Un adiós, improvisado 15

El desaguisado de Troncho en la cocina, permitió a Alma, marcharse a la habitación para vestirse mientras en la manchada cocina, dejaba a Amanda y Naiara.

La pequeña estaba impresionada por Amanda en si. Sus gestos, su forma de hablar y de caminar, para la cría era como tener la oportunidad de cenar con una muñeca Nancy de carne y hueso. Tan atenta estaba a ella, que se apoyo como la misma Amanda en el mueble de la cocina, bayeta en mano, olvidando que debía recoger lo ensuciado.

Y esa atención, era recibida por Amanda divirtiéndose. La niña era un calco muy conseguido de Alma y por lo poco compartido con la niña, podía decir que de carácter también eran muy parecidas.

- Uhm- murmuró mirando a la niña y arrugó la nariz- Me apetece una copa de vino- pidió necesitando reencontrarse así misma. Había acudido a esa casa buscando a Alma y se había encontrado a dos por el precio de una, sin saber cómo encajar la sorpresa de un hija en la vida de Alma.

- A mi de zumo- dijo por igual Naiara intentando arrugar la nariz cómo Amanda sin conseguirlo.

- Bien- prosiguió Amanda sin retirar la mirada sobre ella. Poco podía saber de niños, pero que Naiara le aguantara la mirada sin intimidarse le gustó- Hacemos esto, yo las sirvo y tu recoges el estropicio de Troncho- planeó y tuvo que sonreír. El rostro de la niña era un mosaico de expresiones. Tan libro abierto como la misma Alma.

- Estrope..trope..espicio- trató de repetir Naiara el singular adjetivo usado por Amanda sin conseguirlo y    ésta rió frente a ella- Jopes...¿como dijiste?

- Estropicio- repitió Amanda mordiéndose los labios. Naiara tenia un encanto natural capaz de conquistar a cualquiera, incluyéndola a ella. Quiso acariciarle la nariz, pero la carita de Naiara era un muestrario de huevos y harina- Dime donde esta el vino.

- Aquí- contestó decidida Naiara, buscando una botella abierta. Cualquier cosa era mejor que agacharse a recoger lo manchado- Se lo trajo Inma a mi Mami y decían que estaba rico- explicó ofreciéndole la botella de vino pero Amanda la rechazo educada.

Ese Inma dicho por Naiara fue un jarro de agua fría en toda la cara. Alma le había dicho que estaban solas pero al final ese solas no lo era tanto y lo peor, no debía importarle lo más mínimo. Orgullosa rechazo el vino de la tal Inma, catalogada ya por zorra sin saber nada de ella y pregunto por más vino. Naiara fue su guía en la cocina y se presto a ayudarla, cuando dio el primer trago de vino. Ausente, Naiara la miraba a hurtadillas sin molestarse por la seriedad de la mujer y así, entre las dos recogieron y Amanda, después de todo, supuso que la niña debía cenar algo decente. Con una destreza que continuó enamorando a Naiara aun más, cocinó un salteado de verduras y terminando estaba, cuando Alma regreso junto a ellas.

Nada más salir al pequeño salón con cocina americana, miro a Amanda tratando de adivinarla, pero Amanda respondió a su mirada por un segundo, para entonces apagar el fuego y limpiarse las manos.

- Esto esta preparado...yo cocine, vosotras ponéis la mesa- ordenó cogiendo su copa y con ella se marchó dejando a Naiara con los ojos bien abiertos.

- Fiu- sopló sacudiendo su manita Naiara en cuanto la mujer se marchó fuera de la casa- Amanda es lo más.. Y Mami no le gusta el vino de Inma, ni probarlo quiso.

Inocente hablo a su madre y ésta rió. Imposible no hacerlo con Naiara y sus ojos abiertos. Cosa distinta era Amanda. Tendría muy difícil explicarse con ella. Dejando un beso en la frente de su hija, la mando a lavarse la carita, mientras ella expiaba a Amanda por la pequeña ventana. Verla en su porche, abrazándose así misma, la sacudió por entero y la encimera tuvo que retener sus enormes ganas de salir y ser ella, quien le abrazase.

Pero Amanda no funcionaba así y de acercarse ahora, que estaría pensando mil conjeturas sobre Naiara, era demasiado atrevido. Mejor dejarla que ella misma fuese quien la buscase.

