martes, 6 de mayo de 2014

Un adiós, improvisado (6)


Otro puto espejo, fue el pensamiento de Alma, nada más encerrarse en el baño. Otro espejo con la misión de reflejar la realidad. Y la realidad era, su propia imagen. Su rostro sonrojado, su cara de imbécil enamorada de un imposible. Ella misma contemplándose mediante un espejo que escupe verdades sin que nadie se lo haya pedido.

Dispuesta a borrar su sonrojo y peor, dispuesta a borrar los rastros del aroma de Amanda en su rostro, abrió el grifo del agua. Podía sentirlo aun en sus papilas degustativas y sus fosas nasales parecían guardarle penitencia. Cabreada por sus más bajos instintos, aquellos que continuaban excitándose con esos mismos rastros, mojo su rostro con rabia. Pero malditos espejos, no sólo veía su cara de imbécil y las gotas de agua precipitando el aroma y esencia de Amanda hacia el desagüe, también reflejaban la ropa interior de ésta , en un coqueto taburete.

- Puta obsesión- murmuró con la cabeza gacha. Su interior rugía, por ir hasta ese taburete, coger esas íntimas prendas y olerlas- Puta enferma- prosiguió contra si misma. Acababa de tenerla, su propio rostro aun olía y sabía a ella, y ahí estaba; dispuesta a impregnarse aun más con su ropa interior. De locos y hasta enfermizo. No aguanto más ese rugido, ni su patética imagen. Por eso se desnudo rápido, en movimientos que destilaban asco por doquier, y con el mismo asco, se metió en la ducha. Error, en ella estaban los productos de higiene personal de Amanda- Jajaja, bien...cojonudo.

Quisiera o no, al final la ducha le resultó reparadora. Fuera de ella, rehusó ponerse la misma ropa interior y salio de regreso a la habitación en sólo pantalones y camisa.

Nada más abrir la puerta, topo con otra imagen, la de Amanda de pie y al teléfono mientras cambiaba canales en la televisión. De un barrido, pudo ver como solo había servido una copa de vino y un plato. Parada en la puerta, frunció el ceño extrañada ante la familiar y cotidiana imagen. Tan extraña que introdujo ambos manos en los bolsillos de su pantalón, sin atreverse a dar un paso y cargarse el agradable ambiente que se respiraba. No lo dio ella, pero si Amanda. Al sentirla ahí parada, dejo caer el mando de la televisión a la cama y sin dejar su conversación telefónica se acercó a su escolta.

- Repito, mañana a las diez de la mañana quiero sus dos cabezas sobra la mesa de mi despacho- prosiguió con su conversación y aunque su tono era totalmente autoritario, su rostro mostraba una traviesa sonrisa, sin duda provocada por la estanqueidad de la escolta- Disculpa un segundo- solicito a su interlocutor y tapó el micrófono- Yo no tengo hambre, cena tu y cuando lo hagas, pide café- dijo a su escolta y lo hizo, acariciándole el vientre, para después girarse y sentarse en la cama, encendiendo su ordenador.

La caricia, la petición, la familiaridad y lo idílico, sorprendieron a la escolta. Los puta locura, puta obsesión, puta imbécil, se atropellaron en su mente en un vano intento de sobreponerse. No faltaba nada en esa habitación, para parecer la típica pareja, en la que una de ellas acompaña a la otra a una reunión de trabajo. Por no faltar, no faltaba ni su canal de televisión preferido- Espabila, imbécil- se ordenó así misma y carraspeo en un nuevo intento de recomponerse. No era tan difícil dar unos cuantos pasos y sentarse a la mesa. Pero para eso, debía pasar por delante de la cama, y con ella de Amanda y su sonrisa.

- ¿Que?- término por preguntarle enfadada. No entendía la sonrisa de Amanda y menos, se entendía así misma y el cabreo que le suponía la idílica estampa.

- Nada- contestó Amanda pellizcándose el labio. La escolta se veía tan maravillosamente pérdida que no suspiro, porque ella no es de suspirar y si, de provocar- Que cenes a gusto, cariño- dijo y nada más hacerlo la escolta entrecerró los ojos pensándose muy mucho, mandarla a la mierda o mandar a la mierda el móvil por el que Amanda seguía hablando y entonces mandar a la mierda la cena, y acabar follándosela de nuevo, mandándolo todo a la mierda. Con tanto mandar, su boca se abrió dispuesta a contestar a Amanda, pero esta se anticipó- Sush- mandándola callar poniendo como excusa el móvil y la conversación mantenida por él.

