Mi cincuenta cláusulas. Epílogo 2ª Parte

Privilegios de una vida más que acomodada, Julia pidió a Lola acercarlas hasta su sede, la sugerencia de Hugo le había animado a hacerlo. Podía visitarlo a él, saludar a sus empleados, que su hija recibiera los mimos propios, y después que Lola las acercase hasta mitad de trayecto, para acabar dando un paseo hasta el antiguo edificio de correos, donde Min estaba trabajando.

Al entrar al complejo de las cuatro torres, Lola le sonrió por el espejo retrovisor. Hacia meses, que Julia no pisaba su propio terreno.
- ¿No lo extraña?- le preguntó Lola al verla observarlo todo con suma minuciosidad.
- La verdad es que no- contestó Julia sin necesidad de pensarlo- Los últimos seis meses han pasado tan rápido que ni cuenta me di de que estaba ociosa.
- Ociosa en teoría- rebatio Lola. La pequeña Minerva balbuceaba ajena a el poder que la rodeaba. Poder que el día de mañana seria suyo.
- Minerva no es un trabajo...Minerva es un premio que aún no se como merecí- rectifico a su conductora sin ninguna acritud al tiempo que la pequeña, tiraba su mordedor de patito para sustituirlo por los dedos de su madre.
- Lo se- musitó Lola, regañandose por quedarse boba, viendo como la niña sonreía con los dedos de su Mama en la boca. Al poco, estacionaba el coche en el aparcamiento reservado para Julia, y con cierta pena se quedaba en el coche. Le encantaría ver como Izascu y las demás chicas, saludarian a la pequeña heredera.
- Ven con nosotras...- la invitó Julia ajustándose el porta-bebe, exclusivamente diseñado para ella por Felipe Valera- Alguna vez deberás explicarme porque a Minerva le acompañas a todos sitios y conmigo te quedas en el coche- prosiguió con toda la intención Julia sonriendo para sus adentros. Lola enseguida se puso nerviosa. Obvio, había pasado por alto lo parlanchina que podía ser Minerva para con Julia.
- Supongo que será cuestión de mando- bromeó Lola, saliendo encantada del coche. Para entonces, Minerva pequeña ya estaba acomodada en el porta-bebé con uno de sus habituales gorritos.
- Ahora solo vamos de visita- la invitó a caminar junto a ellas. A Julia le era extraño volver a caminar por allí. Era como si esa sede respondiera a la vida que había llevado antes de Minerva- El día que regrese, le pediré a Minerva cierta remodelacion. Es insultantemente vanidoso y ostentoso- compartió con Lola, en su habitual confianza. Lola la miró un segundo, para después contestarle.
- Bueno....recuerdo que usted siempre decía....no puedo ofrecer millones en ganancias si mis oficinas no dan seguridad. El dinero atrae al dinero- le expuso recordando aquellos tiempos. Participando de su vida como ella estaba, no podía decir que su jefa estuviese equivocada.
- Oh...ciertamente llevaba razón. No puedes firmar un acuerdo con cualquier Emir, si no le das la mano con un rolex de menos de seis cifras haciendo pesada tu muñeca- continuó Julia, sonriendo levemente a Lola- Nunca me gustaron los rolex- terminó claramente chistosa y Lola rió negando con la cabeza.

Nada más llegar a la recepción principal, tuvieron que interrumpir su conversación. El personal de Julia comenzó a desfilar delante de ellas, en orden y claramente avisados.
- La hermana de Elisa, es tan precisa como ella- le comento Lola. Era más que evidente que el ordenador central había avisado de su en teoría, improvisada visita. De ahí hasta que llegaron a la recepción de su propio despacho, usado ahora por Hugo, Minerva pequeña se la paso repartiendo sonrisas.
