martes, 20 de mayo de 2014

Un adiós, improvisado (11)


En lo bien que besas, le había contestado Amanda. No es difícil hacerlo a quien tanto te gusta, no lo es a pesar de romperte en casa beso. No puede serlo, si adoras el silencio que nace en cada beso. Imposible si cada beso es nuevo y distinto, impensable si en cada uno de ellos te despides de los labios que adoras y lo haces, besándolos.

Es lo que hacía Alma, introducida con ella en la bañera. Ese- solo es amor-confesado por Amanda minutos antes, le había liberado. Y en esa liberación, había regresado a la habitación, con el deseo de agotar su última hora compartida con ella, entre besos y caricias, con dulce sabor. Por ella se terminaba el tira y afloja, las contestaciones y ovarios puestos encima de la mesa. Si sólo era amor, iba a disfrutarlo aunque su disfrute, fuese marcado por un reloj.

Entre besos, se permitió sacar humor. Ambas sentadas, enlazadas por un beso sin fin, lo puso ella sin soltarle el cuello. Ese que la mantenía pegada a ella.

- Dicen que follo mejor- recordó las propias palabras de Amanda horas antes y lo hizo contra su boca. Sin querer despegarse de ella y en ella, sintió la sonrisa de Amanda.

- ¿Si? ¿Como es eso?- se dejó coquetear Amanda, a pesar de su declarado odio al pasteleo.

- Hice un cursillo- contestó Alma, haciéndola subir a sus piernas y cerró los ojos, concentrada en el placer de sentir las piernas de Amanda, rodeandole la cintura.

- Jajaja- rió Amanda contagiándose de su buen humor- Así que, cursillo.

- Si..verano del noventa y cinco en Nerja. No llegaba a mis veinte años y veraneando allí- su explicación fue detenida por la mano de Alma. Eso que solo es amor, lleva aparejado muchos sentimientos, se quiera o no se quiera- Jaja, ¿que?- quiso saber, aunque los ojos de Amanda, entrecerrándose eran más que una pista.

- Nada...- contestó muy digna Amanda y hasta fue sincera- pero no me interesan en absoluto las zorras anteriores a mi.

- Porque sin duda eres la más- prosiguió por ella Alma en un esfuerzo. Amanda estaba entregada al abrazo que compartían. Por primera vez no había prisas por consumir el fuego innato entre ambas, y así, podía disfrutar de su cuerpo como lo estaba haciendo. Arrancando caricias, en cada centímetro de Amanda.

- Ya sabes...me entreno a diario para conseguirlo- llevada por las caricias de Alma, no fue consciente del tono amargo empleado y cuando lo fue, se aferró a ella, no queriendo una nueva cicatriz por la que Alma pudiese escarbar. Lo hizo tarde, y Alma la miraba intentando descifrarla. Que narices, les quedaban minutos, solo minutos y no quería que el buen humor instalado por Alma, fuese vencido por su agónica e inminente separación- Nos queda nada- murmuró iniciando el camino hasta su boca- ¿Sabes por qué follas mejor? Porque tienes la exquisita manía de follar besando- terminó absorbiendo los labios culpables de su agonía. Aquellos de los que en nada, se separaría. Sus palabras fueron brasa candente para Alma. Podía excitarla con un solo gesto, podía hacerlo la sola contemplación de su cuerpo y como no, lo hacía su hablar descarado.

- ¿Es lo que quieres?- preguntó consciente que las bases de su inminente separación estaban siendo establecidas. Y lo hizo, con un deseo distinto, con un ansia distinta.

- Si...necesito...- contestó alterada por su propia respiración. A corazón encogido, prosiguió eligiendo el fin de su propia película- quiero que me folles y después...te vayas.

Palabras que dicen o no, cara a cara, a ninguna le engañaba la mirada de la otra sobre si misma. La necesidad imperiosa de arrancar caricias y gemidos. La ansiedad de marcar la piel que no volverás a rozar. Quebradas, inventando una despedida propia de ellas. El sexo cómo lenguaje y la variable de un conocido título; porque lo llaman sexo cuando quieren decir amor.

Fue Amanda, la que uso la ventaja de su postura, para agarrar el rostro de Alma y fundirse en un beso, al que se le colaba un mordisco de pura ansiedad.

- Ahm- acusó el muerdo Alma atrayendola con fuerza de sus glúteos. Su boca estaba sufriendo la desesperación de Amanda, la misma que ella sufría. Desesperación que hacía palpitar sus sexos en ganas, mientras su corazón continuaba encogiéndose- Amanda- tuvo que llamarla ante sus nuevos mordiscos, pero Amanda no detenía su castigo. Sus dedos bajando por su torso y vientre, quemaban cómo rescoldos deseosos de nueva madera y su sexo los esperaba bombeando ansiedad.

- No- exigió ante el intento de Alma de navegar con sus labios por su piel- No dejes de besarme, hazlo todo el tiempo- ordenó con los inyectados en un amargo adiós. Nadie había detenido el tiempo y ella misma había propuesto las formas para que ese adiós se diese. Por eso bajo con sus dedos con rabia,  por eso en una desesperada embestida los introdujo en ella y por eso los movió con fuerza dentro de ella. Sintiéndola temblar, cerró los ojos, guardando cada sensación. La densidad de su intimidad derramada, el tacto de su interior sobre sus dedos, y su boca, con sus adictivos besos.

No importó los roces con la bañera, los grifos molestando o la estrechez. Se follaron con todo, dibujando un adiós.

Con ambas exhaustas y extenuadas, tras haber vaciado sus ansias, sus ojos fueron los únicos a los que se les permitió hablar. Alma no necesito de un-Vete- por parte de Amanda. Sola se incorporó, sintiendo cómo la piel parecía resquebrajarsele al dejar de sentir su cuerpo. Quiso no mirarla, vaciarse los ojos, en un intento de guardar como última imagen de ella, la de una Amanda yéndose entre sus dedos. Como si su propia alma se negará a partir de esa bañera, tuvo que esforzarse por sacarlos juntos de esa bañera y cuando lo hizo, quiso correr hacia la salida. Correr hasta que los pies le aguantasen, allá donde Amanda, solo fuese un recuerdo.

Fuera de la habitación, en sólo albornoz, se dejó caer al suelo. Había firmado un adiós, sin estar de acuerdo.

La dueña del adiós, en la bañera, se giraba haciéndose un ovillo , en un nulo intento por obtener calor. El agua estaba tan helada como ella misma. Tuvo ganas de reírse mientras lloraba, pero al final, tenía lo que había buscado, un adiós improvisado.
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Intenso y emotivo momento narrado con la maestria que derrochas siempre escritora..nunca dejaras de asombrarme Gemo...Eres buenisima niña...dejame que te lo diga otra vez..
    No tengo claro si esto a terminado pero a sido emocionante ver como salieron los verdaderos sentimientos de las dos....Una pareja de lujo..
    Me gusta muchisimo...se que me repito pero es la verdad...
    Divina-Wilson

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  2. ainnnnsssss tengo el alma encogidoooooooooooo
    artissstaza GRACIAS

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