-Genial-
pensó Marina con Inés pegada a su espalda. En teoría mirando a su
Tía, como no en silencio, sin importarle que en solo dos veces,
estaba consiguiendo que adorase esa posición. Los silencios de
Susana y sus misteriosas miradas, empezaban a causarle absoluta
curiosidad. Inés en todo este tiempo apenas la había nombrado, pero
viéndolas, diría que su vínculo era sumamente especial e íntimo.
Cuando parecía acostumbrarse a su nueva adoración, Inés terminó
de unirse a su espalda.
-
No deberías fumar...- le dijo prácticamente en su oreja y si no
fuera por la mirada de Susana sobre ellas, hubiera dejado escapar el
suspiro que tenerla pegada a ella le producía- recuerda que lo
habías dejado- prosiguió dando una última calada al cigarro que
tiró al suelo para después apagarlo. En un impulso por no perder el
contacto, Marina llevo la mano sobre la de Inés, apoyada en su
cadera. Tras apagarlo, el movimiento de esa misma mano arrastrando la
suya hasta su vientre, estuvo a punto de arrancarle un gemido. Era
buen momento para volver a recordarse donde estaba. Cogiéndole
tranquillo a la especial noria en la que sentía subida con Inés,
tomó el control.
-
Uhm...puedo decirte lo mismo- la rebatió sonriendo ante la segura
mueca de Inés tras ella, sin que Susana dejara de mirarlas. Ganando
que Inés volviese a pegarse a ella buscando su oreja.
-
Si...pero yo solo fumo contigo- no susurró tan bajo como quiso Inés,
Susana lo escucho y apagando su cigarro, dio por concluido el
pasteleo.
-
Me vais a subir el azúcar- les dijo en un tono ya usual para Marina,
ácido con toques amargos. Si la cercanía con Inés, la tenía
revuelta, la de su Tía acercándose hasta quedar parada a escasos
centímetros le cortó la respiración. Ni idea de que pretendía
Susana y sin poder recular hacia atrás, frunció el ceño extrañada,
cuando Susana le acarició la frente, buscando algo.
-
Cabrona eres- escuchó tras ella a Ines, aludiendo claramente a su
Tía, quien torció la sonrisa esquivándolas. Pero a la altura de
Inés se detuvo y susurró algo a Inés, que ella no llegó a
escuchar- Ya te lo dije- volvió a escuchar a Inés contestando al
susurro de su Tía. Marina calculo los pasos y en cuanto se creyó a
solas con Inés, se giró no calculando lo cerca que estaban. Cara a
cara con ella, Inés no soltó su cintura, esperándola con una
sonrisa, que desató su lado más lujurioso. De no estar donde
estaban, no se hubiese guardado las inmensas ganas de besarla.
-
¿Que te ha dicho?- interrogó sin poder reprimir mojarse los labios.
Sus ojos estaban empeñados en hundirla en la insatisfacción,
regodeándose entre los ojos juguetones, aunque tristes, de Inés y
sus labios. Labios que vio ensancharse, seguro por su pregunta y
labios, que se entreabieron, no para contestarle. Inés no le dio
cntestavión y tampoco, el placer de apoyar las manos en su vientre,
lo impidió abrazándola.
-
Me sigue pareciendo increíble que estés aquí conmigo- musitó Inés
estrechando el abrazo y para esas alturas, Marina no se sorprendió
del nuevo vuelco en su corazón, prefirió buscar su cuello y
besarlo. A ella le estaba ocurriendo lo mismo o peor, se estaba
acostumbrado demasiado rápido a esas muestras tan afectivas y
cálidas de Inés para con ella.
Asustada
por tanto en tan poco tiempo, por igual se aferró a ella colando las
manos bajo su americana y sobrecogida, abrazó el temblor que
anunciaba un llanto callado, que le dolió como suyo. Sin palabras
para aliviar una pérdida tan grande, calló cómo Inés, rogando
porque nadie más las interrumpiera y entre caricias bajo su
americana y besos por donde podía, la mayor interrupción llegaba.
Inés debía entrar y asistir al último adiós de su madre. Inés
necesitó de varias respiraciones fuertes para calmarse y fue Marina
quien limpió como pudo su rostro, deseando que Inés, hiciera lo que
hizo, tomar su mano para regresar dentro.
En
el interior estaba todo preparado para el pequeño acto religioso
previo a la incineración. Casi todo los asistentes estaban dentro,
entre ellos Silvia. Marina ahora no tenia donde esconderse y fue ella
misma, quien soltó la mano de Inés, al verla acercarse hasta ellas.
