Mi cincuenta cláusulas 107

Julia no tuvo que llevar por muchos días más los guantes terapéuticos, que la privaban de todo tacto con sus dedos y manos. Para cuando fue dada de alta médica, Minerva ya estaba involucrada de nuevo en su trabajo como fotógrafa. Aunque el alta de la magnate, era justificado motivo para tener el día libre y celebrarlo junto a ella. Nada más recibir el alta y desde la misma clínica, a Minerva le fue imposible no comunicar de inmediato a su grupo del wattsap preferido, la noticia. Un breve mensaje- Tenemos dedos jajaja, me mata si lee esto - que corrió cómo la pólvora y fue motivo de sorna durante horas. Obvio, sin ninguna maldad, el grupo de amigos se alegraba cómo la propia Julia, sin desaprovechar la ocasión para la diversión. Las respuestas inmediatas y la guasa contenidas en ellas, provocaron más de una carcajada de Minerva, mientras Julia disfrutaba de las sensaciones del volante de su nuevo Ferrari de edición limitada.

Un verdadero placer, sentir el deslizamiento de este ante cada giro y su vibración, en cada arrancada de velocidad. Placeres de los que había estado privada y placeres, que aún le quedaban por revivir. Uno, su preferido, sentir en sus yemas de los dedos y palma de la mano, la adorada piel de Minerva. Bien valía, dejarlos reír a su costa, si Minerva distraída y en vestido corto, les contestaba mientras ella, dejaba el volante, para buscar su piel.

Tan suave, apetecible y caliente como recordaba, la encontró. Sino estuviese conduciendo, de buena gana hubiese cerrado los ojos, concentrada en el infinito placer de volver a tocarla.

Y Minerva podía estar echando unas risas con su grupo de amigas mediante el móvil, pero las suaves caricias de Julia habían sido por igual, muy extrañadas como para que ahora que las volvía a recibir, pasasen desapercibidas. Suspirando feliz, atrapó con la propia, la mano de Julia en su muslo y entrelazo los dedos con los de ella.

- Hace un excelente día, ¿almorzamos en alguna terraza?- propuso con alegría. El día soleado con Julia libre de trabajo, perfecto para tomar lo que fuese en su compañía disfrutando del sol.

- Uhm- contestó en apenas un murmuro Julia provocando la sonrisa de Minerva. Había añorado tanto su textura, el calor que transmitía y su suavidad, que desde su mismo vientre le brotó una necesidad visceral de volver a poseerla. Minerva hablaba de terrazas y almuerzos, pero ella no daba para más que desear volverla a sentirla entre sus dedos.

- ¿Uhm?- la imitó Minerva notando como la magnate rompía la unión de sus manos y sin dejar de mirar a la carretera, volvía a acariciarle el muslo arrastrando la tela de su vestido con ella- Eh..- miro la caricia que seguía recibiendo e incluso se llamó al orden por sus calientes imaginaciones. Una caricia más pronunciada de lo normal, y ya estaba pensando que Julia buscaba algo más. Pero la mano de ésta, continuaba subiendo por su muslo hacia zonas mucho más íntimas, haciéndola dudar- Julia?- llamo su atención deteniendo el progreso de los dedos de Julia por su ingle. Julia continuó sin contestar y en un rápido movimiento, llego hasta su boca, robandole un beso para nada casual- Joder Julia- exclamó mordiéndose los labios mojados por Julia y dejo libre la mano de ésta. Aunque quisiera, no podía evitarlo. Seria sumisa siempre a esa gris mirada con la que Julia la mirada, más si lo hacía  acompañado de su dominador silencio. El volantazo dado por Julia la asustó y excito a la vez. Julia cogía la primera salida encontrada y tras ello, su mano regresaba directa a su entrepierna- Madre mía- se sujeto al agarra manos del coche y se excito aun más, al darse cuenta que abría las piernas para Julia y sus dedos.

- No puedo esperar más para sentirlo-  dijo Julia atrapando el sexo de Minerva por encima de sus braguitas. Si la piel del muslo acariciado estaba caliente, su sexo era pura lava ardiente.

- Joder...vale cariño, pero detén el coche- pidió Minerva temerosa de la velocidad. Podía ser muy excitante hacerlo con Julia conduciendo, pero las mismas ganas que mostraba Julia por volver a tocarla, tenía ella de sentirla sin necesidad de morbos añadidos. No esperaba contestación, sabía que Julia proseguiría en silencio y se relajo, viendo como Julia buscaba un lugar íntimo- Estamos en un polígono- murmuró encerrando la mano de la magnate entre sus piernas, mientras trataba de ayudarla- Allí- señaló una serie de naves en aparente abandono y Julia aceleró hacia el lugar señalado- Dios- se cubrió el rostro consciente de que estaban en mitad de un polígono con tremendo apretón sexual. Una nueva anécdota que contar entre risas con sus amigas y otra nueva locura que vivir con Julia. Rachearon las ruedas del coche, y ni se entero de como o cuando Julia había abandonado su sexo para activar el freno de mano y abalanzarse hacia ella, besándola- Que me vuelves loca y ya está- dijo para sí y contra los labios de Julia. Sus increíbles ojos grises, destilaban pasión y ante ellos, Minerva se daba sin medirse. Sin necesidad de que la magnate se moviese de su asiento fue ella misma, la que cogió la mano de Julia y la llevo a su sexo, introduciendola en sus braguitas- Te espera como siempre, mojado para ti.

