Al
final a Julia y la pequeña Minerva, casi les cayó la noche fuera de
casa. Pasada la media tarde, era cuando ambas se subían en el
ascensor de casa y en él, Elisa las saludaba.
-
Me imagino disfrutaron del cálido sol, señora- les dijo provocando
que como siempre que ella hablaba la niña mirase hacia arriba.
-
Sol espléndido, Elisa. Prepara el baño, hoy lo tomaremos juntas- le
pidió Julia sonriendo por las muecas de la pequeña.
-
Canciones infantiles en chino, ¿entonces?- interrogó Elisa
consciente de las intenciones de Julia, para con la pequeña Minerva.
-
Si...debe acostumbrarse a ese idioma- contestó risueña Julia.
Minerva el día de mañana debería manejarse en al menos cuatro
idiomas, lo mejor era empezar cuanto antes a familiarizarla.
-
Como desee, señora. Solo una cosa más, la chica de la limpieza
continua en casa- le informó Elisa, y si no fuera porque la misma
Julia la había diseñado, parecería que Elisa lo decía con cierto
rintintin.
-
¿La jardinera también?- preguntó Julia entrecerrando los ojos. Ese
par debía ser vigilado de cerca.
-
No- escuchó decir a Elisa con cierta pena- Se marchó a medio día-
suspiro más que dijo, haciendo reír a Julia. El desparpajo de la
jardinera, gustaba en exceso a las chicas de su casa, incluida Elisa.
Como
le advirtió Elisa, la chica de la limpieza aún estaba en cada con
la aspiradora. Esta vez los nervios de la chica no llamaron su
atención y si la aspiradora.
-
Se me esta ocurriendo prepararle una sorpresa a Mami, pero para poder
hacerlo debes dormir- le comentó a su hija, mientras la chica se
percataba de su presencia en la casa y detenía la aspiradora.
-
Señora....me quedé más tiempo, hoy no se porqué, pero no me
cundió la mañana- dejo la aspiradora a un lado y algo en la carita
de la pequeña Minerva, le hizo acudir rápido hacia ellas.
-
Podías haber continuado mañana, Vanesa- le indicó Julia, sonriendo
por el mimo extremo con el que Vanesa tocaba a su pequeña-
Está inquieta, deben ser los dientes- prosiguió ayudándola con su
hija. Vanesa estaba muy acostumbrada a tratar con niños y la
experiencia demostrada, le hacía ser de su total confianza.
-
Si...son los dientes- concuerdo con Julia examinando las encías de
la nena- Están rompiendo...Ay mi niña, que ya tiene dientecitos-
cogió a la niña en absoluta confianza y Julia se quedó junto a
ellas, sonriendo como buena Mama- Llamo su madre hace un rato y lo
estuvimos comentando. Ay disculpe, me dijo le avisara que después de
Mallorca vendrá a pasar unos días a Madrid y que- hizo una pausa
necesaria para no ponerse a reír recordando las palabras de Araceli-
que viene dispuesta a llevárselas un tiempo al pueblo.
-
Creo que mi madre habrá sido más llana- se divirtió Julia por los
apuros de la chica y le gustó, que Vanesa al final riese como estaba
queriendo.
-
Jajaja si, dijo que su pequeña Minerva debe conocer el sabor de la
tierra, de ella venimos y a ella volvemos, también dijo algo
de sus pelos que no repetiré- en confianza la muchacha acabó casi
diciéndole y a Julia le fue suficiente conociendo como conocía a su
madre.
Seguro
las palabras de la abuela Leli fueron algo así como: Me las traigo
de los pelos si hace falta, yo también tengo derecho a disfrutar de
mi nieta y además, soy la simpleza entre tanta exageración propia
de la mendrugo de mi ojazos.
En
nada, Vanesa demostró su experiencia con niños, dándole a morder
un remedio casero a la pequeña y Julia, aprovechó para saber la
verdadera relación de Vanesa con la jardinera. Propio en ella, dio
rodeos empalagosos que a Minerva le harían reír si pudiese
escucharlos.
