viernes, 28 de marzo de 2014

Mi cincuenta cláusulas 98


Capítulo 15

Un murmullo lejano le hacía abrir los ojos y desperezarse entre sábanas blancas. Era la voz de Julia conversando en inglés, supuso  que con alguna de sus sedes.

Con los ojos aún cerrados, disfrutó del suave tacto de la seda sobre su cuerpo desnudo y agradeció que Julia hubiese dejado las grandes cristaleras abiertas. Así podía sentir la brisa directa del mar. Sonriendo, por las ligeras agujetas por todo su cuerpo  abrió los ojos y la sonrisa se le ensancho. Otra orquídea que encontraba en la cama, otra orquídea que le hacia patalear, feliz.

- ¡Es la leche!- exclamó ahogando los grititos de felicidad contra la almohada. Desde que se casasen, no había habido un sólo amanecer sin esa bella flor y desde entonces, no lo había hablado con ella. Sabía de sobra, que era cosa de Julia y el silencio sobre la flor que ambas mantenían, la emocionaba.

Todo surgió el mismo día de su boda, que Julia llevase una flor le había sorprendido, hecho que en la celebración comentó a la magnate. En uno de los muchos bailes que fueron  más  abrazos que baile en sí, le confesó su sorpresa.

- No te imaginaba con ramo, flor o similar.

- Uhm- musito Julia besando su cuello- en verdad era para regalártela, pero mi madre y sus exaltaciones acabaron aplastandola.

- Jajaja- rió por la voz infantil con la que Julia le había contado el triste final de la delicada flor- Para la próxima pediré a Leli que contenga sus emociones. Me encantó verte con ella entre las manos. Sabes que me encantan tus manos, mucho más con mi anillo en ellas.

- Oh...eso es altamente posesivo, señora de Arango.

- Lo es, señora de Urrutias.

Así era Julia, bastaba insinuar un gusto, una satisfacción y volcaba sus empeños en que ese gusto, no tuviese fin.

Lo que si iba teniendo fin, era su descanso en la inmensa cama. Aún llevando días en Bora Bora, no se acostumbraba a los magníficos despertares de la Isla. Desayunar a pie de agua, con inmejorables vistas y sin prisas. Contando con la apretada agenda que tenía Julia, el placer aumentaba y los días corrían demasiado deprisa. Ese pensamiento acabo de despertarla necesitando un "buenos días" de la magnate. Pegarse después a ella y desear, que los días frenasen su loca carrera a meta.

Conociendo como iba conociendo a Julia, no sería hasta que ella saliese que no terminaría su vídeo llamada. Así las cosas, cubrió su desnudez con una de las sábanas y ando los escasos metros que la separaban de Julia y del Pacífico. Sólo salir, y Julia ya la miraba indicándole que no se acercase más.

- Celosa- vocalizo sin sonido y la magnate rodó los ojos autosuficiente.

Lo era, si con eso la imagen tan sumamente íntima que mostraba Minerva en esos instantes sólo podía contemplarla ella.

La llegada de Minerva le hizo finalizar la conversación sin perderla de vista. La belleza tan natural de Minerva, aún le sobrecogía. Como si no fuese consciente de ella, Min tomó asiento en una de las sillas, recogiendo los pies bajo su culete. Su hermosa melena caía precipitándose por sus desnudos hombros, su rostro sin ningún rastro de maquillaje mostraba múltiples pecas adornándolo armoniosamente y el conjunto, tenía ese toque aniñado que tanto le gustaba en Minerva.

Su prolongado silencio, inquieto a Minerva, quien la observó cerrar el portátil y girarse hacia ella, apoyando la barbilla en su mano. La inspección Arango, caía sobre ella.

- Alguien dijo, un mundo por tus pensamientos- rompió el silencio ella, sin que los ojos grises de Julia se apartaran un segundo de ella. Tan sobrecogedor y tan excitante a la vez. La forma de mirar de Julia seguía siendo única, podía empequeñecerte en un segundo o elevarte a lo más alto. Para con ella, siempre era la segunda opción y ésta era una de ellas. Pero el silencio era demasiado prolongado y acabó por desesperarse. Por eso rompió su postura y ahora se cruzó de piernas cara a ella- Alguien dijo y Minerva dice, un mundo por oírte- dijo al tiempo que con el pie derecho y haciendo malabarismos buscaba el rostro de la magnate. Julia detuvo su intento con una mínima sonrisa y se quedo el pie como trofeo, provocando que los malabarismos de Minerva ahora, fuesen para que la sabana continuará cubriendo sus intimidades.

