lunes, 26 de mayo de 2014

Mi cincuenta cláusulas 119


Los mimos compartidos por las tres entre risas, no pudieron durar mucho más. El preparado hormonal indicado para Minerva no podía estar expuesto a temperatura ambiente. Conscientes todas de ello, Araceli las dejo pasar a la casa en intimidad, mientras ella regresaba al jardín con Manu y John.


Dentro y con varios días de tratamiento, Julia mostró destreza preparando la inyección para después entregársela a Minerva. Era curioso como sin hablarlo o tan siquiera pensarlo, las dos guardaban silencio en esos momentos. Como si las dos por igual, pensasen que cualquier ruido pudiera altarar el proceso.

Un simple pellizco en su tripa, y un pequeño pinchazo, que a Minerva le hacía sonreír. Habían pasado diez días de píldora y llevaban cuatro de estimulación ovárica y en los cuatro, Julia la miraba pincharse en completa seriedad. Conociéndola, volvió a insistir cómo en esos mismos, cuatro días.

- No me duele nada y casi ni lo noto- le dijo soltando la inyección en la bolsa desechable y tomo su barbilla, sonriendo aún más- Madre mía, y es solo el principio- se quejó buscando la sonrisa que obtuvo a la que le siguió un sentido beso de la magnate- Uhm- disfruto del beso y la abrazo contra ella. Segundos de regreso al silencio bonito, que ésta vez, fue roto por Julia.

- Creo que voy a ser una vieja sensiblera- dijo escondiéndose en el cuello de Minerva y sonrió contra su piel al sentir los temblores por risa de Minerva- Una sexy vieja sensiblera.

- Jajaja, yo no me quejo, eres un encanto cuando te pones sentimental- le dijo Minerva con poquitas ganas de soltarla. Pero estaban a que Araceli y ésta tenia derecho de disfrutar a su hija.

- Oh...me alivia saberlo- prosiguió Julia estrechando el abrazo entre ambas.

La tarde fuera era absolutamente primaveral, y las chicas, como hacia el resto, aprovecharon los rayos de sol que caían cálidos una vez salieron de la casa. Siendo la hora que era, Manu y John decidieron pasear por la ribera cercana, y Julia cayó en una plácida siesta.

Estando solas, Araceli aprovecho la intimidad brindada para acercarse a Minerva, quien tirada sobre una toalla tomando el sol,  la vio llegar y tumbarse a su lado, con su sonrisa más traviesa.

- Madre mía- le dijo esperando que se acomodará a su lado- Esta mañana me volvió a preguntar por el colgante- prosiguió a baja voz. Llevaban solo un día con Araceli y la visita había sido prácticamente una sorpresa. Por eso, al llegar Araceli llevaba un colgante, que curiosamente desapareció en cuanto vio a su hija bajarse del coche.

- Ay Dios...si es que no se como contárselo- hablo Araceli como quinceañera ocultando una ilusión- Me lleva loca, Min...muy loca- parpadeo en exceso y hasta se sonrojo enterneciendo a su confidente.

- A ver.. Julia estima muchísimo a Fernando, por ahí la tenemos a favor y solo hay que verte...yo no se, como no te lo nota. Manu y John, fue lo primero que dijeron, que se te ve más radiante- le expuso Minerva tratando de animarla.

- Porque lo estoy- exclamó Araceli, ante las risas de Minerva- Yo no recuerdo haberme sentido así antes- bajo la voz a petición de una Minerva más que divertida. Su suegra enamorada era aún más simpática- No, pero a ver...ay dios...tenía tantas ganas de que vinieras y poder hablar contigo. Ya sabes que vino el fin de semana pasado y...y- titubeo temiendo que su hija se despertará en ese momento. Necesitaba conversar con Minerva de mujer a mujer sin reservas, como dos amigas.

- ¿Y?- se interesó Minerva pegándose más a ella. El tono de la conversación variaba a más íntimo y el colgante, comprado por Fernando en Mónaco para Araceli, quedaba en un mero detalle.

