jueves, 14 de agosto de 2014

112- Emergencias 37


Para cuando Inés, volvió a abrir los ojos, estaba acomodada en el sofá del salón. Tremendamente cansada, los abrió de a poco, y no siendo la bellísima cara de Marina quien la recibía, no estaba mal que fuese la original. Quiere decir, su madre.

- No temas, pero somos las últimas supervivientes, y debo inyectarte- le dijo la mujer al verla abrir los ojos, en completa seriedad, mientras parecía examinarla- Un zombie consiguió alcanzarte- bromeó sin mostrarlo en absoluto y a Inés, se le fue ensanchando la sonrisa a medida que comprendía la broma, tras su abrazo en la cocina.

- No puedo quejarme, me acompañará una Doctora- sonrió sin que la madre de Marina le dejara incorporarse como intentaba.

- Así es y ésta doctora quiere hacerte unas preguntas, antes de probar a incorporarte- la mujer, ahora se fijó en sus ojos e Inés, los cerró por inercia. Era bestial lo mucho que ambas se parecían, y eso le hacía sentir haber adelantado el tiempo años ha- Abre los ojos- pidió a Inés, con clara experiencia y ésta, obedeció para inmediatamente maldecirse. Sus "bufas" también se parecían en exceso. Siendo la madre y no la hija, trago saliva antes de que su innata curiosidad por esa parte de la fisiología femenina le jugara una mala pasada. Había que improvisar, y hacerlo rápido.

- De Amenabar- bromeó como lo había hecho la mujer anteriormente sin que ella le sonríese. Parecía más pendiente de sus ojos, que de lo que ella dijese-Me gustó esa película, creo que fue la primera película española que vi en el cine- siguió hablando, un tanto intimidada con la cercanía de esa mujer.

- Debías ser una niña- la sorprendió la mujer. Al final , a parte de examinarla minuciosamente, también le prestaba atención. Lo dicho por la mujer, volvió a hacerla sonreír y lo hizo tan cerca, que la mujer notó diferencias en su forma de sonreír.

- Más que una niña, menos que una mujer. Pero lo suficiente para haberme llevado ya, dos hostias importantes. Una mucho mayor que la otra, he de decir- sincera hasta para meterse en líos, no fue diferente con la mujer que ahora tomaba asiento junto a ella, sin dejar de mirarla, con demasiada atención.

- No creo que se puedan recibir dos hostias iguales- tardó en proseguir a Inés, dejando las manos cruzadas sobre su falda. El simple gesto, gustó a Inés, por la elegancia con la que había sido realizado. Pero la mujer seguía mirándola, invitándola a debate.

- Créame que si. Hace poco recibí otra, excesivamente parecida- contestó convencida aceptando la invitación de la mujer. Más que intimidar, su mirar pausado y sus suaves formas, invitaban a conversar. Aunque para ese momento, empezaba a extrañar bastante a Marina, y con ella, la mínima paz alcanzada. Puede que siguiera sonriendo, pero sus ojos comenzaban a mostrar, lo que esa conversación le producía.

- Siento disentir contigo- volvió a demorarse la mujer, intranquilizando a Inés- Pero estoy absolutamente segura, que no pueden dolerte por igual- concluyó sonriendole por primera vez. Se estaba ahorrando algunas de las preguntas, que debía formularle tras su reconocimiento. La misma Inés, le estaba ofreciendo las respuestas, sin haberlas formulado.

- Mi padre murió hace quince años y ahora lo acompañó mi madre- sentenció Inés. Creyendo ganar con ello, toda la razón y la mujer, sonrió lo justo más, para tranquilizarla.

- Me estas dando la razón. No te puede doler igual- insistió rompiendo la unión de sus manos, para peinar la siempre díscola ceja de Inés-Básicamente, porque con ésta has terminado por perder a los dos- no pudo amortiguar las palabras como hubiese querido y esperó que Inés dejara correr las lágrimas que se amontonaban en sus ojos, esperando caer, pero para su sorpresa, Inés se empeñó en sonreír- Siempre me ha gustado la gente risueña. Aquellos que son capaces de reírse de todo, apretando dientes o sin hacerlo. Gente limpia, que prefiere comenzar el día sonriendo, por lo que pueda pasar y si su día, no se da del todo mal, acabarlo por igual, sonriendo. Pero, entre alegrar a una doctora sonriéndola al despertarte tras tener que sujetarte para que no caigas por desvanecimiento, y sonreír cómo mueca guardando lo que en verdad sientes, convirtiendo esa mueca a la larga en máscara, hay una diferencia. Porque el primero realmente es feliz, mientras el segundo, esta muy lejos de serlo- dijo sin pausas y sin rodeos. Concreta y tan clara, como lo había sido Marina en el duelo por su madre.

- Se parecen demasiado, es un hecho- subió los hombros Inés, girándose un tanto hacia el espaldar del sofá. Mejor eso, que volver a sonreír después de lo dicho. La mujer fue quien si lo hizo, acariciándole la mejilla.

- Te diré...la tuve yo sola y sola la eduque hasta hacerla una mujer, si Marina no se pareciese a mi, sería muy ingrato por su parte. Pero cielo, ella cocina mucho peor que yo y se entretiene con demasiada facilidad. Se fue hace rato y mira como estamos- dejo una última caricia en Inés, dispuesta a levantarse- Supongo que el que estés mal alimentada guarda relación con lo que hemos hablado. Voy a recetarte unos vitaminicos, pero si en unos días, no aumenta tu apetencia, deberás ir a consulta. Ahora voy a traerte algo para tomar. Quedate echada, mientras regreso y llora un poco, a veces no hay más camino, que dejarnos acompañar por el llanto- terminó haciéndolo a propósito ya incorporada y tras el sofá. Guardándose de dejarle la intimidad necesaria, para después marcharse a la cocina, dejando a Inés echa un ovillo. Lo hablado entre ellas, su parecido con Marina, el dolor por su madre, más el cansancio acumulado, acabó con Inés, que ahora no desvaneció, simplemente se durmió.

Así la encontró Marina, al regresar cargada con la comida para las tres. Verla en su sofá, dormida como una niña, le hizo dejar las bolsas en la mesa y sin preocuparse por su madre, acercarse hasta ella. Contemplando dormir y sin querer despertarla, no pudo evitar colar la mano bajo su camiseta, acariciando su vientre.

- Debes estar agotada- musitó regañándose por no haberla dejado parar y sonrió maliciosa, tampoco es que Inés se hubiese quejado. Extrañada por como había acabado durmiendo con su madre allí, fue a besarla sin concretar el sitio, cuando su madre entró al salón.

- Por fin llegas- fue el saludo de su madre, tras el sofá y con la vista claramente anclada a su mano posada en el vientre de Inés.

- Si...no lo había encargado, tuve que esperar- se explicó sacando muy lentamente la mano que su madre no dejaba de mirarle. Pillada en toda regla, no iba a mostrar sorpresa- Se ha quedado dormida- prosiguió incorporándose, aun extrañada e increíblemente calma.

- Te explico en la cocina. Es mejor dejarla descansar- le informó su madre, invitándola a acompañarla hasta la cocina. Donde con absoluta calma, ambas departieron sobre Inés y su desvanecimiento.

Marina sabía de sobra, que su madre no le preguntaría por las muestras más que cariñosas con las que le había visto tocar a Inés, se mantendría como hizo, solo interesándose por como se conocían y el motivo de la teórica fiesta.

Tomando un ligero aperitivo, Marina prefirió no mentirle, tampoco había caso, su madre ya habría hecho su propio esquema, así que más que centrarse en la fiesta, lo hizo en el Centro de Emergencias, cometiendo algún error.

- Uhm- murmuró Lucia, su madre, sirviéndose una nueva copa de vino. El gusto de su hija por estos y sus magníficas elecciones, solían hacerlas compartir alguna botellita con mucha asiduidad- Si los demás también viven entre Segovia y otros pueblecitos, ¿como es que no se quedaron a dormir?- se interesó pareciendo distraída, y se sonrió. Marina se removió en la silla inquieta, igualito que cuando era pequeña e incluso, los ojos le brillaban como entonces.

- Pues...pues, en verdad solo vino ella a pasar unos días, no supe nada mejor que decirte para justificar el desorden- confesó sonriéndose por los nervios sentidos, prácticamente adolescentes y estuvo a punto de echarse a reír, ante la sonrisa evidente que mostró su madre. Tontería mentirle a esa mujer- Si no fueses tan maniática del orden- encogió los hombros, sin que ambas perdieran la sonrisa. Para las dos, era igual de gratificante comprobar su conexión, más allá de las palabras.

- Y del buen gusto, no lo olvides- la prosiguió Lucia, sin perder la oportunidad de precisar- La mentira se lleva mal con ambos.

- Una simple excusa, no llega a mentira- rectificó Marina, sonriendo contra su copa. No podía haber tenido más suerte con su madre y a partir de ese instante, las dos dieron por hecho que hablaban de Inés, sin hacerlo.

- Infantil por tu parte- la reprobó Lucia, no mostrando ninguna extrañeza por el hecho de que Inés, fuese la primera mujer en la vida de su hija. Obvio, a Marina con ese detalle, no le hizo más que enorgullecerse por su madre y lo fácil que siempre le había puesto las cosas. Por eso, inició un intercambio rápido de pareceres con ella.

- No es fácil- le dijo, dando por supuesto que hablaban de mantener una relación con una mujer- Menos en política.

- No vas equivocada- afirmó su madre.

- Pero me da igual-confesó Marina, tomando la mano de su madre, y ésta enseguida jugueteo con sus dedos.

- No hay nada más convincente que la ilusión- le sonrió, ofreciéndole todo su apoyo.

- Por cosas como esta, nunca me hizo falta un padre. He tenido y tengo, todo contigo- declaró Marina, no pudiendo pedirle más. Simplemente perfecta.

- Es solo porque te adoro y sorprendida estoy, no creas. La falta de un padre, o más bien de su figura, era mi excusa para lo prolifera que has sido con los hombres. Quizás el no tener como la mayoría de las niñas un ideal masculino, te llevaba a buscar sin guión previo, que se yo...- se sinceró no sorprendiendo a Marina- para Inés no tengo excusa- concluyó sonriendo divertida. Como madre no las necesitaba, menos viendo la sonrisa de Marina, a punto de la carcajada.

- Lo cierto es que yo tampoco, jajaja...solo se que me encanta y que, es tan diferente, tan original, que a pesar de haber pasado lo mio al ir descubriendo cosas que jamás pensé  me pasasen, no me planteo, ni me cuestiono nada...Solo quiero vivirlo. No se si te vale como excusa- siguió hablando todo lo sincera que pudo, en un ambiente íntimo a la vez que divertido. Bien visto, no se arrepentía en absoluto de que su madre le hubiese pillado, porque eso le permitía estar compartiendo con ella una copa de vino, hablándole de Inés, mientras ésta dormía tranquila en su sofá.

- Original para decirme que estaba a punto de caerse, fue...sin duda- le indicó Lucia, tan a gusto como su hija y Marina rodó los ojos pellizcándose el labio.

- Lo es en más cosas- afirmó yéndose al lado más provocativo. Con su madre no había reservas, y tampoco era la primera vez que entraban en intimidades de blancas sábanas.

- Ahora entiendo los hematomas en su hombro- negó la cabeza Lucia. Recordándolos perfectamente y a Marina no le hizo falta más, para reír.

- Jajaja, su culpa...me desata- rió siguiendo la mirada de su madre hasta la puerta de la cocina, donde Inés las miraba con las manos en los bolsillos.

- Encontré otra superviviente- bromeó con ella Lucia, antes de levantarse para preparar la comida. Con ella despierta, no había motivo para esperar.

- Ya veo...- la prosiguió Inés, un tanto avergonzada. En cuanto Lucia les dio la espalda, se acercó tímida a la mesa. Desde donde Marina, le lanzaba un mordisco escandalizándola. Apenas había llegado a la puerta y Lucia la vio enseguida, por lo tanto no les había escuchado nada y estaba convencida, de comportarse como una buena amiga. Pero Marina, por el contrario, tiraba de su camiseta acabando de acercarla- Marina- la regañó temiendo que Lucia se girase y de pronto, al ver a una sentada y a la otra de perfil junto a la encimera, le ocurrió lo mismo que al llegar a la puerta, se quedó enganchada a la armonía de sus parecidos- Se os ve increíble...- comentó a Marina a baja voz- por separado alucine, juntas sois la hostia- sonrió abriendo los ojos, Marina la miraba con todas las intenciones de darle un beso.

