-
Dime que no llevas toda la noche, deseando esto- girada entre sus
brazos, las palabras de Karla, la prendieron enseguida. Más allá de
lo que decía, fue el como lo dijo. Con el deseo del que hablaba
presidiendo su mirada y sus labios, con los que siguió prendiéndola
como mecha de pólvora, a pesar de sus reticencias. Sentirlos rodando
por su cuello, le hicieron agarrarse a sus brazos, antes de gemir su
nombre, cuando su mano llegó directa a su sexo- Me encantó tocarte,
fue una puta locura.
-
Karla- volvió a gemir apretando con fuerza las manos en ella,
tratando de contener las inmensas ganas de dejarla hacer cuanto
quisiera con ella- Espera...Karla que tu no, que yo...que- continuó
tratando de detenerla pero con una increíble maestría los dedos de
Karla atravesaron su ropa llegando directos al centro de sus ganas-
Ahm dios..madre mía
-
Joder si.. Me fascina tu coño
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Quise pararla, dijera ella lo que dijera en la mesa, os juro que
intenté detenerla, pero me tocaba de unas formas y me decía cada
cochinada, que así era muy difícil- regresando al presente, Laura
trató de defenderse de las acusaciones de Karla sobre ella, que aún
escocían y como. Camino de de regreso a Pedraza, su defensa no
pareció ser escuchada por Nacho, ni tampoco por Marina y así, a
Laura le resultó imposible, no cerrar los ojos y verse allí, de
nuevo aprisionada por las ansias de Karla, cara a la puerta- Me giró,
tan fuerte y tan guarro, que temblé entre asustada y cachonda como
una perra- relató sorprendiendo ahora si, a Nacho y Marina que se
miraron entre sí, con la boca abierta, sin que Laura los viese,
sumergida de lleno en su noche con Karla- Ja...ríete de las crías,
soy yo la que tiene treinta y poquísimos años, la que se supone
tengo más experiencia y la que como ella dijo; jugaba...pues ni
tanto, porque fue ella quien me bajó los pantalones con tanta
desesperación que me hizo besar la puerta volviéndome loca. Vamos,
en la vida pensé yo que una tía, o más bien una niñata que va por
ahí perdonando la vida, me iba a hacer sentir tan puta, como me hizo
sentir.
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-
Karla...Ahm, estamos en la calle- le pidió prácticamente aplastada
entre ella y la puerta, maldiciendo a su garganta por gemir a cada
avance de Karla por su cuerpo y hasta a sus caderas, empeñadas en
acompasar las manos de Karla, poseyendo su sexo desde adelante y
atrás.
-
No...estas tan empapada, que no puedo detenerme. ¿No es lo que
querías? Pues aquí lo tienes.
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Como muñeca de trapo, igual me manejó. No quedaba rastro de mi
peque, por más que la miré intentando encontrarla, no la hallé y
ella se aprovechó de mi desconsuelo-continuó entre ensoñaciones
Laura, a las que Marina dejaba de prestar atención en el justo
momento en que veía a Inés en línea del whatsapp, y a las que
Nacho intentaba evadirse, sin conseguirlo. No podía hacerlo, si
Laura proseguía- Sin saber como me vi desnuda sentada en ella y...y,
joder me seguía hablando super sucio...y yo así me pongo...me pongo
mucho.
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-
Pegate, pegate a mi...Laura- su petición entre jadeos enloquecidos,
fue cumplida casi inconscientemente e incluso no tenía que haberla
hecho, porque cuando cayó en sus piernas, fue lo que hizo Laura,
pegarse a ella como si fuesen dos imanes y la conciencia apareció
fugazmente, al sentir la mano de Karla, colándose por sus nalgas.
Pero Karla la espantó de golpe- Quiero follarte entera..entera,
Laura.
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-
No me besó- confesó Laura, encogiéndose en el asiento trasero del
coche, dejando la vista pérdida- solo me mordía y lamía, pero no
me besó.
