Los
móviles de ambas, los que las habían unido por meses, recibían
llamadas, mensajes o correos, sin que nadie les hiciese caso. Ellos
que habían provocado nervios, ilusión e incluso alguna bronca,
ahora eran omitidos por completo, como si en verdad, fuera la vida
hubiera dejado de existir y ellas fueran las únicas supervivientes.
De
los juegos pícaros, a otros que permitían conocerse más
íntimamente. Sin tiempo marcando sus vidas y sin ningunas ganas de
soltarse. La naturalidad con la que Marina se mostraba ante ella,
como si en verdad no fuese la primera vez que se encontraban piel a
piel, tenían emocionada a Inés y por igual estaba Marina,
consciente de que en ningún momento, sus cuerpos dejaban de estar en
contacto, buscándose constantemente. El siguiente turno de
preguntas, les cogió con Inés sentada mal cubierta por la sábana y
Marina por igual semitumbada en frente de ella, jugueteando con Inés
usando su pie.
-
Te toca y rápido, que yo ya pensé la siguiente mía- la apremio
Inés, atrapandole el pie, para llevarlo a su boca. La misma que
estaba rendida al sabor único de Marina. Mordiendo la planta del
pie, volvió a verlos. Ahí estaban junto a ella en la cama,
irrespetuosos acomodados en la almohada con sus gracias manos tras la
nuca y a piernas cruzadas. Los retazos de su alma, corazoncitos
chistosos de largas piernas y brazos, que disfrutaban como ella de
esa cama y más concretamente de su dueña, quien ajena a las
imaginaciones de la piloto, se aprovechaba de su hipnosis para
rescatar su pie y bajar hasta las chapas identificativas que colgaban
del cuello de la piloto.
-
Tengo pregunta- musitó Marina, intentando agarrar una de las chapas
con los dedos de su pie- Pero se, que la respuesta me puede poner de
muy mala hostia- confesó entrecerrando los ojos. Sin duda le
pasaría. Recordado lo hablado con Laura sobre esas chapas y
habiéndolas sentido rozar cada parte de su cuerpo, la pregunta que
tenía en mente y su más que probable respuesta, no sería de su
agrada en absoluto. Lo cual le hacía molestarse consigo misma.
Plenamente normal y lógico, si Inés llevaba quince años con esas
chapas en su cuello, que esas mismas chapas, hubiesen rozado más de
una piel.
-
Le damos demasiada importancia al contexto final de una frase.
Examinemosla- hizo una pausa Inés, en una salida que provocó la
sonrisa de Marina, consiguiendo atrapar una de las chapas entre sus
dedos- Si me dices, que la respuesta te puede poner de muy mala
hostia, a mi me haces temer la pregunta y temerosa, puedo camuflar la
respuesta, en cambio si me dices; que la respuesta te puede poner,
mis orejas se estiran en modo alerta, porque el verbo poner es muy
recurrente y como salida que soy y con lo mucho que me gustas,
no temeré la pregunta, pensando que mi respuesta será lo
suficientemente calentita como para volver a enredarnos, es guay...-
concluyó su improvisado exámen, muy poco filológico
gramaticalmente hablando. Sabiéndolo volvió a atrapar su pie,
queriendo morder la sonrisa tan guerrera con la que Marina le
prestaba atención- Hazla, va- volvió a apremiarla, no creyendo que
estando como estaban, algo pudiera molestarlas o romperles el
hechizo.
-
Uhm...es tan básica- dejó caer Marina, en una extraña dualidad.
Por un lado quería la respuesta, que seguro la molestaría y por
otro lado, quería la respuesta, aceptándola con madurez- y mi
reacción puede ser muy primitiva- consiguió safarse de nuevo del
agarre de Inés, regresando a las chapas. Su forma de mirarlas,
ayudaron a Inés.
-
Sabes que llevo las de mi padre y las mías- murmuró aventurándose-
sabes que las suyas las llevo desde que falleció- continuó
intentando buscar la pregunta que Marina no se atrevía a hacerle,
claramente con las chapas como protagonistas- Sabes que...bueno, creo
que no lo sabes, con Silvia tenía que quitármelas- se atrevió más
y el hilo que atravesó la mirada de Marina, le hizo sonreírse. No
iba muy equivocada. Recordar las chapas con Silvia, le hizo gracia-
Jajaja, una vez casi le rompo una paleta con ellas, desde entonces
las odio- le comentó no siendo lo suficientemente precavida, pero
otro lado era normal, para ella hablar de Silvia era hacerlo sobre
una persona muy importante en su vida, algo que Marina, debería
entender.
