lunes, 12 de mayo de 2014

Mi cincuenta cláusulas 113


Capítulo 17

Sentada en el sofá de casa, la magnate navegaba a través de la gran pantalla de televisión entre los índices bursátiles mundiales, repasando la facturación mensual de su empresa. Volcada en ello, disfrutaba de un café, mirando de tanto en tanto, al pequeño bebé que dormía plácido en su moisés. A pesar de todas las actualizaciones realizadas en Elisa para atenderlo, cualquier ruido del pequeño, la alertaba. Ya fuese una leve tos o el más mínimo suspiro, si llegaba a sus oídos y a pesar de las cámaras sobre él, no se quedaba tranquila hasta que ella misma inspeccionaba que estaba bien. Pasado el café y sabiendo que a Minerva aun le quedaría un buen rato para regresar a casa, se estiró cansada de tanto número.

- Elisa...¿a que hora se durmió?- pregunto a su ordenador. Verlo dormir era sumamente placentero pero comenzaba a extrañar cogerlo en brazos y disfrutar esa sensación. Su pequeñísimo cuerpo, su calor especial y su olor a inocencia pura.

- Hace dos horas, su biberón ya esta listo. Iba a avisarle ahora mismo- le informo Elisa, siempre educada.

- Genial- exclamó incorporándose Julia. Por fin iba a poder volver a cargarlo.

- Es conveniente esperar a que sea el propio bebé quien se despierte y pida su toma- continuó informándole su ordenador. Pero la magnate ya estaba frente al moisés, acariciando la barriguita del bebé.

- No me gusta oírlo llorar- contestó agachachnándose lo justo, para impregnarse del adorable aroma del bebé.

- Es su lenguaje, señora- explicó Elisa paciente.

- Pues no me gusta- sentenció Julia, atenta a como el Bebé reaccionaba a sus caricias- Este gordito, ya se está despertando.

Podía echar de menos a Minerva y estar deseando verla aparecer en casa. Pero Julia mentiría si dejara que no le encantaba esos momentos a solas con el bebé. Cantarle como hizo camino de la cocina donde su biberón esperaba a ambos, dárselo entre infinidad de cariños y esperar andando con el en brazos por la cocina a que el bebé soltase el airecito, tras la toma de su biberón. Con un bebé de solo cinco meses aun no podía disfrutar de tirarse con el en una manta y pasarse horas contemplándolo asombrándose ante cualquier ruido o lucecita. Debía conformarse, con devolverlo a su moisés y esperar, que llegase la hora del baño.

Cuando Elisa le avisó de que la bañera del bebé estaba lista, fue con el hasta el baño y cambio los planes de baño, pensando en el día siguiente. Así, prefirió llenar a medias la bañera normal y bañarse junto a el. Más despierto al pequeño le encantaron las piernas de la magnate convertidas en tobogán, derritiendo a la dura financiera.

- Te gusta esto, ¿eh?- le preguntaba babeando sin reservas. El niño sonreía en cada bajada y podía sentir su cuerpecito contraerse por la emoción. Con sumo cuidado, continuó jugando con el, hasta que Elisa volvió a comunicarse con ella.

- Ambrosio solicita video-llamada con el señor Guillermo.

- Aceptala- contestó pérdida en su dulce momento con el bebé, Ignorando su desnudez. Tuvo que ser Elisa, quien le avisará y a las prisas, dejo caer sobre su cuerpo una bata. En segundos, su suegro aparecía en la pequeña pantalla del baño.

- Julia joder- exclamó Guillermo en su saludo habitual. Julia y su manía, de no ser consciente del impacto de su imagen.

- Mira a quien tengo aquí- dijo sin darle importancia al exabrupto de su suegro. Lo importante era el bebé y lo guapísimo que se veía en su improvisado tobogán- Saluda a Don gruñón.

- Patea a Doña Creída- contrarresto Guillermo, apoyándose en el escritorio dispuesto a disfrutar de las caritas de emoción del pequeño bebe.

- No deberías usar expresiones que conducen a la violencia en su presencia- le dijo Julia exagerando el cuidado sobre el bebé.