- Minerva

El premio a su descaro fue el suspiro de Julia y su sonrisa. Ahora si, ajustaron asientos y Julia, disfruto de la mejor sensación entre sus dedos, la de Minerva corriéndose en ellos.

Entregadas una a la otra, y bajo su cuerpo, Minerva miro por la ventanilla. La locura las había llevado a un polígono industrial, pero dentro de ese coche, con Julia relajando su respiración a base de besos por su cuello, le hacía sentir en el mismo Ritz.

- Hoy te quiero otro poquito más. Veremos a ver mañana- busco el humor y ganó un pequeño muerdo de Julia en su cuello- Jajaja, ¿puedo contarlo en el whattsapp?

No lo contó al momento y fue a través de esa aplicación que el grupo de amigos quedo para cenar esa misma noche en uno de los restaurantes de moda. Como Julia suponía, tuvo que aceptar alguna que otra broma más, pero supo encajarlas con humor.

Cena distendida compartieron el grupo de amigos y en ella estaban, cuando Fátima se excusó necesitando ir al baño y Julia se ofreció para acompañarla, necesitandolo por igual. En cubículos paralelos, la magnate escuchaba a Fátima hablarle de un nuevo proyecto laboral de Cayetano, pero Julia no podía prestarle toda su atención. Recordando como Fátima en su boda le había hecho partícipe de sus posibles planes de maternidad, la magnate dudaba de como sacarle el tema a relucir. Bien es cierto, que su relación con las amigas de Minerva había ganado mucha confianza, pero continuaba siendo Julia Arango, y su estricta y auto impuesta educación le hacía dudar sobre esa intromisión en la intimidad de la pareja. Por suerte, fue Fátima quien sacaría el tema a relucir ella sola.

Lavándose las manos ambas, curioseo a Julia. En estos días con tantos chistes realizados por todos sobre sus dedos, la magnate le había vuelto a demostrar que se equivoco en sus primeras conjeturas sobre ella y dado que había reaccionado bien a las bromas, quiso hacérselo ver.

- Me volviste a sorprender- le dijo mirándose  a través del espejo del baño- Has demostrado sentido del humor con todo esto de tus dedos- continuó sonriendo y su sonrisa se contagio en Julia.

- ¿Había más opciones?- preguntó la magnate secándose las manos. Hasta ese simple gesto había echado de menos.

- No- le contesto Fátima arrugando los labios. Sin quererlo ni buscarlo, ambas se quedaron calladas mirándose. Fátima pensando en las bromas y en su actual situación que quizás daría para más bromas y Julia, sin aun saber como preguntarle- Puf- terminó por resoplar Fátima- Caye y yo, estamos intentado tener hijos, de hecho llevamos un tiempo haciéndolo. Cuando en tu boda te dije que estábamos pensando en ello, en realidad ya estábamos en ello, pero no lo conseguimos.

- Oh..- exclamó Julia totalmente sorprendida. Rápido busco las manos de Fátima dispuesta a animarla pero ésta prosiguió.

- Hemos estado haciéndonos unas pruebas, y Caye.. Bueno, Caye carece de espermatozoides suficientes para conseguirlo sin ayuda- confesó agradecida por las delicadas caricias de Julia en sus manos, su mirada cálida sobre ella le hizo suspirar.

- Cada vez es más frecuente, solo hay que estimular su creación- dijo sorprendiendo ahora a Fátima, por la seguridad de sus palabras.

- Como..eh..¿como es que sabes de esto?- le preguntó viéndola sonreír.

- Me estuve informando- contestó revisando que justo en ese instante no entrase Minerva- ¿Tomamos un Blody en la barra?- ofreció de excelente humor y encantada con poder hablar de maternidad con Fátima.

- Hecho...así me aconsejas cono tomar las bromas con humor, estoy temiendo contarlo y que Caye se sienta herido.

- Bien- dijo Julia besando sus manos y ambas salieron del baño con rumbo a la barra del Restaurante.

La tardanza de ambas para regresar a la mesa, extrañó a Minerva y fue a buscarlas, aprovechando para ir al baño. Al salir del salón principal, topo con la imagen de ambas, conversando con demasiada confianza. La mano de Julia estaba posada en el muslo de Fátima y ésta, no se mostraba  para nada a disgusto con ese gesto. De hecho se reía ante cada cosa dicha por Julia.

Parada sin dar un paso, quiso reírse de si misma y de los tontos celos que estaba sintiendo. Eran Julia y Fatima, y en verdad debía alegrarse por la aparenta familiar y distensión. Pero entonces Fátima jugo con un mechón del cabello de Julia, haciéndola querer dejar de contemplar esa idílica estampa.