-
Ya, Laura..ya está bien- la cortó Marina dejando el móvil caer al
suelo del coche. No tenía caso, había estado esperando a Inés,
cualquier cosa de ella, aunque fuese un simple emoticono, pero nada,
no había recibido más que el dolor de saberla en línea, sin
estarlo para ella. Pero no por eso cortó a Laura, lo hizo porque
como amiga no soportó la imagen de ésta acurrucada en el asiento
trasero llorando sin ser consciente. Claro que, también a su lado
estaba Nacho sufriendo el relato de Laura, con él fue tan fácil
como ponerle una coca cola bien fría en la entrepierna- Jajaja- tuvo
que reír, Laura se había incorporado con el cabello despeinado y el
maquillaje corrido; Nacho sonreía sudando mientras trataba de
bajar sus ánimos y si ella se miraba en el pequeño espejo de la
visera del coche, no estaba mucho mejor que sus amigos- Creerme si os
digo, que ahora mismo damos pena.
-
Ayyy yo sufro fuerte por mi peque, no lo puedo remediar- corrió a
seguir con sus lamentos Laura, sorprendiendo a Nacho.
-
No..ejem, no parecías estar sufriendo al principio- musitó Nacho no
muy conforme con Laura y paso a tragar saliva por como ésta lo
miraba.
-
Ya estamos...tengo una noche épica, después me llevo una tanda de
hostias sin verlas venir y ahora no podre ponerme calentita
recordando lo primero, mientras lloro por lo segundo- se explicó aún
afligida buscando Laura, sin olvidar disgustarse a la vez- ¿Me
entenderéis algún día?
Podrían
intentarlo, pero el móvil de Marina sonó en esos instantes y a ésta
le faltaron manos para correr a cogerlo, esperando y deseando que
fuese Inés, pero no, en verdad era su madre, mandándole un mensaje:
Cariño, estoy llegando a casa, si quieres mejor nos vemos ahí, que
en el Centro Médico.
-
Es mi madre- les comentó a los chicos tras leerlo, mientras
contestaba a su madre: Mejor en casa, si. Tras hacerlo, sus amigos
esperaban que dijese algo más- Ya está llegando, así que.. si no
os importa, me dejáis en su casa.
-
A mi también, Nacho- no tardó en apuntarse Laura. Lucía seguro que
la entendería, más que su madre, sin dudarlo. Pero Nacho, de nuevo
no estuvo de acuerdo con ella y con señales calladas se lo hizo ver-
No, quiero decir que me lleves a la mía, mi casa- continuó
explicándole calculando el tiempo que a Marina le llevaría contarle
su nueva situación a Lucía. Seguro, el tiempo suficiente para ella
llegar a casa, ducharse, maquillarse y volver a casa de Lucía. Tanto
pensar en Lucía, acabó por entrarle curiosidad- ¿Donde estaba
Lucía?
-
Salió anoche- le contestó Marina absolutamente desganada. Desgana
que no siquiera pasó, cuando los chicos atravesando la calle donde
se situaba la casa de su madre la alertaron de una moto saliendo
justo de ahí- Que se yo...algún amigo- les dijo deseando salir del
coche para verse reflejada en los otros ojos, donde únicamente
encontraría algo de consuelo, los de su madre. Tras despedirse de
sus amigos, prometiendo mantenerlos al tanto de todo, por fin entró
en la que siempre fue su casa, encontrando a su madre en el recibidor
quitándose los zapatos y a pesar de su desánimo y de cierto temor a
como su madre podía tomarse la noticia de su embarazo, se quedó
parada contemplándola, antes de decirle- Te ves genial.
-
Lo estoy- le contestó Lucía realizándole un rápido estudio
visual, propio de toda madre- pero cariño, ya quisiera yo, poder
decir lo mismo de ti- prosiguió acercándose hasta su hija, y el
gesto normal en Marina, cuando estaba absolutamente desbordada de
medio abrir la boca, confirmó sus sospechas desde que recibiera el
mensaje de su hija, llegando a Pedraza anticipadamente.
-
He metido la pata hasta el fondo- se fue a lo más importante Marina
mientras Lucía se pinzaba el labio sin apremiarla.
-
Uhm...ya veo- le contestó, dejándole los tiempos a ella y terror,
Marina volvía a desencajar su mandíbula costándole que las
palabras saliesen cómo quería.
