-
No subas, Inés no subas- por más que le pedía a puros gritos, Inés
no parecía escucharla y si lo hacía, no le contestaba, ni se
detenía como a viva voz continuaba pidiéndole- No me hagas esto,
Inés...te digo no subas y mírame cuando te estoy hablando, joder-
fue su último grito, roto por la tensión en su garganta. El llanto
desesperado que aguarda explotar de alguna manera. Inés se detuvo
si, pero lo hizo sólo para sonreirle- No...no, Inés por favor no-
su sonrisa cubría sus intenciones, creyéndose relajarla. Algo que
no conseguía. Debía dejar de gritar y correr tras ella, pero una
nueva explosión la atenazaba muerta de miedo- Inés- volvió a
gritar viendo que la puerta de la escaleras se cerraba tras ella y se
obligó, a seguirla así se le parase el corazón por tanto latido
salvaje. La siguiente explosión le llegó en plena carrera por las
escaleras tras Ines. Consciente que perdería la lucha una vez Inés
saliese de la azotea, trato dejándose el aliento, de alcanzarla.
Pero no llegó a conseguirlo y de nuevo el llanto la sobrecogió- No
vayas, cielo...no vayas con él- le rogó y maldijo nuevamente la
sonrisa calma de Inés, antes de salir a la azotea. No,
definitivamente no se iba a quedar ahí quieta y volvió a correr
saliendo tras ella. Pero no hubo caso, no podía haberlo si Roberto
esperaba a su hija en el helicóptero- Inés- la llamó dejándose
caer de rodillas y la hermosa sonrisa de ambos, no hizo más que
romperla. La angustia sentida al verlos despegar y la opresión en el
pecho de auténtico pavor, la hizo despertar del sueño,
prácticamente de golpe- Inés- gritando como en él mismo sueño,
miró su habitación faltándole el aire. Estaba en su cama, en su
habitación y todo, no había sido más que un sueño- Joder- había
sido tan real, que despertó transpirada en pánico. Aún con la
respiración alterada se cubrió el rostro. Otra pesadilla con Inés
y su padre como protagonistas, que terminaba despertándola entre
lágrimas.
La
suave brisa que entraba por su balcón a esas horas erizo su cuerpo
contrarrestando con su sudor, pero por largos segundos, Marina ni lo
sintió. Tras la pesadilla, el recorte de prensa con Inés de
protagonista, ocupaba toda su visión, llenándola de impotencia. En
esas condiciones y sin dejar de llorar, se abrazó a la almohada,
apretando los ojos bien fuerte. Daría lo que fuese, por en ese justo
instante sentir las chapas de Inés en su espalda. Deseándolo de
veras, no pudo medir sus actos y en uno totalmente impulsivo, llamó
a la dueña de esas chapas, sin prestar atención de las horas que
eran. De normal, Inés respondió incorporándose de golpe.
-
¿Estas bien? ¿Que pasó?- se interesó Inés nada más descolgar.
Era media noche y hacia unas horas que se habían dado las oportunas
buenas noches.
-
Nada...genial que estoy, si- musitó mordiéndose el labio. Y tanto
que era genial, tiene una pesadilla, se ponía a llorar y la
despertaba, como si ella fuese la única importante. El pasado de
Inés, ese mismo que la acongojaba, curiosamente solo podía ser
aliviado por Inés.
-
Ah...- no supo que decir Inés, dejándose caer de nuevo sobre el
colchón, sin olvidar la irónica contestación de Marina- Me has
cogido un vicio- improvisó con el toque justo de humor. El que
Marina necesitaba para sonreír contra la almohada- Que quieres Inés
a todas horas, que lo se- prosiguió concentrada en la respiración
de Marina, donde ya aventuraba sonrisas- Mira que te lo advertí,
pero venga...dime, ¿que parte de mi quieres ahora?- terminó
en el mismo tono de broma y Marina estuvo a punto de contestarle bien
rápido, con un " A ti" que le pillo totalmente
desprevenida. Por suerte para su boca a medio abrir y sus ojos
abiertos por entero, Inés se lo pensó mejor y prosiguió- Ya sabes
que para ti tengo de todo, Mamita.
