Besarla
o que pidiera palomitas. Como siempre, Amanda la vencía en palabras
y su sonrisa la revolvía por dentro. Teniéndola sujeta contra si,
vencía su fuerza física y haciendo uso de ella, la aferró aun más.
Seria tan fácil lanzarse a por su boca. Pero eso seria olvidar su
sonrisa y el brillo divertido que mostraban sus ojos a solos
centímetros. Podían rugir lo que quisieran sus sentidos, Alma lo
tenia muy claro. Por eso acerco los labios hasta los suyos sin dejar
de mirarla y prácticamente rozándolos, contestó a su pregunta.
-
Pida palomitas- le dijo soltándola y hasta espero una buena hostia
por parte de Amanda. No hubo hostia y Amanda ni se movió del sitio.
Tuvo que ser ella la que volvió a la mesa, necesitando un nuevo
trago. Mínimos pasos en tensión. Quizás no hubiese hostia física
pero si, verbal. Esperándola en tensión, la sintió moverse a su
espalda. Demasiado tiempo estaba transcurriendo sin que Amanda dijese
nada. La curiosidad la hizo girarse queriendo ver que hacía y así,
pudo verla sacando la cajetilla de tabaco de su americana. Así era
Amanda. No pide, se limita a tomar. En silencio la vio extraer un
cigarro y encenderlo. Otra vez rugiendo de deseo. Sus sentidos rugían
ante cada gesto de Amanda. La misma que cigarro encendido dio su
primera calada y exhalo el humo cara a ella como la mismísima Audrey
Hepburm.
-
Uhm...yo soy más vehemente- dijo tras unos segundos sorprendiendo a
Alma- De hecho, deseo con todas mis fuerzas que la siguiente persona
a la que tengas que proteger, sea un gordo ceboso, poco aseado y muy
machista- concluyó marchándose al balcón y Alma quedó, intentando
descifrarla.
¿Que
cojones significaba lo dicho? ¿Le importaba de verdad o simplemente
marcaba su territorio? A saber, si algo tenia claro Alma, es que con
Amanda, todo era posible y en ese posible, se incluían los celos.
Sin
ella en la habitación y sin cristal que le ofreciese su imagen, se
dejó caer en la butaca. Solo instantes sin ella, y ya la extrañaba.
Sin nada mejor que hacer, dio un nuevo trago de whisky y como Amanda,
busco su americana y con ella su tabaco. Ahí estaban, como el perro
y el gato. Contigo pero sin ti y unos cuantos dichos más. Sea como
fuese, salió al balcón.
Mucho
hotelazo y mucha suite. Pero en ese balcón, el insoportable ruido
del tráfico era lo mismo de insoportable que en un simple hostal.
Claro que, en un cutre Hostal, no estaba Amanda y su deseable
despejada nuca.
-
¿Sabes ya con quien estarás?- le preguntó Amanda sin dejar de
mirar al frente. No corría ni una pizca de brisa y la sensación de
humedad la disgustaba.
-
No- contestó en un susurro avanzando hacia ella. Quizás a baja voz,
ambas pudieran mantener una mínima conversación. Dos pasos y su
cuerpo la desobedecía quedándose parado tras Amanda- He solicitado
un largo permiso-prosiguió terminando en un susurro. Debía cerrar
el puño tratando así, de impedirse acariciarle la nuca.
-
Podías haberlo tenido, siguiendo conmigo- la siguió Amanda dando un
paso atrás. El suspiro de Alma había llegado directo a su nuca,
acariciándola. Ahora, sumando mentalmente las escasas horas que les
quedaban juntas, necesitaba más que un suspiro. Y como ella toma sin
pedir, dio otro paso más hacia atrás, haciendo que sus cuerpos
chocasen para permanecer unidos. Toda Alma rugía, no sólo sus
sentidos.
-
No puedo seguir trabajando contigo y lo sabes...es más que evidente-
confesó dándose el placer de oler su corto cabello. ¿Dejar sus
puños cerrados o abrazarla cómo el cuerpo de Amanda pedía?
-
Es muy poco inteligente- las palabras de Amanda, dejaron sus puños a
medio abrir- Dejar un trabajo, pedir un permiso...¿y mañana que?-
disgustada por la humedad y por el abrazo que no llegaba a
producirse. Alma volvía a convertirse en su saco de boxeo preferido.
