miércoles, 13 de agosto de 2014

112- Emergencias 36


- Agh joder...iros por ahí, por favor- pidió Inés, a los corazoncitos echados de la cama por la madre de Marina y si, definitivamente debía mirarse el ver esos extraños corazones, ahora entre las sábanas tiradas al suelo por Marina. Pero joder, verlos agruparse para después organizar una escalada hasta la cama, le hizo gracia- Jajaja, pss, pero no os arrastréis joder.

- ¿Quienes?- le preguntó Marina regresando a la habitación. Su madre había quedado en la planta baja y tenia el tiempo justo de colarse en el baño, darse una ducha rápida y bajar, dejándole más tiempo a Inés. La misma a la que había pillado hablando sola mirando la cama. Pero le dio igual, y preguntó por preguntar, porque fue verla desnuda con su usual sonrisa gamberra y se lanzó a por sus labios, pasando de visitas inoportunas- No se que tienes aquí- le dijo entre besos que a Inés le hacían abrir los ojos cuanto podía, consciente de la presencia de "esa" mujer en la casa- pero me enloquece, joder- parecía quejarse de su propia ansiedad por los labios que prácticamente devorada, sin olvidarse de su madre. En las migas y en las tajas, igual se la comía, que igual continuaba ordenándola- Camina...camina Inés, camina ya- se desesperaba empujándola hacia el baño y la pobre Inés, no daba más, que para atraparle la mano que entre ordenes se quería colar entre sus piernas.

- Marina...tú madre....ahhhh joder- se quejaba de puro gusto, arrastrada hasta el baño. Marina ahora le atacaba el cuello sin compasión.

- Y aquí...aquí también lo tienes- señalaba directamente con su lengua antes de sorber el pedacito de piel señalado, desarmando en placer a Inés, que solo podía abrir la boca a punto de gemir. Así le era imposible retener por más tiempo las manos de Marina y nada más soltarlas, volvieron a su cuerpo, como si llevasen siglos muriendo por tocarla. A ese paso, Inés acabaría adorando sus cambios de humor y sus fieros ataques- Los tienes por todos lados, por todos- prosiguió guiada por un impulso tan visceral, que acabó empujándola directa contra la pared de la ducha, y eso, que de su madre no se olvidaba- Vamos a hacer esto- indicó introduciendo la pierna derecha con firmeza entre las piernas de Inés, anclándola a ella- me vas a dejar ducharme, voy a bajar, tu te duchas y vistes por si acaso, me deshago de ella, subo - hizo una pausa ahogada por su propia necesidad, sin ser consciente de la dilatación tan bestial de sus pupilas, tan enloquecidas como ella misma- y me dejaras hacer contigo lo que me venga en gana- concluyó tan acelerada, tan decidida y tan mujer, que ahora fue Inés, la que la atrapó para besarla, pasando de todo- Inés joder- volvió a protestar en un querer y no poder, que para no variar, también le encantó- Jajaja, puedes decir algo y ayudar a bajar esto un poquito- le regañó de palabra y difícil que Inés la obedeciera si su propio cuerpo no lo hacía y ella misma, se lanzaba esta vez a por el hombro derecho de Inés. Un beso le bastó, para abrir los ojos alucinando- Madre mía...¿pero que te he hecho aquí?

- Aquí nada todavía- corrió a decirle Inés, con la madre de Marina, totalmente olvidada- Pero prometer, promete- extendió los brazos sobre la pared de la ducha ofreciéndose y obvio, Marina se descojono.

- Jajajaja, que no. Que es el hombro, te lo he destrozado- la informó preocupada por los claros hematomas- Ponte algo que lo cubra, mi madre es una bicho a la que no se le escapa nada- le advirtió sin poder evitar la sonrisa de gata satisfecha regodeándose en las marcas de su felinidad.

- ¿Tu recuerdas si vine vestida?- se interesó Inés claramente en broma, necesitando respirar una mijita,

- Jajaja, Inés...deja de provocarme o primero te hago el amor y después bajo- amenazó volviendo a pegarse por completo a ella y su seriedad, ahogo aún más a Inés. Había imaginado a Marina, e incluso había forjado su carácter letra a letra, pero Marina estaba demostrándole que en el tu a tu, podía ser mucho más arrolladora de lo imaginado. Mirándose, las ganas de juego se unieron a su especial mezcla.

- No le deseo mal a nadie, pero ya podía ponerse malito alguno de sus pacientes y que la llamarán de urgencia, ¿no?- improvisó teniendo que ser ella la que pusiera cordura. Solo una planta más abajo estaba la madre de Marina, solo unas escaleras, un pequeño pasillo y dos puertas abiertas, las separaban. Así, mejor volver al convencimiento con el que llegó días atrás a Pedraza, no comprometer en absoluto a Marina. Dejarla que fuese ella, la que diera los pasos que quisiera dar. Pero, eran dos en una ducha, y ella podía querer cordura, mientras que para Marina, sus intentos por mantener esa cordura, aumentaban su descontrol. Inés era tan adorable, y tenía tantos recursos para hacerla sentir bien y segura, que la emocionaba, enloqueciéndola.

