miércoles, 10 de septiembre de 2014

112- Emergencias 57


Que su madre hubiese sido de siempre una mujer de mente abierta, con la que hablar de cualquier cosa y de la que tirar en más de un aprieto, no significaba que su confirmado embarazo lo estuviese encajando  beneplacitamente. A Marina no le faltaron dardos envenenados de su madre en la sala de espera de la consulta...

- Vaya por dios...no soy la única menopausica que toma precauciones, será que lo de menos es un embarazo- le había dicho mostrándole uno de los muchos folletos informativos que había por toda la sala.

Tampoco le faltó recibir esos dardos, cuando les tocó entrar en la consulta del joven ginecólogo.

- Cielo, que no te confunda lo muchísimo que mi hija se parece físicamente a mi, porque nada que ver. Uhm...me encanta tu nueva barba- le había dicho al joven y como no, guapo ginecólogo, en teoría presentándola.

Una vez dentro, no parecía que Lucía fuese a dejar de lanzarselos, porque a la primera pregunta de Fran-Cielo, sobre los anticonceptivos que Marina había empleado, intervino con...

- Te ahorro las mil excusas que puede llegar a darte, mi hija es una de las culpables que en las cajetillas especifiquen sin ningún lugar a dudas, los días del mes..pero oye, que ella ve que el 6 y 7 no tomó, pues se pone y lo hace sin preservativos el día 8, porque está estresada y eso debe relajar...En fin, no creí que me estaba quedando anticuada, cariño.

Vale, eso fue demasiado para que Marina aguantase callada. Su madre podía tener razón en cuanto a los días especificados en la cajetilla, ¿pero debía hacerlo propiciando el babeo del ginecólogo? Estaba clara la respuesta, si.

- Ay cielo, yo aquí perdiendo un poquito los nervios y tu tan amable haciéndonos un hueco, sería tan genial poder saber hoy mismo los resultados. ¿Uhm? ¿Me harías ese favor?

Valeeee, bien mirado su madre podía usar las armas que quisiera si de una vez y por fin, iba a saber el resultado que dentro de sí, Marina sabía que era si, pero que por otro lado, no podía creerse que fuera si, hasta que lo contestasen los análisis o ecografía. Pero así, tumbándose en la camilla, super mimada por el joven, guapo, y bebe los vientos por su madre del doctor y colega, su madre tenía más tiempo para continuar lanzando pullitas, mientras ella tenía que soportar el gel frío.

- Consigue la secretaria de la directiva de Castilla y León,  del partido político en el que milita desde su mayoría de edad, llega por propios méritos a jefa de coordinación del centro de Pedraza, con más que posibilidades para dar el salto en breve a la coordinación sectorial y está a punto de licenciarse en sociología, pues bien...a dos años de elecciones mi hija puede estar embarazada de un rollo de unas cuantas noches en el momento más clave de su carrera profesional y lo peor, pretende que me muestre tan comprensiva como siempre. Cuando yo, me estoy pudriendo en un ambulatorio por haberla sacado adelante sola- siguió monologueando incansable su madre, dando vueltas por la consulta, mientras Marina aguantaba estoica el frío gel al que había que sumar la presión del ecografo en su vientre. El único, que estaba a lo que debía, era el amable doctor.

- Lucía- la llamada de atención del doctor a su madre, fue omitida por ambas. Marina por estar resoplando al ver a su madre sin pensamientos de detener su bombardeo y ésta porque se estaba desahogando.

- ¿Que más ejemplos necesitaba?- insistió Lucía.

- Lucía- lo hizo el doctor.

- ¿No vio todos los malabarismos que tuve que hacer?- prosiguió Lucía.

- Lucía- lo hizo por igual el Doctor.

- Tuve que trabajar en urgencias toda su infancia, y ni vieras los tejemanejes que tenía que hacer para cuadrar horarios con las niñeras- continuó sin que Marina pudiera resoplar más aire, una más y estallaría con todo, pero entonces..

- En nueve meses, estarás cuadrando horarios igual- le dijo al Doctor a su madre y aunque tardó, Marina miró finalmente la pantalla del ecografo con los ojos abiertos de par en par, fijos en un pequeñísimo grano.

