lunes, 14 de abril de 2014

Mi cincuenta cláusulas 104


Puede que su mal presentimiento y temor, la hubiese tenido tan alerta que cuando se escucharon los primeros crujidos anunciando el alud, tiró de Minerva buscando un resquicio de roca. Pero el resquicio no fue lo bastante seguro y la mano de Minerva se soltó de la propia acompañado de un desgarrador grito de ambas.

Nunca antes su corazón había latido como lo hizo los segundos que transcurrieron hasta saberse sepultada en nieve y sin Min. Alteración que disparó su adrenalina y le dieron el temple necesario para aguantar la respiración y anteponer los brazos sobre su rostro.

Respirar, necesitaba continuar respirando, que la nieve no bloquease su boca o nariz. El nombre de Minerva, su susurro más enamorado, ahora se rompía en su pecho sin poder salir.

Fue incontable el tiempo que estuvo esperando a que la nieve se precipitase en una dolorosa carrera hasta la base de la montaña y fue agónico el que transcurrió hasta que pudo salir de su propio enterramiento.

No importo el frío, ni sus articulaciones crujiendo ante cada avance hacia la superficie. Importaba conseguir salir y gritar hasta desgañitarse un "Minerva" ansioso y desesperado.

En su destierro contó con la suerte de no perder los guantes y cuando al fin salió de la natural tumba, el blanco polar como manto sobre toda la montaña, golpeó sus entrañas con insolente fuerza. Nada ni nadie, sola ante una blancura que se le antojó siniestra.

Arrastrándose por ese tétrico manto, grito el nombre de Minerva volcándose en cualquier ruido sin inmediatas respuestas. Fue entonces que cayó en los arneses de seguridad y la cuerda guía que los unía. Aún seguía colgando de su arnés y la elasticidad que mostraba, no le dieron la más mínima esperanza. Aún así, tiró de ella con fuerza esperando encontrar a Min al otro lado, pero al poco la cuerda cedía sin Minerva atada a ella.

- Minerva....Minerva- sin voz, con la garganta dañada por sus innumerables gritos y un pequeño guante tirado en la nieve- Isaac- volvió a gritar presa del miedo y el movimiento en un montículo cercano la hizo deslizarse con todas sus fuerzas hacia él. Sin dejar de gritar, se dejó las manos retirando nieve y tiró con todo del abrigo que bajo la nieve diviso. No era Minerva ni el pequeño Isaac, era uno de los jóvenes del grupo, quien trataba de volver a respirar con normalidad- Vamos...tienes que ayudarme, no puedo sacarte sola- le pidió anclándose al suelo haciendo pinza con todo su cuerpo. Al joven le quedaban las fuerzas suficientes para salir arrastrado por Julia. Sacado a la superficie, Julia volvió a la tarea urgente de encontrar a Minerva y en cuanto el joven se recuperó, contó con su ayuda.

- El pequeño Julia, tenemos que encontrarlo, su cuerpecito no aguantará mucho tiempo- la advirtió el joven excavando nieve sin lógica alguna, guiado por la desesperación. La verdad de sus palabras fue otro duro golpe para la magnate.

¿Que hacer? ¿Dejar de buscar a Min para buscar primero al niño? Las preguntas que las rasgaban por dentro no hallaron respuesta inmediata. Los minutos seguían pasando y los cuerpos del resto continuaban enterrados en nieve. Conscientes que sus prendas de vestir no eran las adecuadas, ambos lucharon como locos por ir desenterrando al grupo, sin que el niño ni Min fueran hallados.

El tiempo continuo su carrera agónica hacia la hipotermia, sólo sofocado por cada nuevo descubrimiento y se cubrió de verde esperanza cuando hallaron a la madre del pequeño.

- Mi hijo, Julia...mi hijo- el llanto desgarrador de la madre de Isaac, arañaba aún más a Julia, colocándola al borde de la desesperación.

