Con
su Tía Susana de visita en el Hospital, el día de su regreso, era
imposible permanecer entre bloques de hormigón encerradas. Siendo
ambas pilotos de acero, se subieron a la azotea. A las alturas, donde
las dos se sentían en su terreno y donde para Inés, llegaba el
descanso de horas aguantando largos pésames de compañeros.
Solo la llamada que acaba de recibir de Marina y Laura, había
logrado hacerla sonreír. Algo que para Susana, no paso
desapercibido. Mujer de pocas palabras, que con Inés, dejaban de ser
necesarias.
-
Tiene carácter, ¿sabes? Y es como la coca cola, si la mueves un
poco, se sube como espuma gaseada- le comentó Inés, como respuesta
a su ceja alzada tras guardar el teléfono. Obvio, resumió el
carácter de Marina, buscando un avión para seguir con los símiles
- En tu idioma sería todo un Mykoyan- nombró uno de los cazas más
veloces del mundo y a Susana se le ensanchó la sonrisa.
-
Ya veo...un MIG 31E, de bestial aceleración- la siguió Susana, como
ella acomodándose en el filo de la azotea. Inés podía esconderse
bajo sus gafas y natural sonrisa. Pero no se la daba, así le contase
cada mínimo detalle de Marina.
-
Y máxima velocidad constante- continuó Inés, sonriendo pícara.
Las dos podían pasarse horas hablando de pájaros de acero y alguna
vez, como ahora, compararlos con mujeres. Todo un alivio, después de
una mañana sintiéndose compadecida hasta por el compañero más
lejano en trato personal.
-
Su mejor cualidad- sentenció Susana. A Inés había que darle tiempo
y para nada acorralarla contra las cuerdas. Por suerte su hermano, le
había enseñado muy bien, como era Inés- Junto con que puede
destruir objetos de día y de noche- prosiguió con las cualidades
del caza, provocando la risa de Inés.
-
Bueno...me ha metido cada sopapo sin verlo venir, que si...es otra de
sus cualidades. Ya sabes...no sólo me fijo en unas bufas grandes,
aunque lo parezca- continuó mejorando su humor, Inés. Hablar de
Marina justamente con Susana, bien podría ser una pequeña balsa de
agua en pleno Sáhara.
-
Jajaja- rió Susana, sin poder evitarlo. Inés y las bufas desde
pequeña, todo un clásico en la familia- pero llevarlas las lleva.
-
Y de serie además- concluyó Inés, encogiéndose de hombros- Me
lleva loca, así que puedo aburrirte hablando de ella- se rasco la
frente. Oscar ya se había quejado por eso mismo, e incluso Karla.
Cualquier conversación o diálogo, llevaba un "Pues Marina"
por algún lado y su Tía parecía que tampoco iba a librarse de
ello.
-
Sería la leche, si pudieras dejarte llevar- le dijo Susana, pasados
unos segundos. Inés la miró, entendiendo perfectamente de lo que
hablaba. Viéndola a su lado, a Susana le fue imposible no recordar
una situación similar, quince años atrás.
----
Roberto
llevaba de misión militar cuatro meses y según las últimas
noticias, seguiría en Kosovo unos cuantos meses más. Conociéndolo
y sabiendo lo unido que estaba a sus tres chicas, comprendió el
desánimo en su voz.
-
Creo que empiezo a cansarme de esto, hermana. No se si serán los
años volando, la suerte que he tenido en todas las misiones, o que
mis niñas crecen y.. también Carmen...no se, puede que al final me
esté haciendo mayor y...va, no te quiero comer la cabeza con esto.
¿Tienes ya a mi chica?
-
Está llegando y chinchate, se fija más en los helicópteros del
grupo de rescate que en los cazas.
-
Jajaja, joder...Inés tiene todas las cualidades para conseguir ser
la primera mujer piloto de combate española y no lo digo solo porque
sea mi hija.
-
Naah...ni porque babees por ella constantemente.
-
Conforme se va haciendo mujer, más me gusta. Su carácter, siempre
tan social y abierta. Es apasionada, sabe cuando debe ser
disciplinada, es incapaz de hacer daño por naturaleza, y...sabe
perdonar. Tu, yo y cualquiera, sabe lo difícil que es eso. Pues a mi
chica le sale solo.
-
Buenoooo, ¿empezarás ahora con Karla?
-
Jajaja, Karla es mi pequeña princesa, por igual puedo pasarme horas
hablando de ella. Pero si quieres atajo, y te hablo de la mujer más
impresionante, inteligente y guapa de toda la faz de la tierra que me
dio a las dos, mi Carmen.
-
Madre mía, chico...va a ser verdad que te estás haciendo mayor. Voy
a tener que dejarte. Salimos en una hora, hoy mis pasajeros son
treinta solados y un pájaro loco.
