112- Emergencias 9

No fue ninguna novedad para Marina reír releyendo el correo recibido de "Inespajaroloco", comenzaba a ser un clásico que Inés por cualquier medio soltase una ocurrencia y que ella riese desconectando de lo que fuese que estuviese haciendo. En este caso, terminando uno de los tres discursos pedidos por el partido político en el que llevaba militando desde su casi adolescencia. Con calma y entre sonrisas, lo había releído buscando entre líneas. Si Inés podía acertar en sus agraciados atributos solo escuchándola, ella podía descubrir más cosas de la piloto, leyéndola. Aunque poco jugo podía sacar de un correo corto y diría que precipitado.

 Releyendo se dio cuenta que la mención al kamasutra lesbico y sus posturas, no era más que una forma de romper el hielo, para terminar mandándole el libro para su sobrina. La posdata era la única que le ofrecía  pistas sobre Inés. Querendona, algo que por sus conversaciones ya intuía y un tanto malcriada. Daba cariño pero a la par, exigía ciertos mimos. Sin mucho más que poder rascar de ese correo, Marina sonrió dispuesta a pensar como contestarle, pero entonces su móvil sonó anunciándole llamada y el titular de esa llamada, la hizo dejar de sonreír al tiempo que aceptaba la llamada. Sabiendo que era Manu, simplemente descolgó, sin saludarlo.

- Cielo, me cambiaron la guardia y estoy hoy en el Hospital.. ¿Te pasas un ratito a verme?- escuchó la falta de saludo de Manu y en silencio, suspiro. Para que perder el tiempo saludándola, mejor ir directo a su interés.

- Estoy trabajando- contestó en completa seriedad y cerró los ojos, consciente de como Manu seguiría.

- Cuando no, ¿cielo? Entre jefa de coordinación, tus estudios y el partido, es rarisimo encontrarte sin hacer nada. Ven solo un ratito, no volveré a Segovia hasta dentro de tres días- insistió Manu cómo Marina esperaba y cansada, de que repitiese el mismo guión de los últimos tiempos, prefirió atajar.

- ¿Sabes que pasa Manu? No me apetece ni lo más mínimo, un polvo rápido en un quirófano, ¿y sabes que más ocurre Manu? Que tampoco me apetece verte y lo peor que podría pasar también pasa...ni siquiera me apetece oírte. Que tengas buena guardia, cielo- imitó su cansino y poco sorpresivo "cielo" y no espero ninguna contestación, cortó la llamada sin más. Tras cortarla se quedó mirando el móvil y poco a poco, sus labios volvieron a mostrar una sonrisa. Lo había hecho, había frenado en seco las intenciones de Manu y si lo pensaba, podría incluso aventurar como hubiese continuado la conversación que ella había cortado. Pero no, ésta vez había sido tan firme como necesitaba. Orgullosa por no haberse dejado manejar, llamo a Laura casi automáticamente y cuándo ésta contestó tan cantarina como siempre, se sorprendió así misma.

- Me apetece una copa esta noche- propuso de inmediato y bien pensado, le apetecía de veras. Llevaba toda la tarde encerrada pegada a su ordenador y que narices, el stop a Manu, era suficiente motivo para dejar su encierro y celebrarlo.

- Únele una cena a priori. Tu eliges restaurante, yo decido donde tomarmos la copa- contestó rápido Laura, como si en verdad, estuviese esperando esos planes. Marina rodó los ojos, ella restaurante y Laura copas, estaba claro que algo tramaba su amiga.

- ¿Y eso? ¿Algún local nuevo?- se interesó esperando como contestación algún nuevo flirteo de su amiga o peor, algún enamoramiento tan rápido como fugaz sería su duración.

- Me invitaron hace días y me daba cosa ir sola- contestó Laura y Marina sonrió-  Espera, espera...que con todo los jaleos que siempre llevas no te conté...metro ochenta a ochenta y cinco, en sus cuarenta, cachas, sanote y lo mejor...¿adivina a que se decida?

- No me digas que lleva uniforme- contestó poniendo los ojos en blanco, estaba acertando de pleno con Laura, aunque no en vano, era su amiga.

- Jajaja siiii, adoro los tíos con uniforme, es un hecho- prosiguió entusiasmada Laura, dándole igual los batacazos vividos con anterioridad. De carácter optimista, aun guardaba fe y su noche prometía.

- Genial....yo empiezo a detestarlos- contestó con cierto desánimo Marina, quisiera o no, Manu comenzaba a ser un estigma.

- Bombero- le dijo Laura con el mismo entusiasmo mostrado antes y a pesar de que fue consciente del desánimo de Marina, prosiguió queriendo contagiarla del buen humor con el que afrontaba la noche- Es bombero, te mueres de lo bueno que está.

- En verdad....- continuó Marina enredándose con Laura en una conversación que como tantas otras, podía llevarles horas- no te recuerdo con ningún feo y tampoco, con un tío sin uniforme.

- Bueno...no se si es positivo, con ninguno he llegado a casarme- dijo Laura riéndose de su propia dicha.

- También detesto las bodas, fíjate- dijo Marina más para sí que para Laura y a pesar de la seriedad con que lo dijo, en verdad comenzaba a contagiarse de Laura, más valía reír que llorar por los restos.

