¿Realmente
había sido tan zorra con ella? Se preguntaba Amanda preparando el
baño para ambas. Ahora si, Alma había bajado a comprobar que todo
abajo estaba bien y ella se introducía en el agua esperándola.
Si
cerraba los ojos, podía recordar perfectamente el primer día que la
vio entrar a su despacho. Años con seguridad propia, le daban la
experiencia suficiente para catalogarlos por simples formas. Alma no
entro intimidada a su despacho, lo hizo educada y dando el respeto
que merecía su superior. Se mantuvo en silencio sin mirarla de
continuo, indicándole respeto pero no miedo. Cuando le dijo lo que
esperaba de su servicio- Que realice su trabajo y no estorbe, con eso
me basta- pudo observar en ella un mínimo intento de sonrisa. Dejaba
claro así, que no se dejaba amedrentar fácil. Busco ofenderla no
dirigiéndoles más palabras y Alma no modificó su postura. Continuó
en su misma pose inalterable. Le gusto ese detalle en ella, como le
gustó, verla entrar más tarde en su despacho, ya sin su Jefe.
-
Siento tener que molestarla, pero sólo entro a familiarizarme con el
despacho, comprobar salidas y ese tipo de rollos, que no tienen
porque alterar su trabajo.
No
estaba pidiéndole permiso, de hecho ya estaba dentro y revisando
esos rollos que no debían molestarla. Profesional y callada, fue su
primera impresión sobre Alma. Lo confirmo regresando a casa esa
misma noche en el coche. Verificó los espejos interiores del mismo,
sirviéndose de ellos. Se mostró esquiva con los intentos de su
conductor de entablar una conversación y entonces lo supo. No sería
fácil darle esquinazo cuando lo necesitase. Lo supo cuando las
miradas de ambas se encontraron mediante el pequeño espejo interior.
La estaba examinando como ella misma hacía y no rehuyo el contacto
visual. Acepto el reto y lo aguanto, hasta que tuvo que ser ella, la
que dejó de mirarla.
Que
aún más tarde, no se limitase a dormir y que saliese al jardín por
simples ruidos, le confirmo que estaba ante una profesional. Todo
hubiese sido más fácil, si en los retos velados entre ambas, no
hubiese encontrado cierta diversión.
Era
divertido contestar a sus aburridos y educados saludos, con cualquier
coqueto gesto. Eran esos gestos, los únicos que la alteraban. Un
guiño, subir una ceja o una disimulada casual caricia y Alma
contestaba quejándose, creyendo no ser vista o escuchada. Adictivo
fueron sus joder murmurados, como lo era, que rodase los ojos
sarcástica.
La
evidente atracción física fue palpable desde el primer instante.
Alma, tras su aspecto duro, tenía una capa de vulnerabilidad
respondona que le encantaba. Ni que decir, los trajes de americana y
pantalón, de corte ajustado, con su larguísima melena suelta, le
daba cierto toque rebelde que unido a su estupenda forma física, la
convertían en un dulce con licor muy apetecible.
Zorra
si, para conseguir su atención y sus miradas a hurtadillas, para
provocar que cualquier pequeño espacio compartido con ella, la
tensión sexual entre ambas circulara sin obstáculos.
-
Muy zorra- se contestó a ella misma, sonriendo en la bañera.
Cada
mañana habían jugado al gato y ratón. Le encantaba esperarla ver
llegar de su carrera matutina en la ventana con un buen café. Apenas
dos mañanas y Alma detectó su presencia tras el ventanal. Ahí
empezó el juego. Alma la miraba directo y ella, no se escondió ante
la pillada. Fue esa misma mañana, cuando comenzó a necesitar un
mayor contacto con ella y fue ahí, cuando comenzó a comportarse
como una zorra.
Lo
hacía bajándose la cremallera del vestido para que fuese Alma quien
la subiese, se las apaño para que a cada cena o evento, fuese Alma
quien tuviese turno y fue muy zorra, cuando la inaccesibilidad de
ésta, la enfado. Mentiría si dijese otra cosa. Quería a Alma en su
cama, quería sentir su fuerte cuerpo encima suyo, quería follar con
ella hasta secarse y Alma se dedicaba a esquivarla. Pero había visto
el mismo deseo que ella sentía reflejado en sus ojos, solo había
que cazar al ratón en una pequeña trampa y una cena de compromiso
más distendida de lo habitual, le dio la oportunidad. Eligió su
vestimenta a conciencia, un corto de vestido color negro, corto hasta
mitad de muslo que en su lado derecho se abría a la altura de la
cadera y la piel que dejaba ver, era apenas cubierta por tres tiras
de tela. Ataviada con el y subida a dieciocho centímetros de tacón,
esa noche se miro más de una vez en el espejo. El vestido le
encajaba como un guante y que éste mostrase el inicio de su glúteo
desnudo como parte de su pierna, era el punto exacto de provocación
que necesitaba. Bajo las escaleras sin colocarse el abrigo y allí
estaba Alma en su habitual postura de manos entrelazadas al frente.
Un pie, un escalón, paso a paso llego hasta ella y por cómo Alma la
miraba, pese a la tensión de sus mandíbulas, le confirmo que la
trampa estaba en buen lugar.
-
¿Que le parece?- le preguntó con una mano en su cadera, justo la
contrario a su lado prácticamente desnudo y lo hizo dando por hecho
que no habría titubeos quinceañeros por parte de Alma.