-
Buen vuelo y cuidame mucho al pájaro.
La
conversación telefónica con su hermano a pesar de las risas, la
dejó con cierto toque amargo. En verdad Roberto parecía cansado y
en cualquier anterior misión, jamás hubiese dejado visitarlo a
ninguna de sus tres chicas. Estaba claro que las echaba de menos más
de lo habitual, y que no sólo el problema con esa mujer había
supuesto que Inés volase directamente desde un avión militar. Como
la había descrito su padre, tal cual, la encontró Susana al dejar
el teléfono. Ella sola con un petate colgado al hombro se había
acercado al grupo de militares que repostaban un helicóptero de
rescate y con ellos estaba departiendo como si fuese una soldado más.
De un fuerte silbido, Susana se hizo notar y entonces pudo ver como
Ines se despedía de los chicos, para echar a correr hacia ella y
tras el habitual abrazo, dejó que Inés explotase su emoción.
-
Jolines, Tía. Ese helicóptero lleva el mejor sensor de navegación
americano. Una auténtica pasada, cuando Papi vuelva, le pediré que
me enseñe como se maneja. Si en Vietnam, hubiesen tenido estos
sistemas, la historia hubiese sido menos terrorífica. Recuerda la
campaña de Bruma, para un solo avión derribado el helicóptero
tenía que hacer varios viajes de ida y vuelta, dando ventaja al
enemigo. Bueno, vale...bien, tu C-295 también está muy bien, aunque
sólo sirva como transporte jijiji - cualquier ocasión era buena
para meterse con su Tía, y esa fue otra cualquiera.
-
Inés- se defendió Susana, la explosión había pasado, ahora era
mejor llevarla a vestuarios y ponerle un mono militar.
-
Pss...si era broma. Vaya están los cazas- los advirtió Inés,
deteniendo a ambas.
-
Así es...que en teoría queriendo ser piloto de combate es en los
que deberías fijarte- se sonrió Susana. Estaba cantado que Inés no
proseguirá el mismo camino que Roberto, por mucho que este lo
deseara.
-
Bue...la vida tía, es como un tazón de chocolate. Si lo ha hecho
Mami, temes ver el fondo del tazón, porque significa que se acaba el
placer. Si te lo ha hecho Papi, estas deseando ver el final porque te
augura que el asco se acaba. Que malo lo hace, por favor.
-
Jajaja, una explicación muy científica. Además, tu siempre le
pides chocolate a tu padre.
-
Le hace sentir importante.
-
¿Lo mismo le haces con los cazas?
-
Jijiji yo no quiero destruir, yo quiero rescatar. De más mayor,
tendré un perro de rescate que me haga juego, y hasta gafas de
aviador.
-
Por no olvidar una titi de grandes bufas.
-
Eso ya no
El
cambio de Inés fue inminente y a ella le retorció el estomago, ver
como en nada Inés, la gran parlanchina risueña, se oscurecía. Y
todo, por una mujer a la que le tenía echado el ojo para una
inesperada visita. Alguien a quien ponerle la cara roja. Su sobrina
no era más que una cría, en manos de una depravada.
-
Lo dices ahora porque- quiso hacerle ver que la entendía y abrir un
diálogo sobre esa mujer con ella, pero Inés no la dejó continuar.
-
No voy a hablar de eso, no lo hice con Mami, si quiera.
-
Bien
-
Solo con Papi...el si me entiende, el resto no.
-
Inés, yo solo trataba de decirte que una mala experiencia, no
significa más que aprender y continuar.
-
¿Ves? Ya la estas juzgando. Das por hecho que es mala.
-
Es fácil suponerlo viéndote. Yo soy más dura que tu padre y encima
me doy cuenta que estas desarrollando mi misma manía, te fijas en
mujeres que te hacen más mal que bien. ¿Y sabes? Se lo adictivas
que son, se de lo que son capaces de hacerte hacer y de como te
enloquecen. Pero créeme, con ellas el dolor es tan doloroso como el
placer, la diferencia es que el dolor es mucho más prolongado.
-
No te he escuchado nada de lo que has dicho.
-
Oh si...si que lo has hecho.
-
Me da igual...quiero ver a mi padre, con él estaré bien, ya lo
veras.
Dio
igual llevarla hasta su taquilla, darle el mono y subirla al avión,
tratando de sacarle algo más. A las cualidades descritas por
Roberto, faltaba la principal, cabezota como ella sola. Como había
dicho, solo con su padre hablaría.
----
Ahora
quince años después, sin Roberto presente para entenderla, Inés se
mostraba ante la muerte de su madre, tan hermética cómo con aquella
mujer o más recientemente con Silvia. Aunque para su asombro, Inés
parecía haber compartido su mismo recuerdo.