- ¿Para que quieres que se vaya?- de vuelta al deseo más brutal, con su madre abajo o sin ella, le hizo iniciar un nuevo juego, que Inés no empezó entendiendo.

- Pues...pues...pues, para que me hagas eso que me has dicho- intentó escabullirse. Ya era bastante con ver corazoncitos, y con haberse visto en sus ojos. Por los mismos, que ahora debía esconderse en su cuello o acabaría soltándole un empalagoso; para que me hagas el amor.

- ¿Que he dicho?- prosiguió Marina, igual de enternecida que enloquecida. La dualidad o mezcla, que ya iba teniendo nombre y dueña.

- Que...pues que, que.. - titubeo Inés, no queriendo bañar la ducha en rosa y no le quedó más remedio, que tirar de humor- ¿No te provoco nena?- atajó según las propias palabras de Marina, así la solución debía ser sencilla sin tener que decirla.

- Uhm...uhm- negó Marina, queriendo verlo en sus ojos. Por eso la sacó de su escondite y cara a cara, se aseguró de tener sus labios lo suficientemente cerca de los de Inés, como para que ésta, no tuviera salida- Dime que quieres que te haga- volvió a la seducción más tentadora. Firme, segura y cálida. Tanto, que Inés suspiro contra sus labios, rindiéndose de a poco.

- Marina- volvió a suspirar, espiándose mutuamente.

- Dímelo- ordenó Marina labio a labio. Sin que ninguna dejara de espiar las ganas de la otra.

- Es...- comenzó a contestar Inés, creyendo poder cederle el poder a Marina. Pero ésta continuaba mirándola de una forma, que haría falta muy poquito, para arrebatárselo.

- ¿Si?- insistió Marina, contemplando a milímetros la lucha de Inés. Vencer o vencida. Segundos de tensión buscada, a los que Inés, puso fin.

- Ufff...no- sin poder aguantarse más, se agachó lo justo para alzarla a su cintura, girándola en la ducha- Ahora el plan es- más segura en esa posición, comenzó a mandar ella- Te rompo un poquito y entonces bajas.

- Joder...si, no se que tienes...pero te quiero dentro de mi, una y otra vez- se dejó vencer Marina, ardiendo por sentir lo que decía. Volver a tener sus dedos dentro, en un roto que la llenaba como no recordaba. Tan intenso y desbordante, que hasta le hacía olvidar a su madre. Aunque ésta, se su hija si que se acordaba.

- Marina cariño, vengo con el tiempo justo de almorzar. ¿Bajas de una vez?

La exigencia de su madre, escuchada demasiado cerca, propició que Inés prácticamente la dejara caer, como no, entre carcajadas. La una le echo la culpa a la otra, y así, entre risas nerviosas, Marina consiguió medio ducharse, para después mal vestirse y bajar a lo loco, evitando que a su madre le diese por subir. Justo en los primeros escalones, la interceptó.

- Mamá- la saludó sonriendo cómo si el deseo aun no circulara libre por su cuerpo y como no se hubiera corrido la maratón de Nueva York en tres minutos- Siento la tardanza pero

- Ya- la interrumpió su madre, bajando los apenas dos escalones subidos- He visto como tienes la cocina. ¿No viene la chica a ayudarte?- le preguntó caminando hacia la cocina, dándole el tiempo justo a Marina, para respirar y ordenarse.

- Si, pero...pues, joder...he estado de fiesta. Nos pasamos un poco, por eso estaba durmiendo y la casa está, como está- la adelantó sonriéndose orgullosa por su salida. Única forma de justificar el desorden manifiesto de su casa. Fue entrar a la cocina y ver su nevera, y todo el hambre y sed no sentido junto a Inés, le llegó de golpe. Así, famélica se sirvió una copa ancha de zumo, para bebérsela ansiosa.

- Respira, cielo- le regañó su madre, desenvolviéndose con confianza por la cocina de su hija. Ella no se sirvió zumo, prefirió vino, sin perder de vista a su hija- Tienes el rostro enrojecido, ¿tomaste sol?- deformación profesional mostró, dejando la copa para alzar la barbilla de su hija. Rostro enrojecido, pupilas dilatadas y respiración alterada.

- No- aguantó el examen Marina, más valía eso que tratar de escabullirse y prosiguió explicándose con naturalidad- Es por la prisa que me di para bajar.

- Te pasa por no acompañarme a pilates- la soltó su madre y Marina no pudo evitar sonreír contra su copa de zumo. En tanto su madre, abría la nevera y arrugaba los labios disgustada- Esta vacía, Marina.

- Pues..si, lo está- se encogió de hombros. Por suerte y sobre todo, por estar ocupadísima con Inés, no había realizado su usual pedido al supermercado. Por lo cual su nevera estaba vacía y si estaba vacía, su madre pronto se iría.

- Bueno...acércate al restaurante y trae cualquier cosa ligera. No me apetece comer fuera- desbarajusto sus planes su madre en tan sólo dos frases, sin que Marina encontrase una excusa para no hacer lo que le pedía.