-
Ya- musitó Marina apretando mandíbulas. La omnipresente Silvia,
también en su cama- ¿Y por eso te las hacía quitar?- preguntó sin
guardarse el veneno que salía en sus palabras o gestos, por esa
mujer.
-
Bueno- contestó Inés, precavida- juegos y cambios normales en una
pareja, no tiene importancia- trató de quitársela. Una bronca con
Marina, no sería nada nuevo, pero si el tenerla cara a cara.
-
Aja...pero son las chapas de tu padre, debía saber lo que
significan para ti- insistió Marina, con auténtica cara de
asco, la que Silvia le provocaba, de una forma irracional.
-
Por eso mismo, fue- concretó Inés, no apeteciéndole recordar
ciertas cosas en ese momento.
-
¿Si? Pues no le veo la lógica, cielo- no dejó de insistir Marina,
pese a intentar frenarse. No era más que algo físico, e igual o
peor era el roce de unos labios o manos. Y para que engañarse, era
mucho mejor saber que a esa mujer no la rozaron tanto.
-
Es..pues..a ver, ¿te estás poniendo de mala hostia?- atajo con
maestría Inés, reteniendo la risilla que sus corazones con piernas
y brazos aplaudiéndola le provocaban. Vale, debía mirarse eso de
ver pequeños corazoncitos, no era ni medio normal.
-
Si...¿no puedo?- se indignó en su habitual cambio de humor
vertiginoso, al que Inés, ya se estaba acostumbrando, por eso supo
que salida tomar.
-
Claro, conmigo ponerte siempre- sonrió subiendo las cejas. Su cara
era tan graciosa, que Marina no pudo evitar darle con el pie en la
cara volviendo a sonreír. Conseguido, la mala hostia quedaba
olvidada.
-
Jajaja, como si tuvieses queja- comenzó a forcejear con ella y las
famosas chapas de Inés, acabaron rozando su boca. Y a Inés le
apeteció jugar con ellas, haciéndolas pasear desde de la boca
de Marina hasta su pecho. Las frentes de las dos, quedaron juntas,
mirando el delicioso aterrizaje de las chapas en el canalillo de
Marina. Una simple imagen, que a las dos, las sacudió en deseo-
Mienteme un poquito- acaramelada pidió Marina, encerrando a Inés
entre sus piernas- Dime que no han rozado a tantas- prosiguió en un
tono tan enervante y con una mirada tan seductora, que Inés cometió
el error de mirarla a los ojos, viajando de golpe a tiempo atrás.
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El
petate militar de su padre, pesaba tanto como sus ganas porque no se
marchase. No eran unas simples maniobras militares y como en otras
ocasiones, no podrían verse hasta pasados al menos tres meses.
Creyéndose muy mayor, se empeño en cargarlo ella, llevándolo hasta
el coche. Con ese petate, que como pudo cargo en el maletero, su
padre estaba listo, para despedirse de sus tres chicas. Inés trató
todo el tiempo de no mirarlo a los ojos, si lo hacía, lloraría como
la niña que ella consideraba ya no era. Cuando lo vio despedirse de
su madre y hermana, guardo las manos en los bolsillos, agachando la
cabeza, Papi llegaba hasta ella.
-
Venga...vete ya, no me seas llorón- bromeó con él, pateando
piedras. Mejor eso que colgarse a su cuello, pidiendo que se quedara
o mejor, que se la llevara con él.
-
No te canses en disimular, se que me vas a echar de menos- le dijo su
padre, removiéndole el pelo. Podía ser bueno, como fue, dejándole
unos segundos más, después bastaría para mirarla a los ojos, e
Inés, le regalaría la mejor de las declaraciones.
-
Un poco, es que ahora soy mayor, ¿sabes? Veo las cosas distintas- se
excusó Inés, de nuevo usando su supuesta madurez y su padre no pudo
esperar más, para cogerla por el cuello, provocando que sus miradas
se encontrasen- Jolines Papi, si ya estoy echándote de menos,
mogollón.
-
Jajaja, ven aquí...ya sabía yo- la abrazó contra el, sin que
ninguno pudiera saber, que seria su uno de ss últimos abrazos- Veras
como en un par de bufas que pasen por tu vida estoy de vuelta.
-
Ay Papi...que ahora no me gustan las bufas- se quejó Inés. Su
supuesta madurez adquirida a los catorce para quince años, venían
acompañados del descubrimiento de los chicos y sus invitaciones al
cine.
-
Ya claro...a ver si me dices igual cuando veas a la nueva chica del
Bar de Ñoño- insistió su padre. Asumida la tendencia bufera, como
la llamaba su mujer, ahora la prefería. Mejor un encanto de niña
que mimase a la suya, que un chico salido intentado meterle mano.