-
Lo que más me acojona de Marina, es que en nada de tiempo, ya me
puede- le confesó Inés, encogiéndose un tanto- Cuando estuvimos
juntas, me vi cerrando los ojos como hacia con mi padre. Si la miraba
a los ojos, era capaz de soltarle
-
La verdad de todas tus mentiras- la interrumpió Susana, moviéndola
un poco. Normal, por un lado quería hacerla hablar, llorar, e
incluso patalear. La vida no había sido nada de justa con ninguno de
sus progenitores. Con su padre nada pudo hacer, a pesar de que lo
intento, y con su madre Inés había luchado como una jabata,
sabiendo desde el principio que el cáncer estaba demasiado
extendido, cuando se lo detectaron. Pero otro lado, dolía y mucho,
verla oscurecerse. Su disyuntiva, le trajo a la mente a su otra
sobrina- Con lo fácil que es Karla. Un día te llama mamada,
cagándose en todo lo posible y al otro, echa un trapito llorando. Lo
normal, Inés...lo normal.
-
Vale...bien por ella y no empieces como Marina- se molesto Inés.
Dejando su asiento al borde del edificio. Susana no se sorprendió,
después de todo era lo que había buscado durante toda la
conversación, que Inés explotase- No quiero hablarlo, vale...no me
quita nada, ni me mejora, ni mucho menos me trae a mi madre de
vuelta. Estoy harta- ofuscada sus gestos comenzaron a mostrar todos
los nervios acumulados en días y días, caminando sin sentido por la
azotea. Ni allí arriba, encontraba el aire suficiente- Harta de que
se me compadezca, parece que lleve toda la vida así. ¿Es tan
difícil de entender?- preguntó desesperándose y su Tía poco pudo
decirle. Una desconocida salía en esos momentos por la puerta de
acceso a la azotea y se quedaba parada al ver los gestos de Inés.
-
Te entiendo perfectamente- tuvo que contestarle Susana, sin dejar de
mirar a la desconocida. Alta y elegantemente vestida, la mujer sacaba
de su gran bolso unas gafas de sol que le venían que ni hechas para
ella. Con ellas puestas, avanzó sin que las gafas de sol pudieran
ocultar cómo curioseaba el helicóptero y a ellas dos. Inés terminó
por darse cuenta de que Susana miraba detrás de ella y se giró
autómata. Cuando lo hizo, la sonrisa de Lucía la recibió.
-
Me dijeron que estarías aquí, cielo- la saludó Lucía con una
dulce sonrisa, que en esos momentos, a Inés se le antojó de lo más
cálida- No traje el maletín, será mejor que no te caigas- bromeó
con ella al verla tan parada, y la beso en la mejilla. Su parecido
con Marina, sus formas para con ella tan cuidadas, y lo mucho que
Inés estaba necesitando un contacto físico con Marina, la llevaron
a abrazarla, sin que Lucía se extrañase. Quien si lo hizo fue
Susana, aunque siguió presenciando la escena sentada, sin ninguna
intención de saludar a la desconocida. Tampoco a Lucia le paso
desapercibida y terminando el cariñoso abrazo con que Inés la
recibía, se interesó por ella bajando la voz- Tu compañera no deja
de mirarnos
-
Es mi Tía- le contestó por igual a baja voz Inés, haciendo sonreír
a Lucia.
-
Ah...toda una animal social por lo que veo- cuchicheo Lucia tras
mirarla una vez más, encantando a Inés. Lucía tenía cierta guasa,
que invitaba a jugar con ella.
-
Jajaja, si bueno...es obvio mi naturaleza afable me viene de ella- le
siguió el rollo Inés. Necesitando gemir de puro gusto, lo haría
sin duda en cuanto se quedara a solas con su Tía. Era otra cualidad
a sumar en Marina, en su larguísima lista de virtudes, Marina venía
doble. Y que doble. La misma que curioseaba a Susana, encendiéndose
un cigarro.
-
No lo dude un instante, basta ver lo afectuoso que ha sido su saludo
y como enseguida me ha unido a vosotras- prosiguió ácida Lucía.
Ahora que la mujer con mono de piloto, fumaba dándoles la espalda-
Pero yo venía a verte a ti. ¿Como va esa desgana?- se interesó por
lo importante y deformación profesional, con confianza examinó los
ojos de Inés. El sonrojo que al momento vio en el rostro de Inés,
nuevamente la hizo sonreír, sin que dejará de estar pendiente de la
mujer, que ahora se tumbaba boca arriba.
-
Es..es un tanto arisca- trató de defender a su Tía, Inés. Mientras
que Lucía seguía con su examen, tomándole el pulso.