-
¿Estas a gusto en esta casa? ¿Te resulta ameno?- interrogó tras un
leve carraspeo. Lo suyo no era el chismorreo de barrio, pero el
desparpajo mostrado por la jardinera contrarrestaba con la dulzura y
amabilidad de Vanesa.
-
¿Lo...lo dice por algo señora? ¿Hice algo mal?- se preocupo la
chica enseguida. Julia solía ser parca en el tramo, amable siempre
pero poco habladora a todas luces
-
Para nada...estamos muy contentas contigo. Eres justo lo que
necesitábamos. Pero cierto es, que antes trabajabas sola y desde que
quise el pequeño invernadero de orquídeas lo haces acompañada- se
sonrió Julia. Al final estaba siendo sutil.
-
Ah...pero Luz es un amor. Un poco distraída y...- volvió a titubear
no queriendo meter en un problema a la jardinera, pero los ojos de
Julia dándole confianza le hicieron continuar- Y un poco desahogada
jajaja- rió creyendo que Julia la entendería, pero ésta arrugó el
ceño, no entendiendo su calificación- Ehm...usted sabe, que no se
acelera por nada.
-
¿Tranquila?- insistió Julia queriendo entenderla.
-
Como cara dura, pero en bien...quiero decir- se enredó Vanesa. Julia
la miraba realmente interesada y así, su mirada gris la ponía
nerviosa.
-
¿Pícara?- volvió a insistir Julia, recordando a su madre. Quizás
si, debían ir a Bilbao más a menudo y recordar la simpleza de las
cosas.
-
Absolutamente- contestó Elisa, sorprendiendo a ambas. Como no, la
niña la busco en el techo y ahora fue Vanesa quien arrugó molesta
el ceño. Algo estaban diciendo de su jardinera que ella no llegaba a
entender.
-
Descarada y traviesa- le explico Julia subiendo los hombros.
-
Ah....pues si, absolutamente- en complicidad, Vanesa se atrevió a
imitar a Elisa y a su mentora la propia Julia.
Tiempo
más tarde, Julia disfrutó de un baño entre juegos con la pequeña.
Parecía que el malestar de la niña se había pasado, cuando la dejo
tranquila tumbada en su pequeña hamaca. Minerva no tardaría mucho
en llegar y ella tenía una fantasía que cumplirle. Elisa fue tan
eficiente como siempre, buscando la banda sonora de la película
nombrada por Min, el resto era bien fácil. La propia Julia en medias
con liguero de vértigo y zapatos con tacón de aguja. Solo le
faltaba la aspiradora de pie que Vanesa había dejado en el salón.
Cuando la cogió, no pudo evitar reírse mirándose en el espejo.
Por tan solo Minerva, era capaz de hacer cosas como esa y lo
mejor, hasta podía llegar a reírse de sí misma.
Menos
mal, que Elisa estaba al tanto y nada más llegar Minerva al garaje,
la banda sonora de Armas de Mujer comenzó a sonar en toda la casa.
Extrañada,
como su misma hija hacia, Minerva miró hacia arriba y cuando
entendió lo que podía estar ocurriendo, rió más allá de
encantada.
-
Julia... - dijo entre risas cogiendo rápido el ascensor. Ya no había
cansancio y las prisas por ducharse e irse al local con los chicos de
su reportaje se postergaba. Todo, por lo increíble que le resultaría
ver a Julia como ella le había pedido. Nada más abrirse las puertas
del ascensor en el salón principal, la vio como a la mismísima
Melanie Griffiths aspirando el suelo en braguitas y alto tacón, pero
a diferencia de Melanie, Julia llevaba en brazos a su pequeña
Minerva- Jajajaja- lo increíble por delicioso de la imagen, le hizo
reír al borde de las lágrimas. Ambas estaban infinitamente
hermosas- Esto mejora mi fantasía, sin duda- confesó sacando una de
sus cámaras de fotos. Que su hija buscase consuelo en la mandíbula
de Julia justo en el momento de fotografiarlas, convirtió la
instantánea en una de las protagonistas de su mural. Por suerte para
Julia, el cuerpecito de su hija cubría su pecho desnudo.