- Agh...puedes llegar a ser insoportable- le susurró Alma, yéndose a la mesa desde donde pudo escuchar la risita que le causaba a Amanda.

- Jajaja- reía Amanda olvidándose por un momento del móvil, por el que se escuchaban sus risas al otro lado. Obvio, su interlocutor y secretario, pregunto por sus risas y le tocó improvisar- Ah disculpa, es por algo que salio en televisión...¿Fútbol?...¿Que estoy viendo fútbol?- pregunto tras la afirmación de su secretario, quien lo escuchaba perfectamente, y lo hizo a los dos.

- Veintidós tíos, una pelota, pataditas, unos regates y gol- contestó Alma ya sentada y copa de vino en mano. Su tono iba cargado de sarcasmo provocando que Amanda, volviese a olvidar a su secretario- Fútbol, si.

- Pataditas, gol- la imitó burlándose ofendida. No tenía por qué saber del estúpido juego- Y la insoportable después soy yo- continuó con ironía sin retirar la vista de Alma y su boca medio abierta, dispuesta a debatirle- Ja.

- ¿Ja?- se ofendió enseguida Alma, dejando la copa de malas maneras en la mesa. Reventada la idílica estampa en sólo minutos. Todo un récord, tratándose de ellas dos.

- Estoy hablando por teléfono, ¿te importa?- resolvió el asunto a su forma, enfadado aun más a Alma. Y cuanto mayor era el enfado conseguido, inexplicablemente eran mayores las propias ganas de colgar la llamada y que Alma, pagase su enfado sobre su cuerpo. No obtuvo contestación, Alma se limitaba a mantenerle la mirada y ahí estaba, tan loca como ella, podía adivinar el destello de apremiante deseo en sus ojos. Advertido, observado y disfrutado. Su sexo palpito en deseo y trato de sofocarlo apretando muslos. Tonterías, esa forma de mirarla por parte de Alma, era única y todo su cuerpo reaccionaba ante ella, necesitandola. Su secretario llamándola, paso a la historia. Amanda colgó la llamada mojándose los labios y lanzó el móvil, deshaciéndose de él- Ven de una vez- solicitó mordiéndose los labios. Bestial, el poder de esa mirada sobre ella y brutal fue, leer en los ojos de Alma, la misma ansiedad.

- Joder- se quejó en vano Alma, a la mierda el fútbol, la cena y su enfermiza obsesión. Le basto incorporarse de la silla e hincar una rodilla en el colchón para que Amanda tirase de su camisa pegándola a ella y su deliciosa boca.

- Jajaja.. Dios- rió sin poder creérselo Amanda, la enorme atracción de ambas era infinitamente adictiva- Contigo me vuelvo una zorra de mucho cuidado- prosiguió mordiendo los labios abiertos en pasión de Alma.

- Vaya...no me había dado cuenta.
 
 
 
 

3 comentarios:

  1. Yo tengo una duda, de verdad se puede sentir tanta atracción hacia alguien sin tener un sentimiento mas profundo de por medio? Maestra me traen locas tus fics! Jajajajajaja

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  2. .....PRESIENTEN ESE ADIOS QUE NO QUIEREN...QUE NO DESEAN...Y SE ESCONDEN EN SUS PROPIOS MIEDOS A QUE SE HAGA REALIDAD...
    MAGISTRAL ESA MANERA TUYA DE EXPRIMIR LOS SENTIMIENTOS AL ESTADO MÁS PURO¡¡
    ¡¡¡ ME GUSTA ¡¡¡¡
    GRACIAS........

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  3. Ufff....Se quieren y lo van a echar a perder por los juegos de poder del amor..si...amor sin duda..aunque no lo confiesen la una a la otra.......poder para decirle a la otra sin hablar...eres tan mia que volveras a mi siempre haga lo que haga yo...
    Como dice Celeste...sentimiento en estado puro..aunque las dos lo escondan con sexo.....como me gusta Gemo....
    Divina-Wilson

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