-
Agh joder...iros por ahí, por favor- pidió Inés, a los
corazoncitos echados de la cama por la madre de Marina y si,
definitivamente debía mirarse el ver esos extraños corazones, ahora
entre las sábanas tiradas al suelo por Marina. Pero joder, verlos
agruparse para después organizar una escalada hasta la cama, le hizo
gracia- Jajaja, pss, pero no os arrastréis joder.
-
¿Quienes?- le preguntó Marina regresando a la habitación. Su madre
había quedado en la planta baja y tenia el tiempo justo de colarse
en el baño, darse una ducha rápida y bajar, dejándole más tiempo
a Inés. La misma a la que había pillado hablando sola mirando la
cama. Pero le dio igual, y preguntó por preguntar, porque fue verla
desnuda con su usual sonrisa gamberra y se lanzó a por sus labios,
pasando de visitas inoportunas- No se que tienes aquí- le dijo entre
besos que a Inés le hacían abrir los ojos cuanto podía, consciente
de la presencia de "esa" mujer en la casa- pero me
enloquece, joder- parecía quejarse de su propia ansiedad por los
labios que prácticamente devorada, sin olvidarse de su madre. En las
migas y en las tajas, igual se la comía, que igual continuaba
ordenándola- Camina...camina Inés, camina ya- se desesperaba
empujándola hacia el baño y la pobre Inés, no daba más, que para
atraparle la mano que entre ordenes se quería colar entre sus
piernas.
-
Marina...tú madre....ahhhh joder- se quejaba de puro gusto,
arrastrada hasta el baño. Marina ahora le atacaba el cuello sin
compasión.
-
Y aquí...aquí también lo tienes- señalaba directamente con su
lengua antes de sorber el pedacito de piel señalado, desarmando en
placer a Inés, que solo podía abrir la boca a punto de gemir. Así
le era imposible retener por más tiempo las manos de Marina y nada
más soltarlas, volvieron a su cuerpo, como si llevasen siglos
muriendo por tocarla. A ese paso, Inés acabaría adorando sus
cambios de humor y sus fieros ataques- Los tienes por todos lados,
por todos- prosiguió guiada por un impulso tan visceral, que acabó
empujándola directa contra la pared de la ducha, y eso, que de su
madre no se olvidaba- Vamos a hacer esto- indicó introduciendo la
pierna derecha con firmeza entre las piernas de Inés, anclándola a
ella- me vas a dejar ducharme, voy a bajar, tu te duchas y vistes por
si acaso, me deshago de ella, subo - hizo una pausa ahogada por su
propia necesidad, sin ser consciente de la dilatación tan bestial de
sus pupilas, tan enloquecidas como ella misma- y me dejaras hacer
contigo lo que me venga en gana- concluyó tan acelerada, tan
decidida y tan mujer, que ahora fue Inés, la que la atrapó para
besarla, pasando de todo- Inés joder- volvió a protestar en un
querer y no poder, que para no variar, también le encantó- Jajaja,
puedes decir algo y ayudar a bajar esto un poquito- le regañó de
palabra y difícil que Inés la obedeciera si su propio cuerpo no lo
hacía y ella misma, se lanzaba esta vez a por el hombro derecho de
Inés. Un beso le bastó, para abrir los ojos alucinando- Madre
mía...¿pero que te he hecho aquí?
-
Aquí nada todavía- corrió a decirle Inés, con la madre de Marina,
totalmente olvidada- Pero prometer, promete- extendió los brazos
sobre la pared de la ducha ofreciéndose y obvio, Marina se
descojono.
-
Jajajaja, que no. Que es el hombro, te lo he destrozado- la informó
preocupada por los claros hematomas- Ponte algo que lo cubra, mi
madre es una bicho a la que no se le escapa nada- le advirtió sin
poder evitar la sonrisa de gata satisfecha regodeándose en las
marcas de su felinidad.