-
En mi primer lugar conmigo misma- siguió Marina, pese al esfuerzo
que le suponía. La mujer que le acariciaba el rostro, había pasado
por lo mismo que ella con sólo veinte años, la misma que la miraba
con toda la calidez del mundo. Difícil así, contarle que ella
repetía su mismo error, con una enorme diferencia. Lucía cómo no,
entendió su apuro, y conociéndola, optó por la forma más práctica
entre ambas.
-
Hacemos esto, cariño...necesito ducharme, llevo con esta ropa desde
ayer, tu preparas dos cafés y hablamos mientras me visto para ir al
Centro- planeó dejándole un beso y una vez más, dentro de todo su
embrollo personal, Marina tuvo que sonreír. Ni hecha ha pedido, su
madre hubiese resultado mejor.
Más
tranquila por el recibimiento de su madre, prácticamente autómata
caminó hasta la cocina. Con su madre no necesitaba pensar las
palabras a decirle o buscar excusas que de nada servirían, lo mejor
y más rápido, era decirle la verdad tal cual. Así, preparar el
café, le supuso poder entretenerse mientras su madre se duchaba,
pero fue abrir el armario en busca de las cápsulas de café y un
simple paquete de pastas, la devolvió a un supermercado de Suances,
estando de compras con Inés.
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Con
tantos planes por hacer, al llegar al supermercado se habían
organizado, apenas decían comprar algún picoteo para entre horas,
ella eligió la parte de chucherías varias, mientras Inés se había
quedado con el encargo de los desayunos. Las risas al cruzarse por
los pasillos y la coquetería entre ambas, fue de lo más divertida,
hasta que Inés se paró junto a ella, con su cesta llena.
-
Ehm...Cielo, son tres días para desayunar- le había dicho al ver la
cesta a rebosar de leche y galletas varias.
-
Jijiji si, por eso me bastó la cesta sino hubiese cogido un carro-
le explico Inés de lo más natural- Ah calla- tuvo que correr a
explicarse, al ver a Marina ir sacando cada caja de galletas- Son
cuatro porque si las juntas siendo diferentes, al mojarlas resulta un
sabor de único. Es bien- le contó igualmente natural. Cualquiera
debería saber ese tipo de cosas, juntar cuatro galletas de la misma
clase, no tiene ninguna gracia, juntas cuatro de distinto sabor,
mola. De los efectos secundarios tipo ardor de estomago, Inés no
dijo nada. Pero Marina, la estaba mirando entre alucinada y te quiero
comer toda, e Inés, tuvo que improvisar- ¿Sabes que me paso al
verte aquí en el pasillo? Pensé...Wau está cañón y luego me tuve
que decir...ay calla, si es mi chica- concluyó toda chulita y así,
se lo puso en bandeja.
-
Jajaja, ah pues no- dispuesta a jugar con su timidez, Marina
aprovecho el envite- volvamos a ese punto en el que pensaste,
Wau..está cañón y- hizo una pausa creando un hilo de seducción
que a Inés, le hizo tragar saliva previniéndose- entrame.
-
Jolines- tardó cero en contestar sin caer que sonrojándose como
bombilla de Club de carretera, no hacía más, que alimentar las
ganas de jugar en Marina- otra vez con eso, no. Por favor- insistió
pero nada, Marina la miraba en completa seriedad. Esa que la mecía
entre la timidez y el deseo.
-
Venga va, cariño...- volvió a pedirle Marina, disfrutando de cada
una de las reacciones que podía provocar en ella- entrame que vea
tus artes seduciendo- pestañeo para cucarle el ojo de una forma muy
sugerente, pero ni por esas, la Inés más cabezota no cedía.
-
Que no, que es al revés, a mi me entran, de siempre además- quiso
escabullirse a lo gallo de corral y Marina continuó sería pero
variando del tonteo a la mala leche.
-
Le acabas de quitar toda la gracia- se molestó nada más escucharla
a pesar de saber que estaban en un juego e Inés, corrió a besarla,
comenzando a entender sus cambios.
-
Jijiji...que estábamos jugando no vayas a enfadarte- tonteo con ella
y nada, no le quedo de otra que aceptar el juego- Vale..está bien,
quedate aquí que voy a entrarte- le dijo preparándose para una
entrada en toda regla.
-
Aquí estoy, va- la apremio Marina pellizcándose el labio. Era una
pasada, ver el cúmulo de nervios con el que se ajustaba la ropa.