- Tranquila...tienes que respirar, vamos- le dijo limpiándole la nariz, aún plagada de nieve. Mientras pensaba en la unión por cuerda. El niño iba unido a ella y por suerte, su cuerda no estaría rota como si lo había estado la suya con Minerva. Creyendo en esa posibilidad, dejó al primer joven calmándola y se limitó a tirar con todas sus fuerzas de la cuerda guía y rompió a llorar entre esfuerzos cuando la cuerda quedó tensa, indicando que si continuaba sujeta a otro cuerpo. Para ese momento Julia contó con más manos ayudando. De entre el grupo de jóvenes, sólo había uno malherido por los golpes producidos al caer arrastrados por la nieve. Y entre varios, consiguieron descubrir el cuerpecito de Isaac. Inconsciente y prácticamente helado. Ahora los esfuerzos se dirigieron a reanimarlo como podía. Un nuevo motivo para maldecirse tuvo la magnate. Los cursos anuales de primeros auxilios contratados por su financiera para sus empleados, los malditos cursos a los que ella nunca acudía. Improvisó guiada como desde que se desenterrara de la nieve, por la desesperación, presionó el pecho de Isaac con una sola mano, y cada tres, soplaba sobre su nariz y boca. Mal o bien realizado, Isaac comenzó a toser, regresando a la vida y su madre, arrastrándose como podía por la nieve llegó hasta él.

- Esta bien...esta bien, tranquila- corrió a decirle Julia, temiendo que la mujer pudiera volverse loca. Viéndolos abrazarse, Julia se dio cuenta que el niño había perdido sus guantes y sin romper el abrazo de ambos, le colocó los suyos mirando al resto- ¿Cuantos nos faltan?- alzó la voz, pensando en la necesidad de organizarse ahora que prácticamente todos, estaban fuera de peligro y un nuevo arañazo sufrió. Faltaba Minerva.

- Minerva y el padre del chico- le contestó uno de los jóvenes e Isaac, más recuperado comenzó a llorar por su padre.

- Papa...Papá

Antes había sido el llanto de su madre, ahora era el de Isaac el que amenazaba con romperla sobre la nieve y sin Min entre sus brazos.

Los chicos más conscientes y recuperados, se organizaron y comenzaron a verificar la nieve en línea, mientras los heridos quedaron cubiertos por los abrigos de los más sanos.

Cuando ya escuchaban sobre sus cabezas los helicópteros de rescate uno de los chicos gritó, alertando del punto donde algo había enterrado en nieve.

Nuevamente la magnate se dejó las manos, esta vez sin guantes, retirando nieve y al divisar un chaquetón rosa y blanco, gritó desesperada. Era el abrigo de Min y hasta él excavo como loca.

- Minerva...Minerva- su nombre en un arrullo constante y Minerva, que se convulsionaba volviendo a poder respirar- Minerva- gritó de nueva Julia, tirando de su abrigo.

- Ah...mis piernas- gritó por igual Minerva presa del dolor.

- Vale...vale...tranquila- relajó el agarre mientras los chicos, descubrían las piernas de Minerva y libres, por fin ambas pudieron volver a abrazarse- Dios...te tengo, te tengo Minerva- sin saber si reír o llorar, Julia la abrazaba contra sí con todo, mientras Minerva lo hacía nublada y sin apenas fuerza.

- ¿Papa?....¿Papá?

Los gritos de Isaac y de su madre, recordaron a Julia que su inmensa alegría por haber encontrado a Minerva no estaba completa y gasto sus últimas fuerzas, en encontrar al padre del chico.

Cuando los equipos de rescate consiguieron llegar hasta ellos, Minerva dormitaba dolorida, por un fuerte golpe sufrido en su cabeza y el grupo que continuaba buscando, localizaban al padre de Isaac.

Julia y Minerva, no volvieron a poder abrazarse hasta que ambas fueron subidas a una ambulancia. El abrazo que hablaba por si mismo, de la profunda necesidad y de la desesperación sufrida, sirvió para que Minerva viese las manos de Julia asustándose por su aparente mal estado.

- Tus manos, Julia...tus manos- le dijo con miedo a tocarlas y totalmente asustada.

- Sush...ya estamos bien- le pidió calma Julia, sin querer mirárselas. Llevaba demasiado tiempo sin sentir nada en ellas.
 
 
 
 

4 comentarios:

  1. Buenos días! Bien!! No estan malheridas pero el susto no se lo quita nadie! Ni a nosotras tampoco. Venga va, que se le curen las manos porque sino la gran magnate lo va a pasar fatal.

    Estoy deseando leer el siguiente.

    W

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  2. POR FAVOR GEMITO QUERO ELAS BEM COMPLETOOOOOOOOOOOOOOOOO
    BRIGONINHA

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  3. coloca mais um e amanha também aiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii gemito por favor
    brigoninha

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  4. Ufff...Por favor que nervios...casi se masco la tragedia..menos mal que la gran Julia estuvo a la altura...Caprichosa Minerva.....uffff

    P.D...Queremos a Julia con las manos bien Gemo..son muy importantes..
    vamos...vitales..ejemm...jajajaja

    Grande tu Gemo....Divina-Wilson

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