-
Inés- dijo como pudo contra la almohada. La constante tendencia de
Inés a la broma, era un chute que restaba importancia a todo.
Justamente, lo que más temía de ella.
-
Pura sabrosura, Mamita rica- siguió Inés a lo suyo. Esa sonrisa
aventurada debía culminar en una risotada de Marina, que de seguro,
le sabría a auténtica sabrosura conseguida.
-
Jajaja, no vuelvas a llamarme así, por favor- pidió entre risas,
provocando el satisfecho suspiro de Inés. Aunque, Inés seguía con
cierta inquietud por la llamada.
-
Vale- acepto sin darle más vueltas, mejor saber el porqué de
inmediato- Si me dices sin pensarlo ni un segundo, que te hizo
llamarme.
-
Quería sentir tus chapas en mi espalda- como lo había pedido lo
obtuvo y tendente a las ensoñaciones, Inés pudo ver el salto
gigantesco que le dio el corazón ante lo dicho por Marina. Viéndolo
pegado al techo, reprimió las risas por sus infantiles ensoñaciones,
para volver a jugar.
-
Ujum...- asintió con toda la seriedad que le fue posible. La
respiración de Marina se acompasaba e incluso diría, que esperando
alguna ocurrencia suya. Consentidora por naturaleza, se la ofreció -
Veamos, ¿las quería solo ahí justamente, o se notaba usted querer
sentirlas avanzando? Debe ser sincera en su respuesta para un
diagnóstico acertado, doctora colega mía en estos momentos-
adquirió un tono totalmente profesional y nuevamente conseguido.
Marina olvidaba su pesadilla, para entrar al juego iniciado por Inés.
-
Pues verá...déjeme que recuerde- modulo su voz Marina al
contestarle, contagiándose por la misma seducción que llevaba su
voz.
-
Bien tómese su tiempo- la invitó Inés, permitiéndose degustar esa
tonalidad tan sumamente sensual- Me matas cuando pones esa voz, lo
sabes...¿verdad?
-
Aja....y lo mejor es que la provocas tú- asintió con ella, soltando
aire de a poco. Tres frases intercambiadas con ella e increíblemente,
entraba en un estado excitado que estaba adorando. Nada inquieto, ni
inquisidor, más bien anhelante y lógicamente incitado, por el
recuerdo de la primera vez que se entregó a Inés, sólo por su voz-
Uhm- gimió de una forma casi imperceptible, deseando que Inés
dijese lo que fuese, cerrando los ojos. Ella no veía corazones
cayendo a la cama tras segundos pegados al techo, pero si se sumergía
de lleno, en el recuerdo de una cálida piel, de unos juguetones ojos
y de una única sonrisa, la de Inés.
-
¿Estas de lado?- le preguntó Inés volviendo a sentarse en la cama.
En ella se unía el latido más fuerte de su corazón, con la misma
excitación que mostraba Marina. Los tres días encerrada con ella,
daban para imaginar su postura en la cama. En mitad de ella y seguro,
girada hacia el balcón. De una patada se deshizo del corazón
comiendo colchón. Si cerraba los ojos, podría sustituirlo por
Marina.
-
Si- le contestó Marina, en apenas un suave susurro. Quería las
chapas en su espalda, calidamente aprisionadas en ella, por el torso
de Inés. Tal cual las tuvo en muchos momentos compartidos en su
encierro junto a Inés.
-
Al buscar tu cuello, para besarte mi despertar, caen sobre tu
omóplato. En él retienen la caída hasta el colchón. Segundos
están allí, los pocos que tardó en querer besarte cada trocito.
Cuello, espalda, lado y subo como lo hacen ellas por tu vientre hasta
tu boca- soñó o recordó Inés, daba igual. De nuevo como aquella
noche en el tejado, su cuerpo era incapaz de autosatisfacerse
escuchándola, haciéndola temer, volver a emocionarse como esa vez-
Ahora estás girada- aventuró presintiéndolo. La conexión era tal,
que los labios le cosquilleaban como si en verdad, estuviese besando
su piel.