-
¿Vienes a aspirar con nosotras?- preguntó Julia tan sonriente como
la propia Minerva.
Podían
guardar reservas, temiendo la caída probable de la cima de la ola.
Pero se estaba tan bien ahí arriba y les resultaba tan fácil
cabalgar las olas, que optaron por lo más factible, disfrutar como
si fuesen Hawaianas y siempre, debieran rendir pleitesia al Dios
océano.
Dos
días más tarde, las tres volaban hacia Mallorca acompañadas por
los padres de Minerva. Para Guillermo era todo un acontecimiento. La
isla se vestía de gala para recibir a millonarios de todo el mundo
durante un fin de semana benéfico. A Adela, simplemente le encantaba
acompañar a su marido en un fin de semana tan especial para él y
para Julia, no era más que un compromiso al que debía asistir. La
única que volaba inquieta e intranquila, era Minerva por sólo una
presencia en esa Isla, la de Victoria Davo.
Podía
hacerle caso a Manu quien en boca de John, aconsejaba dar normalidad
o hacer caso a Fátima quien optaba por algo menos educado pensando
al ataque vía refranero español, no hay mayor desprecio que no
hacer aprecios o quizás decantarse por lo aconsejado por Marga; pasa
de todo y disfruta de Mallorca. Pero al final, fue Julia quien le
brindó la mejor manera de afrontar el tener que compartir espacio
con tan odiosa mujer. Sentada a su lado, la magnate miraba serena por
la ventanilla y Min olvidándose por un momento de Victoria, prefirió
conocer más del pasado de su mujer.
-
Te gusta Mallorca- apreció intentando entablar una conversación. La
Julia más serena igualaba en algo a la Julia más temerosa, en ambas
modos Julia podía ser sumamente silenciosa.
-
Me encanta- le contestó al momento Julia sin variar su mirada.
Bastaba acariciar la mano de Min entre las suyas- Es el único lugar
junto a la casa de mi madre, donde me permitía verdaderamente
descansar- prosiguió buscando el reflejo de Min esa misma
ventanilla. Cuando la vio, totalmente atenta continuó- Si quieres
una explicación del baile benéfico tipo Grey y sus estigmas, sabes
que en mi piel no hay ni habrá, más huellas que las que tu dejas-
soltó sobrecogiendo a Min. No había nada pomposo, ni vanaglorioso.
Julia no era de empalagar o endulzar, simplemente dejaba salir
encogiendole el corazón. Volviendo a Victoria, la ecuación era
fácil, ella no había dejado huellas en la delicada piel de Julia.
-
Ya...- se acurruco en su hombro, sonriendo- Me quedo sin una historia
donde conociste a alguien que cargaba un gran drama, le ayudaste y
entonces decidiste crear un evento benéfico para que nadie más
pasara por lo mismo.
-
Totalmente- ironizó Julia, besándola en la frente. Minerva y sus
cuentos de princesas, siempre tan dulces- Pero si la quieres, me la
invento.
-
No....prefiero la verdad- acotó Minerva acomodándose del todo-
Entonces es solo un evento creado por y para el poder.
-
Aja...pero les sacamos un buen puñado de dólares a los vanidosos
millonarios, que son bien empleados. Este año es para la lucha
contra el cáncer- le explico igual de tranquila Julia y el plural
empleado, trajo de vuelta a Victoria, inquietado en cierta forma a
Minerva.
-
¿Fue idea tuya o de Victoria?- quiso saber, regañándose. Si su
madre o la misma Araceli la viesen dejándose carcomer por unos
absurdos celos, de la primera que iba sentada a su izquierda, se
llevaría una buena reprimenda, de Araceli hasta podía esperar una
buena colleja.