- No- murmuro Julia al ver los intentos de Minerva de mantener su sexo cubierto. No había exigencia ninguna en su voz o pose. Había otro algo, que a Min se le antojó  excitante y loco. Desoyendola aprovechó la pequeña distracción de la magnate para retomar él control de su pie. Pie que llegó a la nariz de Julia dándole un pequeño toquecito. Sólo había sido una mínima distracción y Julia volvió a atraparlo para morder su planta.

- Creo- susurró Minerva, adorando la tensión sexual que en segundos ambas creaban- que no hay zona de mi cuerpo que no hayas mordido- prosiguió aventurando que Julia no contrataría a sus palabras y no se equivocó. La magnate continuaba en su sensual silencio. Aquel donde Minerva se sentía totalmente sumisa. Sumisa a su encendida forma de mirarla, sumisa a sus labios besandole el pie, sumisa a sus caricias por esa misma pierna, en definitiva; sumisa al placer Arango.

A Julia no le hizo falta hablar, para bajar por la pierna de Minerva y cerrar los ojos, cuando sus dedos tomaron un pico de la sabana. La deseada piel de Minerva estaba cubierta con ella, bastaba tirar hacia un lado y la tendría para ella. Adelantándose al placer de contemplarla, cerró los ojos queriendo la ardiente sorpresa de verla ante ella totalmente expuesta.

Nuevamente Minerva la adivinó y ella no cerró los ojos. Con ellos miro a un lado y a otro, queriendo confirmar que nadie podría verlas. Imposible si estaban en un Bungalow sobre el agua bastante alejado del resto.

- Minerva- ajena a la inquietud por miradas ajenas de Minerva, Julia abrió los ojos a la vez que la sabana de Minerva, descubriendo su desnudez. Su voz dibujando su nombre, sus ojos dibujando su cuerpo. Para Minerva fue un chispazo muy excitante, la siguiente petición de Julia convirtió el chispazo en una fuente de calor- Ábrete

La sola petición le hizo temblar excitada. Su sexo ya se había mojado para esos grises ojos y su poderosa boca. Pero, y a pesar, de haber comprobado que no había nadie alrededor, estaban en el exterior y eso, la excitaba e intimidaba por igual. No hizo falta pedirle una tregua o un empujoncito a Julia, como tantas veces la magnate intuyó su estado y anclando sus ojos a ella, fueron sus manos las que abrieron los muslos de Minerva.

- Joder, Julia- exclamó sintiendo el paso de aire por su mojado en ganas, sexo. Julia parecía devorarlo con solo sus ojos y eso la mojo aún más.

- Mi dulce fruto- dijo Julia en un hilo minúsculo de voz. No había nada sucio en su forma de mirar el sexo que con ansia ya esperaba de sus caricias. Había una estimulante devoción. Fueron segundos de palpitante necesidad para Minerva a los que la magnate puso fin, incorporándose de su asiento.

Min volvió a mirar inquieta a su alrededor, aventurando los planes de la magnate. Degustar su anhelante sexo, ante impresionante variedad de matices de un intensa luminosidad, exclusiva de la isla tahitiana.

- Ahm...dios- gimió olvidandose de tonos, mar, lago y probables presencias. La boca de Julia ya besaba su húmedo sexo haciéndola retreparse en la silla. La magnate entendió su claudicación al placer y como había besado su sexo, subió por su cuerpo hasta llegar a su boca, donde se unieron sus labios y sus ojos. El chispazo de corriente ahora no sólo atravesó su sexo, los ojos sonrientes de Julia la electrificaron más allá del deseo. Esa era la otra cara de Julia, aquella que era capaz de hacerla abrir su sexo ofreciendoselo y que antes de tomarlo, llegaba hasta su alma para sonreirle un callado te quiero.

Consentida la lujuriosa forma, Julia tomo su sexo dejándola rendida en la silla reclinada. El intenso orgasmo, la dejó pérdida en los infinitos tonos verdes, azules y violeta del mar que rodeaba el bungalow y casi a ojos cerrados, sintió como la sabana volvía a cubrirla y como Julia volvía a su boca.

