Capítulo
18
No
podría decir Julia que conducía tranquila por las estrechas calles
del pueblo. Estrechas y empedradas, donde su coche, llamaba la
atención en exceso. Debía darle la razón a su madre, hubiese sido
mejor acudir al pueblo con su furgoneta, aunque entonces, aun la
reconocerían antes. Por suerte, en ese pueblo era más reconocida
por ser Julia, la hija de Leli, que por ser Julia Arango.
Cerca
de su destino, chasco la lengua, imposible estacionar el coche en la
misma calle de la Farmacia, tendría que dejarlo en la plaza del
pueblo, donde seguro a esas horas, los muchachos sin nada mejor que
hacer, estarían haciendo corrillo. Pensar en ellos, la hizo volver a
chascar la lengua, en cuanto saliese de la farmacia, la noticia
correría como la espuma por el pueblo.
Siendo
el pueblo que era, digno abanderado de la España más profunda, la
noticia correría aún mas rápido de lo que se puede considerar
normal. Fue llegar a la plaza y comprobó que suponía ahí estaban.
Ellos abanderados de una España manía y carca y ella, abanderada de
la extrema educación. Se adelantó a los muchachos saludando con la
mano y demostró sobrada experiencia en eventos sociales, para darles
un gentil esquinazo.
-
Chicos, voy con verdadera premura, perdonad que no pueda pararme con
vosotros- les dijo una vez bajo del coche y alargo su zancada ante la
atenta atención del grupo de muchachos allí reunidos.
-
Julia que bueno verte por aquí, tu madre debe estar encantada,
¿trajiste a esa gente de Madrid?- le preguntó uno de ellos,
mostrando su interés “esa gente de Madrid”, que no eran otros
que los amigos de la propia Julia y Minerva.
Julia
se sonrió por la pregunta y afirmo, antes de dejar la plaza
encaminándose a la Farmacia. Primer escollo superado, ahora quedaba
desear que en la Farmacia apenas hubiese clientes. Pero Julia
obviaba, que estaba en su pequeñísimo pueblo, donde cualquier
comercio o despensa, era espacio de recreo. Abrió la puerta de la
misma y ya cedió el paso a la primera paisana, a la que al momento
reconoció.
-
Ay Julia, que gusto verte, me encontré ayer con tu madre y me dijo
que vendríais. ¿Qué tal Minerva? ¿Vinisteis con vuestras
amistades? ¿Necesitáis algo? Después os preparo algún dulcecillo
típico de aquí, para que os lo toméis con el café, Ay espera…voy
a darte unos frutos que recogió mi marido esta misma mañana-
bombardeó la mujer, verdaderamente amable, ante la complacida
sonrisa de Julia- ¿Dónde aparcaste?
La
insistencia y amabilidad de la mujer, no admitió excusa alguna por
parte de Julia. Entrando en la farmacia, una vez la amable mujer se
marcho, Julia continuaba sonriendo. Siempre era un gusto y motivo de
orgullo personal, comprobar cuanto y como era querida su madre en ese
pequeño pueblo.
-
Buenos días- saludo esperando alguna que otra nueva muestra de
afecto hacia Araceli y las tres mujeres presentes le contestaron en
el mismo tono y con el mismo cariño, que el resto. Dispuesta a
esperar su turno, sonrió paciente.
-
Julia goxoa, te atiendo a ti, que ellas pueden esperar. Un momentito
y te lo saco- le dijo la farmacéutica colándose en la trastienda y
ambas mujeres, se quedaron mirándola, claramente curiosas.
Julia
no pudo más que carraspear. ¿Qué esperaban esas mujeres? ¿Qué
les contase que medicación iba a recoger? ¿Lo sabrían ya? ¿Qué
dirían? Sus preguntas no obtuvieron rápida respuesta, la
farmacéutica demostró ser tan profesional como su madre le había
advertido.
-
Aquí lo traigo, y puedes estar tranquila, tu madre me dijo los días
que vais a estar aquí y he encargado lo necesario- le dijo saliendo
de nuevo al mostrador, dejando sobre él varias cajetillas, que
rápido obtuvieron la atención de las otras mujeres- Como me
dijisteis que estáis en el quinto día, imagino que no tendréis
dudas de cómo prepararlo e inyectarlo- se intereso dispuesta a
explicarle lo necesario.
-
Eh…gracias, pero si, ya sabemos como hacerlo- contestó Julia
intimidándose por momentos. Una de las mujeres, leía una de las
cajetillas sin ningún reparo.