- Cielo- se giró Lucia, sorprendiendo a Inés, y haciendo morderse los labios a Marina, por el beso no dado- es que lo somos.

- Jajaja, bien..vale, pero yo también un poco...¿eh?
 
 
 

7 comentarios:

  1. TU SI ERES LA HOSTIA GEMO..Y LA MAS GRANDE NIÑA...
    ESTE TROCITO ES BUENISIMO Y..ESOS DETALLES TUYOS..UFFF
    Y ESA MADRE IDEAL..UFFF...ME GUSTA ESTE RELATO MUCHISIMO..VAMOS..ESTOY PEGADA A EL...Y AUNQUE EL VERANO ES UN TIEMPO MUY DISPERSO MI VISITA A TU PAGINA ES SAGRADA AUNQUE NO SIEMPRE POSTEE ESCRITORA...Y A FUERZA DE REPETIRME..ERES BUENISIMA NIÑA...

    GRANDE DE ESPAÑA TU GEMO...DIVINA-WILSON

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    1. que mentirosa eres verde.. confiesalo.. entras porque te preciono para que lo hagas jajajajaja,.. Besos Verde

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  2. A mi me encanta esta mujer desde antes de saber que ella era Lucia por el montaje.. Con suegras asi de guapas, inteligentes, concientes y ALIVIANADAS el mundo seria mucho mejor jejejeje.. Ays que ahora si... de esta noche no paso jajaja

    Gracia gemo maravillosamente genial y dame el R.I.P.

    Cari.

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  3. perfeitoooooooooooooooooooooooooo amo tudo que você escreve gemito
    brigoninha

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  4. Genial. Me encanta la naturalidad con la que la madre de Marina se ha tomado todo. Que no me canso de decirlo, me encanta...
    Gracias Gemo.
    L.a.c.e.r

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  5. CARI...COMO CONFIDENTE ERES MALISIMA...JAJJAJAAJ

    YA APUNTE EN MI AGENDA...NADA DE SECRETOS A CARI...LOS SUELTA TODOS...NO ES DE FIAR..AJJAJAJA...

    NO LE HAGAS CASO A CARI GEMO...NADIE ME PRESIONA..ENTRO PORQUE ERES BUENA ESCRITORA HASTA DECIR BASTA NIÑA...
    JJAJAJA...

    GRANDE TU....DIVINA-WILSON...

    P.D..EN CUANTO A TI BORDE MIA..NO ME VUELVAS A DECIR QUE YO DESAPAREZCO...JJAJAAJA..TU PARECES EL GUADIANA...SI NO SABES SU LEYENDA..LEELA QUERIDA..JAJAJAAJ

    A MI PESAR SE TE QUIERE ..AUNQUE TE PAREZCAS ULTIMAMENTE MAS Y MAS A HOUDINI CARIÑO...JJAJAJA...MUAKSSSSS

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  6. ......ESCRITORA....ME QUEDO CON CADA UNA DE LAS PALABRAS DE DIVINA...CON TODAS ( CARI..CON LAS TUYAS TAMBIEN EH? JIJIJI)..
    ES VERDAD QUE EN VACACIONES CUESTA MÁS LLEGAR A ESTE RINCONCITO...DONDE TAN A GUSTO SE ESTA¡¡¡ PERO EL PODER HACERLO...LLEGAR Y ''VER'' ''SENTIR''' ESTA HISTORIA...ESTA FORMA TUYA...QUE AL REPETIRLO NO HACE OTRA COSA QUE DEMOSTRAR QUE ES IMPOSIBLE LEERTE Y NO HACERLO....EL VER A ESTA MARINA CON ESA MADRE...ESA NATURALIDAD EN ''TODO''' TODO...PORQUE ASÍ LO HACES POSIBLE TÚ...Y A ESA INES CADA VEZ MÁS..MÁS...DUEÑA DE ESE ''SENTIR'''...EL QUE ESTA HISTORIA SEPA ..TRASMITIR..¡¡¡TANTO¡¡¡ TANTO¡¡¡ TANTO¡¡¡...HACE QUE EL LLEGAR Y PODER LEERTE...SEA TODO UN PLACER....

    GRACIAS......ESCRITORA....
    Y AUNQUE TARDE.....LLEGO...CLARO QUE SI¡¡¡¡ ME ENCANTA HACERLO¡¡

    CELESTE-NEGRO.

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