-
¿Tu recuerdas si vine vestida?- se interesó Inés claramente en
broma, necesitando respirar una mijita,
-
Jajaja, Inés...deja de provocarme o primero te hago el amor y
después bajo- amenazó volviendo a pegarse por completo a ella y su
seriedad, ahogo aún más a Inés. Había imaginado a Marina, e
incluso había forjado su carácter letra a letra, pero Marina estaba
demostrándole que en el tu a tu, podía ser mucho más arrolladora
de lo imaginado. Mirándose, las ganas de juego se unieron a su
especial mezcla.
-
No le deseo mal a nadie, pero ya podía ponerse malito alguno de sus
pacientes y que la llamarán de urgencia, ¿no?- improvisó teniendo
que ser ella la que pusiera cordura. Solo una planta más abajo
estaba la madre de Marina, solo unas escaleras, un pequeño pasillo y
dos puertas abiertas, las separaban. Así, mejor volver al
convencimiento con el que llegó días atrás a Pedraza, no
comprometer en absoluto a Marina. Dejarla que fuese ella, la que
diera los pasos que quisiera dar. Pero, eran dos en una ducha, y ella
podía querer cordura, mientras que para Marina, sus intentos por
mantener esa cordura, aumentaban su descontrol. Inés era tan
adorable, y tenía tantos recursos para hacerla sentir bien y segura,
que la emocionaba, enloqueciéndola.
-
¿Para que quieres que se vaya?- de vuelta al deseo más brutal, con
su madre abajo o sin ella, le hizo iniciar un nuevo juego, que Inés
no empezó entendiendo.
-
Pues...pues...pues, para que me hagas eso que me has dicho- intentó
escabullirse. Ya era bastante con ver corazoncitos, y con haberse
visto en sus ojos. Por los mismos, que ahora debía esconderse en su
cuello o acabaría soltándole un empalagoso; para que me hagas el
amor.
-
¿Que he dicho?- prosiguió Marina, igual de enternecida que
enloquecida. La dualidad o mezcla, que ya iba teniendo nombre y
dueña.
-
Que...pues que, que.. - titubeo Inés, no queriendo bañar la ducha
en rosa y no le quedó más remedio, que tirar de humor- ¿No te
provoco nena?- atajó según las propias palabras de Marina, así la
solución debía ser sencilla sin tener que decirla.
-
Uhm...uhm- negó Marina, queriendo verlo en sus ojos. Por eso la sacó
de su escondite y cara a cara, se aseguró de tener sus labios lo
suficientemente cerca de los de Inés, como para que ésta, no
tuviera salida- Dime que quieres que te haga- volvió a la seducción
más tentadora. Firme, segura y cálida. Tanto, que Inés suspiro
contra sus labios, rindiéndose de a poco.
-
Marina- volvió a suspirar, espiándose mutuamente.
-
Dímelo- ordenó Marina labio a labio. Sin que ninguna dejara de
espiar las ganas de la otra.
-
Es...- comenzó a contestar Inés, creyendo poder cederle el poder a
Marina. Pero ésta continuaba mirándola de una forma, que haría
falta muy poquito, para arrebatárselo.
-
¿Si?- insistió Marina, contemplando a milímetros la lucha de Inés.
Vencer o vencida. Segundos de tensión buscada, a los que Inés, puso
fin.
-
Ufff...no- sin poder aguantarse más, se agachó lo justo para
alzarla a su cintura, girándola en la ducha- Ahora el plan es- más
segura en esa posición, comenzó a mandar ella- Te rompo un poquito
y entonces bajas.
-
Joder...si, no se que tienes...pero te quiero dentro de mi, una y
otra vez- se dejó vencer Marina, ardiendo por sentir lo que decía.
Volver a tener sus dedos dentro, en un roto que la llenaba como no
recordaba. Tan intenso y desbordante, que hasta le hacía olvidar a
su madre. Aunque ésta, se su hija si que se acordaba.
-
Marina cariño, vengo con el tiempo justo de almorzar. ¿Bajas de una
vez?
