Desvíos-Al otro lado (1)

Capítulo 1

Envuelta en placer, cerro los ojos regodeándose en el. Cada átomo de su cuerpo agradecía los cuidados y mimos que estaba recibiendo. Diez días de kilométricos y kilométricos recorridos por aire y tierra. Kilómetros a  los que había que sumar horas y horas en pie, largos almuerzos, tardes interminables y noches de eternas copas. Si recordaba esos frenéticos días, ni siquiera se recordaba callada, pena que para sus cuerdas vocales no hubiese masajista ni baños en chocolate.

Tendida boca abajo, sonrió al sentir los nerviosos movimientos de su acompañante, Patricia era mucho menos dada a largos circuitos de spa, claro que, ella podía dárselos con mucha más asiduidad.

- Uhm...¿no puedes cerrar los ojos y simplemente disfrutarlo?- le preguntó abriendo sus espectaculares ojos verdes y Patricia entrecerró los suyos mirándola, tendida como ella a solo un metro.

- Vivo pegada al móvil prácticamente, mi Manager está manejándome un contrato que sería la leche y hasta que no me diga si o no, no vivo en mi- explicó así sus nervios Patricia, deteniendo con un leve gesto a su masajista. Iba apeteciendo terminar el circuito en un jacuzzi con un gintonic helado. Su compañera, de hermosos ojos repitió gesto, dando por terminados ambos masajes.

- Y tan alta vida espero, que muero porque no muero- prosiguió la dueña de los ojos verdes sonriendo- Prácticamente estoy levitando- se carcajeó girando suavemente su cuerpo en la camilla. Desnuda como estaba, manejo la toalla sobre su cuerpo con exquisita elegancia, ganándose la mirada de uno de los masajistas. Patricia divertida, vio los esfuerzos que el joven hacía intentando no mirar las largas piernas de su acompañante y la miró haciéndola partícipe. Acostumbrada a ser admirada sonrió evitando reír y recogió las piernas más lento de lo normal, divirtiendo a Patricia, quien rió sin disimulo alguno, el chico no sabia donde meterse o lo sabía muy bien, pero estaba fuera de su alcance.

- Malvada- murmuro sabiendo que su amiga la escucharía.

Concluido el masaje abandonaron la satisfactoria pequeña sala para acudir a la zona de agua. Ninguna sustituyó la toalla por el cómodo albornoz ofrecido y copa en mano y bañador puesto, fueron entre risas coquetas directas hacía el jacuzzi.

- La Presidenta en funciones, descubrirá su cuerpo, guardemos un minuto de silencio por el pobre masajista- bromeó  Patricia dejando caer al suelo la sábana que la cubría y la burbujeante agua le dio la bienvenida .

- Muy largo- dijo su acompañante, bajando los pequeños escalones en bañador- de momento, prefiero Consejera....No era más que un niño- prosiguió hablando del joven masajista, una vez tomaba asiento y sí, su garganta reseca por tantas velas aromáticas, agradeció el primer trago de su gintonic- Estoy entrando en esa edad donde mi hijo se hace un hombrecito y comparo aunque no quiera.

- Vale, de un plumazo me has hecho imaginarme a Fer enamorándose de alguien como nosotras y me has cortado todo el rollo-traumatizo la masajista utilizando al hijo de la Consejera.

- No somos tan malas- habló recogiendose la larga melena para después estirar su largo cuello y apoyar su nuca en el respaldo. La temperatura del agua bañó en agradable calor su cuerpo haciéndola cerrar los ojos placenteramente- Esta noche he quedado con Carmen.

- Aprovechando que aún no regresa Francisco, supongo- imitó la postura de la Consejera copa en mano- Está de muerte orgasmica éste Gintonic.

- Carmen está variando su conducta...más inquisitiva...más caprichosa- habló como lo podría hacer consigo misma, en absoluta confianza.

- Te activó las alarmas. Sigues confiando en ella?

- Sí, de saberse lo nuestro ella pierde tanto como yo.