-
Mía...pero fue ella quien la puso en marcha. Creo en lo que hace,
pero si te supone un problema- se ofreció Julia, sabiendo de
antemano por las veces que lo habían comentado que Minerva en eso,
no tenía problema.
-
Para nada- no mintió Minerva. Por supuesto no iba a privar a Julia
de algo en lo que de verdad creía, por mucha Victoria Davo que
hubiese- Venga...cuéntame alguna vivencia tuya e individual que
hayas vivido en un fin de semana como este.
-
Oh...hace dos años tuve la suerte de venir acompañada por una
hermosa mujer, fui envidiada por muchos y muchas- contestó
envolviéndolo en misterio. La sonrisa de Min ensanchándose
congratulada bien valía borrar los años anteriores a ella.
-
No...jajaja, conmigo no- la regañó Minerva encantada con la salida
de Julia.
-
Es la más interesante y la que más me apetece repetir- insistió
Julia mirando como sus suegros jugaban distraídos con la pequeña.
Viéndolos así, busco la oreja de Minerva para continuar en
enervantes susurros- Aquella mujer, tenia un sabor delicioso y
único-concluyó besando el lóbulo de Minerva, quien al momento
sintió un gustoso escalofrío. Cuando Julia prosiguió dejando una
pequeña lamida, el escalofrío amenazó con hacerse eterno.
-
Julia...no vayas por ahí, que mis padres están aquí mismo- volvió
a regañarla y tuvo que taparle el rostro con una mano. Los ojos de
Julia daban para olvidarse de mucho, mejor esquivarlos, porque
parecían dispuestos a regodearse en ese sabor único- Será de
niñata, pero me pone celosa saber cerca a esa mujer- confesó
precipitando la mano por el bello rostro de Julia y ahora fue la
sonrisa de ésta la que se ensancho- No te vayas a poner creída.
-
Oh...no es creída, es que me satisface sin duda saber que no soy la
única que sufre por celos. Yo estoy intentando no opinar sobre el
vestido que elegiste para el baile de mañana noche- musitó Julia
pérdida en los labios de Minerva. Un sólo gesto que hiciera y no
podría conformarse con el exquisito sabor de su oreja.
-
Jajaja...te aguantas un poquito. El vestido no tiene nada de
provocativo- intento bromear Minerva, pero lo cierto es que los ojos
grises de Julia acariciándole los labios, eran pura lava candente-
Julia- susurró pidiéndole auxilio y tuvo que cerrar los ojos, al
verla hacer lo mismo para a continuación besarla.
Solo
por quien celaba podía borrar los celos de un zarpazo. Bien es
cierto, que Mallorca seria mucho más apetecible sin Victoria en
ella, pero así las cosas, cuando Minerva bajo las escalinatas del
avión detrás de sus padres, viéndola a lo lejos, decidió que
Mallorca era lo suficientemente importante para Julia como para
estropear su estancia allí por la mujer que los esperaba como al
resto de invitados.
Julia
bajo la última del avión y antes de rebasar a Minerva cargando con
su hija, dejo una leve caricia en su mano, para dirigirse a Victoria.
-
Querida, Mallorca sufre tus ausencias...es un gusto recibirte de
nuevo- la saludo Victoria sin ocultar el placer de volver a verla
llegar a la Isla.
-
Mallorca no deja de estar resplandeciente si tu estas en ella- por
igual contestó Julia sonriendo al rostro de su otra vida. Cariñosa
tomo las manos de Victoria y Min, se centró en su rostro. Realmente
Julia apreciaba a esa mujer, a pesar de todo.
-
Podemos ser excesivamente recargadas en los modos- sonrió Victoria
al matrimonio de Urrutias en tanto Julia besaba sus manos.
