miércoles, 16 de julio de 2014

112-Emergencias 15


Estática y muda, para cuando Xavier salió a por Marina ante su tardanza, Marina daba la espalda a la amante pareja de chicas, con la vista pérdida en el reflejo de los besos compartidos por las dos chicas a su espalda. Reflejo en las cristaleras de entrada al local, que fue roto por el propio Xavier saliendo a su encuentro.


Él no se fijó en las chicas y sus innumerables muestras de afecto, el sólo pudo fijarse en lo extremadamente apetecibles que se veían los labios de Marina, entreabiertos. Carraspeando ladeo la cabeza, esperando que Marina algo dijese, pero ante su falta de respuesta, fue él quien le habló.

- Vaya noche te están dando- le dijo guardándose las manos en los bolsillos de sus jeans. Fuera el frío era casi cruel, algo que parecía no importar a Marina. Xavier se estaba refiriendo al trabajo que había mantenido desde hacía rato a Marina contestando correos y después con llamadas, pero tras él se cerraron las cristaleras y Marina, volvió a obtener el reflejo que sin saber porqué, esa noche la estaba dejando totalmente paralizada por su belleza- Hey- insistió Xavier dejándole una suave caricia en la barbilla y al sentirla, los ojos de Marina dejaron de enfocar el reflejo en la cristalera para enfocar a Xavier, y su sonrisa comprensiva.

- Perdona- reaccionó regañándose- Tengo un día de lo más estúpido- continuó creyéndolo de veras. Primero la bronca sin sentido con Inés y después la tontería por unos besos entre dos chicas. A Xavier le resultó enternecedor como Marina apoyo la frente en su hombro.

- Con este frío del demonio, apetece pasear hasta casa...¿vives lejos?- propuso Xavier ahora si reteniendo el impulso de abrazarla contra si. No parecía Marina la típica mujer a la que llevar paso a paso, más bien al contrario. Marina sonrió por la propuesta dejando su hombro y con una media sonrisa, acepto el paseo helado hasta casa.

Próximos pero no pegados, así caminaron de regreso a casa. Xavier iba ganándose poco a poco, ser la mejor cita para Marina de hacia años. Buen conversador, sumamente atractivo, delicado y nada acaparador. La cita perfecta, que en cambio, estaba pasando sin pena ni gloria. Al llegar a la valla de su pequeño bungalow, Marina busco animarse, de alguna manera entusiasmarse. Quijada amplia, de constitución gruesa y fuerte. Xavier para no variar, se asemejaba más al hombre que a ella siempre le había atraído, que el propio Manu. De constitución más frágil y menos varonil. Pero pareciera que su día estúpido le continuaba una noche aun más estúpida. Porque no sintió más que simpatía, cuando Xavier besó la comisura de sus labios, en un intento de alargar la noche. La sonrisa si le brotó enseguida y llevada por la comodidad sentida con él, buscó el refugio de su fornido cuerpo.

- Métete en la cama y no pienses en nada. En absolutamente nada, duerme cuanto puedas y mañana hará el mismo endemoniado frío, pero veras todo distinto- la aconsejó Xavier tratando de no cerrar el abrazo tan fuerte como en verdad le apetecía. Los cambios en Marina, de fuerte a frágil, de altiva a herida, estaban sacando su lado más protector. Uniéndole lo adorablemente bien que olía toda ella, terminó por seguir sus impulsos.

- Ahora mismo, puedo hacerte más daño que bien, Xavier- habló Marina retirándose con pereza de él. Podía ser egoísta y mantenerse una noche a flote en esos brazos, pero no era la noche indicada.

Xavier no realizó ningún intento más, aunque se moría por asegurarse una nueva cita con ella. Caballeroso como se había comportado toda la noche, quiso abrir la verja de Marina, aunque no pudo conseguirlo.

- Esta atascada- le explico Marina empujando en seco la verja, haciendo que los virajes la abrieran para después casi cerrarla contra su nariz. Por suerte Xavier detuvo el movimiento.

- Mejor con tiento, así te aseguras que se abre del todo y no te da de narices. A la inversa también funciona- le aconsejo Xavier, sin tener ni idea, del mensaje subliminal que estaba lanzando a Marina.