- Puede que haya entrado el amor...no podemos culparla. Esas cosas pasan a diario...oh estamos genial...mantenemos nuestra vida, esa que hemos conseguido sea como queremos, una vida bonita. Y a esa vida le sumamos una porción independiente, morbo, pasión...pero, arriesgas a enamorarte de esa pequeña porción... ¿y entonces qué?

- Entonces se termina. Mi vida ahora mismo es una Noria y antes de arriesgar lo más importante que sigue siendo mi familia, prefiero terminar con mi pequeña porción- confesó en complicidad con Patricia. Quien la miraba interrogante- Carmen me relaja, le da cierto toque morboso a mi carrera en política y me ofrece buen sexo, por mi parte no hay más- trató de explicarse e incluso se irguió cruzando sus largas piernas bajo el agua, pero Patricia continuaba mirándola interrogante- ¿Qué?

- Aún no me lo explicó...a ver..Adoras a Francisco, te encanta la familia que habéis formado y me preguntó...¿Por qué? ¿Por qué serle infiel?

Las preguntas que le había hecho su amiga más intima, se repetían en su cabeza sentada en el taxi que le llevaría a su cita.

En ese taxi, iba la Consejera de Economía y Hacienda de Madrid. Mujer de números apenas llevaba unos años en política. Años que le habían dado la popularidad suficiente, para ir en ese taxi, cubierta por un coqueto sombrero parisino y con grandes gafas de sol. Iba a una cita con su amante y todas las precauciones a tomar, eran pocas.

Decidida a salvaguardar su imagen y en consecuencia a su propia familia, solicito una calle en teoría próxima a su cita. Bajada del taxi y a pie, trato de seguir las instrucciones recibidas por teléfono, pero estaba en un Barrio de Madrid, que desconocía por completo. En dos giros de esquina estaba pérdida.

- Fantástico- se quejó mojándose los labios. Era perfecto tratar de mantenerse en el anonimato y a las primeras de cambio perderse. Hubiera sido mejor contar con Raquel, su fiel y leal conductora. Prefiriendo seguir sin molestar a la chica en su tarde libre después de tantos días trabajando optó por lo más seguro. Escribir rápido un correo a su cita y que ésta le indicase de nuevo.

Con prisas tecleo rápido el asunto: "Ayuda", con más prisa el cuerpo del correo:" no encuentro la calle y voy super justa de tiempo, dime algo, ¿vale? Besazo muy..." Y para finalizar escribió de carrerilla la destinataria de su correo. No muy diestra en el uso de las nuevas tecnologías, desconfiaba de sus dotes y cada día borraba el nombre del correo. Las prisas no le hicieron advertir su error en el nombre de su destinataria. Mirando un escaparate cercano, guardo su móvil sin saber, que su correo provocaba que un móvil en un humilde  piso de Madrid vibrase encima de una pequeña mesita.

Apenas unos minutos mas tarde consultó el móvil esperando que su cita hubiese leído el propio. Inquieta leyó rápido queriendo una por igual, rápida solución y estuvo a punto de la carcajada cuando leyó de corrido: "Te has equivocado de correo, pero dime la calle y te ayudo igualmente, si es Madrid, si no a saber donde te mando jajaja"

- Increíble- murmuro arrugando los labios, podía volver a escribir a su cita o aprovecharse de la simpática MacarenaFW78. Decidida marco reenviar y escribió: "Es Madrid, si. Calle Buitrago de Lozoya. Creo que estoy sufriendo algún trastorno, ¿de verdad me estoy fiando de ti?

Dio a enviar sonriendo por la situación, ella Esther García Paredes, parada en mitad de la calle, intercambiando correos con una desconocida, sobre una dirección para una cita. Tenía su aquel y ahora, prefirió no guardar el móvil y esperar su contestación. Al poco, podía leer una nueva contestación de Macarena: "Fiate de mi, me pateo las calles a diario, sigue mis instrucciones y sobre todo no entres en la calle Tomelloso, a estas horas mucha chusma en busca de algo que les permita pillar fácil. Estas en Avenida Mateo, gira la segunda a..........

- Eres todo un encanto, Macarena- murmuró confiando en sus directrices y caminó hacia su cita, según las mismas.