- Pero que guapisima llega con su gorrito- fue el piropo de Izascu recibiendolas. De todos los empleados,  la más cercana a la pareja. Con confianza enseguida quiso coger a la niña, olvidándose de la visita que estaba recibiendo Hugo en esos momentos- ¿Te vienes con Izascu?- le preguntó a la niña, quien pronto extendió sus brazos ante la sonrisa conocida de la secretaria de su Mamá. Mientras Julia observaba la pequeña luz que indicaba la presencia de visita en su despacho.
- Hugo esta ocupado- comento con Izascu, antes de comenzar a soltar a Minerva del porta-bebé e Izascu abrió los ojos, maldiciendo la pillada. A la secretaria no le dio tiempo a contestar diciendo con quien estaba ocupado Hugo, la propia vista fue la que salió del despacho, callando a todos los presentes.
- Victoria- murmuró Julia sorprendida de verla allí y fue el mismo murmuro que se repitió en las cabezas de Izascu y Lola. Las últimas se miraron entre sí, sin saber muy bien que hacer.
- Julia- la voz de Hugo, saliendo tras Victoria, fue lo mismo que dijo Victoria al tropezar de lleno con la increíble por su belleza, imagen de Julia cargando con su bebé. Bajo la preocupada mirada de Hugo, las dos se miraron en silencio, reconociéndose. Julia no había dejado de estar al tanto de Victoria, sin más pretensión que la de asegurarse de que estuviese bien. Para Victoria en cambio, estaba siendo impactante verla así. El cabello de Julia se veía alborotado, como secado al aire libre, su rostro mostraba cierta rojez, propia del sol y en conjunto, se veía más joven de como la recordaba.
- Eh...- trató de hablar normal Julia, obviando el impacto de verla. Muchos años compartidos con ella, daban para titubear y para hacer lo que inconscientemente estaba haciendo. Examinarla, buscando la confirmación de que en verdad estaba bien- Te ves igual de hermosa que siempre, Victoria.
- Mientes...será porque tus halagos continúan llevando el mismo exceso de siempre, Julia- hablo más decidida Victoria acercándose hasta ella. Julia pudo ver como Victoria avanzaba con la vista anclada a su pequeña, y no le disgusto. Imposible hacerlo, si Hugo el adolescente que ambas habían acabado de criar, la miraba sonriendo por el encuentro- Es todo un encanto, ésta pequeña- piropeo a Minerva, dejando una suave caricia en la mano de la niña. Rápido Minerva, busco esconderse de la desconocida mujer, haciéndola sonreír.
- Extraña al principio- la excusó Julia, con cierto aumento del latido de su corazón. Los ojos de Victoria continuaban siendo tan enigmáticos como siempre y la dejaban callada, sin saber muy bien, que decirle.
- Se parece muchísimo a Minerva, es justo que lleve otras cosas tuyas- nuevamente hablo más decidida Victoria. No había mentido hablando de la niña. Era un calco sonriente de Minerva absolutamente adorable- Esta mañana me cruce por casualidad con Minerva, casi como contigo. No me saludo, supongo que es normal...pero Julia, no me parece después de todo- siguió sin rodeos cual su costumbre. Julia no se sorprendió por sus formas pero la mención de Minerva la puso en guardia- Sigues disimulando fatal, querida. Solo intento decirte, no me parece cruzarme contigo o con ella o ya sea con las dos, y tratarnos cómo si fuésemos desconocidas. Pronto será el baile en Mallorca, y me gustaría que no se diese así- hizo una pausa reconociendo el apuro en Julia. Para esta era impensable que Minerva mostrase cierra condescendencia con Victoria- Se que no me traga, hablando mal y pronto. Pero puedes decirle que me gano en el momento en que te vi, parada aquí con una hija más que hermosa. Al final, Minerva supo entenderte mejor que yo.