- ¿Eh? Pero..pues- trató de ganar tiempo, esperando que las musas acudieran a ella, no para escribir un discurso pero si, para sacar a su madre de su casa. Consiguiendo, que se desesperase.

- Marina, no tengo todo el día- la apremio su madre, totalmente relajada, en su pose normal.

- Vale, ya voy...ehm...hay una compañera arriba, ¿si? No te sorprendas si ahora baja- la avisó, pensando en echar a correr hacia el restaurante nada más saliera por la puerta. Su madre la estaba obligando a dejarla sola con Inés y ni idea, de como actuaría ésta. Aunque lo peor, era justamente perderse el encuentro entre ambas. Sin más excusas, cogió a las prisas su bolso y tras salir, antes de echar a correr, rió por la situación vivida.

En tanto Inés, regresaba a la habitación tras ducharse agarrándose el cuello. Desde que Marina bajase, había comenzado a sentirse mal. Algo mareada, lo achacó a las cervicales y no, a los días y días mal alimentada desde el fallecimiento de su madre. Consciente de la presencia en la casa de la madre de Marina, no pudo recrearse en el armario pulcramente ordenado de Marina, ni en el delicioso olor de su ropa, ni siquiera a los corazoncitos que en la cama, dormían con una sonrisa feliz. Cumplidora, se vistió con un pantaloncito de Marina, que a ella le quedaba más corto y con una camiseta elegida a propósito con mangas. Al salir de la habitación, otro mareo la hizo agarrarse al marco.

- Joder- maldijo tratando de mantenerse despejada y como pudo, bajo las escaleras. Al llegar a la cocina, sonrió super encantada. Marina tomaba vino mirando por la ventana y ni rastro había de su madre. Medio nublada, camino hasta su espalda y abrazándola, cerró los ojos volviendo a su broma de la no vida fuera y los zombies- ¿Que hiciste con el zombie?- bromeó besándole el cuello y sintió cómo de una manera muy rígida, la supuesta Marina, se giraba entre sus brazos.

- ¿Perdona?- preguntó no muy agradablemente la supuesta Marina, que en verdad era su madre y para Inés, el mareo quedo en nada, comparado con la impresión de ver a una mujer calco auténtico de Marina, con unos veinte años más.

- Ma..Ma...como que por mucho que se parezca, Marina no es...¿verdad?- preguntó agarrándose a la encimera. El auténtico calco, no sonreía ni mijita, más bien lo contrario- Bien pues...no, no se asuste ¿eh? Pero, o me sujeta o me va a ver comer suelo, porque me estoy mareando- sonrió a su forma, antes de que los ojos se le cerrarán sin fuerzas.
 
 
 
 

7 comentarios:

  1. jajajajajaja No inventes...Ines esta mas perdida que un Barco en alta mar. Me esperaba de todo con la suegrita pero esto es para Ripley jajajaja.
    Y Marina a mi se me hace que esta de hetero tenia lo que los mares tienen de Syrenas.. Solo mitos

    Genial gemo de verdad que has hecho llorar de risa.

    Cari,

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  2. Estas dos son pura dinamita, y a mi me encanta...
    Con ganas de leer que opinará Marina cuando se vea a la piloto mareada con su madre.
    Muchas gracias Gemo.
    L.a.c.e.r

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  3. deliciaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa de ler
    brigoninha

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  4. me haces el dia Gemo ..muchas gracias

    Estrella fugaz

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  5. ¡¡¡¡¡¡ ABSOLUTAMENTE INCREIBLE...ERES TÚ...ESCRITORA LO TUYO..LO TUYO ES¡¡¡¡...JIJIJIJI...
    PEROOO....COMO ES POSIBLE QUE HAGAS TODO AQUELLO QUE HACES¡¡¡...ESOS CORAZONES ...¡¡¡ JIJIJI ANDARINES ..QUE SE MUEVEN CON INES DE ESA FORMA TAN ARROLLADORA¡¡¡..JIJI ¡¡¡GENIAL¡¡¡¡
    ......¡¡¡ÚNICA¡¡¡¡¡¡.....LO ERES¡¡¡¡...MAGISTRAL¡¡¡ HASTA DECIR BASTA¡¡

    .....GRACIAS¡¡¡¡¡¡ ¡¡POR TANTO¡¡¡

    CELESTE-NEGRO

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  6. ..... Y...¿ OTRA MARINA A OJOS DE INES?...ESA MADRE...QUE PUEDE LLEVARLA AÑOS ADELANTE¡¡¡ PARA SABER QUE TENDRA¡¡¡¡...
    DE NUEVO ¡¡¡¡ ÚNICA¡¡¡...DIOS¡¡¡ NO DEJAS NADA..NADA...SIN DIBUJAR EN ESE MUNDO QUE NOS BRINDAS LLENO DE SUEÑOS Y DE HISTORIAS LLENAS DE MAGIA¡¡¡...NADA ..NO DEJAS NADA.

    GRACIAS¡¡¡¡¡....POR.....¡¡TANTO¡¡¡

    CELESTE-NEGRO.

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