112- Emergencias 39

Al final no hubo copa con su madre y si, cotilleo por horas con Laura. En solo camiseta ambas y tumbadas en el sofá una enfrente de la otra, como si aún tuviesen quince años, mezclaron risas, entre detalles pícaros y otros no tanto. Marina ahora y sin prisas, podía recordar los días tan intensos compartidos con Inés.

- Una vez le pregunté cuales eran las diferencias al hacerlo con una mujer e Inés, me contestó que en algunos libros de temática  decían que era tan sublime, que las estrellas se te caían- comentó cambiando de tema sin necesidad de anuncios previos. Laura la vio perder la mirada por el salón. No era difícil imaginar, que recordando algún íntimo momento con Inés.

- Con algún tío a mi también se me han caído, vamos que he tenido chirivitas en los ojos por minutos- contestó entre risas, recibiendo una leve patada de Marina. Como no, ellas siempre pensando en guarro.

- No me refiero a eso- debatió Marina, sin esconder la sonrisa que le producía recordar ciertos momentos.

- Si lo se, pava. Pero bueno, hablando en serio...yo creo que las estrellas se caen da igual con que sexo compartas la cama, se te caen porque es...en mayúsculas. Es la persona ideal para ti...punto- expuso totalmente convencida, tanto que Marina se encogió un poco pensándolo. No sólo se le habían caído encima las estrellas, juraría haber escuchado de fondo la aplaudida Para Elisa de Beethoven.

- Fue tan loco y a la vez tan Inés- musitó recordándose tumbada bajo ella.

- Una preguntita así de nada, ¿supiste quitarle el sujetador? Ese tuvo que ser un bollo momentazo- volvió a las bromas Laura y Marina apenas le contestó con la cabeza.

----

Bajo ella y con Inés sin acabar de aterrizar sobre si, como todo su cuerpo ansiaba, desesperándola. El rostro angelical de Inés y su verde mirar, la contemplaban intensamente, como temiendo romper el cristal más caro, mientras ella buscaba anhelosa, que Inés acabara por dejarse caer sobre ella. Moría por sentir su calidez cubriéndola. Pero Inés continuaba mirándola igual, y solo varió el rumbo de sus ojos a sus pechos, haciéndola sonreír. Una mirada tan limpia como la de Inés, no podía ocultar la admiración con que los contemplaba. Esa sensación, ese deseo visto en sus ojos, le hizo incorporarse para ser ella misma la que se retirase el sujetador, dejándolos totalmente expuestos para Inés. No le hizo falta preguntar, Inés pronunciando despacio su nombre, le hizo ver cuánto le habían gustado, contagiándola. Ella también quería deleitarse como la propia Inés y no dada a los reparos, gimió al llevar las manos al pecho de Inés. Pequeño pero descarado, abarcó cada seno y pago con sus labios, las increíbles ganas de tomarlos con su boca. La apetencia de ellos fue tan brutal, que con maestría desconocida desabrocho el sujetador de Inés.

- Ah no...no te vayas a aprovechar de lo mucho que me gustas- se le quejó Inés, aterrizando por fin sobre su cuerpo al reconocer sus intenciones.

- Jajaja, no lo dudes cielo.

Risas mezcladas con el lado más salvaje y loco de ambas, y para culminar, la Inés que más la sobrecogía. La más confiada e íntima, con la cara encerrada entre su pecho al terminar.

- Siempre me gustaron las bufas grandes y justo han venido acompañadas de las hostias mayores que he recibido- le dijo Inés, suspirando contra su pecho. Para Marina ese siempre usado por Inés, le supo amargo, prefiriendo obviarlo con humor.

- Ehm...hostias no tengo pensado darte, pero tienes un culito que provoca darte cachetadas.

----

- Bien, vale...super guay..¿te estás poniendo bollo calentita?- quiso saber Laura al verla prácticamente poniendo los ojos en blanco. Siendo sincera le daba mucha envidia. Marina sin saberlo o no siendo aún consciente de ello, estaba consiguiendo el príncipe que desde pequeñas quisieron. Claro que, le llegaba con reformas.

