Fue
pasada la media noche, cuando en los jardines del Palacio elegido en
Escocia, comenzaban a quedar, apurando los últimos momentos de la
noche, las amistades y familiares más cercanos a la pareja
protagonista del compromiso de ensueño.
Minerva
lo hacía junto a sus inseparables amigas y lo hacían sentadas, por
el martirio estético al que habían sometido a sus pies con
altísimos tacones. Hablando de todo, la joven fotógrafa buscó con
la mirada a Julia, encontrándola conversando con su madre Araceli y
con Hugo. La magnate se veía claramente relajada y en ella pauso su
mirada, provocando los comentarios de sus amigas.
-
¿Y ahora? ¿Tenéis plan?- preguntó Manu despertando el interés de
todas y la risa de Minerva.
-
Jajaja, ¿descansar? Porque yo estoy muerta- les contesto totalmente
ajena a los planes de Julia.
Quien
junto a Araceli y a Hugo, miraban a las chicas mientras conversaban
animados. Aunque para ser realistas, quien acaparaba la conversación
de los tres, era Araceli.
-
No vayas a tardar mucho en regresar a Madrid, que mira que fechas y
aún estas sin vestido para la boda- insistió no queriendo
permanecer en Madrid más que el mínimo tiempo necesario y siendo
conocedora de los inminentes planes de la magnate.
-
Jajaja- rió Hugo de buena gana, obteniendo la mirada sería de la
madre de Julia por sus risas- ¿Es para Julia o para ti?- la abrazó
no queriendo molestarla a pesar de conocerla muy bien.
-
Esta bien, reconozco que necesito la ayuda de mi hija, pero nos está
escuchando y lo mismo se lo cree y todo- mal metió de humor contra
Julia y ésta tomó una pashmina para cubrir los hombros de su madre
del frío que a esas horas comenzaba a ser demasiado húmedo- Es un
amor, no puede evitarlo- prosiguió palmeando las manos de su hija y
miro a Hugo en complicidad, Julia no reaccionaba a ninguno de sus
piques- ¿Estas aquí cariño?- termino por preguntarle y ambos
contemplaron como Julia se apoyaba en la barandilla con la mirada
puesta en Minerva y sus amigas.
-
Es curioso- contestó a su madre tras unos instantes- Victoria
siempre ha estado en los acontecimientos más relevantes de mi vida y
este, que es sin duda el más importante para mi, no está- concluyó
sin esperar un consuelo y tanto su madre como Hugo volvieron a
mirarse.
-
Aún está recuperándose, pero estoy seguro que en el fondo, se
alegra por ti.
-
A su forma, claro- apostilló Araceli provocando la sonrisa de ambos.
-
Bueno- dijo Julia consultando su reloj- va siendo hora de llevarme a
Minerva, la aurora boreal no espera a nadie, ni siquiera a mi.
-
Oh- exclamó Araceli exagerando- puedes denunciarla- rodó los ojos
por la poca vanidad mostrada por su hija y por tan prepotente
comentario, provocando de nuevo, las carcajadas de ambos. Risas que
sabía muy bien como cortar- Iré a por John, seguro le apetece
invitarme a una copa en un lugar más íntimo- dijo y de inmediato
Julia dejó de reír para mirarla con el ceño fruncido- Jajaja,
donde las dan las toman.
-
Cierto- hablo Hugo- Y tú madre Julia, continúa igual de hermosa que
siempre- caballero ofreció su mano a Araceli dispuesto a acompañarla
hacia el interior del Palacio.
-
Gracias querido, tú si sabes apreciarme, no como esta hija mía y
sus celos- prosiguió Araceli aceptando el antebrazo de Hugo- sólo
espero que el vestido de Minerva tenga un escote de morirse.
-
Mientras sea el de Minerva- elevó la voz Julia, viéndolos marchar.
-
Vete haciendo a la idea, eso está muy bien- contestó Araceli
divirtiéndose con Hugo- que soy joven y oye, la madre de Julia
Arango, eso debe valer.
Aún
sonriendo por los piques de su madre, Julia volvió al punto de
partida. Mirar a Minerva quien ahora reaccionó sonriendo y
despidiéndose de sus amigas, creyendo que la hora del descanso había
llegado.