-
Mañana retomo mi vida, sin más- se defendió Alma rompiendo la
unión de ambas. Totalmente pérdida en los antojos de Amanda, era el
tiempo de plantar cara. Y no lo era, dejando de prestarle sus
servicios, también lo era de hablar las cosas a la cara- No tengo
complejo marioneta. Gira a la derecha Alma, hoy me apetece que
follemos. Ahora gira a la izquierda, me apetece que solo seas mi
escolta.
-
¿Evidente?- alzó la voz sin poder creerse que todas las culpas
fueran a recaer en ella- Dices evidente, pero cariño...¿ donde esta
la evidencia?- exaltada tiro la colilla del cigarro sin pararse a
pensar donde caía. Tampoco es que Alma lo hiciera. Había abierto un
melón, ahora había que comérselo- ¿Te recuerdo como desapareces
casa vez que tienes libre? ¿Te digo lo que se de ti contado por ti
misma? Hagamos eso, tardaré nada en hacerlo, porque nada me has
contado. Yo te digo, gira a la derecha que vamos a follar y tu te has
limitado a follarme. ¿Que nos diferencia? ¿Donde está la evidencia
de la que hablas?
-
Déjalo- por igual tiro la colilla y se soltó la coleta. A palabra
se sabía vencida y el rostro de Amanda se mostraba realmente
enfadado. Mejor tratar de frenar y reconducir la situación.
-
No me da la gana- se cruzó de brazos totalmente enfadada- Dime,
estoy esperando.
-
No pienso continuar por aquí- trató de atajar. Pero la distancia
entre ambas volvía a ser mínima y cuanto Amanda más se mostraba
enfadada, más le apetecía abalanzarse a por ella y comérsela sin
necesidad de evidencias.
-
¿Y eso lo has dedicado libremente o mañana iras por ahí acusándome
de no haberte dejado hablar?- prosiguió Amanda importándole muy
poco la súplica velada que mostraba Alma. Cuanto más subía su
enfado, mayores eran las ganas de follársela sin más.
-
Puta mierda- se quejó Alma pateando la butaca más cercana. Justo
como estaban era lo que menos deseaba para su última noche- Te juro
que no quería esto, te lo juro- murmuró sin darle cara y para
Amanda fue suficiente. Estaba clarisimo que como conversadoras no
daban la talla, diferente eran en otras lides.
Guiada
por puro instinto la tomo de la barbilla haciéndola girarse hacia
ella y ni siquiera, dio el tiempo mínimo a mirarse, reconociéndose
quizás. En cuanto la tuvo enfrente fue directa a su boca con todo.
-
Amanda- murmuró deseando el impacto que se dio. Cuerpo a cuerpo,
boca a boca, Amanda tomo su nuca como su boca. Con suma pasión. Cada
embestida de su lengua sumada a la caricia prisionera en su nuca, la
nubló en hambriento deseo. Guiada por ella otra vez pero sin quejas.
De su garganta solo brotaban gemidos que aumentaron de decibelios
cuando Amanda la hizo sentar en la butaca, sentándose ella en sus
piernas.
Subida
en ella y sin dejar de besarla, Amanda se deshizo de su bata. Con
ansias intento romperle la camisa sin conseguirlo. La fiereza y
desesperación de sus besos, las manos de Alma descubriendo su culo
libre de braguitas, no la dejaban concentrarse más que en la
apremiante necesidad de sentirla dentro. La quería llenando su sexo
cómo fuese. Que entrase en ella, arrancándole el deshazon de
saberla lejos mañana.
¿Guiarla?
Si, hasta su mismo ardiente sexo. Sin ningún reparo se subió el
camisón y Alma la entendió sin necesidad de más. Se deslizó por
la amplia butaca y si, llego hasta su hambriento sexo.
Su
aliento ya chocaba contra él, cuando tiro de su pelo para mirarla
antes de llevarla ella misma a estrellarse contra su mojada
intimidad.
-
A veces eres tan encantadoramente imbécil- pronunció y borro la
sonrisa de Alma con su propio sexo. Dos caricias recibidas y gimió
bien alto. Alma ya la llenaba haciéndola rugir.
aggggghhhhhhhhhh
ResponderEliminarARTISSTAZAAA GRACIASSS
másssssssssssssssssssssssss
Uffff...que dos mujeres y que lucha de poder..Se quieren y se desean pero estan dispuestas a destrozarse en esa lucha suicida...
ResponderEliminarHe intentado que una me guste mas que la otra pero...me gustan las dos en este caso y no sabria con quien quedarme...Gemo...ya no se que decirte mas niña...que eres grande de verdad y ''na mas'' porque para que voy a repetirme guapisima....muaksssssssss
Divina-Wlson