- No- contestó rápido Marina tras un leve carraspeo, pero la mirada de Laura sobre si era demasiado, como para mentir- Si jajaja, lo que me recuerda- hizo una pausa incorporándose para quedar sentada en el sofá- Me he dado cuenta que con Inés puedo ser muy perra.

- Oh por favor, ¿tu perra? Nunca, jamás- rodó los ojos Laura, creyendo estar hablando en broma. Pero en broma Marina no se pinzaría el labio, como lo estaba haciendo- No me seas intensa- la aconsejó dejando las bromas aparte. Marina en verdad parecía preocupada- Te has llevado meses cabreada con la margarita que al deshojarla te decía SI cómo respuesta a tu histérica pregunta, ¿me esta bollo gustando una mujer? Lógico, que todo sea un descubrimiento y lógico, que descubras en ti cosas que ni conocías.

- Ya- se pellizco ahora una uña, sin que las palabras de su amiga le aliviasen mucho- Pero por ejemplo, estuve tan volcada en disfrutarla que obvie su especial situación y lo peor-busco la mirada de Laura, asustada por sus propios pensamientos- He llegado a cabrearme porque nos hayamos conocido justo cuando su madre pues...- no quiso acabar o más bien no pudo, prefirió suspirar calmándose un tanto, por la sonrisa de Laura- por no hablar de que hasta me jode, que mis pechos no sean los únicos grandes que haya tenido.

- Bufas...- la rectificó Laura, según dirían las hermanas, provocando que ahora sonríesen las dos- Después de estos días con Karla y a pesar de que no le deseo la muerte a nadie, yo también me he cabreado contra el mundo. Esa mujer no debía haber muerto, ni ahora, ni nunca. Es...ufff, cuando vas conociendo todo lo que les ha pasado, es una sensación terrorífica. He llegado a soñar con las fotos del siniestro de su padre.

- ¿Que fotos?- se interesó Marina al momento. Subiéndole el ritmo cardíaco de una forma vertiginosa. Aun llevaba guardada en si, el recorte de periódico visto en la habitación de Karla de Inés recogiendo la bandera de España.

- ¿No viste nada?- se extrañó Laura, recuperando su móvil de la mesa- Ah perdona...que no tuviste tiempo, zorron.

- ¿Es que las tienes?- le preguntó Marina, sin ganas de bromas. El padre de Inés, se había convertido en un mito para ella, quizás por aventurar lo clave que había sido para ésta.

- No...es un enlace a varias noticias de su accidente. Que de accidente nada, derribaron su avión...hecho que se oculto, ya sabes...por el bien de la comunidad internacional- le contestó trasteando en su móvil para mandarle el enlace. Enlace que ella no quería volver a ver- Te lo paso- lo envió sin dejar de pensar en lo visto y en lo contado por Karla- Debe ser terrible, estar cinco días sin saber que ha pasado con tu padre- continuó en tanto Marina recibía el enlace- Su madre obviamente estuvo pegada a los teléfonos y noticias, y ellas pues...Inés la subió al tejado- se detuvo un segundo pensando en ello- Joder- exclamó por la coincidencia. Al llegar a casa de Marina, Inés estaba en el tejado y después no habían hablado de ello- Karla bajó al siguiente día obligada por su madre, pero Inés..Inés se quedó allí arriba hasta que las llevaron a Madrid para el funeral de honores- prosiguió moviendo los ojos inquieta. Debía haber una relación directa, sin olvidar a Susana- Es ahí...cuando Susana se vuelve imprescindible para ellas...como el tejado- lo incoherente de su discurso, la hizo moverse nerviosa. Había algo en esa familia, que la llamaba a curiosear, además de a tenerles cariño innato. Ella inquieta mal interpretando al siempre calmo Sherlok Homes y Marina encogiéndose por las imágenes y noticias que estaba viendo.

- Inés- pronunció sin retener la congoja que le producía todo lo visto- Quería que esta noche descansase, ¿pero como me quito ahora las ganas de llamarla?