-
¿El control folicular cuando lo tiene?- continúo interesándose la
farmacéutica, absolutamente amable.
-
Mañana- contesto Julia comenzando a desear salir de esa Farmacia-
Iremos a Bilbao.
-
¿Qué Bilbao? No hace falta, dile a tu madre que llame al Doctor, y
os lo hacéis aquí sin problemas. Tú aprovéchate del cariño que
se le tiene a tu madre- la ánimo la farmacéutica, causándole más
orgullo.
No
fue fácil salir de esa farmacia sin que las mujeres terminasen por
enterarse del motivo de su visita y fueron las dos primeras en
desearle suerte y felicitarle por los maternales planes. De camino al
coche, aún tuvo que saludar a algún que otro paisano, siempre con
las claras muestras de afecto hacia su madre y de regreso a la casa
de ésta, su pensamiento estuvo en ella, todo el tiempo.
Sin
poder sentirse más orgullosa de ella, miro el preparado hormonal
recogido en la farmacia. ¿Podría ella hacer que el día de mañana
su hija se sintiese igual? Lo dudaba, si en esos momentos detuviese
el coche, bajase la ventanilla y preguntase por lo qué conocen de
ella misma, seguro que las contestaciones oscilarían entre: eres
hija de Araceli, se te supone amable, generosa, afable, risueña,
simpática…en definitiva, retratarían a su madre. Mucho mejor que
retratarla a ella misma, como vanidosa, poco social, casi huraña, y
eso si, extremadamente educada.
Con
tanta cavilación, el camino de regreso a la casa, fue automático y
pasó en un suspiro. Y un suspiro, necesito Araceli para acercarse a
ella antes si quiera de que Julia reaccionase, con el coche detenido.
Fue
verla llegar sonriente hasta el coche, y todo lo sentido, el cariño
mostrado por ella en el pueblo, unido al orgullo sentido, emocionaron
a Julia, aguando sus ojos. Araceli se quedo mirando a su hija, viendo
su emoción y sonrió contagiada por su repentina emoción.
-
¿Sabe que es lo mas importante y bonito que he hecho en mi vida
antes de que Minerva llegase a ella?- habló sin salir del coche y
Araceli se impregno aun mas, de la emoción que toda Julia emitía.
-
Julia cariño- exclamo su madre, tomando su brazo.
-
Fue quererla a usted y me acabo de dar cuenta, que no solo fue por el
vínculo indisoluble que nos une, sino porque a usted es imposible no
quererla- confeso perdida en bonito rostro de su madre y ésta abrió
la puerta del coche, dispuesta a abrazarla.
-
Pedazo golpe te has debido dar, cariño- le dijo Araceli antes de
abrazarse a ella, necesitando un poco de humor.
-
Jajaja- rió Julia, como pretendía su madre y en su cuello, dejo que
las lagrimas corriesen libres- Estoy muerta de miedo, Madre. Yo no
soy como usted, no…yo no
-
Sush…- la interrumpió Araceli, limpiándole el rostro de lágrimas-
es miedo normal cielo. Vas a ser madre y eso si, será lo mas
importante que hagas en tu vida. ¿Recuerdas cuando llego la bicha de
Victoria y te entrego cantidad y cantidad de dinero? Yo sabía que
esa mujer regresaría a darte más, porque todo lo que te propones lo
sacas y no solo lo sacas, sino que lo mejoras. No será diferente en
esta ocasión y serás una excelente madre.
-
Ehm…esto- interrumpió la tierna escena de ambas Minerva llegando
hasta ellas- Os recuerdo que soy yo la que esta siendo
sobre-hormonada y veros así, me puede hacer llorar- bromeo besando
la mejilla de su suegra.
-
Ay…déjanos un ratito que para una vez que mi hija se pone tierna.
-
Madre
-
Jajaja
Tengo sonrisa para rato en mi cara. Emotivo y por otra parte natural el miedo a ser madre.
ResponderEliminarGracias.
A.
Q manera de sentir
ResponderEliminarQ manera de soñar
Q manera de vivir
Q viva mi gemo
No me preguntes
Poque tus colores
Van con mi forma
De ser
No tenia otra forma de decirte q me encanta como escribes felicidades. C
Me ha faltao de poner q manera de escribir. Ohhhh
ResponderEliminarSigue asin eres maravillosa. C
Gemitoooooooooooooooooooooo te amoooooooooooooooooooooooooooooo com todo respeitoooooooooooooooooooo você é Demaisssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarbrigoninha