48 horas...limite 1

El sonido de un toque demasiado largo de bocina, la inquietaba en su hamaca aunque, lo disimulaba como podía. Rodeada por sus amigas más íntimas desde el Colegio, ignoro el fuerte sonido bebiendo de su San Francisco . Agradeció el frío líquido atravesando su garganta y dudo en dejar su cómoda hamaca para refrescarse en la piscina. Estaba con Mar y Nieves, dos charlatanas incansables que desde que sonase la bocina guardaban silencio, no ayudando a detener su inquietud.

- Me apetece refrescarme pero me da pereza- fue ella quien hablo, necesitando romper el silencio. No podía estar deseando que la bocina volviese a sonar. Pura coincidencia, seguro era cualquier cliente del Club que llegaba a recoger a su novia, hija o a quien fuese. Le valía cualquier pija o pijo como ella misma, sin ser ella.

- Yo estoy así hace rato- dijo Mar con desgana sin moverse lo más mínimo. El sol de mediodía tostaba sus cuerpos, solo aliviados por los aspersores estrategicamente situados. Podían estar en uno de los Club más exclusivos de Madrid, que el sol pegaba igual de fuerte que en mitad de la Plaza Mayor.

Un nuevo bocinazo, esta vez más seguido, la hizo levantarse de un salto de su hamaca. En seguida sintió la mirada del camarero de la barra sobre ella- Pesado-haciéndola murmurar. Necesitaba bañarse, tirarse a la piscina y nadar y nadar. Pero de nuevo la bocina insistente de un coche le hacía coger su kimono y cubrirse con el, sorprendiendo a sus dos amigas. A la que más, fue a Nieves que ya se había levantado cómo ella dispuesta a acompañarla en su baño.

- ¿Te vas a bañar o no?- preguntó Nieves intentado que su amiga se decidiese, mientras Mar dejaba que fuese la pereza quien le ganase. Desde la hamaca se lo pasaba bomba, marujeando a unos y otros.

- Un polvo tiene- les dijo Nieves a ambas mirando fijo al camarero que a su vez, miraba a Kira.

- No jodas...es un camarero, seguro huele a lavavajillas jajaja, ¿te imaginas?- se divirtió Mar desde su hamaca molestándola- Ey vamos...solo fue una broma.

- ¿El payaso de la bocina quien es?- ahora fue Nieves la que sobresaltó por un nuevo bocinazo y trato de ver uno de los aparcamientos del Club. Pero Kira fue rápida y las entretuvo como mejor pudo.

- En fin...me he dejado el móvil en la taquilla, ¿pedís otra copa de lo que sea al camarero lavavajillas mientras me acerco al coche a por él?

Les pidió sabiendo que aceptarían. Ese era el pacto de las damas de honor de su boda. La novia desde días antes al enlace se convertía en la Princess a consentir. Con el kimono puesto cubriendo a medias su bikini de últimisima tendencia, ando pausada al principio para después engeniar sus pasos directa al aparcamiento.

Ni había llegado a él, cuando ya identificaba su imagen apoyada en el coche. No se había equivocado su instinto nada más escucho el primer bocinazo. Solo ella era capaz de presentarse en un Club como ese dando bocinazos como una vulgar obrera. Que sonriera creída bajándose un tanto las gafas de sol, aumentó su enfado.

- Largate de aquí ahora mismo o aviso a seguridad- le advirtió cerrándose el kimono como pudo. Ni de coña pensaba continuar dejándola mirar su cuerpo prácticamente desnudo, aunque a su inesperada visita pareció darle igual y sonreía, viendo sus esfuerzos, hasta que entre sonrisas, le contestó.

- Súbete ahora mismo al coche o rompo la bocina de tanto hacerla sonar-no era una simple amenaza. La sabia capaz y lo peor, parada agarrándose el kimono, la vio ir hasta su coche, abrir su maletero, sacar la pequeña maleta que siempre le acompañaba y prácticamente tirarla en el asiento de atrás de su "macarra" coche. Tan macarra cómo ella, tan como su forma de caminar y tan macarra como su pose a medio metro de ella.

