Capítulo
15
Un
murmullo lejano le hacía abrir los ojos y desperezarse entre sábanas
blancas. Era la voz de Julia conversando en inglés, supuso que
con alguna de sus sedes.
Con
los ojos aún cerrados, disfrutó del suave tacto de la seda sobre su
cuerpo desnudo y agradeció que Julia hubiese dejado las grandes
cristaleras abiertas. Así podía sentir la brisa directa del mar.
Sonriendo, por las ligeras agujetas por todo su cuerpo abrió
los ojos y la sonrisa se le ensancho. Otra orquídea que encontraba
en la cama, otra orquídea que le hacia patalear, feliz.
-
¡Es la leche!- exclamó ahogando los grititos de felicidad contra la
almohada. Desde que se casasen, no había habido un sólo amanecer
sin esa bella flor y desde entonces, no lo había hablado con ella.
Sabía de sobra, que era cosa de Julia y el silencio sobre la flor
que ambas mantenían, la emocionaba.
Todo
surgió el mismo día de su boda, que Julia llevase una flor le había
sorprendido, hecho que en la celebración comentó a la magnate. En
uno de los muchos bailes que fueron más abrazos que
baile en sí, le confesó su sorpresa.
-
No te imaginaba con ramo, flor o similar.
-
Uhm- musito Julia besando su cuello- en verdad era para regalártela,
pero mi madre y sus exaltaciones acabaron aplastandola.
-
Jajaja- rió por la voz infantil con la que Julia le había contado
el triste final de la delicada flor- Para la próxima pediré a Leli
que contenga sus emociones. Me encantó verte con ella entre las
manos. Sabes que me encantan tus manos, mucho más con mi anillo en
ellas.
-
Oh...eso es altamente posesivo, señora de Arango.
-
Lo es, señora de Urrutias.
Así
era Julia, bastaba insinuar un gusto, una satisfacción y volcaba sus
empeños en que ese gusto, no tuviese fin.
Lo
que si iba teniendo fin, era su descanso en la inmensa cama. Aún
llevando días en Bora Bora, no se acostumbraba a los magníficos
despertares de la Isla. Desayunar a pie de agua, con inmejorables
vistas y sin prisas. Contando con la apretada agenda que tenía
Julia, el placer aumentaba y los días corrían demasiado deprisa.
Ese pensamiento acabo de despertarla necesitando un "buenos
días" de la magnate. Pegarse después a ella y desear, que los
días frenasen su loca carrera a meta.
Conociendo
como iba conociendo a Julia, no sería hasta que ella saliese que no
terminaría su vídeo llamada. Así las cosas, cubrió su desnudez
con una de las sábanas y ando los escasos metros que la separaban de
Julia y del Pacífico. Sólo salir, y Julia ya la miraba indicándole
que no se acercase más.
-
Celosa- vocalizo sin sonido y la magnate rodó los ojos
autosuficiente.
Lo
era, si con eso la imagen tan sumamente íntima que mostraba Minerva
en esos instantes sólo podía contemplarla ella.
La
llegada de Minerva le hizo finalizar la conversación sin perderla de
vista. La belleza tan natural de Minerva, aún le sobrecogía. Como
si no fuese consciente de ella, Min tomó asiento en una de las
sillas, recogiendo los pies bajo su culete. Su hermosa melena caía
precipitándose por sus desnudos hombros, su rostro sin ningún
rastro de maquillaje mostraba múltiples pecas adornándolo
armoniosamente y el conjunto, tenía ese toque aniñado que tanto le
gustaba en Minerva.
Su
prolongado silencio, inquieto a Minerva, quien la observó cerrar el
portátil y girarse hacia ella, apoyando la barbilla en su mano. La
inspección Arango, caía sobre ella.
-
Alguien dijo, un mundo por tus pensamientos- rompió el silencio
ella, sin que los ojos grises de Julia se apartaran un segundo de
ella. Tan sobrecogedor y tan excitante a la vez. La forma de mirar de
Julia seguía siendo única, podía empequeñecerte en un segundo o
elevarte a lo más alto. Para con ella, siempre era la segunda opción
y ésta era una de ellas. Pero el silencio era demasiado prolongado y
acabó por desesperarse. Por eso rompió su postura y ahora se cruzó
de piernas cara a ella- Alguien dijo y Minerva dice, un mundo por
oírte- dijo al tiempo que con el pie derecho y haciendo malabarismos
buscaba el rostro de la magnate. Julia detuvo su intento con una
mínima sonrisa y se quedo el pie como trofeo, provocando que los
malabarismos de Minerva ahora, fuesen para que la sabana continuará
cubriendo sus intimidades.