- Ayyy...ya, nena con lo que tu vales..- malentendió Laura y corrió a animar a su amiga-  A mi me quema la sangre con todo esto de Manu...pero escúchame bien, ponte super mona esta noche porque encontraremos a tu hombre, por supuesto sin uniforme y libre como un pájaro.

La conversación con Laura, sus planes conjuntos para la noche, el stop a Manu y porque no, el correo de Inés, mejoraron su ánimo. Queriendo terminar temprano y poder vestirse sin prisas para cenar, dejo el móvil y se volcó en terminar el discurso sobre el que trabajaba.

Como habían quedado, cenaron donde ella quiso y estando a las puertas del local al que Laura había sido invitada, ésta le recordó sus objetivos.

- Ya sabes...sin uniforme y libre como un pájaro...nos aseguraremos de ello y a las malas, un polvazo con cualquier buenorro y que a Manu le zurzan- la insistencia de Laura le hizo reír y recordar a Inés, pájaro loco.

- Conozco a alguien así...de hecho hasta se denomina pájaro loco y oh...tiene un fallo, no lleva uniforme pero si chaleco- bromeó cómo lo haría la misma Inés, sin caer en que ahora Laura querría saber todo, hasta el más mínimo detalle. Su insistencia, por quien era, como lo había conocido, a que se dedicaba y varias preguntas más, le hicieron acortar toda explicación- Frena.. Es una mujer- atajó sorprendiendo a su amiga, y prefirió adentrarse en el local. Le apetecía muchísimo disfrutar de uno de sus cócteles preferidos con buenorro o sin él.

- Joder- se desanimó al instante Laura, siguiéndola- mejor nos quedamos con la segunda opción...un buenorro que no hable demasiado y folle bien- prosiguió atravesando del local, mientras revisaba rápido los rostros del personal que frecuentaba el local, sin que ninguna dejase la conversación- Dios que bajón...es que te animaría con un tía...pero ya sabes, a mi no me funcionó, me pase todo el rato deseando sus tetas, su culo, su vientre...pero no de..Ay dios, me muero por besarlos, morderlos, chuparlos, o todo o a la vez..Si no porque los quería para mi.. La jodida esta muy buena pero chica...una lástima que yo no me entusiasmase nada de nada- concluyó cuando las dos tomaban asiento en sendos taburetes dejando sus bolsos en la barra. A Marina lo dicho por Laura le hizo reír, podía recordar perfectamente la llamada de esta en mitad de la noche, para contarle detalle por detalle, su encuentro sexual con aquella mujer y sin pensarlo, recordó la sexualidad manifestada abiertamente por Inés.

- Ni idea de como tendrá el culo, pero teóricamente esta muy preparada para hacerte el kamasutra lesbico por completo- dijo con la confianza normal entre ellas, queriendo proseguir con las risas y Laura la miró con la boca abierta.

- Espera un momento...¿pero de que tía me estas hablando?- pico la curiosidad a Laura, sin dejar las bromas de lado- Y perdona...¿pero que diferencias hay entre un kamasutra lesbico y el heterosexual?- se interesó recordando las posturas más clásicas, sin ver claras diferencias. Marina se mordió los labios queriendo ver el brillo más cotilla en los ojos de su amiga. En la tarde no se había parado a mirar los archivos adjuntos al correo de Inés, y por momento, dudo en que ésta finalmente le hubiese remitido el libro de su sobrina y el kamasutra. Lo mejor era comprobarlo y con su bolso a mano, buscó su móvil, mientras Laura continuaba enganchada a su propio juego de las diferencias- Un 69 debe ser exactamente igual, solo cambia la cantidad de carne que comes jajaja- su propia burrada soltado le hizo reír, mientras se extrañaba al ver a Marina leer algo en el móvil pellizcándose el labio, para después volver a dejarlo en su bolso- ¿Te has puesto a consultarlo? ¿Que diferencias viste?- curiosa insistió y la carcajada fuerte de Marina, le hizo reír- Estoy fatal, lo se.

Al poco rato y cuando ambas ya degustaban sus bebidas, llegó el dueño de la invitación de Laura muy bien acompañado.

- Dos noches esperándote por aquí y por fin apareces- así las saludó el bombero tras ellas, gratamente sorprendido por la presencia de Laura y porque no, de la atractiva mujer que la acompañaba.

- Nene...las cosas buenas se hacen esperar- contestó Laura chistosa girándose para ser besada en la mejilla.

- Extraordinariamente buenas- intervino el hombre que acompañaba a la cita de Laura y ésta apuntilló con su pie la rodilla de Marina. El tipo por como miraba a Marina, venía encantado a ofrecerse como el particular quita-penas de ésta. Marina sonrió por el claro y directo halago y sin ningunas ganas de un polvo rápido con un desconocido, optó por dejarse mimar el tiempo necesario para una copa más y pese a la insistencia de su simpática compañía, se marchó de vuelta a casa sola.

Regresando en el taxi, sacó su móvil del bolso con la intención de revisar cualquier llamada o mensaje. Nada más activar la pantalla, se encontró con el correo abierto de Inés. En la barra y en un ataque de intimidad, lo había bloqueado sin querer que Laura viese el correo, por eso ahora le aparecía en pantalla. Quedándole unos minutos de trayecto, miro un momento por la ventanilla, pensando en como responderlo.