Lo he vuelto a hacer

Si, mira que no quería, mira que le dije: Cary jolines, hazlo tú... Pero dio igual. También es que, angélico mía se merecía que fuese yo quien hiciese la comida. Y mi tu, que me entró hasta ilusión por hacérsela. Jem, jem, jem.. Venga no, no caigamos en la facilidad de las palabras, toito el tiempo estoy hablando de hacerle la comida, pero la comida de .. Vale stop.. Si seguro ya me habéis entendido.

Pues a la cocina que me fui, que es justo donde se deben hacer este tipo de comidas (juas). Solomillo al strogonoff. Una cosita facilita que era sábado y no es cuestión, pasarse horas en la cocina un sábado. 

Cerré la puerta, que solita ya me distraigo bastante, como para dejarla abierta, y que Xena entrase a darme juego o a pedirme tapitas. Porque justo ahí, en las tapitas, estuvo mi error de la última vez que intente cocinar. 

Abrí la nevera con miedo, dentro de ella no sólo estarían algunos de los ingredientes a utilizar en mi menú, sino que estarían esperándome provocativas unas aceitunillas y el vinillo de rigor.

Salibe, ya estaba salibando cuando abrí la nevera, pero ojo cuidado y atención, no mire las aceitunillas, ni caso les hice, pero ay mare mia...tropecé con un limón. Agh...podría coger una bolsilla de patatas fritas, un poquito limón y un toquecito de pimienta. Salibe aún mas imaginándome el bol de patatitas acompañadas por un quintito de cerveza que me miraba bien fresquito.

- No venga.. Debes ser fuerte- me dije huyendo de las probables y provocativas tapitas y saque rápido la cebolla, huyendo hacia la encimera con ella. Llorar merecía llorar y no hay nada mejor que la cebolla para ello.

Ahí que me puse con ella. Un arte con el cuchillo que ni Chicote. Venga a cortarla primero alargada y luego a trocitos. Una campeona de la cocina estaba siendo yo, cero distracciones y comida en marcha. Hasta aquí, parecía que mi Almi  comería sin cocinar, pero...le dio sed y dándole sed, acudió a la cocina.

Pero vamos a ver.. Si sabes que tu chica es de fácil distracción y si pretendes que te haga la comida, como entras a la cocina y la abrazas por la espalda? 

Ya esta...un segundo a mi espalda, una mano suya bajo mi camiseta y me olvide del limón para las patatas fritas, los berberechos y el vinito, hasta deje de llorar por la cebolla. Cuando una es, sexualmente inquieta,  tiene difícil distinguir entre una cariñosa caricia de una provocativa caricia, menos si va acompañada de un beso y: Ayyy cariño, como me ha gustado de siempre tu espalda.

A la inquieta sexual no le hace falta más, para alzar orejillas en modo alerta roja, lo mismo en esta mojas.

- Oh si nena, la tienes en el bote- pensé animándome mentalmente y es que por los clavos de Cristo, ser inquieta también de mente, te adelanta a la situación y yo ya veía a mi Almi en la camilla toita desnuda para mi, pero error. Mi Almi seguía vestida y abandonaba la cocina dejándome muy sola en ella.

A tomar viento la imitación de Chicote. Yo soy una maestra torera de la vida. Y esa morlaca no se iba de la cocina así como así. Pase de la cebolla, la nata, los champiñones, toquecito mostaza y pimienta. Lo que viene a ser, pasar de la salsa strogonoff y salí tras ella. 

- Cachis en la mar- me queje para mis adentros. Efectivamente la Almi no se había ido a la camilla sino al sofá con su ordenador. Había que improvisar y dada la información recibida por ella misma en la cocina, actúe. 

Que como? Marcando trapecios y musculillos varios apoyada en el quicio la puerta. Me supe dar un aire casual, de mira niña, lo que tengo aquí para ti. Que de siempre he sabido vender mi mercancía, pero nada.. La jodida ni me miraba y si lo hacía, era de soslayo. Había que ir más allá. Es una de las suertes de llevar tanto tiempo con una mujer, parece que no, pero la conoces y sabes de sus puntos débiles.

Debía encontrar cualquier cosa que cargar delante suya y estuve de suerte. Acababa de llegar el pedido de pienso de Xena. 24 kilos de pienso, perfectamente empaquetados. Ni Van Dame es capaz de quitarse la camiseta como yo. 