La
exigencia de su madre, escuchada demasiado cerca, propició que Inés
prácticamente la dejara caer, como no, entre carcajadas. La una le
echo la culpa a la otra, y así, entre risas nerviosas, Marina
consiguió medio ducharse, para después mal vestirse y bajar a lo
loco, evitando que a su madre le diese por subir. Justo en los
primeros escalones, la interceptó.
-
Mamá- la saludó sonriendo cómo si el deseo aun no circulara libre
por su cuerpo y como no se hubiera corrido la maratón de Nueva York
en tres minutos- Siento la tardanza pero
-
Ya- la interrumpió su madre, bajando los apenas dos escalones
subidos- He visto como tienes la cocina. ¿No viene la chica a
ayudarte?- le preguntó caminando hacia la cocina, dándole el tiempo
justo a Marina, para respirar y ordenarse.
-
Si, pero...pues, joder...he estado de fiesta. Nos pasamos un poco,
por eso estaba durmiendo y la casa está, como está- la adelantó
sonriéndose orgullosa por su salida. Única forma de justificar el
desorden manifiesto de su casa. Fue entrar a la cocina y ver su
nevera, y todo el hambre y sed no sentido junto a Inés, le llegó de
golpe. Así, famélica se sirvió una copa ancha de zumo, para
bebérsela ansiosa.
-
Respira, cielo- le regañó su madre, desenvolviéndose con confianza
por la cocina de su hija. Ella no se sirvió zumo, prefirió vino,
sin perder de vista a su hija- Tienes el rostro enrojecido, ¿tomaste
sol?- deformación profesional mostró, dejando la copa para alzar la
barbilla de su hija. Rostro enrojecido, pupilas dilatadas y
respiración alterada.
-
No- aguantó el examen Marina, más valía eso que tratar de
escabullirse y prosiguió explicándose con naturalidad- Es por la
prisa que me di para bajar.
-
Te pasa por no acompañarme a pilates- la soltó su madre y Marina no
pudo evitar sonreír contra su copa de zumo. En tanto su madre, abría
la nevera y arrugaba los labios disgustada- Esta vacía, Marina.
-
Pues..si, lo está- se encogió de hombros. Por suerte y sobre todo,
por estar ocupadísima con Inés, no había realizado su usual pedido
al supermercado. Por lo cual su nevera estaba vacía y si estaba
vacía, su madre pronto se iría.
-
Bueno...acércate al restaurante y trae cualquier cosa ligera. No me
apetece comer fuera- desbarajusto sus planes su madre en tan sólo
dos frases, sin que Marina encontrase una excusa para no hacer lo que
le pedía.
-
¿Eh? Pero..pues- trató de ganar tiempo, esperando que las musas
acudieran a ella, no para escribir un discurso pero si, para sacar a
su madre de su casa. Consiguiendo, que se desesperase.
-
Marina, no tengo todo el día- la apremio su madre, totalmente
relajada, en su pose normal.
-
Vale, ya voy...ehm...hay una compañera arriba, ¿si? No te
sorprendas si ahora baja- la avisó, pensando en echar a correr hacia
el restaurante nada más saliera por la puerta. Su madre la estaba
obligando a dejarla sola con Inés y ni idea, de como actuaría ésta.
Aunque lo peor, era justamente perderse el encuentro entre ambas. Sin
más excusas, cogió a las prisas su bolso y tras salir, antes de
echar a correr, rió por la situación vivida.
En
tanto Inés, regresaba a la habitación tras ducharse agarrándose el
cuello. Desde que Marina bajase, había comenzado a sentirse mal.
Algo mareada, lo achacó a las cervicales y no, a los días y días
mal alimentada desde el fallecimiento de su madre. Consciente de la
presencia en la casa de la madre de Marina, no pudo recrearse en el
armario pulcramente ordenado de Marina, ni en el delicioso olor de su
ropa, ni siquiera a los corazoncitos que en la cama, dormían con una
sonrisa feliz. Cumplidora, se vistió con un pantaloncito de Marina,
que a ella le quedaba más corto y con una camiseta elegida a
propósito con mangas. Al salir de la habitación, otro mareo la hizo
agarrarse al marco.
