martes, 29 de abril de 2014

Un adiós, improvisado (3)


Besarla o que pidiera palomitas. Como siempre, Amanda la vencía en palabras y su sonrisa la revolvía por dentro. Teniéndola sujeta contra si, vencía su fuerza física y haciendo uso de ella, la aferró aun más. Seria tan fácil lanzarse a por su boca. Pero eso seria olvidar su sonrisa y el brillo divertido que mostraban sus ojos a solos centímetros. Podían rugir lo que quisieran sus sentidos, Alma lo tenia muy claro. Por eso acerco los labios hasta los suyos sin dejar de mirarla y prácticamente rozándolos, contestó a su pregunta.

- Pida palomitas- le dijo soltándola y hasta espero una buena hostia por parte de Amanda. No hubo hostia y Amanda ni se movió del sitio. Tuvo que ser ella la que volvió a la mesa, necesitando un nuevo trago. Mínimos pasos en tensión. Quizás no hubiese hostia física pero si, verbal. Esperándola en tensión, la sintió moverse a su espalda. Demasiado tiempo estaba transcurriendo sin que Amanda dijese nada. La curiosidad la hizo girarse queriendo ver que hacía y así, pudo verla sacando la cajetilla de tabaco de su americana. Así era Amanda. No pide, se limita a tomar. En silencio la vio extraer un cigarro y encenderlo. Otra vez rugiendo de deseo. Sus sentidos rugían ante cada gesto de Amanda. La misma que cigarro encendido dio su primera calada y exhalo el humo cara a ella como la mismísima Audrey Hepburm.

- Uhm...yo soy más vehemente- dijo tras unos segundos sorprendiendo a Alma- De hecho, deseo con todas mis fuerzas que la siguiente persona a la que tengas que proteger, sea un gordo ceboso, poco aseado y muy machista- concluyó marchándose al balcón y Alma quedó, intentando descifrarla.

¿Que cojones significaba lo dicho? ¿Le importaba de verdad o simplemente marcaba su territorio? A saber, si algo tenia claro Alma, es que con Amanda, todo era posible y en ese posible, se incluían los celos.

Sin ella en la habitación y sin cristal que le ofreciese su imagen, se dejó caer en la butaca. Solo instantes sin ella, y ya la extrañaba. Sin nada mejor que hacer, dio un nuevo trago de whisky y como Amanda, busco su americana y con ella su tabaco. Ahí estaban, como el perro y el gato. Contigo pero sin ti y unos cuantos dichos más. Sea como fuese, salió al balcón.

Mucho hotelazo y mucha suite. Pero en ese balcón, el insoportable ruido del tráfico era lo mismo de insoportable que en un simple hostal. Claro que, en un cutre Hostal, no estaba Amanda y su deseable despejada nuca.

- ¿Sabes ya con quien estarás?- le preguntó Amanda sin dejar de mirar al frente. No corría ni una pizca de brisa y la sensación de humedad la disgustaba.

- No- contestó en un susurro avanzando hacia ella. Quizás a baja voz, ambas pudieran mantener una mínima conversación. Dos pasos y su cuerpo la desobedecía quedándose parado tras Amanda- He solicitado un largo permiso-prosiguió terminando en un susurro. Debía cerrar el puño tratando así, de impedirse acariciarle la nuca.

- Podías haberlo tenido, siguiendo conmigo- la siguió Amanda dando un paso atrás. El suspiro de Alma había llegado directo a su nuca, acariciándola. Ahora, sumando mentalmente las escasas horas que les quedaban juntas, necesitaba más que un suspiro. Y como ella toma sin pedir, dio otro paso más hacia atrás, haciendo que sus cuerpos chocasen para permanecer unidos. Toda Alma rugía, no sólo sus sentidos.

- No puedo seguir trabajando contigo y lo sabes...es más que evidente- confesó dándose el placer de oler su corto cabello. ¿Dejar sus puños cerrados o abrazarla cómo el cuerpo de Amanda pedía?

- Es muy poco inteligente- las palabras de Amanda, dejaron sus puños a medio abrir- Dejar un trabajo, pedir un permiso...¿y mañana que?- disgustada por la humedad y por el abrazo que no llegaba a producirse. Alma volvía a convertirse en su saco de boxeo preferido.