-
Sin presiones- alzó las manos Inés, pidiendo tiempo, pero el juego
ya había empezado.
-
¿Perdone?-fingió no conocerla de nada Marina e Inés, se sonrojo
aún más sin saber que hacer con sus manos, ¿usarlas para apoyarse
en la estantería?..mal, tiró uno de los productos, ¿intentar
cogerlo al vuelo? Mal, terminó tirando dos más, ¿guardarlas en sus
bolsillos?..bien, nadie herido, podía seguir ligando tras una
entrada triunfal, a la mujer de infarto que la miraba esperando.
-
Jijiji ains...- su risita de conejillo sonrojado todo feliz, debía
bastar para conseguir un número de teléfono, pero...
-
No he escuchado bien lo que me ha dicho- insistió Marina, adorando
al conejillo tímido que asoma por la madriguera risueño.
-
No pues que...pues, pues...¿que hace una chica como tú en un sitio
como este?- improvisó cómo pudo la pobre y Marina no pudo aguantar
más la risa.
-
¿Comprar?, Jajaja habrá que seguir probando, cariño.
----
-
Fantástico- musitó llorando e iban unas cuantas veces. A saber, lo
que podría estar pensando Inés o peor, como podría estar
pasándolo. En un impulso, incluso buscó su móvil, pero se detuvo
en última instancia. Debía dejar de actuar justamente a impulsos,
establecer prioridades y después, solo después buscarla. Lo primero
a hacer, era subir a la habitación de su madre con sendos cafés y
soltarlo tal cual, viendo como ésta se hidrataba tranquila, hasta
que le escuchaba decir que estaba embarazada, continuando con:
Pertenezco al 0.01 por ciento que aparece impreso en las cajetillas
de las anticonceptivos como posibilidad de embarazo, una tarada más
de ese tanto por ciento. Los últimos meses para mi han sido tan
arrolladores, en todos los sentidos que me desordené tomándolas. Mi
nuevo puesto en el 112, el congreso del partido, Manu, Xavier e
Inés...mi propio triángulo que como premio, me dejó un grano
creciéndome en la barriga.
-
Abre el primer cajón de la mesita- tras un prorrogado silencio,
Lucía habló y esperó que su hija abriese el cajón. Nada más
hacerlo, pudo comprobar cómo su hija entendía lo que quería
mostrarle, sus propias anticonceptivos acompañados de un paquete de
preservativos, estaban en ese cajón- Juntos, porque es así como
deben usarse, me parece mentira Marina. Y ya no es por mi, es que
eres médico, ¿en que demonios estabas pensando?- aunque quiso
controlarse, finalmente se desesperó, regresando a Marina a su
adolescencia, igualito se quedó descuajada en la cama de su madre.
-
Te lo he dicho- musitó dolida por la decepción que podía ver en su
madre sabiendo que no se quedaría ahí.
-
¿Que me has dicho? ¿Que eres lo suficientemente inmadura con más
de treinta años como para tener relaciones sexuales de riesgo?
Porque de todo lo que me has dicho, es con lo que me quedo- sentenció
Lucía de cara a ella, pero cuando Marina se abrió a ella contándole
entre lágrimas sus últimos meses, sus subidas y bajadas, la
intensidad con la que Inés había llegado a su vida más Xavier
usado como intento desesperado de huida, tuvo que aflojar sin dejar
de centrarse en lo más importante para ella- Cariño...Inés es un
amor, no me cabe la más mínima duda, pero ahora mismo me importa
cero, quien me importa eres tú y el dichoso grano, según lo llamas
tú. Dejame que llame a Fran y vamos a su consulta en cuanto nos haga
un hueco.
-
¿Fran?- se extrañó Marina, gustándole muy poco que fuera uno de
los amigos de su madre quien llevase su embarazo- Prefiero mi
ginecólogo de siempre, que a uno de tus amigos- concluyó ganándose
la mirada dura de su madre. Genial, se acababa de pasar y así,
volvía a darle un nuevo motivo a su madre, para ponerla en su sitio.
-
Pues yo prefiero el mejor para que te lleve y ahora no te pongas
estupenda conmigo. De confirmarse abro comillas, tu grano, puse y
cierro comillas, ¿que has pensado hacer?- le preguntó Lucía, en un
tira y afloja que ambas manejaban cómo nadie, haciendo bueno eso
de.. De tal palo, tal astilla.