Haciendo un ejercicio de madurez, correspondió a la sonrisa de
Silvia antes de verlas abrazarse. Sin machaques innecesarios,
prefirió mirar para otro lado, buscando a su amiga y sin encontrarla
volvió su vista al abrazo compartido entre Inés y Silvia. Para su
asombro, Silvia la estaba mirando, esta vez sin ninguna sonrisa,
mientras parecía decirle algo a Inés. Que no sonriese altiva o
guerrillera, fue todo un alivio. Sin duelos entre ambas, Marina no se
acercó hasta ellas, dejándola que fuese ella y sus años
compartidos, la que tomase la mano de Inés, en tanto la ceremonia
comenzaba.
El
triste silencio solo roto por las palabras del sacerdote, fue
haciendo mella entre los asistentes, incluida Inés. En esos
momentos, Marina juraría que eran los brazos de Silvia los que la
mantenían en pie. Tomar conciencia de ello, le dio cierta envidia,
que solo Inés tranquilizó, al girarse a mirarla. Asistir a metros
de ella, a su evidente dolor, estaba siendo de lo peor y por suerte,
Laura llego a su lado.
-
Madre mía, me he roto el tacón- le dijo Laura con su natural
desparpajo y las miradas que recibió, le hicieron anotarse bajar la
voz- Pero mira, la traje- señaló a Karla, avanzando entre las
personas asistentes hacia su hermana y Marina tuvo que bajarle el
brazo- Es más testaruda...pero a la vez tan mona- prosiguió entre
ruidosos cuchicheos, que Marina trató de calmar enseguida.
-
Vale...luego me cuentas- le pidió siguiendo los pasos de Karla hasta
Inés. La sonrisa de ésta recibiéndola, le pareció única.
-
Ayyy- suspiró Laura casi tan emocionada como la misma Marina. El
abrazo de las hermanas, estaba emocionando a toda la sala, normal en
esas circunstancias- Esto es...puro dolor, te lo digo de verdad-
retransmitió no aguantándose la emoción, ni las ganas de
cotillear. Justo en esos instantes, una mujer con gorro y traje se
unía al abrazo de las hermanas recomponiéndolas. Mujer que llamo su
atención- Oye...¿y esa quien es?- se interesó enseguida y en otras
circunstancias, Marina se hubiese echado a reír. Laura estaba a
todas.
-
Es su Tía por parte de padre, Susana- le explico Marina, no
queriendo mirarla mucho. Su amiga era capaz de hacerla sonreír o
directamente reír en cualquier situación.
-
Ah...la Tita- afirmó, curioseando por instinto, haciendo que
Marina le prestase más atención a ella y sus posibles ocurrencias
que al acto en si- ¿Pero que botas me lleva con traje?- se indignó
con el estilismo de la Tía Susana, aunque en conjunto comenzó a
gustarle. Debía fijarse en los detalles quizás y lo hizo. Mientras
Marina a su lado, apretaba los labios, Laura estaba siendo de lo más
exagerada mirando a Susana.
-
Laura- la llamó al orden Marina. Sus exagerados gestos claramente
cotillas, no estaban pasando tan desapercibidos cómo les gustaría.
-
Y con gorro- prosiguió Laura a lo suyo. La mujer era tan alta como
Inés, a pesar a que sus botas no eran de tacón. El gorro rompiendo
la formalidad del traje, le gustó- Pero espera, que lleva camiseta.
-
Ya...Laura- insistió Marina haciendo esfuerzos por no reír. A su
noria con Inés, solo le faltaba Laura y sus salidas, en pleno
velatorio.
-
Ay madre...que me gusta, su rollo. Es enigmática, me pone la gente
enigmática- se agarro al brazo de Marina, fascinada por el
descubrimiento.
-
Laura joder- volvió a regañarla Marina, una salida más y acabaría
riendo.
-
La imaginación nos hace libres, lo dijo alguien, nena...y yo lo
corroboro- la soltó volviendo a una pose de señora a todas luces,
pero la palabrita usada por ella misma, acaparó ahora su atención-
No se porque uso ésta palabra si me cuesta un mundo..coroboro..no,
corroboro...corro jajaja ay por favor, es para hartarse a llorar, te
lo digo como lo siento- se emocionó presa de su propia locura. La
enigmática mujer a sus ojos, parecía cubrir a las dos hermanas y a
ella, eso le emocionaba hasta decir basta. Sin olvidar comentárselo
a Marina, sin ser lo único- ¿Es bollo?
