormía.

- Ayyyy- el gritito de Laura al abrir la puerta, era inconfundible y lo extraño fue que al verla allí, Laura se quedase contrariada consultando su móvil- Ehm.. Jejeje- rectificó Laura, no entendiendo ni media. Inés en la puerta con cara de estar echa polvo y Marina por WA diciéndole que todo se había terminado e Inés se habría marchado. Pero no, Inés estaba aún en la casa, aunque el gato le hubiese comido la lengua- Que...Ayy mi cosita piloto ella...dejame entrar que ahora vendrá Nacho con pizzas.