lunes, 28 de abril de 2014

Mi cincuenta cláusulas 108


A la mañana siguiente, como pocas mañanas ocurriese, fue Julia quien despertó sola en la cama, con la única compañía de una orquídea fresca. Supuso que Minerva tras recibirla, como cada mañana, la habría dejado ahí antes de irse a donde fuera que hubiese ido. La hermosa flor, consiguió una sonrisa de la magnate, no podrían estar las cosas muy mal entre ellas, si la flor estaba ahí como testigo de ambas.

- Buenos días, Elisa- saludo a su ordenador, esperando que este le mostrase la agenda diaria y cubriéndose el rostro, trato de desperezarse. Esa mañana le estaba costando despertar y sin Minerva ahí, sacándole unas buenas sonrisas, se hacia mas pesado.

- Buenos días, señora. Hace un excelente día, totalmente despejado. La sugerencia para hoy, es vestido primaveral con sandalia de alto tacón- le contesto Elisa como cada mañana, facilitando su despertar.

- Uhm...- murmuro sin muchas ganas de salir de la cama, hasta que todo estuviese listo para ella- Mira con que cara amanecí, Elisa, que no sea nada florido.

- Un Balenciaga en ese caso, vestido roto en blanco y negro, femenino, refinado y europeo. Colección primavera-verano dos mil catorce, pertenece a la segunda colección de Alexander Wang para Balenciaga...Permitame, usted siempre esta hermosa.

El halago final de su ordenador, la hizo revolverse en la cama, al mas puro estilo Minerva, le falto solo su clásico- Es la leche- su ordenador la entendía y mimaba como nadie, permitiéndole guardar su toque mas vanidoso.

- Perfecto entonces, pide que vengan a ocuparse de mi cabello, quiero ver a Julia Arango cuando me mire en el espejo- solicito necesitando recuperar cierta auto-estima y para eso, no había nada mejor que la imagen mas dura de Julia Arango.

Apenas un par de horas mas tarde, llegaba al edificio principal de su multinacional, paseando esa imagen. Con vestido y cabello recogido, Julia Arango imponía aun mas. Su salvaje y dura belleza, sus exquisitos modos y gestos, la reflejaban como ella quería. La mujer, que pese a todo, había conquistado los mas altos poderes.

Caminando hacia su despacho, disfruto girando el gran anillo situado en su dedo corazón de la mano izquierda, hasta esa mínima tontería había extrañado. Los empleados con los que se cruzo y su forma de mirarla, le confirmaron que no se había equivocado con su imagen y orgullosa, por ello entro en su despacho, sin esperarse encontrar en él a Guillermo degustando un café.

- Joder Julia, llevo esperándote media hora- saludo así Guillermo girándose hacia ella al escuchar la puerta. Julia se veía extremadamente hermosa- Eh- titubeo no esperándola llegar así- Buenos días.

- Buenos días- contesto sonriendo y dejo su bolso en su habitual lugar. Que Guillermo se hubiese quedado claramente parado, no subía su ego, no de momento.

- Estas muy guapa hoy. Al Cesar lo que es del Cesar- la halago Guillermo taza de café en mano y Julia, sonrió levemente- Por favor, que tu lo estas siempre...¿verdad?- se molesto en el habitual pique entre ambos. De hecho, ya era incluso adictivo y familiar.

- Al Cesar lo que es del Cesar, Guillermo- contrarresto Julia, divirtiéndose con él y su mala imitación, de como ella misma rodaba los ojos.

- Lo que sea, venia a recordarte nuestro reto- le dijo Guillermo dejando la taza sobre el escritorio. Ser empleado al final incluso le estaba pareciendo divertido y se le veía de lo mas emocionado.

- Oh Dios- murmuro Julia, sentándose en su butaca. Al final el reto iba en serio y mucho no es que le apeteciera- Guillermo, pensemoslo un minuto- le pidió apoyando ambos codos en su escritorio- Mis empleados me odian, los tuyos estarán mas o menos igual, y...¿de veras quieres trabajar el hormigón?- le preguntó no creyendo que Guillermo, por como había demostrado ser de esnob, finalmente accediera. Pero se equivocaba y la sonrisa con la que Guillermo la miraba, le daba la confirmación.

Mientras tanto, Minerva caminaba hacia su coche en compañía de Fatima. Habia salido tan temprano de casa, por una quedada para desayunar de las cuatro amigas, a petición de Fatima y una noticia muy importante que debía darles. mentiría, sino reconociese que al leer el mensaje y el motivo de la quedada, tuvo cierto temor. Pero fue un pensamiento tan loco y claramente inducido por los celos, que lo descarto al momento. Entonces, sin celos de por medio, comenzó atar cabos y antes de conocer la noticia, aventuro que en algo había ayudado Julia, de ahí que ambas conversaran la noche anterior.

Ahora que caminaba con ella, sin las otras chicas, y con la noticia de que Fatima y Caye estaban intentando ser padre e iban a necesitar de ayuda, no entendía nada en absoluto. Sino era ningún negocio de Cayetano, ¿en que había ayudado Julia? No por casualidad, Fatima había rechazado regresar con Marga y Manu como había llegado, lo había hecho a propósito para explicarle a Minerva y justo ahora, era el momento idóneo.

- Siento habértela robado anoche...pero fuimos al baño, le comente que me daba cosa decir lo de Caye, por las bromas que todos hacemos y habíamos hecho con ella misma, y entonces- detuvo su explicación a petición de Minerva, quien se estaba perdiendo aun mas.

- Eh..a ver, ¿anoche hablabais de hijos?- pregunto tratando de encontrar una rápida explicación y detener la aceleración de su ritmo cardíaco. El tema niños desde Isaac se había convertido en un tema tabú entre ambas, y ahora venia a enterarse, que Julia iba por ahí hablando de hijos.

- Si no me has dejado explicarte- le pidió calma Fatima, extrañada por su actitud- Le dije que probablemente necesitaríamos ayuda para tenerlos y fue una suerte, Min...Julia esta al tanto de todo- hizo una pausa esperando ver a una Minerva emocionada o ilusionada, pero Minerva apretaba los labios nerviosa y diría, no muy contenta- Me pareció super tierno, incluso sigue un blog de una pareja de chicas que lo hicieron y están esperando gemelos- prosiguió buscando una positiva reacción en Minerva, pero esta se estaba quedando blanca, ante tanta información desconocida hasta ahora de Julia- Nena, ¿que ocurre?

- Pues que...-intento explicarse pero las palabras se le trataban ante el descubrimiento- No se, si prefería el tonteo entre vosotras- dijo rascándose la frente, intentando navegar en un maremoto.

- Jajaja, ¿pero que dices cariño? ¿Yo con Julia?

La incredulidad de Fatima, estaba mas que justificada, los estúpidos celos suelen tener dosis de absurdidad que todo lo confunde. Pero descubrir, el interés de Julia por la maternidad, sin haberlo hecho por ella misma, dolía y quebrantaba su confianza en ella. Dispuesta a aclararlo, condujo hasta las oficinas de Julia Arango.

3 comentarios:

  1. gemito coloca mais um por favor desde desde sexta sem noticia merecemos verdade e foi tão aburrido sabado e domingo sem vc e julia e minerva, por favorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
    brigoninha

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  2. ARTISSSSTAZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!! continúa porfaaaAAAAAAAAAAAAAA
    ainss que ansia y angustia más grande
    GRACIAS

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