- Oh si nena, eso le mola- seguí yo animándome y es que, me gusto ...jajaja que eso es un poco vanidoso, pero que yo quería morlaca y a ser posible, salir por la puerta grande.

- Ehm...qué haces?- me preguntó la jodida al verme mirar la pedazo caja y ahí estuve yo rápida.

- Dejar que se aire la cebolla y mientras aprovecho para hacer brazos.

Toma ya...se quedó con la boca abierta, y menos mal, porque si llega a interesarse por el motivo por el que la cebolla debe airearse me hubiese metido en un aprieto.

24 kilos que cogí y enga para arriba y enga para abajo, del tirón en la cintura prefiero no acordarme. No hay dolor cuando quieres morlaca para ti, ya después llorarás pidiendo un relajante muscular.

Pero naah...ya podía yo dejarme ahí la vida, que ella ni se inmutaba. Sería verdad que tenía hambre?

- Esto...cariño yo quiero comer hoy, seguramente también mañana, pero mejor...empezamos primero por hoy y mañana, ya vemos.

- Ah sí...claro- le dije dejando caer la caja al suelo. Cachis en la mar, una también tiene su orgullo, ya vendría ya...pidendo musculillos.

Pasa que...mis orejillas seguían en modo alerta roja, entonces varíe el rumbo, fui a la habitación y me cambie a toda leche de ropa. Ahora si que si, a esa vestimenta totalmente deportista buenorra, ella no le hacía ascos nunca.

Así vestida volví a pasar por el salón sin decir ni mu. Me esperaba una salsa strogonoff jem jem jem. Nada más salir, ya esta...su mirada fija en mi.

- Pero jajajajaja- se descojonaba en mi cara sin yo entender el motivo- Morconcillo mio donde vas así?

Sino hubiera sido por lo fatal que me sentó que me llamase morcon, habría caído en la cuenta que con las prisas me había vestido no con mi talla actual. Iba apretada cómo envuelta en látex y ella no paraba de reírse. Sino fuera por la risa tan bonita que tiene, le hubiera pedido la separación ahí mismo.

- Morconcillo no te vayas a enfadar que te conozco jajajaja ay mi morcon guapo.

- Tss- chasque la lengua anulando la alerta roja y a hombros caídos regrese a la cocina.

No había morlaca ni escapatoria posible; me tocaba cocinar durante cinco minutos, los que tardé en darme cuenta que no había nata y por tanto, no podía haber salsa al strogonoff.

Sino me hubiese llamado morcon, hubiera salido acojanadilla a informarle de los fatales acontecimientos, pero me había llamado morcon y mis adentros clamaban venganza. Dispuesta a ello salí de la cocina y...y, y donde estaba mi Cary? No estaba...ni rastro de ella. Inquieta frunci el ceño hasta que la escuche decir:

- Cariño vienes a la habitación un momento?

Toma que toma y ole...otro sábado que no cocine y vosotras diréis, pero Gemo como eres tan blandita?

La culpa la tiene mi madre. Sus abrazos me hicieron ser de fácil perdonar. Que mi hermana me tiraba el armario abajo para que lo ordenara , yo iba a mi Mami con la queja, ella regañaba a mi hermana y entonces...zaca, abrazo para mi y hermana perdonada. Que en la calle me pegaban una pedrada, yo que subía sangrando al ritmo de Mami, mira que me hicieron...zaca, abrazo para mi y niño perdonado. Que me dejaba de un hostiazo la rodilla en el asfalto...otra vez subía sangrando, otro abrazo de Mami y asfalto perdonado. Que mi Almi me llama morcon, no os preocupéis que llamo un momento a mi Mami y se lo cuento.

- Mami...la Almi me acaba de llamar morcon.

- Jajajajaja malaje es la joia. Pero cariño tu no le hagas caso...

Zaca...abrazo telefónico de Mami y Almi perdonada.

Ayyyy....pues al final, comer... comí y sin cocinar. No penséis mal o si jajajaja, pero recordáis? Me había jodido la cintura, y con eso...tuve mímitos toito el sábado.

PD. No pienso explicar que es un morcon, me niego a pasar por ahí :)