- Por favor...si no me entiende- se quejó comenzando a babear como su nuera. El rubiales pequeñajo, además de bueno, era un juerguista.

- Son esponjas, Don Picoso- insistió Julia, reteniendo el natural impulso de abrazarlo bien fuerte.

- Ja...lanzalo un poco más fuerte, mirale como disfruta.

Un suegro y su nuera desnuda en una bañera, jugando al tobogán con sus largas piernas. La extraña pero familiar imagen de los tres en ese baño, fue vista por Minerva nada más llegar a casa y subirse en su ascensor. La fotógrafa paso de la sorpresa, a las carcajadas y de ahí a un extremo dolor de ovarios. Julia Arango, le estaba ofreciendo en ese baño, su imagen más cautivadora.

Cuando llegó al baño Julia ya estaba vistiendo al pequeño bebé bajo la atentísima supervision de Guillermo. Verlos a los dos igual de babosos con el nene aumentaba su dolor de ovarios hasta límites insospechados. Enternecida saludo a los tres y aunque ellos no lo supieran, fue muy consciente de las cómplices miradas entre Guillermo y Julia, pero nada les dijo.

- Podíais veniros a cenar o vamos nosotros si queréis- ofreció Guillermo. A el no podían dolerle los ovarios, pero si lo hacían las mismas entrañas ante la imagen de su hija con el bebé en brazos.

- Papa llevo todo el día de pie y con sólo un sándwich, sino te importa quisiera ducharme y tumbarme en el sofá sin más- contestó al ofrecimiento de su padre Minerva, sufriendo la ternura que le producía Julia gastándose en mimos con el bebé que en brazos portaba.

La idílica estampa familiar, fue rota por Elisa anunciando la llegada de Fátima y Cayetano. Fue avisarles de su llegada y Julia miro a Guillermo sorprendida.

- Ya llegaron los Papis- dijo Minerva al nene con la intención de salir a recibirlos. Pero Julia reaccionó instada por Guillermo reteniéndola- Jajaja, ¿que?- pregunto entre risas al ver las caras de los consentidos y su disgusto por la inminente despedida de Hugo.

- Se supone que venían mañana- contestó Julia queriendo arrebatarle al niño y casi, subirse con el en su avión y huir.

- Que poca seriedad, ahora que pretenden...¿que se lo entreguéis hoy?- se quejó Guillermo a punto de ser despertado de su sueño donde por tres días, había sido abuelo.

- Eh...esto, os recuerdo a ambos que es su hijo, que llevan tres días sin el y que estarán locos por llevárselo a casa. Si vais a llorar- los sermoneo provocando que ambos rodasen los ojos molestos- Jajaja hacerlo ahora.

No lo hicieron pero para Julia fue todo un esfuerzo recibir a Cayetano y Fátima alegremente.

El joven matrimonio, ausente por la pérdida de la abuela materna de Cayetano, corrió enseguida a por su bebé y estando en brazos de Fátima, fue que esta se dio cuenta del cambio en el perfume del bebé.

- Uhm- aspiro encantada con el nuevo olor que desprendía su hijo- Pero que bien huele, mi niño.

- Es un regalo de Carolina- le explico Julia mirando al suelo. Estaba a un tris, de que le quitasen su juguete de los últimos tres días y le costaba horrores separarse de él.

- Carolina- repitió Fátima mirando a Minerva. Tener a una amiga cómo Julia Arango, tenía este tipo de privilegios.

- Si- sonrió Minerva orgullosa de como las amistades de Julia se afianzaban más sinceras y válidas- Supo que teníamos a Hugo y nos lo envío, ahora preparamos el bolso y os lo lleváis todo.

Cansados tras los días de duelo, la pareja no tardó mucho más en irse, llevándose a Hugo y las chicas, bajaron al jardín para despedirlos.

Viéndolos marchar y con Julia apoyada en la puerta con las manos en los bolsillos, Minerva la cogió por la cintura.

- No se nos dio mal, ¿verdad?- habló orgullosa de como ambas habían cuidado de Hugo y Julia no respondió al momento, se limitó a ser ella quien la abrazase a punto de la pataleta infantil.

Quería su propio Hugo, a ser posible, con la mejora natural de ser niña. Abrazándola, recordó a Guillmermo y sus presiones.