-
Si...Inés- los llamados de Marina, iban más allá de la excitación
y placer que estaba alcanzando. No era que Inés fuese la primera
mujer o la primera persona que con la voz la llevará a ese estado,
era lo insoportablemente suya que le estaba haciendo sentirse.
-
Podría quedarme en tu boca y su exquisito sabor, dejándolas entre
tus pechos- prosiguió Inés queriendo acompañarla. No lo haría en
caricias dadas o recibidas, pero el pecho se le hinchaba igual, dada
por completo a Marina y su deliciosa respiración- Pero de nuevo se
quedan los segundos que me incitan a rodar por tu cuerpo hasta tu
roto- avanzó como sentía lo hacía por su cuerpo, detallando el
momento que a Marina, le haría encogerse gozosa- Allí donde juego
con tus ganas, mientras ellas directamente las acarician.
-
Ah...si, están ahí- gimió sin poder controlar su respiración. La
marca más característica de Inés, en ella, paseándose directas
por su sexo, como lo hacían sus dedos simulándolas.
-
Mojándose en ti- sentenció Inés, creyendo poder quedarse sin
respiración. Los gemidos de Marina, eran capaces de colarse hasta
sus mismas entrañas, arañándolas.
-
Ines- sin regreso posible, trato de avisarle. Quería dárselo,
entregarle la locura donde ella la envolvía.
-
Hazlo...regalamelo- apretó los ojos Inés. Tampoco para ella había
regreso posible, por mucho que se regañase, primaba la emoción
inmensa que le producía Marina, entregándose.
-
Si...es tuyo, no sabes cuánto lo es- dijo antes de que ambas se
uniesen en la simbiosis perfecta de sus respiraciones, rotas solas
por algún loco gemido de Marina, hasta que el último se alargó en
pausas agónicas, que amenazaron la cordura de Inés. Al terminar,
Marina se hundió en el colchón, tan real y tan suya, que apenas
pudo hablar.
-
Ufff- resoplo Inés, dejando de morderse la rodilla. No había caso,
había podido evitar que se escuchase su congoja, pero estaba por
igual empapada en lágrimas- Me...me me ufff- trató de hablar,
queriendo ser complaciente. Marina se había entregado a ella y solo
se le ocurría llorar como niña.
-
Es tan bestial, tan increíble...que te juro que ni yo me lo creo-
habló por ella Marina, mojándose los labios, resecos como toda su
boca.
-
Si- la corta en palabras ahora fue Inés, todavía sobrecogida,
haciendo sonreír a Marina. Eso era otro increíble en su historia.
Los tempos pasaban de una a otra, sin necesidad de mirarse a los ojos
para entenderse.
-
Pues- se dispuso a ser ella quien aligerara el cargado momento. Mejor
eso que pedirle una locura en mitad de la noche, sabiendo que mañana
Inés regresaba al trabajo- No te llame para esto, aunque después
sepas como nadie volverme loca- pauso esperando la leve risa de Inés-
En verdad, me desvele pensando en ti.
-
Vicio, que me has cogido vicio, si te lo he dicho antes- consiguió
bromear Inés, secándose el rostro como bien podía.
-
Jajaja, no si...no te lo niego, pero yo quería hablar contigo, Inés.
Que me hables, que me cuentes, que me digas joder- conforme fue
diciendo, curiosamente se fue calentando. Mañana Inés y Karla
cerrarían la casa que contenía sus vidas e Inés, se mostraba como
si no fuese con ella.
-
Bien...vale, ¿pero el que?- le preguntó Inés, sin entender el
cambio en su voz, incluidos sus decibelios. Y si no entendía su voz,
menos lo que quería Marina quería de ella.
-
Mañana, Inés...mañana- se contuvo de ser más precisa intentando
un hilo de comunicación entre ellas y que Inés, calmara su
repentina ansiedad haciéndola partícipe de sus cosas. Pero Inés
estaba en la máxima gloria de haberla escuchado suya, mojada sin
satisfacción física y despertada en mitad de la noche. Para
femeninos acertijos, precisamente, no estaba.
