Puede
que su mal presentimiento y temor, la hubiese tenido tan alerta que
cuando se escucharon los primeros crujidos anunciando el alud, tiró
de Minerva buscando un resquicio de roca. Pero el resquicio no fue lo
bastante seguro y la mano de Minerva se soltó de la propia
acompañado de un desgarrador grito de ambas.
Nunca
antes su corazón había latido como lo hizo los segundos que
transcurrieron hasta saberse sepultada en nieve y sin Min. Alteración
que disparó su adrenalina y le dieron el temple necesario para
aguantar la respiración y anteponer los brazos sobre su rostro.
Respirar,
necesitaba continuar respirando, que la nieve no bloquease su boca o
nariz. El nombre de Minerva, su susurro más enamorado, ahora se
rompía en su pecho sin poder salir.
Fue
incontable el tiempo que estuvo esperando a que la nieve se
precipitase en una dolorosa carrera hasta la base de la montaña y
fue agónico el que transcurrió hasta que pudo salir de su propio
enterramiento.
No
importo el frío, ni sus articulaciones crujiendo ante cada avance
hacia la superficie. Importaba conseguir salir y gritar hasta
desgañitarse un "Minerva" ansioso y desesperado.
En
su destierro contó con la suerte de no perder los guantes y cuando
al fin salió de la natural tumba, el blanco polar como manto sobre
toda la montaña, golpeó sus entrañas con insolente fuerza. Nada ni
nadie, sola ante una blancura que se le antojó siniestra.
Arrastrándose
por ese tétrico manto, grito el nombre de Minerva volcándose en
cualquier ruido sin inmediatas respuestas. Fue entonces que cayó en
los arneses de seguridad y la cuerda guía que los unía. Aún seguía
colgando de su arnés y la elasticidad que mostraba, no le dieron la
más mínima esperanza. Aún así, tiró de ella con fuerza esperando
encontrar a Min al otro lado, pero al poco la cuerda cedía sin
Minerva atada a ella.
-
Minerva....Minerva- sin voz, con la garganta dañada por sus
innumerables gritos y un pequeño guante tirado en la nieve- Isaac-
volvió a gritar presa del miedo y el movimiento en un montículo
cercano la hizo deslizarse con todas sus fuerzas hacia él. Sin dejar
de gritar, se dejó las manos retirando nieve y tiró con todo del
abrigo que bajo la nieve diviso. No era Minerva ni el pequeño Isaac,
era uno de los jóvenes del grupo, quien trataba de volver a respirar
con normalidad- Vamos...tienes que ayudarme, no puedo sacarte sola-
le pidió anclándose al suelo haciendo pinza con todo su cuerpo. Al
joven le quedaban las fuerzas suficientes para salir arrastrado por
Julia. Sacado a la superficie, Julia volvió a la tarea urgente de
encontrar a Minerva y en cuanto el joven se recuperó, contó con su
ayuda.
-
El pequeño Julia, tenemos que encontrarlo, su cuerpecito no
aguantará mucho tiempo- la advirtió el joven excavando nieve sin
lógica alguna, guiado por la desesperación. La verdad de sus
palabras fue otro duro golpe para la magnate.
¿Que
hacer? ¿Dejar de buscar a Min para buscar primero al niño? Las
preguntas que las rasgaban por dentro no hallaron respuesta
inmediata. Los minutos seguían pasando y los cuerpos del resto
continuaban enterrados en nieve. Conscientes que sus prendas de
vestir no eran las adecuadas, ambos lucharon como locos por ir
desenterrando al grupo, sin que el niño ni Min fueran hallados.
El
tiempo continuo su carrera agónica hacia la hipotermia, sólo
sofocado por cada nuevo descubrimiento y se cubrió de verde
esperanza cuando hallaron a la madre del pequeño.
-
Mi hijo, Julia...mi hijo- el llanto desgarrador de la madre de Isaac,
arañaba aún más a Julia, colocándola al borde de la
desesperación.
-
Tranquila...tienes que respirar, vamos- le dijo limpiándole la
nariz, aún plagada de nieve. Mientras pensaba en la unión por
cuerda. El niño iba unido a ella y por suerte, su cuerda no estaría
rota como si lo había estado la suya con Minerva. Creyendo en esa
posibilidad, dejó al primer joven calmándola y se limitó a tirar
con todas sus fuerzas de la cuerda guía y rompió a llorar entre
esfuerzos cuando la cuerda quedó tensa, indicando que si continuaba
sujeta a otro cuerpo. Para ese momento Julia contó con más manos
ayudando. De entre el grupo de jóvenes, sólo había uno malherido
por los golpes producidos al caer arrastrados por la nieve. Y entre
varios, consiguieron descubrir el cuerpecito de Isaac. Inconsciente y
prácticamente helado. Ahora los esfuerzos se dirigieron a reanimarlo
como podía. Un nuevo motivo para maldecirse tuvo la magnate. Los
cursos anuales de primeros auxilios contratados por su financiera
para sus empleados, los malditos cursos a los que ella nunca acudía.