- Mañana retomo mi vida, sin más- se defendió Alma rompiendo la unión de ambas. Totalmente pérdida en los antojos de Amanda, era el tiempo de plantar cara. Y no lo era, dejando de prestarle sus servicios, también lo era de hablar las cosas a la cara- No tengo complejo marioneta. Gira a la derecha Alma, hoy me apetece que follemos. Ahora gira a la izquierda, me apetece que solo seas mi escolta.

- ¿Evidente?- alzó la voz sin poder creerse que todas las culpas fueran a recaer en ella- Dices evidente, pero cariño...¿ donde esta la evidencia?- exaltada tiro la colilla del cigarro sin pararse a pensar donde caía. Tampoco es que Alma lo hiciera. Había abierto un melón, ahora había que comérselo- ¿Te recuerdo como desapareces casa vez que tienes libre? ¿Te digo lo que se de ti contado por ti misma? Hagamos eso, tardaré nada en hacerlo, porque nada me has contado. Yo te digo, gira a la derecha que vamos a follar y tu te has limitado a follarme. ¿Que nos diferencia? ¿Donde está la evidencia de la que hablas?

- Déjalo- por igual tiro la colilla y se soltó la coleta. A palabra se sabía vencida y el rostro de Amanda se mostraba realmente enfadado. Mejor tratar de frenar y reconducir la situación.

- No me da la gana- se cruzó de brazos totalmente enfadada- Dime, estoy esperando.

- No pienso continuar por aquí- trató de atajar. Pero la distancia entre ambas volvía a ser mínima y cuanto Amanda más se mostraba enfadada, más le apetecía abalanzarse a por ella y comérsela sin necesidad de evidencias.

- ¿Y eso lo has dedicado libremente o mañana iras por ahí acusándome de no haberte dejado hablar?- prosiguió Amanda importándole muy poco la súplica velada que mostraba Alma. Cuanto más subía su enfado, mayores eran las ganas de follársela sin más.

- Puta mierda- se quejó Alma pateando la butaca más cercana. Justo como estaban era lo que menos deseaba para su última noche- Te juro que no quería esto, te lo juro- murmuró sin darle cara y para Amanda fue suficiente. Estaba clarisimo que como conversadoras no daban la talla, diferente eran en otras lides.

Guiada por puro instinto la tomo de la barbilla haciéndola girarse hacia ella y ni siquiera, dio el tiempo mínimo a mirarse, reconociéndose quizás. En cuanto la tuvo enfrente fue directa a su boca con todo.

- Amanda- murmuró deseando el impacto que se dio. Cuerpo a cuerpo, boca a boca, Amanda tomo su nuca como su boca. Con suma pasión. Cada embestida de su lengua sumada a la caricia prisionera en su nuca, la nubló en hambriento deseo. Guiada por ella otra vez pero sin quejas. De su garganta solo brotaban gemidos que aumentaron de decibelios cuando Amanda la hizo sentar en la butaca, sentándose ella en sus piernas.

Subida en ella y sin dejar de besarla, Amanda se deshizo de su bata. Con ansias intento romperle la camisa sin conseguirlo. La fiereza y desesperación de sus besos, las manos de Alma descubriendo su culo libre de braguitas, no la dejaban concentrarse más que en la apremiante necesidad de sentirla dentro. La quería llenando su sexo cómo fuese. Que entrase en ella, arrancándole el deshazon de saberla lejos mañana.

¿Guiarla? Si, hasta su mismo ardiente sexo. Sin ningún reparo se subió el camisón y Alma la entendió sin necesidad de más. Se deslizó por la amplia butaca y si, llego hasta su hambriento sexo.

Su aliento ya chocaba contra él, cuando tiro de su pelo para mirarla antes de llevarla ella misma a estrellarse contra su mojada intimidad.

- A veces eres tan encantadoramente imbécil- pronunció y borro la sonrisa de Alma con su propio sexo. Dos caricias recibidas y gimió bien alto. Alma ya la llenaba haciéndola rugir.
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. aggggghhhhhhhhhh
    ARTISSTAZAAA GRACIASSS
    másssssssssssssssssssssssss

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  2. Uffff...que dos mujeres y que lucha de poder..Se quieren y se desean pero estan dispuestas a destrozarse en esa lucha suicida...
    He intentado que una me guste mas que la otra pero...me gustan las dos en este caso y no sabria con quien quedarme...Gemo...ya no se que decirte mas niña...que eres grande de verdad y ''na mas'' porque para que voy a repetirme guapisima....muaksssssssss
    Divina-Wlson

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