¿Besaba,
lamía, chupaba, penetraba Alma o era el sexo ardiendo de Amanda
quien se fundía en la boca de la primera? Alma seria incapaz de
responder a la pregunta. Imposible hacerlo si hasta su deseo parecía
desaparecer para dejarla totalmente entregada a su placer. Hay quien
es capaz de llenar una pista de baile por si misma, y como Amanda,
las hay capaces de quedarse para ella sola un acto sexual.
¿Le
estaba comiendo el coño? ¿O era el coño de Amanda quien se la
comía? Misma conclusión, la omisión por respuesta. Oírla gemir
bien alto, prácticamente rugiendo, envalentonaba sus movimientos, no
podía abrir más la boca ni manejar más rápido su lengua. Su
saliva se mezclaba con su intimidad sin saber cual la mojaba más.
Esa misma intimidad se colaba por sus fosas nasales enloqueciendola y
sus dedos hundidos en su culo debían doler tanto como a ella misma
le estaban doliendo.
¿Estaban
en la suite, en el balcón o en el mismo infierno? Sin duda estarían
donde mejor sea aceptada la locura. Amanda continuaba cabalgandole la
boca. Si, porque su pelvis en ningún momento de detenía, adelante,
atrás, a un lado, al otro y a cada tanto, tiraba de su pelo sujeto a
el, cómo si fuesen las riendas de su caballo, hundiéndola en ese
tirón a su sexo. Ahogándola por segundos, hasta que la volvía a
dejar respirar y dios si, volvía a moverse sobre su boca.
Dolía
su sexo totalmente mojado en ganas, dolía su lengua en plena lucha y
dolía cada gemido lanzado por Amanda. Porque cada uno de sus últimos
gemidos, anunciaban el final. Aquel donde Amanda se estremecería en
un intenso orgasmo sobre su boca. Sabiéndola cerca se concentró en
adivinar por sus pelvicos movimientos donde quería su lengua y que
quería que hiciera con ella, pero lo hizo sin privarse de verla.
Dolió
y como, la fiera imagen de Amanda. La labios formando una perfecta o
de placer, pecho henchido, pezones endurecidos a punto de explotar y
su corto cabello despeinado en pasión. Saberse la causante de esa
imagen, dolía y mucho, bien dentro de Alma.
-
Alma...uhm joder ...Alma- cerca del excitante y loco abismo, Amanda
recordaba su nombre. Nombrándola como dueña absoluta de esa imagen
y ese momento. Como si milagrosamente leyese sus pendientes y supiera
darle justo lo que necesitaba. Si estaban en el balcón, a Alma le
encantaría poder pedir un megáfono y que todo bicho viviente la
escuchara gemir por y para ella. Amanda Sáez gemía su nombre. Su
puto nombre gemido aun más fuerte, cuando Amanda se corría en su
boca y volvía a tirar de su pelo dejandole la boca pegada a su sexo.
Sentir sus contracciones, sus espasmicos movimientos y el fuerte
agarre sobre su pelo, fue devastador- Alma...Ahm- continuó gimiendo
sin dejarla retirarse. Buscaba sentirlo, se había vaciado pero las
terminaciones nerviosas aun recorrían cada milímetro de su sexo.
Alma volvió a entenderla y dejo su lengua extendida para ella. No
hizo falta el "sigue ahí, follatela" de Alma, porque
Amanda, simplemente la tomaba follándosela. Arriba y abajo, paseo su
sexo por ella, arriba y abajo, Alma era capaz de hacerla sentir tan
zorra, que metida en el papel por completo, su sexo pedía correrse
otra vez en el mismo lugar, su boca. El movimiento arriba-abajo se
hizo menos preciso y más nervioso. Y la lengua de Alma supo
reanimarlo rápido y correr en busca de su abultado clítoris.
Bastaba atraparlo entre sus labios, diferenciarlo entre esa divina
cortina de piel y redondearlo sin compasión hasta que Amanda, volvía
a gemir su nombre, ahogándola contra su sexo al llegar a un nuevo
orgasmo- Jajaja- explotó Amanda en carcajadas sin soltarse de su
pelo. Jodidamente extasiada alzó la vista al negro cielo. Viva,
jodidamente viva. Poco a poco, con la respiración a mil, subiendo y
bajando su pecho por igual, soltó sus riendas, y Alma, dejo caer la
cabeza contra la butaca. Ni había un músculo en su boca que no le
doliese, pero nada comparado al dolor que le producía el mero
pensamiento de no volver a disfrutar de esa imagen. La de Amanda
convertida en la diosa absoluta de las zorras, que te roban el alma.