- Susana- pronunció Laura anclada a su investigación- Es el enigma, una tía super atrayente además y con una vida de alucinar. Debo tener cuidado- se dijo tan flipada cómo ella sola podía llegar a ser- Me puedo bollo enamorar.

- Jajaja- estalló en risas mezcladas con lágrimas Marina al escucharla- ¿Como eres tan payasa?

- ¿Y tu como sigues siendo tan hetero? No me has bicheado las braguitas ni nada. Eso es de mala bollo amiga- se quejó de veras. Una buena bollo amiga debía subirle el ego y a partir de ahora, hasta cederle a los tíos guapos que se les acercasen.

- A ver como me aguanto. Quiero que duerma y descanse- se dijo Marina, con el pensamiento puesto en Inés, a pesar de las bromas con Laura.

- A ver como me aguanto. No quiero que se enamore de mi- la imitó Laura, en su propio mundo, donde de repente se habían triplicado las lesbianas.

- ¿Quien?- le preguntó Marina, sin entenderla. Aunque  mejor entretenerse con Laura que acabar llamando a Inés.

- Susana, Inés, tu...que se yo, soy un bombón entre tanta lesbiana. Un caramelo en la puerta de un Colegio, un pity en la planta de los enfermos de cáncer de pulmón, un puñaito de esteroides en el vestuario de un gimnasio, un...

Laura continuó incansable hasta que Marina, autoimponiéndose no llamar a Inés, la hizo levantarse del sofá para entre las dos preparase una cena ligera. Sin saber, que Inés junto a Karla, hacían lo mismo sin ser igual.

Las hermanas pasaron de ensaladas poco consistentes, prefiriendo dos buenos tazones de leche con galletas. Metiéndole mano estaban a la par, cuando el móvil de Inés vibró en la mesa, haciéndola dejar la cuchara para correr a cogerlo, creyendo que era Marina. Pero no, se trataba solo de una solicitud de amistad. Estaba a punto de ignorarlo, cuando sin querer leyó el nombre de quien se la había, Lucia. Natural, siendo la madre de Marina aceptó su solicitud y no habían terminado de cenar, cuando por el mesenger de facebook, Lucia le escribía: Cielo, mañana desde mi consulta te enviare un menú ligero, que va genial para cuando se tiene poca apetencia. Tranquila, son cosas super fáciles de preparar. ¿Que cenaste?

- Jolines- exclamó Inés tras leerlo. El apelativo "cielo" copyright de madre e hija, le estaba resultando de lo más placentero en todos los sentidos y el interese personal de Lucía, le estaba emocionando. Por eso fue sincera escribiéndole: Leche con galletas, lleva azúcar...eso mola, ¿no?

- ¿Con quien estas?- le preguntó Karla, al verla mirar el móvil como niña pequeña que esta recibiendo mimos por sorpresa y no iba muy equivocada. Así mismo, se lo estaba tomando Inés.

- Con Lucia, la madre de Marina- le contestó sin soltar el móvil. Le daba curiosidad, como respondería Lucia.

- Lo vuestro no es ir rápido, es más allá de arrasando- comentó Karla, ciertamente sorprendida por esa velocidad de la que hablaba. Inés no dijo nada, ocupada como estaba leyendo un nuevo mensaje de Lucía: Por hoy vale, mañana empiezas con mi menú. Trataré de llamarte y lo hablamos. Descansa, cielo. Pd. Marina no soporta la leche, desde pequeña.

- Agh...- gimió casi pletórica al leerlo Ines, levantándose- no tenía bastante con Marina volviéndome loca, que ahora también su madre y jijiji toma... te dije que Marina es distinta,  te lo dije...odia la leche. Eso es...

- La leche, si- la siguió Karla, negando con la cabeza- Vamos a dormir, anda.

- Seeh...no puedo llamarla, cree que estoy descansando- subió ambas cejas, bastante chulita y así, se lo puso en bandeja a su hermana, para un poco de cachondeo.

- Wau..como arriesgas hermana, eres una leona en esto del bollo amor, jajaja lo siento...se me contagio de Laura. Que mujer, no tiene desperdicio.