-
Creo no habéis coincidido antes, son Guillermo y Adela- efectuó las
consabidas presentaciones Julia y mientras ellos se besaban, sonrió
a Minerva y a su hija. No hizo falta más, para que la pequeña
alzará los brazos pidiéndole así, tomarla- Mi chica- cogiéndola
llegaba el turno de presentación más escabroso, aunque Minerva la
sorprendió para bien.
-
Victoria, prefiero empezar agradeciéndote la hospitalidad con la que
nos recibes- se adelantó a ambas Minerva, saludando a Victoria.
Julia la miró orgullosa y Victoria tardó unos segundos en aceptar
su afectuoso saludo.
-
Quise hacerlo mejor, disponiendo la que fue casa de Julia, sin duda
estarías más cómodas con esta adorable bebé- correspondió por
igual Victoria y ambas se miraron a los ojos, por primera vez sin
afrentas. Con los saludos hechos, el sonido de un potentisimo bólido
llamo la atención de todos menos de Victoria y Julia- Supuse
querrías el más potente para llegar a la reserva que tenéis para
dentro de una hora en el restaurante con las mejores vistas de la
Isla- les ofreció sonriendo ante la expresión de Minerva,
totalmente boba ante el magnífico bólido, al que se moría por
conducir.
-
Minerva- la alertó Julia conociendo su cara más traviesa. Ni tiempo
tuvo de agradecerle a Victoria, Minerva ya caminaba directa al
bólido- No...espera, este coche no acelera como el tuyo- a prisa,
tuvo que entregar a su hija. Minerva estaba aceptando las llaves del
chófer mordiéndose los labios. O corría y subía rápido, o la
aceleración prodigiosa del coche despeinaría a todos, como así
ocurrió nada más subirse al coche.
-
Jajaja...es la leche- disfrutó de la fuerte salida Minerva, dejando
atrás a sus padres con Victoria. Ésta las vio marcharse y cuando
fue consciente de la mirada del matrimonio sobre ella, los miro por
igual sincera.
-
Lleva un tiempo asimilar que no conoces todas las sonrisas de la
persona con la que has compartido media vida. Les aseguro que para
alguien como yo, no es tarea liviana. Pero no os aburriré, estoy
aquí para propiciar que os enamoréis de Mallorca y en ella dejéis
una buena porción de vuestro bolsillo- les dijo retomando el control
del papel que asumiría con cada invitado.
La
pareja disfrutó de la Isla hasta alta horas y como el primer año en
que acudieron juntas, Minerva fue la elegida para subastar un baile
con ella. Julia no vivió esa noche como la primera. La seguridad de
disponer de la sonrisa más bonita de Minerva, le permitió disfrutar
de la puja por su baile. Baile que consiguió Guillermo para júbilo
de éste. Bailar con su hija delante de la sociedad donde Minerva ya
tenía un nombre, bien valían unos cuantos ceros, a lo que había
que sumar, la gloria que conllevaba ganar a Julia.
Tras
el baile, llegaron los negocios discutidos entre burbujas de
exclusivo champán y privilegiados cavas de puros. Sin pretenderlo y
con la libertad de saber a la pequeña durmiendo y bien cuidada,
Minerva paseo por el inmenso salón hasta llegar a la ventana que en
su día, firmó su máxima entrega a Julia. Viendo su propio reflejo
en la ventana, no recordó su sumisa entrega a la Julia más posesiva
con sin sabor. Más bien al contrario, la fiereza de ayer y la
posesión absoluta de Julia de aquella noche, la envolvió por igual.
Presa del recuerdo se abrazó buscándola por el salón y la encontró
junto a Victoria, ambas la miraban y en ese instante, en que Julia
posaba sus ojos en ella, se maldijo por no tener una cámara de fotos
a mano. Esa mirada de Julia, capaz de envolverla en su calidez y a
metros de distancia, eran tan única y especial como su sabor para
Julia. Con una leve sonrisa, contestó a la mirada de ambas e
increíblemente tranquila, se volvió a girar de cara a la ventana.