Curiosamente, el Alma.
Le
fue imposible no venirse abajo pero para entonces Amanda volvía a
clavar sus ojos en ella con su deliciosa boca a medio abrir. La vio
sonreír brevemente y se maldició por no saber leerla. ¿Que
significaba esa mirada? ¿Que le decía con ella? Tampoco para esto
tuvo respuesta. Amanda se movió sobre si deliciosamente hasta
terminar tumbada sobre ella. Cómo si fuese la manti religiosa,
no beso su desánimo, se limitó a acariciarle el rostro con la nariz
para terminar cerca, muy cerca de su boca.
-
Me encanta que huelas a mi- susurró para sí, sin importarle los
ojos de Alma buscando algo más- Me haces enloquecer tanto, que acabo
queriendo marcarte de mi- prosiguió abandonando su boca para llegar
hasta su oreja- Es otra forma- continuó en finos susurros
atrapandole la oreja, mientras su mano se colaba por el pantalón de
Alma, directa a su mojadisimo y expectante sexo- de hacerte mía-
concluyendo deslizando los dedos a su antojo.
-
Uhm- se estremeció al sentirlos Alma. Tan hinchado los esperaban,
tan mojado, tan vibrante, que Amanda apenas tuvo que empujarlos para
estar dentro de ella, sin dejar de devorar su oreja- Ahm..-
aumentaron sus gemidos. Los dedos de Alma en nada la precipitarían
hacia el orgasmo y busco su boca, para ahogados en ella, su propia
causante. Al borde de ese delicioso momento, ambas escucharon los
toques en la puerta y el anuncio de la llegada de su pedido para
cenar- Joder- protestó moviendo las caderas sobre los dedos de
Amanda.
-
Sush...que esperen- le pidió Amanda sin dejar de perderse cada gesto
de Alma. El naufragio de sus ojos, su pecho alzándose y su agitada
respiración. Los toques se hicieron insistentes distrayendo a
Amanda- Que se jodan...no abriré hasta que te corras.
-
Si...joder, si- corroboró pérdida en el placer que los dedos y boca
de Amanda le infringían y en poco más, estalló corriéndose entre
sus dedos- Joder- gimió en alto maldiciendo al puto camarero y la
puta cena.
-
Jajajaja- volvió a reír Amanda antes de morderle la boca- tendrías
que abrir tu- le recordó sacando los dedos de su interior.
-
Ahm...si- volvió a gemir Alma entre espasmos de placer. Ni puerta,
ni seguridad, ni leches. Quería quedarse en esa butaca, con Amanda
sobre ella besándola, ¿quien cojones no lo entendía?
-
Iré yo- la beso rompiendo el idílico contacto entre ambas- tu ve al
baño- la guió tomando del suelo su bata. En nada ya la tenia puesta
y anudada, pero continuaba mirando a Alma y su comprensible enfado.
-
Joder...mierda- grito desesperándose . Así era imposible disfrutar
de nada. Cuando no eran ellas mismas era el servicio del hotel y
sino, algún problema de seguridad y sino cualquier otra cosa. Amanda
empatizó con su más que palpable enfado y se agachó lo justo, para
besarle la nariz.
-
Aún, nos quedan unas horas- trató de calmarla y le hizo un gesto
con la cabeza. Debía levantarse e ir al baño a esconderse.
Correrte
entre sus dedos a las prisas e ir al baño a esconderte. Su propia
mierda vista en panorámica, no animo a Alma lo más mínimo, aunque
si obedeció y termino escondida en el baño, mientras Amanda abría
la puerta al servicio.
JODER....así, sin más. Ole tu
ResponderEliminarUffuuufff,,,furufuuuuu..Niña estoy convencida que nos quieres matar...uufffff
ResponderEliminarPedazo de censured escritora..aun estoy cogida a el sillon ''toita'' tensa...
Como dicen arriba...asi sin mas...GRANDE....uffff...que ''calò''......
Divina-Wilson
diossssssssssssss que par que parrrrrrrrrrrrr
ResponderEliminargraciass ARTIISSSTAZA
....CUANDO NO ES YA QUE CALIENTE¡¡¡ ES QUE ARDE¡¡¡ ESO SALIO DE ESE CENSURED¡¡
ResponderEliminarABSOLUTAMENTE UNICA..ÚNICA¡¡¡ SIIIII
GRACIAS.....POR ¡¡TANTO¡¡¡