-
Jijiji pss...ya la vi. Pero que no, ahora me gustan los niños-
también insistió Inés, terca como una mula.
-
Jajaja, pues ni unas, ni otros...tú quedate soltera con Papi
siempre, ¿trato?- la mejor tangente, eligió su padre, ahora
si...estrechándola por última vez.
-
Ayyy Papi...vete ya por fi, no quiero llorar, eso no lo hacen las
chicas duras, ¿entiendes?- entendiéndola o no, su padre volvió a
buscar los ojos de su hija, allí donde mejor se veía. Más alto,
más héroe, más hombre, más padre y mejor persona, allí
donde era único, y haciéndolo, consiguió la declaración sincera
de Inés- Te quiero un mundo.
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En
su presente, eran los ojos de Marina, bajo ella, salvajemente
hermosa, la que estaba consiguiendo su mayor sinceridad. Ojos con sus
respectivas formas de mirar, que por alguna razón, se convierten en
únicas fuentes de verdades.
-
A ninguna le quedó tan sumamente bien, una caricia de mis chapas-
declaró tan sincera cómo esos ojos le estaban provocando ser y
agradeció que Marina los cerrase antes de tirar de su cuello para
besarla.
-
Estas consiguiendo que sea muy perra y egoísta- la avisó Marina,
encantada con la declaración. Por un lado, alzaba su ego de mujer y
por otro lado, le emocionaba. Sin olvidar, el renaciente deseo que
con Inés, brotaba arrasando. Vencida por el, inició un beso húmedo
y caliente, que fue detenido por el timbre de su casa, sonando una y
otra vez- Joder, ¿quien será el pesado?
-
Algún zombie despistado- le contestó Inés, regresando a la broma
de la no vida ahí fuera. Aunque, el zombie, cómo decía Marina, era
bien pesado y no cesaba de llamar al timbre.
-
Las pocas ganas que tengo yo de atender a nadie- se quejó Marina,
deshaciéndose de Inés, con caliente esmero.
-
Oh si nena...a mi si- se dejó caer de lado Inés y joder, los tontos
corazoncitos comenzaron a subirsele por el cuerpo.
-
Jajajaja, veo quien es y vuelvo- la informó Marina, ajena a sus
ensoñaciones, cubriéndose con la sábana, para salir casi a la
carrera de la habitación.
-
Si es muy zombie no lo vayas a dejar pasar- alzó la voz Inés,
inclinándose para no perderse detalle del cuerpo de Marina mal
cubierto por una sábana- Agüita con la fiera- musitó a punto de
reír. Los corazoncitos se tomaban en su vientre como ella en la
cama, felizmente satisfechos. Tanta plenitud, le hizo querer buscar
su móvil. Era el momento ideal para llamar a su madre y decirle, que
no se había equivocado con Marina y que era lo puto mejor. Pero no
hizo falta ponerse a buscarlo, Inés cayó antes, en que su madre, ya
no podía atender esa llamada. Adiós corazoncitos y adiós plenitud,
que no puede ser compartida con quien más le apetecía hacerlo.
Por
suerte, Marina no tardó en regresar, aunque lo hizo con una cara,
que sin saber que pasaba, la alertó.
-
Mi madre.. Es mi madre- dijo Marina, con el atisbo mínimo de agarrar
la sábana sobre su cuerpo e Inés, miro la ventana como única
salida- Jajaja, ¿vas a huir?- le preguntó viéndola con todas las
intenciones de salir por la ventana.
-
He abusado de la hetero de su hija durante tres días, yo creo que
debería..¿no?
Porqueeeeeeeeeeeeee tiene que aparecer las suegras??? X dios si todo estaba genial!!! jajajaja
ResponderEliminarProtesto enérgicamente por la interrupción!!!!!!! No es justo!!!! Las chicas recién estaban empezandooooo!
ResponderEliminarConstance
Y a quien no le pasó esto alguna vez...
ResponderEliminarPoco a poco se van descubriendo y van sabiendo más la una de la otra. Me gusta...
ResponderEliminarGracias Gemo.
L.a.c.e.r
...'''' Fuera...la VIDA había dejado de existir''''' entonces para que más?...las dos y ese encuentro por fin una realidad...¡¡¡¡ me encanta¡¡¡
ResponderEliminar..... Genio y figura de este Pajaro Loco ''' a ninguna le quedaron las chapas como a ti''''...pues....toito dicho...¡¡
Escritora.....es un autentico placer poder disponer de unos momentos para llegar...y poder leerte....
.....GRACIAS.....por ¡¡¡¡tanto¡¡¡¡
Celeste-Negro