Improvisó guiada como desde que se desenterrara de la nieve, por la
desesperación, presionó el pecho de Isaac con una sola mano, y cada
tres, soplaba sobre su nariz y boca. Mal o bien realizado, Isaac
comenzó a toser, regresando a la vida y su madre, arrastrándose
como podía por la nieve llegó hasta él.
-
Esta bien...esta bien, tranquila- corrió a decirle Julia, temiendo
que la mujer pudiera volverse loca. Viéndolos abrazarse, Julia se
dio cuenta que el niño había perdido sus guantes y sin romper el
abrazo de ambos, le colocó los suyos mirando al resto- ¿Cuantos nos
faltan?- alzó la voz, pensando en la necesidad de organizarse ahora
que prácticamente todos, estaban fuera de peligro y un nuevo arañazo
sufrió. Faltaba Minerva.
-
Minerva y el padre del chico- le contestó uno de los jóvenes e
Isaac, más recuperado comenzó a llorar por su padre.
-
Papa...Papá
Antes
había sido el llanto de su madre, ahora era el de Isaac el que
amenazaba con romperla sobre la nieve y sin Min entre sus brazos.
Los
chicos más conscientes y recuperados, se organizaron y comenzaron a
verificar la nieve en línea, mientras los heridos quedaron cubiertos
por los abrigos de los más sanos.
Cuando
ya escuchaban sobre sus cabezas los helicópteros de rescate uno de
los chicos gritó, alertando del punto donde algo había enterrado en
nieve.
Nuevamente
la magnate se dejó las manos, esta vez sin guantes, retirando nieve
y al divisar un chaquetón rosa y blanco, gritó desesperada. Era el
abrigo de Min y hasta él excavo como loca.
-
Minerva...Minerva- su nombre en un arrullo constante y Minerva, que
se convulsionaba volviendo a poder respirar- Minerva- gritó de nueva
Julia, tirando de su abrigo.
-
Ah...mis piernas- gritó por igual Minerva presa del dolor.
-
Vale...vale...tranquila- relajó el agarre mientras los chicos,
descubrían las piernas de Minerva y libres, por fin ambas pudieron
volver a abrazarse- Dios...te tengo, te tengo Minerva- sin saber si
reír o llorar, Julia la abrazaba contra sí con todo, mientras
Minerva lo hacía nublada y sin apenas fuerza.
-
¿Papa?....¿Papá?
Los
gritos de Isaac y de su madre, recordaron a Julia que su inmensa
alegría por haber encontrado a Minerva no estaba completa y gasto
sus últimas fuerzas, en encontrar al padre del chico.
Cuando
los equipos de rescate consiguieron llegar hasta ellos, Minerva
dormitaba dolorida, por un fuerte golpe sufrido en su cabeza y el
grupo que continuaba buscando, localizaban al padre de Isaac.
Julia
y Minerva, no volvieron a poder abrazarse hasta que ambas fueron
subidas a una ambulancia. El abrazo que hablaba por si mismo, de la
profunda necesidad y de la desesperación sufrida, sirvió para que
Minerva viese las manos de Julia asustándose por su aparente mal
estado.
-
Tus manos, Julia...tus manos- le dijo con miedo a tocarlas y
totalmente asustada.
-
Sush...ya estamos bien- le pidió calma Julia, sin querer mirárselas.
Llevaba demasiado tiempo sin sentir nada en ellas.
Buenos días! Bien!! No estan malheridas pero el susto no se lo quita nadie! Ni a nosotras tampoco. Venga va, que se le curen las manos porque sino la gran magnate lo va a pasar fatal.
ResponderEliminarEstoy deseando leer el siguiente.
W
POR FAVOR GEMITO QUERO ELAS BEM COMPLETOOOOOOOOOOOOOOOOO
ResponderEliminarBRIGONINHA
coloca mais um e amanha também aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii gemito por favor
ResponderEliminarbrigoninha
Ufff...Por favor que nervios...casi se masco la tragedia..menos mal que la gran Julia estuvo a la altura...Caprichosa Minerva.....uffff
ResponderEliminarP.D...Queremos a Julia con las manos bien Gemo..son muy importantes..
vamos...vitales..ejemm...jajajaja
Grande tu Gemo....Divina-Wilson