Con Manuel no había hecho más que dar portazos, que lo único que conseguían era que la puerta volviese a abrirse de par en par. Xavier tenía razón, mejor cerrar con tiento asegurándose de que la puerta  queda cerrada.

Más tarde y acomodada en su cama, no esperó más para cerrar esa puerta. Por eso escribió un mensaje por WA a Manu, sabiéndolo de guardia: Mañana empaquetare tus cosas. Cuando puedas me dices una dirección donde enviarlas, sin que sea la de Madrid con tu mujer. Lo intente Manu, pero me es imposible. Un beso.

Orgullosa por la decisión antes retrasada y finalmente tomada, dejó su móvil en la mesita, dispuesta a dormir. Pero todo lo vivido durante su largo día se reprodujo en su mente y entre mucho, su trifulca con Inés resaltó.

Pensando en ella, recordó las propias palabras de Inés sobre el whatsapp y como podíamos llegar a ser otros, amparados por el resguardo que ofrecen. Ella lo acababa de hacer con Manu, e incluso lo haría con la misma Inés. Así, busco su número aun sin guardar en la agenda, para ahora si guardarlo y poder mensajearle por WA. Una vez guardado, regresó a la aplicación de mensajería instantánea y la busco entre sus contactos. A Marina le fue imposible no fijarse en su perfil. Una foto antigua, con dos niñas de palpable y notaría diferencia de edad y una mujer cogiéndolas por las manos. La foto era de lo más entrañable y entre las niñas, busco algún parecido con Inés. La misma que en alguna de sus conversaciones le había dicho tener una hermana pequeña. Fácil, la más alta de las niñas debía ser ella. Curiosa, maldijo no poder ampliar la foto y verla mejor. Así apenas podía intuir una sonrisa medio tímida medio gamberra, que se le antojo encantadora. Con más curiosidad, dejo la foto para después, yéndose directa al estado de Inés, en esa misma aplicación: Seguimos luchando.

Sin poder entenderlo, sintió cierto frío al leerlo y prefirió volver a sonreír mirando la adorable foto familiar. Seguro Inés se extrañaría si como estaba deseando, terminaba por pedírsela.

- Le montas una buena bronca y ahora le pides una foto. Todo de lo más lógico y normal- se regañó dejando de mirar la foto. Mejor era ir directa a lo que quería y dormir como había dicho Xavier, esperando que mañana, fuese otro día. Sin querer pensar más en nada, escribió para Inés: Siento lo estúpida que me comporte contigo. No pienso de ti, todo lo que te dije- llegado a ese punto se quedó parada. Podía continuar excusándose con el miedo que sintió ante las arriesgadas maniobras de Inés en el rescate o como con Xavier, echar la culpa a su largo y cargado día, pero no le apetecía nada de eso con Inés. Lo deshecho y poco dada a los muñecos, simplemente terminó el mesaje con: Besos.

Con el mensaje enviado calmó un tanto, lo mal que se sentía por el comportamiento mostrado con Inés, y ahora sí podía intentar dormir. Como dijera la misma Inés, había limpiado su conciencia. Iba a dejar el móvil en la mesita de nuevo, cuando sonó anunciándole llamada de la propia Inés. Llamada que enseguida aceptó.

- Que siiiii, que ya está... No pasa nada- escuchó a Inés nada más descolgar y de inmediato sonrió. La voz de Inés era como la de una niña a la que de tanto regañar acaba aceptando las culpas de lo que incluso, no ha hecho. Además, de mostrar cierto sueño.

- ¿Te desperté?- le preguntó pellizcándose el labio divertida.

- No- fue la respuesta rápida de Inés a la que le siguió un bostezo no disimulado- Ayy- al que siguió un suspiro.

- No...que va- murmuró Marina rodando los ojos. Inés decía una cosa pero mostraba otra totalmente distinta.

- Estaba en el sofá..viviendo aventuras- la corrigió Inés con un tono medio aniñado, que encanto a Marina.

- Jajajaja, ya claro...no se como no caí- sentenció Marina, sin ser consciente que su sueño se postergaba, según su humor mejoraba por cada ocurrencia de Inés.

