112-Emergencias 18

Después del espectáculo dado en la tienda, a Marina no le quedo más aire que el justo para llegar al coche y apoyarse en él, como suponía Laura. Había perdido el control por completo y aunque se lo negase, había una acción clara antes de su reacción. Y esa acción por muchos chocolates tomados de más, era insoportablemente guapa.

Sin poder borrar la imagen de esa mujer de su cabeza, busco distraerse y justo enfrente, un escaparate de lencería llamo su atención.

- Genial....justo lo que necesito- se animó obligándose a no pensar mas. Total, llevaba días actuando a impulsos, uno más no cambiaría nada. Así dejo el apoyo en el coche, sustituyendo a la ex de Inés y a ésta misma, por su nuevo plan para la noche. Introduciéndose a la tienda, no vio como Laura salia de la anterior tienda, hablando por su móvil.

- Primera vez en mi vida que discuto con alguien que ni siquiera conozco, nena.. Ponme a tu hermana, haz el favor-pidió a Karla frunciendo el ceño. Marina estaba entrando en una tienda de lencería- Ya esta...ya va a por su talla cien- musitó mirándose el pecho, sin ser consciente de que al otro lado del teléfono Inés tragaba saliva ante la información recibida.

- ¿La...la...la cien?- titubeo Inés aproximándose a parecer Masiel y su única canción. Lo poco dicho, despistó a Laura, quien no sabia que ahora hablaba con Inés y no con Karla.

- Una mujer tiene más cosas que un pecho exagerado, ¿sabes? Mi culo es más bonito, por ejemplo...Ahora mismo lo vas a ver- decidida se fotografió en el reflejo de la ventanilla del coche en su lucha particular contra el complejo arrastrado desde la pubertad. Difícil ser amiga de una cien, teniendo una ochenta y cinco.

- ¿Marina?- digiriendo la pedazo talla de Marina, Inés notó que no era ella quien le hablaba, pasando a interesarse para saber con quien lo hacía en verdad.

- Te estoy hablando de mi y mira, te voy a mostrar los dos y así ves, aunque bueno seguro me lo discutes- nuevamente decidida fotografió  a Marina a través del escaparate de la tienda. Donde en esos momentos, Marina llevaba en su mano una especial prenda de lencería- La poquita tela que lleva esa prenda y la habrán gastado toda para que entre una cien.

- Pero...- sin todavía recibir las fotos, Inés trataba de saber con quien hablaba mientras su boca se empeñaba en salivar demasiado solo por un número- La cien- murmuró autómata.

- La cien si- alzó la voz Laura molestándose. Mucha cien pero de su culo nada decía- Pero y mi culo, ¿que?

- No se- contestó con cierto miedo Inés. Ni idea del culo que hablaba la mujer, pero siendo mujer como parecía, ella le seguía el rollo, no fuera a terminar escaldada.

- ¿Cómo que no sabes?- le preguntó Laura mano en la cadera.

- Pues...no se, dices que es bonito pues bonito será, ¿no?- continuó siguiéndole el rollo Inés, aunque por momentos iba temiendo no tener salida.

- Yo no digo las cosas por decir, no ves ya- contestó con genio Laura y a Inés le quedo clarisimo por el deje usado que no era Marina. Mucho más castellana hablando que quien fuese con deje madrileño.

- Jajaja, vale. No eres Marina- se alivió Inés, incapaz de sufrir una nueva bronca con Marina.

- Ya estamos....¿por que no tengo su cien?- se enganchó Laura sin medir.

- Más bien....porque no tienes su voz. ¿Hablabas con Karla?- se interesó Inés. La mujer era de lo más simpática y lo mejor, chistosamente liosa.

- Discutía con Karla, si...¿No eres ella?- por primera vez dudo Laura de con quien hablaba. Sus voces eran sumamente parecidas.

- No, ¿y tu?- quiso saber Inés entre risas nerviosas.

- Yo no...¿como voy a ser Karla?- la regañó en el mismo tono engeniado Laura.

- Ah...no claro, Karla es mi hermana- se contestó Inés más que contestarla a ella, frunciendo el ceño. A este paso, no sabría quien era quien.

- Pues eso...anda que tu también jajaja. Pero, ¿tu quien eres?- del genio a la risa paso Laura.

- Con juego del quien es quien, ya dudo...pero creo que soy Inés- le dijo Inés sonriendo. Menuda conversación más absurda y a la vez, más divertida.

- Ayyyyyy- dio un largo gritito satisfactorio Laura. Por fin conocía a la piloto, según ella la culpable de los cambios tan bruscos que estaba sufriendo su amiga.

- Jejeje- rió Inés enternecida. Fuese quien fuese con quien estaba hablando,  era todo un torbellino.