- Tocame y grito- amenazó por igual cruzándose de brazos, claramente a la defensiva. Y en nada supo, que su amenaza causaba poco miedo, más bien lo contrario. Solo sirvió para que rompiera la distancia entre ellas y tener así, que soportar su loco y adictivo aroma.

- Es lo único que pretendo, que grites cuando te toco- nuevamente se burlaba de sus amenazas y rota la distancia entre ambas, su burla fue echa rozándole los labios. Su atrevimiento despertó en ella una desabridez que le subió desde el mismo estómago para acabar soltándodole una bofetada que fue parada antes de que impactara de lleno contra su mejilla. Tomada por esa misma mano, se sintió girar en segundos y en otros más, estaba alzada y solo podía patalear sin sentido- Vaya...no gritas- volvió a burlarse sin saber de las enormes ganas de gritar que tenia. Pero sus gritos eran callados conscientes de donde se encontraban- Oh claro...imagino que toda una niña de Papa no grita.

- Como te odio- fue su contestación perdiendo la lucha. Un nuevo coche llegaba llegaba al aparcamiento y en algo tenia razón su odiada, no iba a dar ningún escándalo en ese aparcamiento.

- Odiar es pecado, nena...Si tú Papi se entera, te hará confesarlo- el susurro prácticamente realizado besándole la oreja, elevó su genio, volviendo a lanzar una bofetada esta vez hacia atrás, que por la postura, se quedó en cachetada sin consecuencias- Jajaja, me encanta cuando te pones fiera- no vario sus burlas encendiéndola más y entre pataleos e intentos de nuevas bofetadas la soltó en el asiento del copiloto. Era el momento para moderla como una misma fiera en toda la mejilla- Joder- se quejó pero le dio igual y prosiguió mordiéndola como ella proseguía abrochándole el cinturón de seguridad- Suelta joder- volvió a quejarse consiguiendo soltarse de su muerdo y se lanzó directa a sus labios, mordiéndolos casi con la misma fuerza con que Kira, había mordido su mejilla. Pero a diferencia de Kira, quien ahora se defendía empujandola, el sabor de sus labios le hizo relajar los mordiscos para acabar absorbiendo sus labios- Joder nena

- Que no me digas nena, imbécil- la aporreo con la fuerza suficiente de apartar de sí, los labios que amenazaban la sequía de sus braguitas bikini. Si no besara con tanto vigor y si su propio cuerpo no la traicionara nada más verla, sería bien fácil mandarla a la mierda. Aunque esto último ya lo había hecho en más de una ocasión.

- Como quieras, nena- continuó burlándose y no dejo que Kira volviese a protestar por su nena empleado a conciencia ni por el tirón que daba al cinturón, casi hincándoselo. Los labios de Kira, exquisitamente pijos y mal criados, eran demasiada tentación para retener las ganas de volver a besarla, capturando su sabor y callando sus protestas. Pero fueron solo segundos, los que necesito Kira para volver a moderla esta vez en los labios- Jajaja, mi fiera.

- Imbécil, pedazo de subnormal- a punto de hacerla sangrar no tenía caso continuar y prefirió soltarla, propiciando que saltase por donde ella, cayendo al asiento del conductor. O la frenaba ahora o era muy capaz de raptada- Suéltame o te juro que gritare hasta quedarme muda- pidió forcejeando con el cinturón que atascado no dejaba ser retirado- Joder- exclamó poniéndose de los nervios y el brazo de la macarra que besaba cómo la misma Afrodita por sus hombros, no la relajo lo más mínimo.

- Bla, Bla, Bla..no harás nada que avergüence a Papi- aprovechó la cercanía para regodearse en el dulce aroma de su cabello y ésta vez no espero una nueva protesta o un nuevo mordisco. Las amiguitas de Kira estaban llegando al aparcamiento. Nada más verlas por el espejo retrovisor, introdujo marcha atrás asustando a Kira.

- Bajame...que me bajes- gritó mirando para atrás y abrió los ojos al ver a Mar y Nieves buscando refugio en unos arbustos. El coche iba lanzado a por ellas- Estas loca, completamente loca...ahhhh- volvió a gritar agarrándose al coche ante el giro brusco de este, que quedó en paralelo a sus asustadas amigas.

- Decirle a Papi, que se la devolveré para la boda.. Chao niñitas.