Inconsciente cerró los ojos, esperando que la calidez de los ojos de
Julia, fuesen acompañados de su propio calor corporal y mucho no
debió esperar. Julia llego a su espalda y sin necesidad de palabras
o de un roce directo, su calor la abraso. Así, le fue imposible no
volver a cerrar los ojos, deseando que por igual, Julia prendiese su
alma con un solo suspiro.
-
Minerva- el suspiro que llegó en cuanto Julia se reconforto con el
aroma de su cabello elegantemente recogido, al tiempo que tomaba su
mano, con extrema delicadeza. La dicha alcanzada, como cohete que
asciende hasta mitad de cielo y explota en una amalgama de colores,
Minerva sintió su pecho resquebrajarse pletórico.
-
A mi también me esta encantando Mallorca- murmuró antes de sonreír
plena. A su lado una cubitera le ofrecía acabar la noche en Mallorca
a su forma y cogiendo la botella que en ella había, sorprendió a
Julia- Y aún me puede encantar más si cabe, ven conmigo- decidida y
con unas inmensas ganas de reír tiro de la mano de Julia haciéndola
correr. Fuera del salón la brisa marinera las acogió sin detener su
loca carrera. Julia la seguía hipnotizada. Más allá de su sonrisa,
de su desparpajo, de su belleza natural y simple, estaba la vida que
junto a Minerva, se mascaba entre risas por momentos infantiles, pero
sobre todo vivas.
Porque
con dinero se puede comprar el sexo, pero no el amor, por igual
se compra una cama y no por ello, se obtiene el sueño. Julia se
había pasado la vida comprando y en cambio, solo en Minerva
encontró la vida que quería.
La
loca carrera culminó en un pequeña cala, en ella Minerva dejo la
única copa que llevaba junto a la botella de champán entre las
pequeñas piedras. Sin mirar más que a los ojos de Julia, bajo la
cremallera de su vestido y rió a puras carcajadas felices, cuando la
magnate miró a todos los lados apurándose por su pronta desnudez.
-
Olvidate de todos, están entretenidos imitando al Tío Gilito de
Disney- le dijo deseando estar abrazada por ella, descorchando el
champan.
-
Oh..sin duda es mi personaje favorito- contagiada por el entusiasmo
de Minerva, la magnate se desvistió tan rápido como su mujer y fue
ella, quien recogió la copa y la botella, para correr con ellas
hasta el agua.
-
Lo sabía- le gritó Min persiguiéndola. En pocos metros, Julia no
sólo sujetaba la copa, también a Minerva- no podía ser de otra
manera.
Los
fuegos artificiales de la gran noche benéfica en Mallorca, las
sorprendió mecidas por las olas, como lo estaban la copa apenas
usada y la botella abierta solo como celebración.
A
la mañana siguiente, las miradas totalmente atentas a sus palabras,
hicieron que la magnate apretase los puños, hablándoles como pocas
veces lo hacía.
-
Puedes querer ganar siempre, entrenarte a diario en conseguir ser el
mejor, esforzarte por desbancar a cualquiera que ocupe el puesto que
tu quieres y luchar por ello dejándote el aliento. Pero un día,
despertarás en la soledad que ofrece ser el número uno y esa
soledad, amargara tu sueño convirtiéndolo en una pesadilla. Jamás
la vida dejo de premiar mis esfuerzos, pero el mayor de mis premios
no llegó por ser la mejor...
-
¿Que narices le estas diciendo a los pobres críos?- la pregunta de
su suegro a su espalda, le hizo ser consciente de que acababa de
tener una leve catarsis delante de un equipo de polo con una media de
edad de seis años.
-
Jajajaja- la regañina de su suegro, el entrenador rival, le hizo
reírse de ella misma. Ambos picados como siempre, habían decidido
participar en el pequeño campeonato de Polo, organizado para los más
pequeños.
-
Yo no entendí nada- aprovechó para decir un pequeño crío al que
el casco, casi le cubría toda la cara.
-
Quería decir....- volvió a tomar la palabra Julia, perfectamente
equipada- El juego que más se disfruta es aquel que se comparte.