- Pues que con Joaquín, no hubo nada de nada- dijo ahora de corrido cubriéndose la cara.

- Nada de nada- murmuró incrédula Minerva. Habían sido meses de relación con el astillero. Si bien había sido en la distancia, era cierto que incluso habían viajado juntos.

- Bueno.. Quien dice nada de nada dice...- dejo a la frase a medidas, impacientando a Minerva.

- ¿Si o no Leli?- pregunto metida de lleno en su papel de confidente Minerva. Si Araceli se lo proponía podía hacerla sentirse tan sacacorchos cómo con su hija.

- Dos cositas de nada- contestó sincera y la cara de Minerva sorprendida por la escasez de relaciones íntimas le hizo proseguir- La primera no me acabo de gustar y la segunda fue peor.

- Ah...- murmuró Minerva sin poder creérselo. Joaquín se había  comportado como un auténtico caballero y hubiese apostado fuerte por el y sus dotes amatorias.

- No tuvo toda la culpa él, yo no llegaba suficientemente animada- continuó explicándole Araceli, relajándose ante la mirada comprensiva de Minerva- Si Fernando no hubiese regresado, hasta creería que era normal ya en mi...tú me entiendes, pues que para mi el sexo ya era lo de menos. Me gustaba salir a cenar con el, algún teatro, algún baile...su compañía vamos...pero Fernando, Ay madre mía Fernando.

- Jajaja, ¿con Fernando el sexo ya no es lo de menos?- preguntó en una clara afirmación. Bastaba ver el sonrojo de su suegra y como movía las piernas de una lado a otro como una niña.

- Ay Min...que yo, que yo pues...que apenas me tocaba yo, que tenía muchas cosas que hacer aquí en el huerto como para ponerme yo a.. Jijiji- de repente su confesión le causaba una risita floja que ambas trataban de disimular como podían.

- Jajaja, madre mía con Fernando- prosiguió entre risas Minerva.

- Jajaja pero no te rías. Esto es muy fuerte, lo que me está pasando es de traca. Me vuelve loca, me la paso pensando que hacerle, como sorprenderle...y es...es como si él, fuese el único capaz de despertar a una especie de... Es como si en mi, existiera otra solo para él. Me veo haciendo cosas que nunca he hecho y cuando me mira, cuando lo hace de una manera totalmente íntima, me saca a esa otra, me desata, me nubla, me...¿me entiendes?

- Absolutamente- contestó Minerva pasando su mirada en Julia dormida. Por supuesto que la entendía y continuó explicándole el porque- Yo la llamo mi princesa interior y solo Julia, es capaz de despertarla.

- ¿Que cuchicheáis?- las sobresalto Manu, tirándose junto a ellas. Tan metidas estaban en su conversación que ni cuenta se dieron, hasta que la tuvieron pegada y queriendo saber.

- Pues eh...-dudo Minerva, olvidando el lado más campechano de su suegra.

- De mi...- contestó rápido Araceli. Lo difícil había sido soltarlo. Mientras ella continuaba, las chicas se miraban cómplices- Me he quedado obsoleta en cuanto a sexo se refiere- confesó jugando con la esquina de la toalla y las chicas volvieron a mirarse.

- Marga- dijo Manu en tanto Minerva ya tecleaba en su móvil- Mañana viene y también lo hace Fátima...¿eso significa?

- Noche de chicas- contestó Minerva sonriendo mientras sus dedos tecleaban rápidos en su móvil.

- Si claro- exclamó Araceli, siendo ahora ella la que se quedaba mirando a Julia- ¿Y mi hija?

- De ella se ocupa, Min- la tranquilizó Manu, abrazándola por la espalda- No la pasaremos genial y el sexo dejara de estar obsoleto para ti.

- Jijij Ay...- regresaron las risitas nerviosas de Araceli y las tres continuaron al sol entre confesiones.

