Mi cincuenta cláusulas 95

La carpa de recepción, las esperaba con todos los invitados sentados entre conversaciones en principio triviales, la majestuosidad de los salones acaparó las primeras de ellas, mientras las novias en la puerta esperaban que el organizador les diera entrada. Subida en la nube más rosa de la mano de la princesa interior de Min, Julia mantenía una sonrisa de lo más boba sin dejar de mirar a la protagonista de su particular cuento, provocando las risas de ésta, nada acostumbrada a esa nueva faceta de la magnate.

- Sabes que ahora si, ¿estará todo el mundo pendiente de nosotras?- preguntó a la magnate aprovechando los últimos momentos de intimidad que tendrían en muchas horas.

- ¿Sabes que estas absolutamente espectacular?- repregunto la magnate tomándola de la cintura.

- Tú también- se dejó tomar Minerva apoyando las manos en el torso de la magnate- Y por mucho que tengas el avión aparcado bien cerquita, hasta mañana no nos vamos. ¿Ese punto lo tenemos claro?- preguntó por preguntar, la sonrisa traviesa de Julia ya le adelantaba su contestación, que jugase con su tiara distraída y sin muchos ánimos de soltarla para entrar al salón central, era confirmación. Pero si Julia estaba subida en una nube super rosa, Minerva estaba en un punto cercano al Zen, donde todo le provocaba ganas de reír feliz y ésta fue una ocasión más- Jajaja, imitándola señora Arango puedo decir, que está usted absolutamente encantadora y que me fascina como ruedas los ojos.

- Oh...es todo un halago viniendo de usted- contestó Julia pausándose justo en ese instante, la sonrisa más que feliz se Minerva esperando contestación fue un pellizquito extra de felicidad- señora de Arango- concluyó orgullosa regodeándose con el nuevo estatus de Minerva.

- Vanidosa eres- exclamó Minerva tomando su rostro para besarla. Un segundo, dos y la risa volvía a ella, la magnate la alzaba al tiempo que las cristaleras se abrían y el salón por entero contemplaba el beso- Jajajaja, entrada triunfal- riéndose continuó Minerva, mientras la magnate contrariada y molesta, por la gratuita demostración, la bajaba de vuelta al suelo- Si nos van a pedir esto a cada rato, no seas gruñona- le pidió ignorando la voz que anunciaba su entrada y Julia sonrió de lado. No hacía falta que nadie le pidiese besar a Minerva y volvió hacerlo arrastrándola hasta el salón.

La inesperada forma de entrar, dejó al Maitre parado con la bandeja dispuesta para el brindis de las novias e hizo que los asistentes se animaran de pronto. Todos, menos uno. El padre de Minerva quien a ojos abiertos, se inclinaba hacia su mujer, para susurrarle una nueva queja.

- ¿Le dijiste a tu hija que tuviese mesura?- dijo entre dientes y la mano de la magnate demasiado próxima al culo de su hija, aumento su molestia.

- ¿A mi hija? ¿Ahora es solo mía?- contestó Adela encantada por el romanticismo que destilaba cada detalle del enlace de su hija. Una mano más abajo que arriba, no contrarrestaba en absoluto su excelente humor- Ay cariño, disfruta de la boda y ya- le pidió sonriendole y bueno, tampoco es que Guillermo no estuviese completamente orgulloso de la boda pero algún que otro de los vítores a la pareja, volvió hacerle apretar dientes.

- Pasemos al baile de las novias de las cinco de la mañana directamente- entre otros, así vocifero Cayetano.

Voces que a pesar de los consabidos nervios llegaban a las novias. Como no, Min reía contra la boca de la magnate, mientras ésta entrecerraba los ojos fingiendo enfado. Pero no engañaba a Minerva. Julia estaba disfrutando de su exhibición y su alto ego posesivo para con ella, también.

- Si a mi princesa interior no le gustase tanto que seas lo justito de posesiva ahora mismo, te bajaba los humos diciéndote que pienso bailar mucho esta noche y que siendo una de las novias, no me faltará caballero presto a satisfacer mis apetencias...ahhh Julia- toda su palabrería terminaba un pequeño muerdo de Julia, que dejándola protestando a su lado, invitaba al Maitre a servir las copas para su primer brindis como casadas- Mi madre me advirtió, nada de muestras afectuosas demasiado explosivas- prosiguió recuperada del muerdo, sonriendo a la galería,  a voz baja y no creyendo en absoluto, que ambas fuesen capaces de tal cosa.

- Oh...trataré de contener mi infinito deseo por usted- contestó Julia tomando su mano y si, rodó los ojos para deleite de Minerva- Aunque no creo pueda ser capaz de conseguirlo.

- Dios...no hagas eso- le pidió Minerva volviendo a olvidar la galería que las miraba todo el tiempo y uno de los camareros llegando hasta ellas y ofreciéndole el micrófono, rompió el hilo íntimo entre ambas, recordándole a Minerva la Galería que continuaba mirándolas- Uff...dios...ahora me puse nerviosa- murmuro sonriendo al máximo en un intento de disimular sus nervios y natural en Julia, acudió a su auxilio posicionándose a su espalda.

- Como en casa, cuando lo ensayamos. Lo harás genial- la animó cariñosa sin evitar besar su despejada nuca y los nuevos vítores, le hicieron sonreír contra esa piel al tiempo que Minerva trataba de aclarar su voz. Nerviosa como estaba, Julia se pego a ella y busco su mano libre con la que entrelazar la propia, infundiéndole su total apoyo- Eres la princesita en el cuento y todos esperan que les digas, lo agradecidas que estamos por contar con su compañía en este día tan importante. Sólo hazlo- terminó por animarla y Min apretó su mano decidiéndose. Sus nervios no estaban provocados por tener que hablar para más de quinientos invitados, que en parte impresión le daba, estaban concentrados en el regalo que en esas palabras realizaría a la magnate. Quien ajena a ese regalo, continuaba a su espalda sin saber lo que venía. Así, tomó el micrófono sin soltar la mano de Julia.

- Buenas noches a todos- comenzó a voz titubeante- para Julia y para mi misma, es un honor y placer, compartir con todos vosotros este especial día- hizo una pausa ante el orgullo de Julia y dio el tiempo necesario para que las luces bajasen y un foco iluminara a las dos- No celebramos sólo nuestro enlace- volvió a apretar con fuerza la mano de la magnate- más allá de casarnos, celebramos habernos encontrado en este camino que llaman vida.

- Te quiero- susurró Julia, totalmente prendada de ella haciéndola sonreír.

- Dicen que de una boda sale otra, y en nuestro caso se cumplió. Hoy hace- se detuvo muchísimo menos nerviosa y micrófono en mano se ladeo hacia la magnate- ¿Cuanto hace cariño?- le pregunto sabiéndola desprevenida y la sonrisa de niña traviesa de Julia hizo reír a los invitados como a ella misma- Bien- fingió seriedad volviendo a mirar al centro- estamos por igual complacidas en compartir con vosotros el primer enfado de casadas- ganó nuevas risas y un nuevo beso en su nuca por parte de la magnate- Sabía que debía llevar recogido, no quería privarla de mi nuca- expuso y todo el salón se contagio de su humor- Conocí a la señora besucona, perdón...quise decir a la señora Arango gracias a la despedida de solteros de Caye y Fátima- pauso dando tiempo para que la pareja se levantará correspondiendo al saludo- Os queremos chicos- los saludo por ambas y le regresaron los nervios, llegaba el gran momento- Pocos desconoceréis lo mucho que me gusta la fotografía, como poco sabréis que creo totalmente en el dicho de; una imagen vale más que mil palabras- nueva pausa para que una gran pantalla bajase del techo- Pues bien, que las imágenes os cuenten como Julia y yo, hemos llegado a este gran día en nuestra vida y de nuevo, gracias por estar aquí con nosotras- se despidió y notó, como ahora era la magnate la que apretaba fuerte su mano mirando la pantalla y las primeras imágenes que en ella aparecían. Siendo su creadora, se permitió cerrar los ojos esperando el suspiro preferido escuchado de Julia, su nombre.

- Minerva- suspiro que brotó instantáneo en la magnate. En la pantalla comenzaban a intercalarse fotos de la niñez de ambas, fotos que Minerva había escondido justo para éste regalo. Cada foto no vista por la magnate era un beso que Minerva recibía y una petición- Esa la quiero...también esa..y esa.

- El video es nuestro, señora lo quiero todo.

Centradas en su propia emoción ambas ignoraron que el micrófono continuaba en la mano de Min y que a través de él, todo el salón estaba al tanto de su conversación. Las risas de los invitados se mezclaba con el dulce pasteleo de las protagonistas y los "Oww"  emocionados de más de uno ante el ambiente romántico que se respiraba.

Video sorpresa para la magnate que lo recibió realmente emocionada y a su fin, una dulce melodía y un nuevo foco, que iluminaba a una mujer sentada al fondo del salón. Reconocidos los primeros acordes, Minerva salto sobre la magnate creyendo que era un nuevo regalo de ésta. Adele, la cantante que sin saberlo había sido su banda sonora en su relación con Julia estaba en el salón de su boda, cantando en directo. Era para comerse a la magnate como estaba haciendo, pero Julia sabía que no era un regalo suyo y cayó pronto en quien era el dueño de ese espectacular regalo.

- Ha sido tu padre, Minerva- la informo bajándola de sus brazos y ambas buscaron con la mirada a Guillermo para agradecérselo. Obvio, Guillermo devolvió con otra sonrisa la de las novias y se hincho gallardo como un pavo.

- ¿Ves? Mi hija sigue siendo mi princesita- murmuro orgulloso a su mujer y ésta, fiel a su estilo, lo devolvió al suelo.

- Pues tú princesita esta bailando con la que ahora es su mujer y ...que bonita pareja hacen, por favor.