domingo, 20 de julio de 2014

112-Emergencias 17


El jersey que se estaba probando, dejo de quedarle espectacularmente bien a Marina en cuanto le llegó la foto de la ex de Inés. Sin entender que le daba más rabia, si lo guapa que se veía o que fuese la ex o simplemente que estuviese junto a Inés, abrió con energía la cortina del probador y en dos pasos, abrió la de Laura.


- Joder- exclamó ésta asustándose por las formas y arqueo las cejas esperando que algo dijese Marina. Pero como Marina no dijo nada, lo tuvo que decir ella- Monisimo te queda- se refirió al jersey sin querer incidir en la envidia que le procesaba al voluptuoso pecho de Marina.

- Pues a mi nada- despertó Marina y sin perder su móvil, se retiró el jersey en el mismo pasillo de probadores, sin darse cuenta del shock que producía en la vendedora, que a pocos metros, arrugaba la camisa que en teoría doblaba.

- Pero...-alucino Laura por la salida de Marina y ella si, fue consciente del apuro de la chica y su empeño en arrugar una camisa- No pasa nada...- titubeo con Marina plantada en frente en pantalones y sujetador, a lo que debía sumar que a ella le había abierto la cortina estando en solo ropa interior, más que la chica de la tienda seguía arrugando la camisa sin perder detalle de ellas dos- Buscas otro, ¿no?- trató de cerrar la cortina, pero Marina la enganchó con algo extraño en su forma de mirarla- Marina...¿se puede saber que te pasa?

- Es una imbécil...¿sabes? Lo es- contestó a su aire Marina, pasando de la chica y de los apuros de su amiga. Lo único importante era que Inés en esos momentos, mientras ellas se probaban ropa, estaba junto a su ex, aquella que le congeló la cama.

- A ver...imbéciles ha habido siempre y entre las dos conocemos unos cuantos- trató de entenderla Laura aunque difícil era con lo rígida que se mostraba Marina. Tan rígida como para no dejarse empujar hasta su probador- ¿De quien hablas?- preguntó dándose por vencida. Pues nada, la chica tenia bastantes prendas más por arrugar, viéndolas medio desnudas.

- De la imbécil que me llama ahora mismo- le contestó Marina llevándose el móvil a la oreja. Laura cerró los ojos esperando cualquier mala contestación de Marina a la imbécil que se atrevía a llamarla estando Marina así. Pero la contestación de Marina a su llamada, le iba a sorprender- Dime- suave, delicada y como si en verdad, fuese la Marina templada que había entrado al probador.

- Hola...que al final no me has dicho lo del chocolate- escuchó decir a Inés, como si la rubia de cara alargada, nariz prominente y estúpidos ojos verdes, no estuviese a su lado.

- Ah...me dijo tu hermana que estabas con Silvia y pensé ella sabría como hacerlo- contestó volviendo a sorprender a Laura. Su tono era de lo más relajado pero a Laura no le mentía, sus palabras llevaban pequeños cuchillos, invisibles para alguien como Ines.

- Pues...seguramente si, pero quería hacerlo yo, no que ella me lo hiciera. ¿Me entiendes?- respondió Inés dándole la razón a Laura. La piloto no caía en la mala baba que corroía a Marina.

- Jajaja, sabia yo que pinta de hartarse a chocolates tiene- contestó Marina por primera vez mirando de reojo a la empleada que había cambiado de camisa por arrugar.

- Ay madre mía- murmuró Laura, sin creerse que Marina entrase al trapo de unas formas tan bajas, insinuando que alguien estaba gordito por comer chocolate.

- Y hacértelo poco, acuérdate que muy poco...tú misma lo dijiste- prosiguió Marina, recordando perfectamente la bella cara de la devora chocolates de marcadas curvas.

- ¿Poco chocolate?- trató de enganchar el hilo Laura, pero escuchando solo a Marina, poco podía hacer.

- ¿Que me hacía poco chocolate? Si de normal lo comprábamos, Marina- le explico Inés. Ella si escuchaba y hasta participaba en la conversación pero pillaba tan poco, como lo hacía Laura.

- Me da exactamente igual, lo que hacías o no hacías o lo hacías poquísimo con esa mujer. No se a cuento de que me la nombras- se termino por enojar Marina, a punto de no reconocerse. Solo pensar en esa mujer de ojos verdes la incendiaba sin remedio posible.

- ¿Con quien?- se exaspero Laura taconeando el suelo descalza. Así no había forma de enterarse de nada y anda que Marina le ayudaba. Prefería fundir a la pobre chica arruga-camisas que hacerla partícipe de quien comía chocolate poquísimo o muchísimo, ya no sabia bien que.

- Ya esta...estas enfadada- sentenció Inés, que seguía igual de pérdida que Laura pero con algo muy claro. Marina solo atacaba así, cuando estaba enfadada. Faltaba saber el porqué.

- ¿Yo? Que va...de compras y con una de las tuyas babeando a dos metros- eludió la acusación de Inés, tan digna cómo pudo. Si lograse entenderse lo mismo hubiese frenado, pero así, le fue imposible.