Presintiéndola tras la ventana, Amanda se giró hacia ella y Alma no aguanto más, abrió la ventana deseando que Amanda dijese lo que fuese, pero que rompiese la tensión entre ambas.

- No- hablo Amanda, bajando la mirada al suelo- No se que hago aquí, Alma- se sinceró con un ligero temblor en los labios. Alma continuaba mirándola callada, sin aportarle algo que la hiciera sentirse mejor o encajar algo la situación- Creo que hubiese preferido encontrarte con cualquier zorra que esto...porque...porque si ya me costaba encajarte en mi vida, como encajo en ella a dos o tres...o los que seáis- prosiguió mirándola de frente y el continuó silencio de Alma, acabo enfadándola- Que sigas callada no me ayuda en absoluto.

- Es que aun no me creo que estés aquí, y difiero contigo, a mi me encanta que hayas venido- fue sincera Alma como lo había sido Amanda. Eran sinceras sus palabras y lo era ella por entero. Derretida ante la imagen de Amanda dudando, de Amanda resquebrajada la tenia emocionada en lo más profundo. Después de todo, su adiós improvisado, podía quedarse en un cotidiano hasta luego.

Por suerte, para la seguridad de Amanda, la niña regreso del baño con la misma simpatía con la que se marchó. Fue fácil tenerla como intermediaria, pero el tiempo pasaba y Amanda, continuaba pérdida.

Cenando, aprovecho que la niña se entretenía con Troncho, su peluche, para poder averiguar más.

- ¿Padre o madre?- pregunto evitando ser directa y que la niña pudiera entenderlas. Alma solo se encogió de hombros-  ¿El Espíritu Santo?- pregunto y al momento ambas sonrieron sobre sus copas.

- Amen- contestó por inercia Naiara y ambas rieron.

Era tan jodido, a veces, que ambas consiguieran romper la frecuente tensión que las unía, que cualquier detalle ayudaba a relajar el ambiente. La lucha entre el te quiero pero no quiero quererte de Amanda y la desventaja de Alma ante la aceptación de ese amor, las desgastaba por igual.

- Aceptamos espíritu santo...- prosiguió Amanda tras las risas a punto de sentir complejo de sacacorchos- ¿Con paloma o palomo?- continuó entendiendo que Naiara cómo afectos solo tenia a Alma como madre.

- La paloma fue una noche tonta con varias de estas- alzó su copa y ahora si, Amanda entendió. Una noche loca, un polvo tonto y embarazo.

Pero una cosa era enterarse del cómo y otro digerirlo. Alma con un tío en la cama, Alma embarazada y Alma madre. Digerir el proceso, necesito de más vino.

- Habría apostado todo a que tu con un palomo seria imposible- dijo más para sí que para Alma, quien si la escucho molestándose por su comentario.

- Jejeje palomas no tenemos, pero si hay un carpintero que yo lo escucho por las mañanas. Más gracioso que nada- les hablo la niña inocente, pero ellas dos, regresaban a la lucha.

- Sorpresas te da la vida- hablo Alma de evidente mal humor.

- Espero que mereciera la pena, aunque me sigue costando verte con un palomo- se divirtió Amanda  con la evidente molestia de Alma. Había extrañado tanto, esa energía que circulaba de una a otra, entendiéndola en todos los sentidos, incluido el enfado.

- Pero si tu quieres palomas, se las pedimos a Inma, ella es médico de animales- siguió la niña con su aporte, provocando que a Amanda la copa se le quedase a medio camino de la boca.

- Oh- exclamó Alma tras su hija, viendo como Amanda se quedaba atravesada ante la casualidad de la veterinaria- La vida y sus sorpresas.

- Cielo...una tía que no sabe distinguir entre un burdeos y un borgoña, no me sorprende lo más mínimo y mucho menos, me inquieta que se le pinche la rueda en el caminito a tu casa- rebatió Amanda disfrutando de la lucha dialéctica. Alma se veía sumamente hermosa evitando la derrota.

- Touche...y de todas maneras, siempre preferí los animales tipo zorras, que a las veterinarias- brindó Alma mojándose los labios. Por fin, volvían a ser las mismas de siempre.

- ¿Aquí hay zorras Mami?