-
Muy bonito- le había contestado seca con su típica sonrisa de medio
lado. Que ganas sintió entonces de acortar distancias y abofetearla.
Ese vestido podía tener muchas calificaciones, menos justo la que
acababa de recibir.
-
Ya- trató de ocultar su enojo, aunque reconocía que no lo había
conseguido del todo- Bonito..¿pero me queda bien o es muy
provocativo?- insistió dándoselo mascadito pero la niña traviesa
que escondía Alma y su seguridad, continuaron jugando con su humor.
-
Es tan provocativo como usted ha querido que sea.
Auch,
el ratón parecía identificar la trampa y reírse de ella. Gata o
zorra o quizás las dos, se enojaron aun más con esa contestación.
Por eso acortó la distancia entre ambas de tal manera que sus pechos
prácticamente se rozaban en cada respiración, para empujar la
trampa hacia el ratón.
-
Tienes una buena dialéctica cómo defensa, pero tus ojos son más
sinceros de lo que tu misma crees. Y perdona, es provocativo, me
queda de puta madre y en conjunto si, resultamos muy bonitos. Ahora
vayámonos.
Muy
zorra, porque su sentencia fue susurrada a mínimos milímetros de
los labios de Alma y porque ahí no quedo la cosa. Continuó
provocandola en el coche que las llevaba al Hotel donde se celebraría
la cena, lo hizo saliendo de él y lo hizo durante toda la cena,
provocando los celos de Alma, ante su coqueteo descarado con uno de
los comensales. La trampa definitiva, era hacerla creer que pasaría
la noche con ese hombre. La forma, conseguir que el hombre hablase
con su seguridad pidiéndoles que se organizarán con la seguridad de
Amanda. A hurtadillas espió la reacción de Alma, cuando el escolta
del caballero se acercó hasta ella, para organizarse. Alma enseguida
la miró y aunque fue una pequeña victoria que lo hiciese, la forma
en que Alma la miró, dolía. La sorpresa fue que el ratón volvió a
reírse de la trampa y se ofreció para ser ella quien escoltara a la
improvisada pareja de amantes.
Por
supuesto, no por darle celos se iba a dejar tocar por el entusiasmado
caballero que ni en sus mejores sueños se había visto compartiendo
cama con una tía como ella. Herida en su orgullo y ninguneada por
Alma, el ascensor en el que ambas subían a su habitación se
convirtió en un campo de batalla.
-
Si quieres podemos dejarte mirar- le dijo con toda la intención de
molestarla, pero Alma continuó callada mirando las puertas del
ascensor- No te hacia tan cobarde- prosiguió prefiriendo atacarla
que ceder al instinto de girarla, abofetearla y después besarla con
todo.
-
Bueno- le dijo Alma y sintió un soplo de aire. Por fin reaccionaba a
sus provocaciones - Yo a usted no la hacía tan ligera.
-
¿Que estás insinuando?- le preguntó cansada de que el ratón
escapase de su trampa y entonces si, tiro de su brazo haciéndola
girar. Cara a cara, a ver donde se escondería el ratón.
Recordar
como la miró Alma, el deseo mezclado con rabia, le hizo suspirar.
Ahí, justo en ese instante debió de detener todo juego con ella ,
dejar al ratón libre de trampa y sobretodo de zorra. Pero era
demasiado el deseo entre ambas y el fuerte carácter de las dos,
propicio que ratón y gato, cayesen en la misma trampa.
Cara
a cara, Alma no se amedrento ni rectifico lo insinuado.
-
Lo que ha escuchado. No me la imaginaba capaz de meterse en los
pantalones de cualquiera solo por provocarme. Eso dije- fue lo que
dijo, fue como lo dijo acorralándola entre ella y la pared, fueron
las ganas inmensas de abofetearla y fue hacerlo con toda la rabia del
mundo. Hostia dada que hacía girar la cara de Alma y que ésta,
fijará su encierro volcándose encima de ella.
-
¿Y eso lo has deducido tu sola o ha sido tu ego por ti?- le había
preguntado aceptando el encierro entre ella y la pared, y si. Alma no
le contestó, optó por besarla, como solo Alma era capaz de besarla.
-
Esto no es muy profesional- la sobresalto Alma entrando al baño,
sacándola de sus recuerdos- Mira lo que conseguí- proseguía
risueña Alma, dejando una bandeja en el lavabo. Navegando aun por
sus recuerdos, Amanda continuó observándola en silencio, mientras
ahora Alma se desnudaba- Hey...¿en que estabas pensando?- término
por interrogar al verla callada, introduciéndose con ella en la
bañera.
-
En lo bien que besas.
Lo de este par es de morirse de gusto...por tu madre, padre o quien sea...no lo dejes asiiiiii
ResponderEliminar...Me encanta este relato....y ese nombre ALMA ..muchisimo...
ResponderEliminarGRACIAS....
Celeste-Negro
Yo no se si se comporto como una zorra...no...solo se que esta zorra a mi me encanta..como me gusta tambien Alma...dos mujeres con caracter aunque alguna tiene que ceder..¿O no?..quien sabe...pero Amanda....uff furufufff..fufu.
ResponderEliminar'' Pegaita '' al el relato estoy maestra....me gusta muchisimo...
Divina-Wilson