-
Que se yo- le contestó Marina subiendo la voz. Varios las miraron
extrañados y a Marina le tocó sonreír sonrojándose- Te
mato...recuérdamelo para cuando pueda hacerlo- le murmuró entre
dientes sin que a Laura, le importase mucho.
-
Si...pero ya deberías saberlo, ¿No?- volvió a su interés. A
Marina había que forzarla a asumir las cosas, durante toda la vida
le había ocurrido lo mismo, y ella como amiga, sabia darle su
tratamiento.
-
¿A santo de que Laura?- se indignó Marina. De repente todo el mundo
estaba dando por hecho algo, que no había ocurrido.
-
Bueno por favor, es obvio cariño...empiezas a formar parte de ellas,
pues deberías saber quien si o quien no. Le llaman gaydator- le
explico sonriendo. Marina podía revolverse cuanto quisiera, sin
poder engañarla.
-
Lo llamen cómo lo llamen, ¿te tengo que recordar lo que soy?- se
revolvió cómo había supuesto Laura y ahora fue ella la que miro
alrededor pidiéndole bajar la voz. Cosa que le hizo gracia.
-
Jajaja, si ni tu lo sabes ya, ¿como lo voy a saber yo?- le contestó
irónica, molestando a Marina, que entrecerró los ojos, sabiendo que
su amiga escarbaba con acierto.
-
Bien, como quieras...¿pero te callas ya?- le pidió molesta, sin
creer que Laura la obedeciera.
-
Si...me callo y así le miras el culo a gusto. Vamos ya, con la
tontería- lanzó Laura muy consciente de a donde miraba Marina y en
ésta ocasión, no molesto a Marina, más bien lo contrario. Ahora
fue ella quien le agarro el brazo, buscando intimidad.
-
Me encanta. No me niegues que lo tiene monisimo- le comentó como
amigas para todo. Después podría seguir con su espalda, con sus
hombros, con su pelo, con sus ojos y un largo etcétera.
-
Seeh...me gusta- afirmó Laura mirándo el mismo culo que Marina y
así, su imaginación fue tan libre como ella la dejaba- durito para
que se lo arañes como gatita, demostrándole lo mucho que te gusta
como te llena con sus dedos. Redondo para hincarle las uñas cuando
quieras retenerla dentro, muy dentro de ti. Madre mía...yo es que os
veo...¿podre hacerlo alguna vez?
El
-Laura- contestado por Marina en alta voz, llamo la atención de
prácticamente toda la sala. A partir de ese momento, ambas trataron
de mantenerse a un metro de distancia o sería imposible permanecer
calladas. En silencio, fue más difícil no volver a contagiarse del
dolor que se palpaba en toda la sala al despedirse del cuerpo de
Carmen. A Marina le regreso la envidia por Silvia, al no ser ella
quien tomase su mano cuando se llevaron el ataúd o cuando los más
íntimos estuvieron frente al horno crematorio. Cuando el personal
corrió las cortinas, busco a Laura, sin saber que hacer en esos
momentos. Los mismos íntimos, rodeaban a Inés y Karla, y
supuso, en poco más se las llevarían a la casa.
Para
su sorpresa, Susana se paró al lado de ella y de Laura, tomándola
de la mano para tirar de ella.
-
Vaya manía de guiarme a ciegas, tenéis- le dijo a Susana, sin
olvidar tirar ella de Laura. Donde fuese que la llevase Susana,
prefería hacerlo acompañada de Laura. Quien se dejaba guiar sin
extrañarse. Así las dos, siguieron a Susana, llevadas hasta una
pequeña sala con butacas. Marina enseguida supuso que era una sala
destinada a los familiares que prefieren esperar ahí mismo para
recoger las cenizas. Lo cual le extraño, en teoría lo harían en la
casa.
-
Mejor dejarlas un rato aquí tranquilas, antes de ir a la casa con
toda esa gente- les explicó Susana, apoyándose en la puerta, por la
que al rato, entraron Inés y Karla acompañadas por Encarni.
El
rato del que hablaba Susana, se alargó bastante. Primero fue Susana
quien las recibió entre abrazos, emocionando a las dos amigas.
Abrazos y palabras a los que se unió Encarni y abrazos, que Marina
no pudo continuar viendo, necesitándolos dar ella misma.
