Aire,
que llenase sus pulmones y oxigenase su sangre, lo necesitaba a
raudales Alma y cerró la puerta de la habitación, esperando que
tras ella, le esperase una gran bocanada que pudiese calmarla. Salio
con tanta necesidad de esa habitación, que olvido vestirse con
propiedad. Por suerte era media noche y el pasillo estaba en completa
soledad. Descalza y sin ropa interior, menuda imagen para una
escolta. Reprobándose se olvido de respirar, dentro o fuera, con o
sin ella, el aire continuaba faltandole.
Demasiadas
horas de tensión y demasiado el poder de Amanda sobre ella. Fuera
como fuese, no podía presentarse con esas fechas en el Hall del
Hotel. Pensando en ir a su habitación y cambiarse busco la llave en
los bolsillos de su pantalón- Mierda- protestó al ser consciente de
que todo lo llevaba en la americana. Tarjetas de ambas habitaciones,
móvil y tabaco- Joder- siguió quejándose mientras continuaba
pensando en una salida. Tampoco sería tan raro ver a una tía a
medio vestir bajar a recepción pidiendo otra tarjeta. Así mismo
ocurrió, cuando por primera vez, vio a Amanda prácticamente
desnuda.
Dejándose
caer al suelo, recordó aquella noche. No llevaría una semana
trabajando para ella y solo la primera noche, habían dormido en casa
de ésta. De ciudad en ciudad, de hotel en hotel. Eran pasadas las
doce de la noche, cuando su compañero la relevo en planta y ella
bajo a recepción. Una noche tranquila, sin apenas movimiento en el
Hotel. Había dejado a su protegida, disfrutando de una sauna en
compañía de varios de los asistentes a la cena-acuerdo, que se
había celebrado esa noche y las siguientes dos horas, se limitó a
dar pequeños paseos por recepción y por los exteriores del hotel,
entre breves conversaciones con el personal de éste. En uno de esos
paseos, cuando regresaba al interior del Hotel, la voz nerviosa de su
compañero de planta le alertó.
-
Joder.. No queda nadie en la sauna y no está en su habitación. La
he perdido, revisa la planta, yo sigo buscándola por aquí.
No
tuvo que buscarla mucho, simplemente camino hasta los ascensores
entre murmuraciones en contra de la protegida. Esquiva, autoritaria,
por momentos descortés y poco colaboradora con ellos. Era el resumen
que hasta entonces podía hacer de su trato con Amanda, al que había
que sumar, peligrosamente sensual. Lo eran sus formas, sus gustos, su
forma de expresarse, su manera de mirar y exigir, toda ella en verdad
lo era. Y le quedo absolutamente claro, cuando las puertas de un
ascensor se abrieron y Amanda apareció tras ellas envuelta en una
pequeñísima toalla.
-
Menos mal que la encuentro, el estúpido de su compañero no está
donde debía estar y mire cómo he tenido que bajar en busca de una
llave- engeniada como estaba, Amanda abrió los brazos queriendo
evidenciar sus palabras y la mínima toalla cayó al suelo, dejándola
completamente desnuda delante de su escolta.
Verla
desnuda y enfadada en aquel ascensor, le supuso el primer golpe
brutal de deseo por esa piel bordada en canela.
Mentía,
la primera fue justo en la primera guardia en su casa. Amanda y sus
excentricidades. Ninguno de sus compañeros le advirtió de lo poco
que esa mujer dormía y de lo mucho, que le gustaba disfrutar de su
insomnio nadando en su piscina. En teoría estaba descansado y otra
compañera cubría la noche. Pero ruidos en el jardín la alertaron y
tras unos momentos, decidió salir a inspeccionar que ocurría. Y lo
que ocurría esa que Amanda disfrutaba la noche, tumbada en una
hamaca como si en verdad estuviese tomando el sol. Boca abajo y
desnuda, por mucho que se llamó al orden y a su profesionalidad, no
pudo evitar contemplar su maravilloso cuerpo desnudo tumbado.
-
Siento haberla despertado, pero aquí todo esta tranquilo, puede
volver a dormir.
-
Agh- protestó recordando aquello. Siempre con su manía de tener la
última palabra y siempre sorprendiéndola con la boca abierta,
claramente prendada de ella- Es un tanto especial- murmuró
recordando las palabras del Jefe de Servicio el día que comenzó a
prestarle sus servicios.
Ya
de por sí, era un servicio especial a prestar. Persona a proteger,
vicepresidenta de una compañía global de medios y servicios online.
Fácil en una primera lectura, a lo que había que sumar en una
segunda, colaboradora del centro nacional de inteligencia
española. No había que ser un lumbreras para sumar. Los desafíos
cibernauticos entre países, las guerras frías presentes y tan
actuales. A eso se dedicaba la que iba a ser su protegida. De ahí la
necesidad de seguridad más allá de su consabido poder económico.
Bastaban
esos datos, para hacerse un pequeño esquema sobre ella sin
conocerla. Había que suponerla muy inteligente, tanto como para ser
vicepresidenta de una multinacional sin que los socios de esta
sospechasen de los servicios que a la vez, prestaba a España y a la
propia Unión Europea. Siendo mujer, el camino que habría recorrido
hasta llegar a esa posición no debía haber sido fácil, había que
dibujarla entonces con carácter y raza. En ese primer esquema, y en
cuanto le fue presentada había que confirmar el carácter y la mala
leche.
-
Si quiere indicarle lo que espera de su servicio o cualquier otra
cosa- propuso el Jefe se Servicio tras su presentación en el
despacho de Amanda y ésta se limitó a mirarla sin un atisbo de
simpatía, para después rematar, al que hoy sabía, es su estilo.
-
Que cumpla con su trabajo y sobre todo, que no estorbe. Con eso me
basta.
Ni
una palabra más le dijo entonces, regreso a su trabajo ignorando al
jefe de servicio y a ella misma.
-
Jajaja cabrona- el recuerdo de aquel día le hizo reír al tiempo que
la puerta en la que estaba apoyada era abierta por la propia Amanda.
Quien se sorprendió al encontrársela ahí sentada.
-
¿Que haces aquí?- pregunto sorprendida como estaba y miro a ambos
lados del pasillo, mientras Alma la miraba desde abajo aun con sus
recuerdos presentes.
-
Estorbarte- contestó queriendo ver sus ojos y Amanda sonrió.
Desarmandola un poquito más. Estaba claro, que Amanda había
entendido la alusión a aquel día y sonreía.
-
Prefiero que me estorbes dentro- le dijo tirando del cuello de su
camisa y Alma se dejó guiar deslizándose por el suelo. Dentro de la
habitación y tumbada en el suelo, dio una patada a la puerta
cerrándola y prosiguió mirando su hermosa sonrisa- ¿Que?
-
¿Es eso? ¿Te estorbo?
.....DESEO...MÁS Y MÁS DESEO POR ESA ''''PIEL BORDADA EN CANELA'''..Y LA DUEÑA DE ESA PIEL...LOCA....MUY LOCA POR ELLA...POR QUIEN QUIERE '''ESTORBARLA'''' PERMANECIENDO EN SU VIDA..Y QUERIENDO QUE NUNCA LE DIGA ADIOS...
ResponderEliminarME ENCANTA ¡¡¡ ....MUCHO ESCRITORA...Y ERES TÚ....QUIEN BORDAS LAS PALABRAS COMO NADIE...
GRACIAS......POR...¡¡TANTO¡¡¡