-
Mañana pues...me faltará un día menos para volver a verte- se dejó
caer sonriendo de solo pensar en ese momento. De innato, Marina
sonrió por igual sentándose en la cama y hasta por un momento
olvido su pequeña rabieta, pero sólo fue un momento.
-
Ehm...a veces dudo de si en verdad, me vacilas o eres así de
despistada. Mañana dejáis El Espinar y volvéis a Segovia, ¿no es
así?- se aseguró creyendo que para Inés, debía ser obvio. Pero no
lo era, porque básicamente Inés estaba alucinando por su cambio de
humor.
-
Si...¿en que te he vacilado yo? - pensó en guardarse la pregunta,
pero que carajo, ella también podía enfadarse. Aunque no supiera
porqué.
-
En que- se mordió la lengua Marina, temiéndose. Sus ataques de
perra histérica, conseguían bloquearla. Aunque en el fondo, no era
más que empezar a querer ser todo. Mínimo, la pareja, amante y
amiga- ¿Me quieres decir que estabas durmiendo normal? Creo que te
conozco más de lo que tu crees y ahora no seas capaz de hacerme
alguna broma.
-
Vale...bien. ¿Y me quieres decir tu por que tengo que hablarte de lo
que eso me produce?- se acabo de alterar Inés. Ella anclada a los
cambios incomprensibles en Marina, de estar en la gloria a
estrellarse contra sus enfados.
-
¿Por que te hará bien?- ironizó Marina gesticulando. Ver su mano
en movimiento como si estuviese en pleno debate político, le hizo
extrañarse. Todo aquello que involucrase a Inés, comenzaba a
desbordarla.
-
No quiero hacerlo, Marina...no quiero- se quejó Inés, queriendo
volver al punto exacto donde Marina le quitaba todo, incluso la
deshazon que llevaba anclada desde adolescente.
-
Genial...¿y es conmigo o con todos en general?- preguntó no
gustándose lo más mínimo, pero a la vez incapaz de detenerse. Si
algo le estaba pasando quería saberlo, no debía ser tan difícil de
entender.
-
Estas enfadada. Y cuando te enfadas- musitó Inés, encogiéndose.
Para nada pensaba llegar a ese enfado, esa noche.
-
Te aguantas...cuando me enfado, te aguantas. Porque lo hago por ti-
creyó explicarse pero ni por asomo. Así no hacían más que
enrollar una madeja que podía hacerse enorme.
-
Eso no va así- disentio Inés, volviendo a sentarse - Joder- siguió
quejándose. Ahora tendría que subir al tejado en busca del aire que
le faltaba.
-
¿Ah no? Inés si no me hablas, si estoy cogiendo complejo
sacacorchos...me paso el día preguntándote como estás por
cualquier medio. ¿Es que no te das cuenta?- se exaspero Marina,
bajando los hombros agotada. Inés no contestó y a ella
desinflándose como estaba no le molestó. Así eran, tan pólvora
para el deseo como para todo.
-
Faltan cinco minutos para que un Madrid-París sobrevuele tu casa- la
sorprendió Inés, tras consultar su reloj. Siendo su única
posibilidad de escape en busca de oxígeno, antes de tener que buscar
altura- Mi... Mi padre a veces era tan infantil y querendon, que
usaba los aviones comerciales para contentarnos en sus ausencias.
Decía que ellos dejaban caer sobre nosotras sus besos, como plumas
que las aves en sus vuelos esparcen sobre nosotros.
-
Inés- se emocionó entendiéndola Marina, y corrió al balcón para
abrirlo. Infantil y querendon lo había descrito Inés, y a ella
según más conocía de él, le estaba pareciendo único.
-
Recuerda que no te gusta la cursilería- le dijo Inés, aún sin
ánimo para bromas.
-
Bueno...contigo me ocurre cada cosa que lo mismo me acaba encantando
la cursilería- la animó Marina, verdaderamente arrepentida. Debía
aprender a controlar sus impulsos para con Inés y ahora debía
mimarla, después del mal rato- ¿Me caerán muchos besos?- se
interesó imaginando el sonrojo de Inés, apoyándose en su balcón.
Esperando una cursi cita.
-
Jijiji Marina- de vuelta al colchón, Inés comenzó a retorcerse.