- Traen el desayuno- la informó Julia besando sus resecos en pasión labios y Minerva no pudo más que echarse a reír.

- Jajaja, bien...necesito reforzarme de minerales y vitaminas. El snorkeling, buceo, las carreras en moto de agua, la lancha, el parsailing y los paseos por la playa, están consumiéndome.

- Oh...no estoy incluida en esa lista, como motivo de desgaste- fingió desilusión la magnate.

- No te engañes, tu eres la mayor fuente de mi desgaste. Sólo estaba tratando de mantener a raya tu ego- rebatió Minerva tomando el rostro de Julia con sus manos. Si existía la felicidad, viviría sin duda en Bora Bora, con Julia Arango.

- Disculpen, su desayuno está listo- el camarero propio del Bungalow avisó tratando de mantener la intimidad de ambas reservada y Minerva tuvo que retener nuevas carcajadas. Julia tomaba asiento con su innata elegancia, como si nada hubiese pasado.

- Eso fue muy creído por tu parte- le dijo Minerva acercando su silla a la mesa donde desayunarían. Totalmente relajada, provoco a la magnate.

- Quise que aún lo fuese más, limpiando mis labios con la servilleta, pero no quise ceder al exceso- contestó Julia sonriendole bastante sobrada pero en total conexión con Minerva. El rostro de Minerva pasaba del estado de sorpresa, indignación y diversión, sin perder la sonrisa.

- Bueno- hilo Minerva acercándose a su oreja- Verte limpiándote la boca de mi, sin duda me hubiera llevado a darte lo que quisieses. Es una pena, que rechazases excederte.

La probable contestación de Julia, fue callada por la disposición en la mesa del desayuno a tomar. Cuando ambas lo degustaban en amena conversación Min recordó que según sus planes, sería el último día para disfrutar del snorkel.

- Te parece que hagamos snorkel ahora y después- sus entusiastas planes fueron callados por un beso de la magnate.

- Dijiste que hoy descansábamos- trató de librarse Julia. Las múltiples actividades organizadas por Minerva la tenían rendida y necesitaba lo que a continuación pidió- Tumbonas, piscina, masajes- hasta fue ella la interrumpida por un beso- Tengo una edad- se quejó infantil, pese a saber que acabaría haciendo lo que Minerva quisiese.

- Para lo que quieres, cariño. Hace poquísimo, muy mayor no es que parecieras. Snorkel y tumbonas con unos cuantos Mai Tai, es mi última oferta....No espera- se incorporó enérgica sorprendiendo a la magnate- Me equivoque- pauso dejando caer la sabana por su cuerpo- Primero, quiero tomarme un Julia Arango.

Incansables e insaciables, apuraron él tiempo queriendo robarle minutos al reloj, evitando el regreso al mundo real, donde no siempre se pueden improvisar planes con Mai Tais de por medio.

Pero el tiempo, no estaba cuantificado por igual para las dos. Julia creía que regresaban a Madrid en dos días, después de pasar diez increíbles días en la Isla y Minerva, contaba con la ventaja de saber, que no era a Madrid donde el avión de Julia las llevaría. En dos días, empezaba su luna de miel soñada, para vivirla con Julia. Nueva Zelanda en una Volkswagen California.
 
 
 



3 comentarios:

  1. amoooooooooooooooooooooo tanto que custo esperar o proximo que poderi aser todos os dias kkkk
    brigoninha

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  2. ......SI YA ERA PERFECTA ESTA DIOSA DEL DESEO....AHORA VA.....NO PODIA SER DE OTRA FORMA...Y LO REMATA CON FLORES..CON ORQUIDEAS....O PODÍAN SER ROSAS ROJAS...O LA MÁS SENCILLA SILVESTRE...QUE MÁS DA...SI LA RENDICIÓN ANTE TAL FORMA DE CONQUISTAR ES TOTAL...SII¡¡¡¡¡

    GRACIAS.......POR ¡¡TANTO¡¡¡

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  3. Ésto no es ni medio normal!!!!!!!!!!!!!!!!! QUÉ GRANDIOSO HACES SENTIR!!!!!!!! son para chillarlas

    graciassss ARTISSTAZAAAAAAAAAAAA

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