- ¿Que mías?- alzó la voz Inés, necesitando entender porque habían pasado de los buenos días por WhatsApp a las acusaciones inentendibles.

- ¿Suyas?- desesperada y sin pillar ni media, Laura se dejó deslizar por el probador hasta el suelo. Había unas suyas babeando y no podía ser la que comía chocolate, aunque poco lo hacía.

- Cuando quieres...no te enteras de nada, ¿verdad?- la acusó Marina empezando a transpirar. Después de todo, no sabia que hacia Silvia en casa de Carmen y la última imagen vista de Inés, era en ropa interior.

- De nada- murmuró Laura subiendo los hombros. Había acabado sentada en un probador en ropa interior. Con lo mono que creía le quedaría el vestido que esperaba en su percha.

- Si me hablas en ese modo y formas, no...No me entero de nada, Marina. Te dejo ahí de compras, chao- se despidió Inés ante la curiosa mirada de su hermana atenta al embolado que había armado.

- Genial...ve a por tu chocolate- le dijo Marina pasando del sonido que le anunciaba que Inés había colgado la llamada.

- Según parece se lo hacen poco, con lo fácil que es.. - volvió a murmurar Laura, sin caer en que estaba sentada en una moqueta que los pies descalzos, donde muchas mujeres pisaban a diario- Leche, chocolate a poder ser en tableta, puro cien por cien, añades azúcar a tu gusto y remueves hasta que espese. Hay quien le pone unas gotitas de anís o una ramita de canela. Es fácil, y si...engorda bastante, pero nada que no bajes con media hora de pilates- prosiguió pérdida en su propio enredo pero fue lo bastante rápida para incorporarse en cuanto vio a Marina caminar directa y a pasos enérgicos hacia la pobre dependienta. La misma que antepuso la nueva camisa arrugada entre ella y el escandaloso pecho de Marina.

- No soy lesbiana, ¿vale?- revuelta Marina no se midió y cargo contra la chica con todo- Me fascina que podáis formar una familia, me encanta que podáis disfrutar como el resto de un beso en el parque o de un paseo abrazadas, pero escúchame bien, no soy lesbiana. No todas de repente y por obra de la diosa Arcoiris debemos serlo, a mis treinta años soy plenamente consciente de mis gustos y preferencias y no, no soy homosexual.  Pido perdón por ello bajo la bandera del orgullo gay si hace falta, pero por favor... Dejar de aparecerme en todos sitios y a todas horas.. Solo es alguien capaz de abstraerme de todo, no hay más.. Joder- como llegó y explotó se marchó de nuevo a su probador. La furia con la que entro y la furia que contempló en si misma frente al espejo, la hizo desinflarse. Cuando fue consciente del número montado a la chica, simplemente se sentó en el pequeño taburete muerta de vergüenza.

En tanto Laura fuera con la chica, seguía sin pestañear, sin poder creerse lo que acababa de vivir en esos probadores y nada menos, que de la mano de Marina. La parálisis de la chica, bien merecía interceder por ella y por la propia Marina, después habría tiempo de coger a su amiga por banda y hacerla escupir lo que fuese que le estuviese pasando para acabar explotando de esa manera.

- Dios mio- fingió teatralizando en exceso- Perdona a mi amiga, de verdad- se aproximó a la chica dispuesta a cogerle las manos. Llevaba media vida comprando en esa tienda y no le apetecía en absoluto dejar de visitarla- Ha sido un leve brote- su propia mentira le hizo apretar los labios  a punto de echarse a reír- Soy médico...puedes estar tranquila, esta todo controlado- prosiguió revisando que Marina no saliese- Estamos sometidos a una magnífica presión y el estrés puede salir de cualquier forma y en cualquier lugar. Lo entiendes, ¿verdad?- le preguntó satisfecha por el papelón representado y la chica afirmó con la cabeza recuperando su color natural de piel. Chistosa y divertida, cuando la vio relajarse, Laura prosiguió con una curiosidad- Te ha gustado ella por sus tetazas, ¿cierto? De tener yo su pecho, ¿cual de las dos te hubiese gustado?- insistió y trago saliva cuando la chica le señaló con los ojos a su espalda. Marina salía del probador.

- Disculpame....últimamente se me acumulan los días estúpidos- dijo Marina pasando entre ellas y la chica trago saliva como la propia Laura. Viéndola marcharse, Laura corrió a coger las camisas arrugadas por la dependienta.

- Así todo solucionado, las compro- le dijo corriendo al probador con ellas y una vez vestida, volvio a correr tras Marina. Hacerla hablar, sería mucho más complicado que disculparse con la dependienta. A prisa fue hasta la caja, de seguro Marina la esperaría apoyada en su coche, pero estando esperando la dependienta fue hasta ella.

- Su amiga se ha dejado el móvil en el probador- le tendió aun cortada el móvil de Marina y Laura, no escatimó escrúpulos para curiosearlo.

Inés por aquí o Inés por allí, últimamente en sus conversaciones con Marina ese nombre salia con demasiada frecuencia. Avispada, unió su reivindicación heterosexual con Inés y rápido, se puso a curiosear el móvil. Un nombre en medio del chat con la piloto llamó su atención, Karla.