-
Joder- maldijo tratando de mantenerse despejada y como pudo, bajo las
escaleras. Al llegar a la cocina, sonrió super encantada. Marina
tomaba vino mirando por la ventana y ni rastro había de su madre.
Medio nublada, camino hasta su espalda y abrazándola, cerró los
ojos volviendo a su broma de la no vida fuera y los zombies- ¿Que
hiciste con el zombie?- bromeó besándole el cuello y sintió cómo
de una manera muy rígida, la supuesta Marina, se giraba entre sus
brazos.
-
¿Perdona?- preguntó no muy agradablemente la supuesta Marina, que
en verdad era su madre y para Inés, el mareo quedo en nada,
comparado con la impresión de ver a una mujer calco auténtico de
Marina, con unos veinte años más.
-
Ma..Ma...como que por mucho que se parezca, Marina no es...¿verdad?-
preguntó agarrándose a la encimera. El auténtico calco, no sonreía
ni mijita, más bien lo contrario- Bien pues...no, no se asuste ¿eh?
Pero, o me sujeta o me va a ver comer suelo, porque me estoy
mareando- sonrió a su forma, antes de que los ojos se le cerrarán
sin fuerzas.
jajajajajaja No inventes...Ines esta mas perdida que un Barco en alta mar. Me esperaba de todo con la suegrita pero esto es para Ripley jajajaja.
ResponderEliminarY Marina a mi se me hace que esta de hetero tenia lo que los mares tienen de Syrenas.. Solo mitos
Genial gemo de verdad que has hecho llorar de risa.
Cari,
Gemolas muuucho
ResponderEliminarEstas dos son pura dinamita, y a mi me encanta...
ResponderEliminarCon ganas de leer que opinará Marina cuando se vea a la piloto mareada con su madre.
Muchas gracias Gemo.
L.a.c.e.r
deliciaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa de ler
ResponderEliminarbrigoninha
me haces el dia Gemo ..muchas gracias
ResponderEliminarEstrella fugaz
¡¡¡¡¡¡ ABSOLUTAMENTE INCREIBLE...ERES TÚ...ESCRITORA LO TUYO..LO TUYO ES¡¡¡¡...JIJIJIJI...
ResponderEliminarPEROOO....COMO ES POSIBLE QUE HAGAS TODO AQUELLO QUE HACES¡¡¡...ESOS CORAZONES ...¡¡¡ JIJIJI ANDARINES ..QUE SE MUEVEN CON INES DE ESA FORMA TAN ARROLLADORA¡¡¡..JIJI ¡¡¡GENIAL¡¡¡¡
......¡¡¡ÚNICA¡¡¡¡¡¡.....LO ERES¡¡¡¡...MAGISTRAL¡¡¡ HASTA DECIR BASTA¡¡
.....GRACIAS¡¡¡¡¡¡ ¡¡POR TANTO¡¡¡
CELESTE-NEGRO
..... Y...¿ OTRA MARINA A OJOS DE INES?...ESA MADRE...QUE PUEDE LLEVARLA AÑOS ADELANTE¡¡¡ PARA SABER QUE TENDRA¡¡¡¡...
ResponderEliminarDE NUEVO ¡¡¡¡ ÚNICA¡¡¡...DIOS¡¡¡ NO DEJAS NADA..NADA...SIN DIBUJAR EN ESE MUNDO QUE NOS BRINDAS LLENO DE SUEÑOS Y DE HISTORIAS LLENAS DE MAGIA¡¡¡...NADA ..NO DEJAS NADA.
GRACIAS¡¡¡¡¡....POR.....¡¡TANTO¡¡¡
CELESTE-NEGRO.