Las palabras de Victoria sin compromiso por su parte, le acompañaron en el breve paseo hasta el Edificio de Correos. Los años con Victoria en una vida rodeada de falsas apariencias y escasos afectos, a Julia le quedaban muy lejanos y después de todo, por Victoria solo sentía el cariño consabido a su larga relación. Pero en algo tenia razón Victoria, en pocos días seria el baile benéfico anual en Mallorca, donde ellas asistirán acompañados por los padres de Minerva y sin duda, tendrían que compartir espacio.
- Mamma...Mamma.. - balbuceo su hija, sacándola de sus pensamientos. La niña señalaba el escaparate donde Julia se había parado y en él, un maniquí estaba adornada con un coqueto sombrero de paja.
- No es Mami- la corrigió sonriendole mientras besaba su cabecita, viendo el maniquí. Minerva continuaba usando sombreros y gorritos, como ella hacia con su hija- ¿Te gusta? ¿Quieres regalárselo a Mami?
La niña no contestó, se limitó a propio de su edad, entusiasmarse con cualquier otra cosa y Julia se adentro en la tienda, para comprar el gorrito. Con él comprado, continuó caminando hasta el Edificio. A pocos metros, pudo observar el despliegue propio de caravanas y furgonetas, necesarias en un importante reportaje. Con tanto bullicio de trabajadores acudiendo al pequeño catering donde apostaría almorzarian, dudo en encontrar a Minerva entre ellos, sin saber que desde la azotea, Minerva apoyada en una falsa barandilla, las miraba junto a Niki.
- Vista desde esta altura...no impresiona tanto- bromeó Niki, sacando a Min de su embobamiento particular.
- A mi me impresiona siempre, le di ese poder- bromeó como ella Minerva, sin perder de vista a Julia y su bebé- Le está hablando, contándole cualquier cosa...me derrite verla así.
- ¿Ya no te revientan las tetas?- le pregungo Niki en el mismo tono guason. Minerva llevaba más de media hora quejándose ante la necesidad fisiológica de darle el pecho a su hija.
- Jajaja, están a punto.. Mejor las llamo- contestó entre risas a Niki y ésta se tapó los oídos, cuando la vio decidida a silbar desde ahí arriba. Un silbido largo y contundente, de inmediato efecto. Julia enseguida miraba hacia arriba, como su misma hija- Subid- las apremio vociferando. Solo ver a su hija, y sus tetas amenazaban con desbordarse. Deseando reunirse con ellas, dejo la barandilla para esperarlas en la salida del ascensor, en tanto Julia rodaba los ojos.
- Mami nos llama, a silbidos como se llama a los perros, pero nos llama- le dijo a su hija antes de colarse en el edificio, adorando la naturalidad que Min imprimia a cada cosa, incluido un silbido como reclamo.
Para cuando Julia llego a la azotea, Minerva las esperaba ansiosa. Nada más verlas salir, de tiro a por ellas como muestra de lo mucho que echaba de menos no estar en casa. A Julia no le había quedado de otra, que acostumbrarse a las muestras afectivas de Minerva, y ésta fue una buena ocasión para corroborarlo. Minerva las besaba como si estuviesen solas en esa azotea.
- Estaba deseando que vinieseis y lo mejor...hoy terminamos, me falta solo repetir las últimas y después, solo será trabajo de edición- enseguida Minerva comenzó a relatarle su día, mientras las llevaba al pequeño set habilitado para maquillaje. La pequeña para esas alturas ya estaba en sus brazos, mordiendole la mandíbula- Mi chica tiene hambre.
- No quiso la papilla. Ni antes, ni después de tu leche...seis meses y ya obvia los consejos del pediatra- le comento Julia con mal disimulado orgullo.
- Ah no...no empieces a aplaudirle estas cosas, hoy es las instrucciones de su médico, ¿mañana que será?- intento regañarla Minerva, pero en el fondo le encantaba el orgullo que toda Julia mostraba.
- Lo que quiera.. Es Minerva Arango- insistió Julia sin perderse detalle de como la pequeña mamaba prácticamente con los ojos en blanco de puro placer. Adela podía estar sufriendo por las consecuencias del pecho de Minerva por amamantarla  todavía, pero la imagen de ambas para Julia era tan conmovedora que podría hacerlo por años- A la tarde tengo la presentación de tu hermano, creo que la llevare con nosotros.