-
Sush...espera- le pidió Lucía sin poder dejar de sonreír. Inés
estaba rígida y si ella provocaba un acercamiento más íntimo, el
pulso se le aceleraba, demostrando una tierna timidez - No te gustan
los médicos.
-
Una sí- contestó de corrido Inés, con la mente en Marina, sin
olvidar a la que tenia a dos pasos- Bueno.. Ahora dos.
-
Eres un cielo- encantada con ella, Lucía volvió a besarla y así,
ninguna se percató que Susana estaba junto a ellas. Fue Inés la que
primero se percató de su presencia y de mejor humor, le cuco un ojo.
Gesto que Susana respondió rodando los ojos para después llegar
hasta el helicóptero y abrir una de sus puertas.
-
Si la señora ha dejado de rebuscarte piojos como a un mono, ¿podemos
irnos a comer?- les pregunto Susana sorprendiendo a Lucia. Doctora
por vocación enseguida se ofendió.
-
Estaba reconociéndola- se defendió cruzándose de brazos y lógico,
el parecido con Marina a Inés le hizo tragar saliva, por lo que
pudiera pasar. Lo mismo la madre, también era todo un Mykoyan.
-
¿Tiene poca memoria para tener que reconocerla?- insistió Susana en
picarla, sin nada mejor que hacer.
-
Ja ja ja, super graciosa- ironizó Lucía. La enigmática como
llamaba Laura a Susana, era de lo más borde. Nada que ver con Inés.
-
Ehm...- intercedió Ines antes de que el Mykoyan alcanzará
velocidad de crucero- ¿Vienes con nosotras?- le ofreció sin temer a
su Tía. Sus dardos no eran más que una manía vieja por probar a
las mujeres.
-
¿En helicóptero?- se sorprendió Lucia mirando golosa al mismo.
Sería increíble un vuelo sobre Segovia.
-
Si, después la dejaremos caer sobre el restaurante en paracaídas.
No te digo yo- le quito de una tajada todo el encanto Susana,
cerrando la puerta del mismo.
-
Si ahora que habla va a ser para decir sandeces, mejor continúe
callada- se giró Lucía totalmente molesta e Inés, la adelantó
camino a la salida.
-
Claro, claro...hablo o callo según usted quiera- replicó Susana
tras ella y fue decirlo, e Inés se giró lo justo para verla dar el
ok al culito respingon de Lucía.
-
No le iría nada mal, se lo aseguro- insistió Lucia ajena a los
gestos cómplices de Inés y su Tía- La gallito que siempre
tiene que tener el último canto.
-
De ser así...sería el primero, ¿no?- siguió divirtiéndose
Susana, tras ella cogiéndole vicio.
-
Que se yo...era un decir- se quejó Lucia parándose en seco. Por
suerte su culito tenía tan entretenida a su Susana, que guardaba la
distancia necesaria para no chocar.
-
Mejor estar callada que hablar por hablar- continuó Susana,
mirándola de arriba abajo. Bicheo que tuvo que detener, al girarse
Lucia.
-
Si dejara de molestarme- se irguió frente a ella y abrió la boca
cuanto pudo molesta. Susana le había guiñado un ojo con todo el
descaro del mundo. Y lo peor, no se daba por enterada.
-
¿Yo?- se señaló así misma Susana, mordiéndose los labios. Menuda
fiera de mujer.
-
Eh...quizás no sería mala idea un viaje en helicóptero.
Tomaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarUfff, ufff y reufff!!!! Qué encuentro,por Dios!!!! Comparación con un Mikoyan, soberbio. Reconocer que está cerrada a sus sentimientos de dolor, abre a Inés la puerta para abrirse a Marina? La tía se va a lanzar en picada o planeando sobre su propio mikoyan? tres veces gracias, Gemo. eres única.
ResponderEliminarConstance
....¡¡¡¡ ÚNICA¡¡¡
ResponderEliminarGRACIAS....SIEMPRE.....ESCRITORA.
CELESTE-NEGRO.
Genial el fic Gemo, para mi de los mejores que has escrito.
ResponderEliminarGracias por compartirlo con nosotras...
L.a.c.e.r
PD. Otra pareja más en tu historia que sé que me va a encantar...
amooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo gemitooooooooooooooooo
ResponderEliminarbrigoninha
Debo confesar que en lo personal la Tia de Ines me desagrada y mas me desagrada la idea que se lie con Lucia y para mi mala suerte lo veo venir!!! Que penilla me doy.
ResponderEliminarSe dice que lo mejor que deja una persona a las personas son los recuerdos y parece que la familia de Ines tiene muchos recuerdos y es formidable que con cada experiencia vivida se haya dejado tanto en ls personas que amas.
genial como siempre gemo.
Te voy a regalar un desdesagradador jajaja
EliminarNo funcionara... Pero espero el regalo!!! jejeje
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