- ¿Que?- preguntó Lucía tan anclada al coraje de que su hija hubiese cometido tan tremendo error.

- Que vas a ser la abuela más sexy de la historia- le contestó el Doctor y entonces, se quedó sin palabra posible.

No podía ser de otra manera, si su hija la miraba encogida, el ecografo mostraba una bellísima imagen y el guapo doctor la halagaba sonriente. Cuando pudo reaccionar, a su hija no le faltó su mano, al doctor su sonrisa de vuelta y al granito que se veía en pantalla, su declaración...

- Me acabo de enamorar- confesó emocionando a su hija, como lo estaba ella misma. Mucho se ha escrito y escribirá del amor entre pareja  y sus flechazos, pero poco del amor instantáneo que atraviesa desde las mismas entrañas, como le había ocurrido a Lucía en ese mismo instante en que con la mano de su hija tomada, escuchaba y veía a su futuro nieto. Con las dos agarrándose fuerte, Lucia tuvo que dejar de mirar a su nuevo amor, para tomar el rostro de su hija con ambas manos- Te adoro mi vida, y juntas podremos con esto y más.

- Grano...llamale grano porque es como un grano en todo el..- la corrigió llorosa Marina, sin poder dejar de mirar a ese especial grano.

- Jajaja, no es un grano es una habichuelita de lo más mona- dijo besándola Lucía, para entonces girarse al risueño Doctor, que esperaba educado su recompensa- Fran, estas ante la cuarta generación de mujeres Sánchez, ni lo dudes- lo consintió con un breve y estratégico beso, antes de sonreír al monitor y la habichuelita que mostraba.

A partir de ahí se acabaron las pullitas, pero no por eso, Marina se libró de su madre. Ahora tocaría hablar de Xavier, de sus hábitos alimenticios, de su adiós a la ingesta abusiva de café, al tabaco, alcohol y una infinita lista que su madre iría improvisando, una vez consiguiera despedirse del Doctor-Babas.

- Mi cielo...has sido todo un amor- le dijo realmente complacida por la atención recibida por su parte.

- Por ti, lo que sea...¿cenamos hoy?- no perdió la ocasión el Doctor, deseando que Marina se evaporase por unos minutos, los necesarios para asegurarse una cita con su madre.

- Hoy me viene fatal, cariño- lo rechazó Lucía, vendiéndose a alto precio. La carita decepcionada del Doctor era todo un poema.

- ¿Mañana?- insistió sin rendirse. La había visto después de haber transcurrido  meses desde su última cita, bien valía entonces rebajarse un poquito, pero Lucía arrugó los labios dándole a entender que debía seguir buscando fechas- ¿El fin de semana?- propuso y el beso sonriente de Lucía, le confirmo una nueva negativa.

Ni modo, el Doctor no obtuvo la cita que quería, pero Lucía se aseguró de dejarlo contento con una cita en el aire. Hecho que extrañó a Marina, quien nada más salir de la consulta, interrogó a su madre, para pasar a extrañarse ante la respuesta de su madre.

- El fin de semana he quedado para ir a una casa rural, haré senderismo- la ilusión mostrada por su madre, detuvo a Marina.

- Jajaja, estuve a punto de creerte, tu en el campo y de senderismo, Jajaja el grano me lleva más loca de lo que pensé- se río Marina pero dale que dale, su madre sonreía plena, con cierto toque gamberro.

- Habichuelita cariño...y si, me voy al campo y ahora mismo contigo de compras...¿que ropa se lleva a un sitio así?

Obvio, Marina alucino otro poquito más, diferenciándose de Karla, quien escuchando los planes de Susana, su Tía, para el fin de semana, dejó de mirar las acrobacias con la avioneta  de Inés, para decirle...

- ¿Tienes que estar siempre en movimiento o que? Pensé te quedarías con ella- señaló la avioneta que continuaba realizando acrobacias en vuelo. Y su tono fue tan amargo, que Susana apretó mandíbulas sin decirle nada, sabiendo así, que Karla continuaría- No has tardado en venir, así que a mi no me comas la cabeza, te esperas que deje de volar, la consuelas y a mi me dejas tranquila.