Entendiendo la situación, ni ella ni Laura quisieron acaparar nada,
limitándose a acompañarlas.
Las
butacas sirvieron para que se acomodarán, sin que las chicas
supieran si esperarían ahí o no. Nuevamente Susana, fue quien las
saco de la duda.
-
Estar aquí lo que necesitéis, la gente en la casa es lo de menos,
¿si?- le dijo a Inés, sentada en la butaca con su hermana sentada
en el suelo entre sus piernas. Como no, Marina estuvo atenta a cada
reacción de Inés, que solo afirmó cogiendo la mano de su Tía-
Bien- la apretó con la suya Susana y se incorporó mirando a las
chicas- ¿Tenéis coche para ir después juntas?
-
Si- contestó Marina mirándola tan fijo cómo lo hacía Susana- Vete
tranquila- le confirmo lo que con la mirada trataba de hacerle ver,
mientras Laura se inquietaba un tanto. Su principal virtud, no era el
de consolar, menos si ver la tierna unión de las hermanas con Inés
jugando con el cabello de Karla, la emocionaba en lo más profundo.
-
Yo...yo, yo lo siento pero necesito un whisky o dos- dijo sin poder
aguantar más estar callada y para su sorpresa nadie la
reprobó.
-
Es justo lo que hay en esa nevera- le indicó Karla golpeando con el
pie, la nevera en la que ninguna había caído- A mi madre le
encantaba el whisky- continuó mirando a Inés.
-
Ponme solo una piedrecita, por favor- la siguió Inés, recordando la
forma en que solía pedirlo- Influencias de la Tía- explicó a las
chicas, sonriendo a Marina, quien por primera vez, recibía la
sonrisa más tímida de Inés.
Los
recuerdos de una vida, se amontonaron uno tras otro sin esfuerzo,
entre miradas cariñosas y cosquilleos inquietos y solo una llamada
recibida por Ines, rompió el encanto entre las cuatro.
-
No te preocupes...si, se que lo sientes. Vale...bien, si...ya nos
veremos, Manu.
Solo
escuchar el nombre de Manu en boca de Inés, puso a Marina alerta.
Alerta que quedo confirmada, nada más colgar la llamada Inés, su
forma de mirarla en segundos, había cambiado por completo.
El que faltaba, ahora Manu. Veremos a ver si nos discuten ahora por eso. Les hace falta hablar y aclarar todo lo que se dijeron la noche que murió la madre de Inés.
ResponderEliminarNos has dejado con la duda de qué le dijo Susana a la piloto. Además, coincido con Laura, esa mujer es de lo más enigmática.
Muchas gracias por el trozo Gemo, esperando el siguiente con ganas.
L.a.c.e.r
aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii quero manu e silvia longeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee do pedaço
ResponderEliminarbrigoninha
Tierno, Intenso, removedor, te hace vivir los sentimientos, tenerlos a flor de piel, saborearlos, olerlos, verlos. Y disfrutarlos. Como lo haces, Gemo. Eres grande. Gracias por compartirlo,
ResponderEliminarConstance
Me pasa como a Marina y veo bollos por todos lados en este fic: Susana, Encarni, Laura y Karla prometen jejejje
ResponderEliminarMuy bueno gemo!
besos
calypso
Jajajajaja! Calipso me he tenido que reír con tu comentario...pero es verdad, la cosa promete.
EliminarL.a.c.e.r
.......MOMENTOS INTENSOS ..MUY INTENSOS....SABIENDO UNA DONDE DEBE ESTAR....Y QUIERE HACERLO...Y SABIENDO LA OTRA..QUE ESTÁ....LA NECESITA...Y LA TIENE...Y ES QUE...SIN DARSE CUENTA SIQUIERA...ESTAN CONSTRUYENDO ALGO TAN FUERTE..¡¡TANTO¡¡ QUE NI ELLAS MISMAS ALCANZAN A VERLO...
ResponderEliminarY ESCRITORA ...DE NUEVO UNA Y OTRA VEZ ...LO HACES...DENTRO DEL MÁS GRANDE DE LOS DRAMAS...TÚ VAS Y SACAS SONRISAS..ESE MOMENTO DE LAURA...ES..ES..PARA SACAR SONRISAS..SI¡¡¡..
CONTIGO..ES TAN SENCILLO REPETIRSE...PARA DECIRTE....ÚNICA..ERES ¡¡.UNICA¡¡¡
Y DESDE LA MADRUGADA YA.....GRACIAS....POR ¡¡TANTO¡¡¡