- ¿Y que hace usted despierta? Debe ser tarde- continuó Inés, a media voz. Se la notaba totalmente adormecida.

- Uhm...un poco, es que salí...prácticamente acabo de regresar- le explico con naturalidad Marina, aunque no fue muy precisa.

- Y antes de dormir se acordó de mi, de ahí a estar perdidamente enamorada de esta piloto, hay un viaje en helicóptero- la sorprendió Inés volviendo hacerla reír. Podía estar medio dormida, pero no por ello, perdía puntería- Estése al loro, porque libro reclamaciones no tengo.

- Por algo me dijiste que tu ego bien- bromeó Marina enredadándose en una conversación de lo más sencilla, que antes de dormir, le sabia a desconexión de un estúpido día.

- Ahora mismo, medio dormido como yo. Y...¿esta en la camita?- la pausa de Inés, claramente gamberra le aventuró una pregunta como la que siguió. Volviendo a pellizcarse el labio, retuvo la carcajada. Ella también podía ser gamberra.

- Aja...- fue su corta respuesta entre respiraciones sonoras. Inés no contestó al momento, creando una deliciosa pausa entre ellas.

- ¿Tapadita que hace frío?- le preguntó Ines con cierto deje gamberro. Demostrándole que su voz, era tan alocada como ella misma.

- Bueno- contestó siguiendo el juego y hasta cerró los ojos, esperando que Inés hablase.

- ¿Bueno?- con ese pregunta Inés trataba de afinar y con cierto cosquilleo, Marina no dudo en como contestarle.

- Duermo desnuda- contestó sin dejar de pellizcarse el labio. Inés volvió a tardar en contestar, aumentando su cosquilleo.

- Ayyy siempre provocándome, ¿se da cuenta?- terminó por continuar Inés, con un nuevo tono en su voz. Este entre sufrido y consentido. Como no, a Marina le encantó y su propio encantamiento para con Inés le hizo poner los ojos en blanco. Sin olvidarse, de seguir jugando con la piloto.

- Jajaja, ayyy siempre dejándote provocar.

De nuevo de una manera sencilla y natural, doctora y piloto cortaron el mal rollo, iniciando una nueva forma de comunicarse entre ellas. A partir de esa noche, los mensajes iban y venían a cualquier hora del día por cualquier cosa, más alguna que otra llamada. Inconscientes de la cadena que entre ellas estaban forjando.

También a partir de esa noche, Marina comenzó a sufrir una especie de paranoia lesbica. Ya fuese en la televisión, en un local, dando un paseo o comprando en el supermercado, de repente Pedraza parecía la cuna del lesbianismo, o puede, que por primera vez ese tipo de parejas llamase su atención.




 

3 comentarios:

  1. Ay Marina... que como pruebes la miel, te vaa a convertir en wini de pu!

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  2. Te sigo desde hace tiempo, tus historias me parecen geniales,tienes un talento en escribir innato, tus historias son fascinantes .... gracias por escribir

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  3. .....SIEMPRE....'''PROVOCÁNDOME'''''.....Y SIEMPRE DEJANDOTE....PROVOCAR'''''...PROVOCADORAS LAS DOS...SEDUCTORAS LAS DOS...DE LA MISMISIMA LOCURA....BEBIENDO YA MISMO....LAS DOS¡¡¡....CAMINITO LLEVAN A PASAR ESA LINEA QUE DE ESA MISMA ''LOCURA'''...LAS DOS ...ME DA A MI QUE SI....LAS DOS PRISIONERAS SERÁN....

    SEGURO ....ESCRITORA QUE TU LAS GUIARAS...A QUE SI??

    Y DE NUEVO TENGO QUE DECIRTELO...PORQUE ES INEVITABLE YA NO HACERLO...CUANDO HACES QUE ESA PILOTO Y ESA DOC...YA PRODUZCAN CHISPAS¡¡¡¡ '''ÚNICA'''' ERES SENCILLAMENTE.....'''' ÚNICA'''''

    ........GRACIAS......POR ¡¡¡¡TANTO¡¡¡¡

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