- Como siempre, claro que si...tu no necesitas a nadie, ¿eh? Tu eres la fuerte aquí, de la que nadie se preocupó ni preocupa. Ya veo- contestó a sus aires de rebeldía, Susana tan ácida como lo había sido Karla y respiró dos veces, anticipándose a la segura contestación de Karla.

- ¿Ya ves? Y una mierda ves- cabreada contra el mundo, Karla no se midió.

- Vuelve a hablarme así, y entonces si que no me vuelves a ver en tu vida, Karla- alzó la voz Susana y mierda, fue imposible no verse con ella prácticamente igual, hacía muchos años.

----

Carmen la había llamado desesperada, Karla llevaba dos días sin aparecer por casa y con Inés fuera del país, recurría a ella sin saber donde más buscar a su hija. Otra nueva ocasión, donde Karla se fugaba sin más. Adolescente y sin pasta en los bolsillos, Susana no tardó mucho en encontrarla, una pregunta aquí y otra allí. Karla ni siquiera había salido del pueblo, pero no es que por eso, se encontrase en las mejores condiciones.

Cuando Susana entro en la vieja casa usada por los chicos para pegarse sus buenas fiestas, se le hizo un nudo en el estomago, mientras algunos solo bailaban o se metían mano como putos gorilas, Karla estaba tirada en el suelo, mal vestida y con la mirada perdida. Más de uno se llevó un buen empujón y que diera gracias, la mala hostia de ver a su sobrina en esas confines bien hubiera válido ponerse a dar de hostias a todo aquel que hubiera consentido que Karla acabase así. No sin esfuerzo, consiguió cagarla y sacarla de ese sitio y con aún más esfuerzo, tuvo que escuchar sus balbuceos en tanto le mojaba la cabeza en la primera fuente que encontró a su paso.

- Jajaja, joder...¿no me digas que te llamo mi madre y no fue por Ines?- tuvo que escucharla mordiéndose la lengua por no contestarle como merecía, siendo más urgente vaciarle el estomago por lo que hubiese podido tomar- Casualidad...eso habrá sido, porque me he cargado todas las asignaturas del curso y le ha dado igual, porque como yo no aparezco en las putas cartas del tarot, no le importo una puta mierda. Ah si...lo hago pero para aguantar sus llantos, para eso sí...hijo de puta, ¿como me dejó así de tirada? Yo no estaría así, con él aquí...Agh..joder, ¿que haces?

- Abre la boca, Karla...ábrela- tuvo que ordenarle para meterle los dedos y después aguantar sus vómitos, esperando que llegase el momento de hacerla entender la situación especial de su madre, advirtiéndole de su situación- Te dije que a la siguiente te llevaba conmigo. Ahora vamos a casa, te despides de esa que dices ser mala madre y te vienes a Torrejon.

- Y una mierda...a mi madre no la dejo sola- protestó enseguida Karla, a su madre ni tocarla.

- Una mierda es lo que me importa a mi lo que tu pienses, te vienes y punto- la contradijo Susana, guardando la sonrisa que quería brotarle, bastaba picarla un poco más.

- Ahora mismo llamo a Inés, a ver que te dice- chulita y respondona, sin duda la más rebelde de las dos hermanas.

- A mi no se, pero haber que opina de como tratas a vuestra madre, llámala y vemos que le parece- insistió Susana sin dejarse achicar por las inmensas ganas de acunarla, Karla estaba totalmente pérdida.

- A mi hermana la dejas en paz- volvió a erguirse en defensa de lo suyo, Karla.

- ¿Conseguirás aclararte? ¿No es ella quien te quita el cariño de tu madre? Cuando entenderás que tu madre está enferma, pero que dentro de su depresión las dos sois lo único que tiene, ¿cuando Karla?

----

- Mierda...todo es una mierda- se quejaba en el presente Karla reteniendo a su Tía- No sabes que movidas hemos tenido y no sabes lo que esa tía le dijo a Inés, ¿sabes? Le hubiese abofeteado la cara...anda y que la jodan y le hagan veinte niños más.

- Eso es...vamos a cagarnos en todo, incluido en esas dos tías- siguió a Karla, esperando su momento de ataque.