Ni corta ni perezosa, entre los contactos de Marina busco a la tal Karla, guardada como Karla hermana pájaro loco, y decidida le escribió: Si crees que Marina funciona con absurdos celos, demuestras ser demasiado infantil. Ah, no soy Marina. Terminó de escribir, lo envió sonriendo orgullosa y se dispuso a pagar las camisas arrugadas. En ello estaba, cuando el móvil de Marina, vibró anunciando mensaje. Mensaje que enseguida leyó: Oh por favor...¿otra adulta por aquí?

- Bueno- exclamó taconeando, sin importarle la dependienta que esperaba su tarjeta a medio salir del monedero- Jajaja, disculpa...tengo a una cría, vacilandome- se disculpó con la dependienta y volvió a escribir: Cariño...con esa foto que me tienes puesta, ¿puedo creer que vas al baño solita?- escribió rápido congratulándose por el mensaje escrito y la dependienta volvió a quedarse sin tarjeta que pasar, Karla volvía a contestarle: Aja...y hasta me lo hago solita para dormir- leyó encendiéndose con la tal Karla hermana de pájaro loco. Enfadándose con la para ella cría, no se ando por las ramas y prefirió llamarla a seguir dejándose las yemas en el teléfono.
 
 
 
 



7 comentarios:

  1. Jajaja, te juro que me tienes super enganchada a ésta historia. Tan fresca y divertida. Un lujo leerte Gemo

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  2. Ahhhhh más más massssss porfis jeje genial Gemito esta historia va creciendo jeje saludos!!

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  3. no no quiero esa conversacion yaaaaaaaaaaaaa, no nos dejes asiiiiiiiiii, cruel,pero me encantas.

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  4. Todas tus historias son geniales, especiales, con un algo que engancha, desde la primera que nos diste el privilegio de leer, ...pero esta historia no se si es porque no se conocen en persona, porque tu Ines me tiene enganchada, o no se por qué, pero estoy que cuando termino de leer quiero más, saber más, hasta el punto de hacerme salir por aquí para hacértelo saber. Un beso
    Smileonyourface

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  5. Es sencillamente genial. Me encanta todo lo que escribes pero esta historia se sale...gracias
    L.a.c.e.r

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  6. ..... Discúlpame....últimamente se me acomulan los días estúpidos...''''.....jijijij ¡¡¡¡genial¡¡¡...absolutamente genial¡¡¡ esta doc..toda una señora de vuelta de todo...o eso creía...por momentos le ponen su vida al revés....jijijiji...Y esa piloto es de un dulce...de una chispa...que hace temblar ...con solo asomar¡¡¡¡.....Y por si fuera poco...ya llega lo que también haces Escritora...ya nos traes a ''esas secundarias''' que llenaran ....ayudaran a llenar con alegría la que ya es ...y con sello propio...ese tuyo...esta chispeante e intensa Historia....y me repito....eres ÚNICA....sin más...MM
    ........GRACIAS.........POR ¡¡¡TANTO¡¡¡¡..............

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  7. ♫ Bate, que bate el chocolate, prueba que prueba esa canela y grita que grita ese placer... ♪ ♪

    Tuve que inventarme esa cancioncilla para leer dos veces el capítulo e intentar entender un poco a Marina… Loca, desquiciada, de peligro total bruta y de pilón imbécil es lo primero que me vino en mente… vamos que esta mujer está en claro fuera de lugar y con tarjeta Roja directa por agresión altanera y cobarde hacia una pobre chica agremiada jajajaja. Una verdadera lástima que esa vendedora no le haya volteado la cara de un buen revés que más que merecido se lo tenía Marina por imbécil, idiota y listilla. Primero por actuar sin pensar, segundo por soltar puras tonterías y tercero terminar avergonzada por algo que no debió pasar ni de chiste…

    Me pregunto… Si todo este desmadre lo moto por una fotografía de una ex de una amiga… porque solo son amigas pobre Inés y pobre de todo aquel que estén al alcance de sus manos si le llegaran a mandar alguna fotografía comprometedora de la piloto y ella tan cariñosa y dulce que es… Joder no hay derecho!!! Y no lo hay porque Marina por momentos hace que Inés saque los tintes de su carácter Ese carácter que solo muy pocos poseen. Ya que embruja, atrae, enloquece y es capaz de domar a una fiera desconocida como Marina.

    Definitivamente los celos son dañinos y desquiciantes pero sobre todo demasiado peligrosos en personas que no tienen sentido de raciocino y tiran a ser psicópatas cuando pierden el control de sus emociones y sentimientos y desde luego no quieren entender y aceptar que sus gustos… Ya no son exclusivamente heterosexuales.

    Y como bien dice mi querida bella Señora y más de acuerdo con ella no puedo estar … ya llega lo que también haces Escritora... ''esas secundarias''' que ayudaran a llenar con alegría la que ya es ...Tu sello propio...eres ÚNICA.....GRACIAS... POR ¡¡¡TANTO¡¡¡¡


    Un placer leerte gemo

    Cari.

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