Se los comía y es que no podía evitarlo. Dos de sus tres canijos, ya bañaitos con sus "kukis" pijamillas puestos y en la camita. Era inhumano resistirse al placer de morderlos, girarlos, babearlos y seguir mordiendolos. Se lo pedían las mismas entrañas y los gritillos y risas de los niño convertidos en plato gourmet, daban para comerselos aún más.
- Dejarmelos que me los cómo enteritos- pedía al aire subiendose a la litera donde Pedro y Patricia buscaban esconderse sin éxito.
- Mami...jijiji- reia nervioso Pedro, la boca de su madre la sargento llegaba a su barriguilla dispuesta a soplar, morder y por supuesto babear. De nada servía estirar la camiseta del pijama y cubrir con ella la cabeza de su madre, de nada servía. Como tampoco lo hacía que Patri se subiera en la espalda de Mami infringiendo el mismo castigo. Risas y crujimientos de la litera, que no sabemos como aguanta de pie con esos tres luchando encima. Hasta que...
- Amor te toca a ti- la voz de la jueza pedía su siguiente criatura a bañar y los GarWi se desconojaban de su Mami, la misma que sonreía conejilla enamorada.
- Jijiji Mama te va a bañar..- se partía Patricia sobre su espalda.
- Que Mami es muy chica- proseguía Pedro reteniendola contra su barriguita.
- Canijo que te muerdo- amenazaba tarde la sargento. Su boca decía y su boca consumaba.
- Amor vamos ya- exigía la jueza que el nervio-gustillo de su entrepierna comenzaba a desesperarla. Pasa cuando eres madre, no puedes coger a tu mujer donde te venga en gana y/o cuánto quieras. Debes esperar que Pedro deje de ahogarla entre su camiseta y su barriguita. Que Patricia deje de montar su espalda como si fuese un caballo y que Paula, deje de subirse con ellos y los cuatro dejen de sonreirse amorosos. Otro día que acababa para los GarWi.
- Había una vez tres canijos, llamados los GaWi- comenzó a contarles la sargento después del típico- Ya voy- sin ir. Ese que se dice por inercia sin reales intenciones de cumplir- Un día, cuando eran muy pequeños, su Mami la sargento los sentó en frente de ella.
- Jijiji- reían los tres esperando ver por donde salía la loquilla de su madre.
- La sargento les dijo, os he reunido aquí GarWis, para realizar una promesa.
- Jijij- nuevas risillas de sus hijos la hicieron sonreír aún más, conejilla enamorada.
- La promesa fue- pauso buscando misterio olvidando que estaba con sus canijos, tan nerviosillos como ella. Los "que", se multiplicaron por tres mientras uno le tiraba del pelo, la otra de la camiseta y la que quedaba, volvía a montarla- Que no crecerías tan rápido, Jolines- se emocionó tan pronto lo dijo. Era increíble como de rápido lo habían hecho ya y no daba buena espina. De seguro seguirían haciéndolo a ritmo vertiginoso.
- Pues nada cariño cuando quieras- entró la jueza cansada dd esperar, encontrándose la marabunta de cuerpos abrazadillos- Estoy entre regañaros o unirme.
- Jem jem jem, tú no que pesas- a maldad contestó la sargento cubierta por sus GarWi, los mimos que reían viendo a su madre alzar una ceja. Ahora Mama contraatacaria.
- Si? Pues fíjate voy hacer un poco de bici en vez de tu colacao- Ahí es nada, la jueza contraatacaba a lo grande. El sagrado colacao de la sargento en peligro, hasta los GarWi dejaron de reír- Por llamarme gorda.
- Cuanta maldad- se retorcia la sargento sobre sus caminos- Como es así conmigo- exageraba aprovechando para volverselos a comer y las risas regresaban animandola- Pues si no hay colacao no hay
- Orgasmo- interrumpía Paula a grito pelado y las dos Mamis se miraban estupefactas.
- Jijiji era bromita. No se dice orgasmo, ni se habla de él.
Superado el tema "orgasmo" tocaba mandarlos dormir mientras la sargento se duchaba. A esas alturas del partido, ni sargento ni jueza, se acordaban de partido ninguno. Trabajos, canijis, sustos, canijos y a las tantas de la noche, por fin encontrarse a solas. No da el día, para llegar a la noche con ganas de disfrutar un partido así sea de mimos. Da para salir de la ducha como hacia la sargentillo con su pijamilla "aún soy joven", comprado como no, con los puntos regalo del "Women Secret" y mirarse en el espejo poniendo caras. Que ésta tía puede estar la mar de cansada, que para hacer gracias ya sea a ella misma, siempre tiene energías y hasta tiempo. La que no, andaba tan sobrada de energías era la jueza. A esas horas, ni recordaba que hacia vestida con la lencería de matar a su sargento ni con la bata de seda, en vez de con la de felpa que su mujer había recuperado. Así entró al baño, sonrío por las pintas de su mujer, se desnudó medio bostezando y desnuda palmeo el culete de la sargento.
- Estoy muerta, amor...muerta- le dijo marchándose del baño sin ver los ojos abiertos como farolillos en la noche de la sargento. La misma sargento que miraba la puerta por donde había salido el blanquito culito de la jueza y regresaba a su reflejo en el espejo elevando ambas cejas.
- He visto un lindo culito- se decia así misma imitando a Piolín y tardaba, tardaba de más, en darse cuenta de que, o espabilaba o el lindo culito se le dormiria- Me entretengo en las tontas...- reaccionaba y a por su culito que se iba- He visto un lindo culito- volvía a imitar a Piolín entrando en la habitación y en dos como, estaba desnuda y lanzandose a la cama.
- Jajaja, pues ya esta tapadito- reía Maca, cómodamente desde su camita.
- Guish guish...- metiéndose en la cama, imitaba el sonido de un walkie- Sargento, me recibe? El culito ha sido visto por última vez en su cama...Copia sargento?...Copio y me dirijo. A todos los indicativos, a todos los indicativos, soy la Sargento y el culito es mío. Copian indicativos?
- Jajaja, eso es...a todos no me los metas en la cama- encantada y no muerta. Así estaba la jueza acurrucandose en el cuerpecillo de la sargento. Y es que, por muy cansada que estuviese, su cuerpecillo estaba calentito, suave y olía rico ains. Como no apretujarse contra ella como hizo mientras las manos de la sargento reconocían su culito?
- Guish...Indicativos hallado culito y cuidado, me va a llevar un rato el asunto a resolver- continuaba su gracia subiendo el camisón de Maca y el asunto a resolver se ponía calentito.
- Uhm- disfrutaba la jueza sacándose de a una, el camisón- Resuelvalo y la condecoro- pedía mordiendose los labios y Esther buscaba su carilla.
- Hay un caminito, lo sigo?- preguntaba delineando con su dedo el caminito a seguir. Boquita, cuello, pecho, ombligo y empujón que recibía de la magistrado llevándola hasta el "y". Frente a él, proseguía en su imaginario Walkie- A todos los indicativos, la sargento se despide hasta nueva orden.
- Dios si...ahora sólo a mis órdenes.
ahhhhhhhhhhhhhhhhhh não gemo na melhor parteeeeeeeeeeeeeeeee
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ResponderEliminarQue familia de lujazo niña...no sabria con quien quedarme ..jajaja
De lo mejor que has hecho escritora...Divina-Wilson
pero que cosa más grande, me llena tanto que no se decirte con palabras cuanto se siente!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminargracias MIL POR TANTO siempre ARTISSTAZAAAAAAAAAAAAA