- Ayyyyyy- volvió a los grititos Laura, faltándole solo dar saltitos. Tanto que quería decirle y solo le salia gritar cómo una fan enamorada.

- Jejeje que si, que lo soy- insistió Inés, realmente encantada con la chica.

- Ay que me hace ilusión conocerte- hablo más allá de los grititos Laura.

- A mi también...digo conocerte a ti, aunque no sepa quien eres- encogió los hombros Inés, mucho encantamiento pero ni idea de quien era.

- Jajaja, soy Laura...amiga de Marina- se presentó Laura sonriente y ahora sí, Inés pudo ubicarla en el entorno de Marina.

- Ayyyyy- ubicada a Inés le salió jugar con ella imitando sus grititos.

- Jajajaja- torbellino y divertida. Laura estalló en risas.

- Ayyyyy- repitió imitación Inés. La risa de Laura era más escandalosa y chillona que la de Marina, pero igualmente apetecible.

- Jajaja que pava- coqueteo Laura moviendo inquieta los ojos.

- Que me hace ilusión....Marina me hablo de ti. Jejeje, me dijo que de peque te ponías sus sujetadores con re - llegados a este punto una luz lesbica atravesaba a Inés. Si continuaba contando esa anécdota sufriría las consecuencias de un intenso bollo drama.

- ¿Que? ¿Que te ha contado que?- avispada Laura interrogó derritiendo su propia imagen reflejada en la ventanilla del coche. La punta de su pie derecho marcaba el tiempo.

- No que...que compartíais la ropa y esas cosas - trató de sonar convincente Inés. Ahora no tragaba saliva por una talla cien si no por una mujer que respiraba a cien- Venga a ver que yo vea tu culazo- improvisó cerrando los ojos. Laura podía contestar con un grito o encantada.

- Ay siiii- contestó encantada Laura, haciendo que Inés soltara el aire retenido en sus pulmones de puro acojone. Llevada por su propio entusiasmo, rápido Laura envío las dos fotos. La suya de su culazo y la de Marina, cortando la respiración de Inés al recibirlas. Cositas del corazón, Inés poco o ninguna atención presto a la foto de Laura, directamente se quedó pegada a la imagen trasera de Marina- Venga dime- la apremio Laura, sin tener ni idea, del impacto que la foto de Marina estaba causando en Inés- Muy callada te has quedado, Inés- prosiguió empezando a enfadarse cómo nena consentida.

- Se...se...se- sin poder articular palabra, Inés solo quería recrearse en cada detalle que mostraba la foto de Marina y así, era imposible retomar una conversación normal. Menos si el móvil le anunciaba estar a punto de apagarse por falta de batería.

- Se...Sevilla tiene un color especial, si- se desesperó Laura. Que clase de lesbiana no valoraba su culo. El mundo estaba cambiando y ella no lograba entender porqué.

- Jajaja, bonita canción- reaccionó rápido Inés. Tenia el tiempo suficiente para terminar la conversación y volar a por un cargador- Pero es que se me acaba la batería. Un beso fuerte y me encantó hablar contigo, dale uno muy pequeño a Marina, ¿si?- no dijo más y ni espero a la nueva queja de Laura. Prefiero colgar y atravesar el salón corriendo y saltando muebles en busca del cargador que su perra mordía a placer- Nooooooooo

- Pero....otra que ignora mi culo cómo la de la tienda- se encabrono Laura, dejando la llamada para revisar la fotografía de su culo y en tanto, Marina salió de la tienda con una pequeña bolsita.

- Y yo buscando el móvil- dijo Marina, arrebantándoselo a la estática Laura y en él, no miro más que lo necesario para encontrar al contacto que enseguida llamo. Dos tonos y al sentir descolgar hablo- Xavier al final esta noche hice hueco, ¿cenas en mi casa?- propuso pellizcándose el labio, mientras Laura volvía en si y entrecerrando los ojos, prestaba toda su atención a las palabras de Marina- Aja...perfecto. A la noche nos vemos, chao- se despidió Marina y como si nada, abrió su coche, ignorando las muecas claramente acusatorias de Laura.

- No me lo puedo creer- le dijo Laura no aguantándose. Marina tomaba la vía más fácil, que pararse a pensar en lo que le estaba pasando.

- Me apetece una sauna- ignoró sus palabras Marina, dejando la bolsita en los asientos traseros de su coche. Laura también la ignoro y se subió al coche con ella, sin pretender dejar que Marina se escapase.

- A mi también me apetece- dijo con molestia por la omisión de Marina- y hablar de ti, me apetece más todavía- sentenció poniéndose el cinturón con genio, para tratar saliva en cuanto Marina se quedó mirándola de corrido.

- Sauna en silencio- la rectifico Marina. Si no quería pensar, mucho menos hablar.

- Para eso me doy un masaje, no te digo yo.