Fácil parecía para Manu, pero no tanto así lo vio Minerva. Pretendían que se deshiciera de Julia, en el pueblo de su madre, de noche y unas horas. Fácil seria en Madrid, donde Julia siempre tenía un evento al que acudir, pero en ese pueblo, la única opción se resumía a la verbena y su elección de reina de las fiestas.

- ¿A la verbena? ¿Quieres que vaya a la verbena?- pregunto asombrada Julia una vez que Minerva lanzó su magnífico plan ya en la noche.

- Bueno...eh- dudo mucho en cómo seguir. Solo oírlo en voz alta le parecía de lo más absurdo. Julia Arango, su Julia, en una verbena de pueblo. Pero ya lo había dicho y no quedaba de otra, que seguirlo- Si...John quiere ir, seguro Caye se apunta y de paso os lleváis a Hugo- prosiguió tratando de no morderse los labios. La cara de Julia era un poema- Un ratito, lo que es la elección de la reina y un par de copas- continuó arrebatandole el cartón de cereales a Julia. Necesitaba distraer nervios y no ponerse a reír, comiendo lo que fuese, pero Julia volvió a quitárselo- Ay.. Que quiero.

- Es el único que nos queda- lo escondió a su espalda Julia, mientras no dejaba de mirarla extrañada- Supongo, que tu me acompañarás.

- No- contestó rápido Minerva y ahora si, apretó los labios- Yo me quedo aquí que...que tu madre nos va a enseñar a hacer pies de manzana.

- A ti no te gusta cocinar- rebatió Julia acorralándola contra la encimera. Minerva había apretado los labios, no mordidos, no mojados, simplemente apretados y cuando eso ocurría, Minerva estaba a punto de soltarle lo que fuese que en teoría era secreto.

- Eh.. La verdad es que no, pero cariño ahora tengo que aprender- retrocedió lo que la encimera le permitió. Acorralada entre ella y Julia, no sería capaz de aguantar mucho más la mentira. Pero algo, en lo que acababa de decir, cambio el rostro de Julia, y por ahí prosiguió- Que vamos a ser Mamis, habrá que saber hacer cositas en la cocina- se animó y la sonrisa ensanchandose de Julia la fue salvando y le recordó, lo dicho por Julia ese mismo día- Cada vez que digo Mamis, te pones increíblemente guapa- coqueteo olvidando por un momento deshacerse de la mujer que pretendía besar en ese justo instante en que Julia, la miraba "sensiblera".

- Esta bien...iré a la verbena- la sorprendió Julia aceptando sin más- Así podréis cuchichear de Fernando.

- ¿Que?- volvió a sorprenderse Minerva- ¿Que lo sabias?- insistió pero no le hacía falta. Julia la besaba muy creída.

- Fernando hablo conmigo la semana pasada, y me hizo partícipe de sus intenciones con mi madre- contestó Julia rodando los ojos. Fernando si, se había comportado como un caballero, ganándose su respeto.

- ¿Que lo sabes desde hace días y no me dices nada? Dame los cereales- se revolvió Minerva en un nuevo ataque de azúcar. Increíble que Julia hubiese guardado silencio todo ese tiempo.

- Jajaja, no.. Son los únicos... y tan solo esperaba que tu me lo dijeses- alzó el cartón de cereales victoriosa. Los saltos de Minerva eran de lo más monos e infructuosos.

- Julia que ahora me tienes que consentir. Dámelos.
 
 
 
 
 
 

4 comentarios:

  1. amoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo tanto
    brigoninha

    ResponderEliminar
  2. Julia, les gana por goleada esta vez.

    Gracias,

    A.

    ResponderEliminar
  3. diosssssssssssssssssssss que no me coge tanta emocion ni sentimientoooo que fuerte lo tuyo

    GRACIASSSSS ARTISSTAZAAAAAAAAAAAAA

    ResponderEliminar
  4. ....La VIDA les sigue transcurriendo de manera placentera...etapas mezcladas de una relación donde el fuego continua....
    GRACIAS.....me sigue encantando..

    ResponderEliminar