-
No- murmuro Julia al ver los intentos de Minerva de mantener su sexo
cubierto. No había exigencia ninguna en su voz o pose. Había otro
algo, que a Min se le antojó excitante y loco. Desoyendola
aprovechó la pequeña distracción de la magnate para retomar él
control de su pie. Pie que llegó a la nariz de Julia dándole un
pequeño toquecito. Sólo había sido una mínima distracción y
Julia volvió a atraparlo para morder su planta.
-
Creo- susurró Minerva, adorando la tensión sexual que en segundos
ambas creaban- que no hay zona de mi cuerpo que no hayas mordido-
prosiguió aventurando que Julia no contrataría a sus palabras y no
se equivocó. La magnate continuaba en su sensual silencio. Aquel
donde Minerva se sentía totalmente sumisa. Sumisa a su encendida
forma de mirarla, sumisa a sus labios besandole el pie, sumisa a sus
caricias por esa misma pierna, en definitiva; sumisa al placer
Arango.
A
Julia no le hizo falta hablar, para bajar por la pierna de Minerva y
cerrar los ojos, cuando sus dedos tomaron un pico de la sabana. La
deseada piel de Minerva estaba cubierta con ella, bastaba tirar hacia
un lado y la tendría para ella. Adelantándose al placer de
contemplarla, cerró los ojos queriendo la ardiente sorpresa de verla
ante ella totalmente expuesta.
Nuevamente
Minerva la adivinó y ella no cerró los ojos. Con ellos miro a un
lado y a otro, queriendo confirmar que nadie podría verlas.
Imposible si estaban en un Bungalow sobre el agua bastante alejado
del resto.
-
Minerva- ajena a la inquietud por miradas ajenas de Minerva, Julia
abrió los ojos a la vez que la sabana de Minerva, descubriendo su
desnudez. Su voz dibujando su nombre, sus ojos dibujando su cuerpo.
Para Minerva fue un chispazo muy excitante, la siguiente petición de
Julia convirtió el chispazo en una fuente de calor- Ábrete
La
sola petición le hizo temblar excitada. Su sexo ya se había mojado
para esos grises ojos y su poderosa boca. Pero, y a pesar, de haber
comprobado que no había nadie alrededor, estaban en el exterior y
eso, la excitaba e intimidaba por igual. No hizo falta pedirle una
tregua o un empujoncito a Julia, como tantas veces la magnate intuyó
su estado y anclando sus ojos a ella, fueron sus manos las que
abrieron los muslos de Minerva.
-
Joder, Julia- exclamó sintiendo el paso de aire por su mojado en
ganas, sexo. Julia parecía devorarlo con solo sus ojos y eso la mojo
aún más.
-
Mi dulce fruto- dijo Julia en un hilo minúsculo de voz. No había
nada sucio en su forma de mirar el sexo que con ansia ya esperaba de
sus caricias. Había una estimulante devoción. Fueron segundos de
palpitante necesidad para Minerva a los que la magnate puso fin,
incorporándose de su asiento.
Min
volvió a mirar inquieta a su alrededor, aventurando los planes de la
magnate. Degustar su anhelante sexo, ante impresionante variedad de
matices de un intensa luminosidad, exclusiva de la isla tahitiana.
-
Ahm...dios- gimió olvidandose de tonos, mar, lago y probables
presencias. La boca de Julia ya besaba su húmedo sexo haciéndola
retreparse en la silla. La magnate entendió su claudicación al
placer y como había besado su sexo, subió por su cuerpo hasta
llegar a su boca, donde se unieron sus labios y sus ojos. El chispazo
de corriente ahora no sólo atravesó su sexo, los ojos sonrientes de
Julia la electrificaron más allá del deseo. Esa era la otra cara de
Julia, aquella que era capaz de hacerla abrir su sexo ofreciendoselo
y que antes de tomarlo, llegaba hasta su alma para sonreirle un
callado te quiero.
Consentida
la lujuriosa forma, Julia tomo su sexo dejándola rendida en la silla
reclinada. El intenso orgasmo, la dejó pérdida en los infinitos
tonos verdes, azules y violeta del mar que rodeaba el bungalow y casi
a ojos cerrados, sintió como la sabana volvía a cubrirla y como
Julia volvía a su boca.