Finalmente
Marina aceptó al siempre simpático y amable, Fran como el
ginecólogo al que acudir y durante el trayecto y espera en la
consulta, debió soportar todos los esfuerzos que había hecho su
madre para sacarla adelante ella sola, incidiendo en los
inconvenientes que ahora tendría en su carrera política, sin
olvidarse de la personal, pero al final, sentadas juntas, sus manos
se buscaron apoyándose la una en la otra.
-
En ningún momento estoy dudando de que no seas capaz de criar un
hijo, se de sobra que serás una excelente madre, pero desearía que
no hubiese ocurrido así, nada más cielo.
Con
el apoyo de su madre contó Marina, como en ningún momento había
dudado, mientras Laura sin poder contar con la misma Lucía, también
busco a su madre como apoyo y consuelo.
-
Mami...mírame un momento- le pidió con el bolso colgando de lo más
coqueto de su brazo, en vestido y pamela de lo más cool,
gesticulando en exceso a lo Hepburn- Esta que tu ves aquí, es
lesbiana...Snif, soy homosexual Mami..Snif..está confirmado- confesó
según ella su sexualidad, olvidando el pequeño detalle, de que lo
estaba haciendo delante de los 25 alumnos de su madre.
-
Jijiji ¿que ha dicho?- le preguntó un renacuajo al otro, mientras
la mujer con pamela lloraba y su profe, se quedaba rígida dejando
caer la tiza con la que escribía en la pizarra.
-
Que es valeriana- le contestó otro renacuajo encogiéndose de
hombros.
-
No, dijo lesbiana- corrigió el primero con el gusanillo de la
curiosidad instalándose en su pequeño cuerpo.
-
Es lo mismo que liviana, lo dice mi abuela de las vecinas del quinto-
salto una tercera de lo más enteradilla.
-
Profe....no sabemos que es lesbiana- finalmente el primero tuvo que
preguntar a su profe, la misma que continuaba totalmente estática
mirando a su hija.
-
Ayyyy...Snif, yo os lo explico pequeños diablitos- locaza como
ella sola, Laura cogió la tiza dejaba caer por su madre dispuesta a
explicarles lo que hiciera falta- ¿Sabéis lo que son los besitos?
-
Jiji...si, si...si sabemos lo que son, dan dolor de cabesa.. A mi
madre, le pasa. Mi Papi la besa y ella siempre dice...hoy no Juan,
que me duele la cabesa.
Lo de Laura es para analizarlo, jajajaja pero me encanta esa naturalidad.
ResponderEliminarMarina e Inés tiempo, les hace falta tiempo, pero no mucho.
Gracias
A.
Al final parece que si hay embarazo y en este caso, a quien compadezco es a la pobre Marina. Menudo palo, más allá de Inés. La historia continua genial Gemo y el giro de vértigo a mi personalmente me ha encantado.
ResponderEliminarEspero que ambas puedan hablar de una vez por todas como personas adultas. En esa relación falla la comunicación y es necesario que lo solventen. Debe ser duro para ambas afrontar algo así. A Marina por utilizar el sexo para no afrontar lo que realmente le pasaba (cosa que a día de hoy no logro entender), y a Inés por ni siquiera escuchar una explicación. Debe reconocer por mucho que le duela que La doctora tiene un pasado antes de estar con ella...
ResponderEliminarEn fin, comportamientos, por ambas partes inmaduros.
Ahora falta que Susana tenga una conversación con Inés sobre lo sucedido y Marina comience a actuar cómo persona razonable y con edad suficiente para hacerlo.
Laura y Karla...menuda pareja más explosiva. Todo en ellas se ha reducido al sexo, al que por otra parte, la primera le da mucha importancia. Falta saber si más allá de eso son capaces de, como nuestra pareja anterior, hablar lo que les está su viendo. Eso si el simple hecho de acostarse juntas se lo permite a ambas.
Lucía y Susana. La pareja más extravagante y a la vez parece que más "centrada". Supongo que la edad es para ellas un grado. Veremos a ver cómo evolucionan.
Muchas gracias por el trozo Gemo.
L.a.c.e.r