Esta mañana podremos perder pero si un solo punto lo celebramos
entre amigos, valdrá más que la victoria.
-
Bien, me gusta que tengas claro que vais a perder- le musitó su
suegro no perdiendo oportunidad alguna para picarla.
-
Esto no quiere decir, que no salgamos a ganar. ¿Ahora si me habéis
entendido?- preguntó dispuesta a ayudarles a subir a los caballos y
aunque no lo dijera, de borrarle la sonrisa a su suegro.
Aunque
lo cierto, es que a los veinte minutos de partido, Minerva acomodada
en el césped junto a más amistades y la pequeña Minerva, tuvo que
silbar llamando a su padre, pidiendo clemencia para con la magnate.
-
Papi...déjala meter aunque sea uno, ¿si?
Ventajas
de ser la princesa de Papá, Guillermo no pudo negarselo y Julia tuvo
el punto que su equipo necesitaba para disfrutar del juego.
Mallorca
de una manera tan natural, dejo ser la tierra de una odiosa mujer,
para convertirse en un lugar, de parada obligatoria cada verano.
Ahora
si.. Fin
Un final esplendido, no podía terminar mejor esta historia tan atrayente y maravillosa que nos has regalado.
ResponderEliminarEspero que en un futuro nos cuentes como va creciendo ese encanto de Minerva Arango.
Como siempre que terminas una historia, me siento un poco huérfana durante unos días de esos personajes que durante un tiempo me han acompañado en mi pausa para un café.
Simple y llanamente como diría Leli, GRACIAS, MIL GRACIAS.
A.
aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii vou morrer
ResponderEliminarbrigoninha
Y no hay un epílogo del epílogo? ?? Jajaja nah, es broma! Muchas gracias por compartir esta historia. Me ha encantado de principio a fin.
ResponderEliminarMuchos besos.
W
Magnifico final para tan increíble historia !!!
ResponderEliminarFelicidades y muchas gracias por compartirla. Seguiré esperando que de tanto en tanto nos deleites y sorprendas con nuevos relatos de esta familia a la que voy a echar mucho de menos...
Genial Gemo!!!!
Otra vez digo: penita que terminó!
ResponderEliminarGracias
siempre mi gemo
.....HASTA LAS ULTIMAS PALABRAS ....¡¡¡HASTA LAS ULTIMAS¡¡ DE LUJO....TE QUEDO DE LUJO....ASÍ EMPEZO...ASÍ LA DESGRANASTE...ASÍ LLEGO EL FINAL...Y EN EL EPILOGO...AÚN TE CRECES MÁS...TODAS Y CADA UNA DE LAS FRASES QUE LAN LLENADO EN SU CONTENIDO CON ESPLENDOR...TODAS¡¡ MERECERIAN MENCIÓN ¡¡¡ SI UNA LLEGA A ACAPARAR...LA OTRA....LA SIEGUENTE LO HACE MÁS....ASCIENDES DE MANERA VERTIGINOSA HACÍA LO MÁS ALTO...LO HACES...ESCRITORA¡¡
ResponderEliminar''' SABES QUE EN MI PIEL...NO HABRÁ MÁS HUELLAS...QUE LAS QUE TÚ DEJES''''...JULIA...MUJER...'' LA MUJER'''...SIN PALABRAS...
NO LAS HAY...PARA TAN SUBLIME RENDICIÓN A LA VEZ QUE TRIUNFO DE UN AMOR....
ESCRITORA....ADMIRARTE ES TODO UN PLACER...
GRACIAS....SIEMPRE....ESCRITORA
CELESTE-NEGRO
graciassss!!!!!!!! es de las historias tuyas MÁS ESPECIAL,
ResponderEliminarOjalá, vuelvan a colarse en tu maravillosa cabeza con alguna nueva locura...
ERES DE OTRA DIMENSIÓNNNNNN ARTISSTAZAAAAAAAAAAAA