-
Traen el desayuno- la informó Julia besando sus resecos en pasión
labios y Minerva no pudo más que echarse a reír.
-
Jajaja, bien...necesito reforzarme de minerales y vitaminas. El
snorkeling, buceo, las carreras en moto de agua, la lancha, el
parsailing y los paseos por la playa, están consumiéndome.
-
Oh...no estoy incluida en esa lista, como motivo de desgaste- fingió
desilusión la magnate.
-
No te engañes, tu eres la mayor fuente de mi desgaste. Sólo estaba
tratando de mantener a raya tu ego- rebatió Minerva tomando el
rostro de Julia con sus manos. Si existía la felicidad, viviría sin
duda en Bora Bora, con Julia Arango.
-
Disculpen, su desayuno está listo- el camarero propio del Bungalow
avisó tratando de mantener la intimidad de ambas reservada y Minerva
tuvo que retener nuevas carcajadas. Julia tomaba asiento con su
innata elegancia, como si nada hubiese pasado.
-
Eso fue muy creído por tu parte- le dijo Minerva acercando su silla
a la mesa donde desayunarían. Totalmente relajada, provoco a la
magnate.
-
Quise que aún lo fuese más, limpiando mis labios con la servilleta,
pero no quise ceder al exceso- contestó Julia sonriendole bastante
sobrada pero en total conexión con Minerva. El rostro de Minerva
pasaba del estado de sorpresa, indignación y diversión, sin perder
la sonrisa.
-
Bueno- hilo Minerva acercándose a su oreja- Verte limpiándote la
boca de mi, sin duda me hubiera llevado a darte lo que quisieses. Es
una pena, que rechazases excederte.
La
probable contestación de Julia, fue callada por la disposición en
la mesa del desayuno a tomar. Cuando ambas lo degustaban en amena
conversación Min recordó que según sus planes, sería el último
día para disfrutar del snorkel.
-
Te parece que hagamos snorkel ahora y después- sus entusiastas
planes fueron callados por un beso de la magnate.
-
Dijiste que hoy descansábamos- trató de librarse Julia. Las
múltiples actividades organizadas por Minerva la tenían rendida y
necesitaba lo que a continuación pidió- Tumbonas, piscina, masajes-
hasta fue ella la interrumpida por un beso- Tengo una edad- se quejó
infantil, pese a saber que acabaría haciendo lo que Minerva
quisiese.
-
Para lo que quieres, cariño. Hace poquísimo, muy mayor no es que
parecieras. Snorkel y tumbonas con unos cuantos Mai Tai, es mi última
oferta....No espera- se incorporó enérgica sorprendiendo a la
magnate- Me equivoque- pauso dejando caer la sabana por su cuerpo-
Primero, quiero tomarme un Julia Arango.
Incansables
e insaciables, apuraron él tiempo queriendo robarle minutos al
reloj, evitando el regreso al mundo real, donde no siempre se pueden
improvisar planes con Mai Tais de por medio.
Pero
el tiempo, no estaba cuantificado por igual para las dos. Julia creía
que regresaban a Madrid en dos días, después de pasar diez
increíbles días en la Isla y Minerva, contaba con la ventaja de
saber, que no era a Madrid donde el avión de Julia las llevaría. En
dos días, empezaba su luna de miel soñada, para vivirla con Julia.
Nueva Zelanda en una Volkswagen California.
amoooooooooooooooooooooo tanto que custo esperar o proximo que poderi aser todos os dias kkkk
ResponderEliminarbrigoninha
......SI YA ERA PERFECTA ESTA DIOSA DEL DESEO....AHORA VA.....NO PODIA SER DE OTRA FORMA...Y LO REMATA CON FLORES..CON ORQUIDEAS....O PODÍAN SER ROSAS ROJAS...O LA MÁS SENCILLA SILVESTRE...QUE MÁS DA...SI LA RENDICIÓN ANTE TAL FORMA DE CONQUISTAR ES TOTAL...SII¡¡¡¡¡
ResponderEliminarGRACIAS.......POR ¡¡TANTO¡¡¡
Ésto no es ni medio normal!!!!!!!!!!!!!!!!! QUÉ GRANDIOSO HACES SENTIR!!!!!!!! son para chillarlas
ResponderEliminargraciassss ARTISSTAZAAAAAAAAAAAA