- Eso es muy Julia Arango, solo tu te presentas ante esos aburridos millonarios llevando un bebé- la vanaglorio Minerva, robandole un nuevo beso. En poco más, Julia recibía de parte de Niki un pequeño aperitivo. Con su habitual delicadeza, Julia lo dispuso en una pequeña mesa, para comenzar a servirlo a Minerva. Quien la observaba más allá de encantada- Como sigas tratandome así, no volveré a dejarte trabajar.
- ¿Como ama de casa Porno-Star?- bromeó Julia consiguiendo un canapé perfecto, que de solo verlo a Minerva se le derritieron los ojos en placer.
- Y sin porno- contestó decidida Minerva tomando el canapé que en nada mordió- Uhm...aunque en solo delantal debes estar de muerte...o mejor, ¿recuerdas la película Armas de Mujer? Sería la leche llegar a casa y encontrarte aspirando el suelo en braguitas- expuso con total descaro una de sus fantasías y aunque a Julia en principio le brillaron los ojos, después se tornaron molestos.
- Elisa me ha remitido tres videos de alto contenido erótico, que se acercan a lo que me acabas de proponer, solo que es la limpiadora y la cara dura de la jardinera- le contó Julia sin llegar a creerse que su casa fuese violentada de esa forma.
- Jajaja..Hay que controlar a Elisa, eso es invadir su privacidad- para Minerva no era más que una consecuencia lógica entre dos personas que se atraen y trabajan juntas largas horas con una gigante casa para ellas solas. Las cara de Julia ante sus risas, no hacían más que provocarle más risa.
- ¿En mi casa su privacidad?- mostró así Julia, la poca gracia que seguía haciéndole la situación por mucho que Minerva riendo cómo lo estaba haciendo bien valían unos cuantos videos.
- Madre mía...carca puedes llegar a ser- la beso Minerva, invitándola a prepararle un nuevo canapé- Pues te diré.. Elisa tiene guardados otros vídeos, que en invierno....nos irán genial. Nuestros, obviamente- prosiguió y lo hizo mal. Así Julia olvido su canapé, para mirarla totalmente sorprendida.
- Elisa sabe que no puede grabarnos cuando- comenzó su réplica pero su voz se fue apagando, conforme Minerva se mordía los labios a solo centímetros de ella. Así olvido que iba a decirle para besarla con ardor.
- Ya sabía yo- se divirtió Minerva sabiendo de antemano que sus videos serian aceptados con entusiasmo por Julia. Así, Julia volvió a prepararle canapés, mientras la pequeña se quedaba dormida en brazos de su Mami y en tanto, Minerva recordó la cita de Julia y su hermano con el círculo Fortuny- Tengo algo que decirte- la aviso empleando la seriedad solemne que ambas usaban cuando debían hablar de algo importante.
- Yo también- la sorprendió Julia encogiendose de hombros.
- Vale....tú primero- propuso rápido Minerva. De repente era más importante lo que Julia tuviese que decir a lo de su padre.
- Prefiero tu- se escabullo Julia. El tema Victoria con Minerva, seguía siendo más que peliagudo.
- Pues como siempre...a la de tres las dos a la vez...una, dos y tres...- contó rápido Minerva, deseando saber lo que fuese que tuviese que contarle Julia y prosiguió igual de rápido- Le conté a mi padre que Nicolás va al Círculo Fortuny.
- Me encontré con Victoria- dijo a la mima velocidad Julia, provocando que ambas guardasen silencio.
Obvio, para Julia no fue sorpresa que Minerva hubiese hablado con su padre sobre los nuevos proyectos de Nicolás, pero para Minerva escuchar otra vez ese nombre, fue más que sorpresa.
- Se me quito el hambre...