- Pero vamos a ver Julia, ¿eres capaz de conseguir que los dueños de grandes fortunas confíen en ti para que juegues con su dinero y no eres capaz de conseguir que mi hija me haga abuelo? Que quiero ser una abuelo joven y guapo...Bueno, guapo seré siempre, es obvio.

Recordándolo, suspiro sobre el hombro de Minerva, quien sonrió sobre su pecho.

- Pues nada, ahora que de nuevo estamos solas, ¿me haces el amor?- pregunto Minerva dando por hecho, que esa proposición rompería el cargado momento entre ambas.

- Oh...siempre es un verdadero placer atender sus peticiones, señora Minerva.

Como daba por hecho Minerva, Julia acepto enseguida y las risas entre ambas se mezclaron con vivos besos, mientras se adentraban en la casa. Al regresar al salón, Elisa volvió a anunciar visita, esta vez la de John y Manu.

- Hola.. -saludó cantarina Manu saliendo del ascensor seguida por John y lo primero que hizo fue buscar a Julia y besarla mimándola, ante la cara de sorpresa de Minerva.

- Estas radiante, Manu- la halago Julia, consciente del porqué de sus mismos para con ella. Le habían quitado a Hugo con nocturnidad y alevosía.

- No, o sea no,  no la consintáis tanto, que es conmigo con quien vive- advirtió Minerva divertida, y no sería la única vez, a los pocos minutos la pareja que faltaba llegaba y Marga se lanzaba en brazos de Julia.

- Estas bellísima, Marga- la halago como había hecho con Manu, con la diferencia de que a Marga la tenia prácticamente en brazos.

- Madre mía...- murmuró Minerva fingiendo fastidio, pero encantada con de ser amiga de esas chicas con las que siempre, podían contar.

Así, con invitados para cenar y pasar un rato entretenido, los planes de la pareja se rompieron, aunque mediante los mensajes, se mantuvieron presentes.

Mensaje de Julia a Minerva: Me dirijo a usted por esta vía, a los efectos de informarla de que mis intenciones de hacerle el amor, continúan muy presentes. Esta usted, arrebatadoramente hermosa, señora Minerva.

Mensaje de Minerva a Julia: Dirigiéndose en estas formas a mi, consigue que odie un poquito  a mis amigas y sus visitas, que me enamore aun más y que además, me apetezca que me lo hagas muy, muy, sucio.

Mensaje de Julia a Minerva: Siempre es mi deber, complacerla. ¿Cuarto rojo?

Mensaje de Minerva a Julia: Siiiiiiiii
 
 
 
 

8 comentarios:

  1. Genial, veo el bebe en camino.

    Gracias.

    A.

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  2. quero uma nina urgenteeeeeeeeeeeeeeeeeeeestas duas mais unidas que nunca e gostaria de ver victoria aceitando de uamvez quejulia seja feliz

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  3. ainnnnssssssssss lo se siente al leerte es indescriptible

    GRACIASSS ARTISSSTAZAAAAAAAAA

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  4. Hasta el final del trozo he pensado que habías dado un salto temporal y que el bebé era suyo. Aún así esta Julia me resulta muy tierna. Cada día me gusta más.
    Gracias por el relato. Genu.

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  5. ¿Te animas a por una Minerva en pequeño?..¡¡ venga!!

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  6. ¿ Quien se anima? ¿ que me perdi?

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    1. Era Julia la que no quería niños, quería una minerva pequeña ¿no?

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  7. ....ESA COMPLICIDAD...ESA LOCURA PERMANENTE...ESA FORMA TAN..TAN...TAN...DE ESTAR ''VIVAS'''...ESAS GANAS DE TENERSE Y ESE PASIÓN QUE NUNCA SE VA Y POR EL CONTRARIO....CRECE...CRECE...HACEN DE ESTA PAREJA.....AQUELLO QUE QUIENES AMANOS ...QUISIERAMOS TENER SIEMPRE..¡¡SI¡¡¡ Y ESAS GANAS DE SER MADRE DE ESA DIOSA DEL DESEO ES DE LO MÁS TIERNA...
    GRACIAS.......

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