Por suerte Marina no veía su sonrojez.
-
Va...¿cuantos?- quiso saber Marina, pellizcándose el labio. De
seguro Inés pataleaba en la cama.
-
Psss...cuando te enfadas los reduces- consiguió erguirse un tanto,
aunque estaba claro que ella no era la femme fatal de las dos.
-
Ah...¿pero es que ya me han caído más veces?- insistió Marina a
punto de la carcajada. Daría lo que fuese por ver a Inés en ese
justo momento.
-
Cada noche desde que nos separamos- confesó cubriéndose la cara con
la almohada. Eso había sido demasiado rosa y cursi.
-
Madre mía...así voy de mojadita todo el día- bromeó pícara
Marina. A la niña revoltosa que a veces era Inés, eso la sonrojaría
aún más.
-
Marinaaaa- se quejó Inés, mirándose la entre pierna. El deseo
acumulado antes, durante y después, pedía su ratito de atención, y
Marina jugaba con él como nadie.
-
Uhm...cielo, en cuanto me dejen mis besos, voy a hacerte el amor. No
se, me super apetece- jugueteo con ella Marina, deseándolo de veras.
-
Bien..vale, ya hablamos otro día entonces- bromeó por igual Inés,
cerrando los ojos al esperar el grito que iba a llegarle.
-
Inés, no me cabrees otra vez.
Marina de todo se cabrea pobre Ines no es conciente de la vida que le espera jajajaja
ResponderEliminarMuchas gracias gemo, Es un placer leerte siempre!!!
Cari
Me encanta como poco a poco van conociendose y cediendo en ese tira y afloja que, a veces, tienen.
ResponderEliminarMuchas gracias por el trozo Gemo.
PD, me gusta mucho el personaje que has creado del personaje de Inés.
L.a.c.e.r
...... LA ENCUENTRA...CUANDO LA BUSCA..LA ENCUENTRA...
ResponderEliminar''ME MATAS...CUANDO PONES ESA VOZ...ME MATAS...LO SABES...¿ VERDAD?
QUERIA DARSELO....ENTREGARLE LA LOCURA...DONDE ELLA LA ENVOLVIA..
HAY LAGRIMAS...LAS HAY PARA MUCHAS...MUCHISIMAS EMOCIONES...PROTAGONISTAS DE PENAS...DE MOMENTOS DE EMOCION...DE PLENITUD...DE ENTREGA ABSOLUTA...SON ESTAS LAS QUE HACEN QUE SE ROCE LA LOCURA...CUANDO EN ESA ENTREGA DONDE LA PASIÓN DA SU PASO SUBLIME...DONDE EL AMOR YA LO LLENA TODO...SON ESAS LAGRIMAS QUE MOJAN EL ALMA CUANDO YA SE MOJARON SUS CUERPOS EN DESEO...SON LAGRIMAS...QUE HACEN DE UNA MUJER...AÚN JADEANTE TRAS LA ENTREGA...MUJER...MUCHO MÁS MUJER¡¡¡¡
ESCRITORA....INDESCRIPTIBLE...SUBLIME¡¡¡ ESTE TROCITO DE PRINCIPIO A FIN...LO FUE...TAN TAN TAN DESCARADO COMO APASIONADO...TAN TIERNO COMO PASIONAL...¡¡¡ SI¡¡¡
.....ASI ERAN...TAN POLVORA PARA EL DESEO...COMO PARA TODO..TODO...
......BESOS CAIDOS DEL CIELO ENTRE CORAZONES QUE SE CAEN A UNA CAMA...
ESTAS Y TODAS TODAS LAS LETRAS QUE AQUÍ PONES...PARA HACER DE ESTA HISTORIA...UNA MARAVILLOSA DELICIA...
FRASES UNA TRAS OTRA PARA DEJAR GRABADAS A LO LARGO DE UNA VIDA...Y RECORDAR SOLO CUANDO LOS SENTIMIENTOS SE ADUEÑAN DE NOSOTROS...¡¡ LO SON¡¡¡
....GRACIAS.......POR....¡¡¡¡TANTO¡¡¡¡¡ ESCRITORA
CELESTE-NEGRO