- Si joder, que se vayan por ahí- se animó enseguida Karla, su Tía las entendía cómo nadie.

- Venga si..¿tu hermana que hace?- no espero más, llegaba la hora de ponerle las cosas claras- ¿Está tirando los currículums que tu deberías estar entregando?

- No me jodas- protestó Karla, su Tía ya no era lo más.

- Te jodo, si- insistió Susana.

- Lo hemos pasado mal, ¿vale? No tenemos cabeza para más- le dijo Karla, de lo más obvio debía ser.

- Claro, claro...- le contestó escupiendo sarcasmo, Susana.

- Que Marina está embarazada, ¿que parte no entiendes? Y la otra...de la otra me callo, mejor me callo- indignada y más allá, se encontraba Karla.

- Vaya por dios, que jodido todo...no se, cuando baje Inés a ver si podemos ponernos de acuerdo en el color de los patucos a regalarle a Marina- escupió ahora cinismo Susana, para no haber querido ser madre, menuda carga llevaba con esas dos.

- Jajajaja seras cabro- detuvo toda risa Karla, la mirada de su Tía no era para ser tomada a risa y bien que la conocía- Ehm...vale, pero es que joder..no nos dejas tener un día de cabreo.

- Lo haré el día que los árboles den dinero...en cuanto a Inés si quiere volar más, que vuelva a cooperar con Cruz Roja, donde seguro reciben con los brazos abiertos a una piloto gratuita- sentenció con verdadera cara de dolor- Ya me habéis reventado la úlcera otra vez, joder- exclamó jodida tal cual decía y fue nada, comparado con la mala uva que le entró al leer un mensaje de Lucía: Ay, super guapísima mi habichuelita, mira...Mensaje al que Lucía adjuntaba la imagen de la primera ecografía de Marina y mensaje al que rápido contestaba Susana iniciando un intercambio de mensajes con: Huy si...a Inés de seguro le encanta, hay que joderse.

Mensaje de Lucía a Susana: Pero que ilusa puedo ser, al esperar de ti una sola frase amable.

Mensaje de Susana a Lucía: Venga si, ahora enfádate.

Mensaje de Lucía a Susana: Jajaja, eso sería dedicarte demasiado esfuerzo, cariño.

Mensaje de Susana a Lucía: Para nada, tu enfadarte nunca.

Mensaje de Lucía a Susana: Estoy de compras, dejame tranquila.

Mensaje de Susana a Lucía: Enfadarte tu...jamás.

Mensaje de Susana a Lucía: Te estoy llamando, contestame.

Mensaje de Susana a Lucía: Lucía, coge el teléfono.

Mensaje de Susana a Lucía: Cómo quieras...ya está.

Mensaje de Lucía a Susana: Es que me parece super desagradable por tu parte.

Mensaje de Susana a Lucía: Malísima soy, si...¿que estas haciendo?

Mensaje de Lucía a Susana: Nada que te importe.

Mensaje de Lucía a Susana: Me pones que...estoy de compras. ¿Quieres ver mis mallas de senderista? ¿Uhm?

- Lo que le faltaba a mi úlcera, veras- musitó tras leer el que no sería, último mensaje de Lucía.

Y por un mensaje, fue que Marina dejó las compras con su madre, para acudir a solicitud urgente de Nacho, a casa de Laura para ayudarlo a sofocar un ataque terrible y sin precedentes de lesbianismo.
 
 
 

2 comentarios:

  1. Bueno ya tenemos habichuelita en camino. Veremos cómo se desarrollan los otros “problemillas” a solucionar. Lucía a la altura que se le esperaba primero riña y luego todo amor. Susana necesitara un saco de paciencia con sus sobrinas.

    Gracias.

    A.

    ResponderEliminar
  2. .....Y SIGUEN CAMINANDO POR ESE CAMINO DE TROPIEZOS QUE DA LA VIDA...PERO LO IMPORTANTE....SIGUEN...SIII....Y ESO...ESO HARA QUE NO SE DETENGAN....¡¡¡SEGURO¡¡¡
    GRACIAS.....ESCRITORA.....POR ¡¡TANTO¡¡¡

    CELESTE.NEGRO.

    ResponderEliminar