Caminando
hacia ella, Minerva movió las caderas en una clara invitación a
bailar y al llegar hasta Julia, los brazos de esta rodeándola le
recordaron lo cansada que estaba y lo mucho que le apetecía estar
abrazadas hasta que el sueño les llegase.
-
¿Primero bailas y ahora bostezas?- le preguntó Julia estrechándola
contra ella. El cansancio de Minerva era mas que palpable.
-
Estoy cansadisima- contestó colgándose aún más de la magnate. Por
ella fuera, sería el momento perfecto para que Julia la tomase y
así, no tener que caminar más. Pero la magnate tenía otros planes
que le hacían sonreír sobre su cuello- Jajaja, ¿que te pasa?-
preguntó queriendo saber que le hacía sonreír y abrió los ojos,
sintiendo como las manos de la magnate viajaban por su espalda para
terminar muy próximas a su culo. Quizás un último esfuerzo fuese
posible.
-
Uhm...¿muy cansada?- en pregunta respondió Julia. Si cerraba los
ojos ella también se veía durmiendo abrazadas, pero el reloj seguía
marcando minutos.
-
Muuuuuy- exagero Minerva buscando su boca y labios a labios, sonrió
antes de besarla- Marchémonos ya- dijo tirando de una de sus manos y
la magnate se dejó llevar por su ímpetu.
En
apenas unos metros, los padres de Minerva llegaron hasta ellas y
mientras Minerva comentaba con ellos antes de en teoría retirarse,
Julia alzó la mano llamando a Izascu. La joven que se había izado
con el puesto de ayudante personal. Al poco, Izascu llegaba hasta
ellos con una pequeña bandeja de plata y unas antiguas llaves
dispuestas en ella. Guillermo fue ver la bandeja y rodó los ojos.
Algún regalito de la vanidosa Julia sin duda.
-
Tenéis reservada la mejor habitación del Palacio por esta noche y
por los días que queráis- ofreció Julia reteniendo las ganas de
reír por la expresión del rostro de Guillermo mirando la bandeja.
Tan pendiente de él, que no pudo ver como Minerva se soltaba de su
mano no entendiendo el ofrecimiento. La única que miraba las llaves
gratamente sorprendida era Adela, madre de Minerva.
-
Julia es...- dijo sin importarle las caras de su hija y de su marido-
es un detalle- concluyó besando la mejilla de la magnate quien
sonreía a plena sonrisa y lo hacía más, escuchando las
murmuraciones de Guillermo.
-
Por favor...-murmuraciones a las que se unían las preguntas de
Minerva.
-
Eh...pues genial, pero...¿y nosotras? ¿Donde dormimos?
-
No era necesario, Julia. No podemos aceptarlo- habló el orgullo de
Guillermo pese a la regañina visual de su mujer.
-
Un esfuerzo y podréis- insistió Julia sabiéndose ganadora. No
había más que ver la cara de ilusión de Adela y la de Minerva, aún
esperando una respuesta para ella- Tú y yo, nos vamos ya.
El
adónde intuitivo de Minerva, las despedidas a las prisas, el avión
de Julia preparado con el equipaje de ambas y su equipo de
fotografía, no permitió a Minerva bajar de su nube particular. Las
sorpresas con Julia nunca terminaban y la noche de su compromiso, no
fue una excepción.
Sentada
junto a ella, miraba todavía sorprendida la multitud de botones del
cuadro de mandos del avión y con cierto miedo, mientras escuchaba a
Julia pedir permiso para iniciar vuelo, tomó los mandos del copiloto
sonriendo excitada. Era sumamente increíble, comprobar como con
Julia, todo era altamente excitante.
-
Bien...¿esta lista señorita Minerva?- la sobresalto Julia dispuesta
a iniciar vuelo.
-
Si- contestó decidida- no se donde me llevas, pero estoy preparada
para lo que sea.
-
Jajaja- se carcajeo Julia inclinándose para robarle un beso, Minerva
era un auténtico caramelito mostrándose ilusionada- Vamos hacia la
aurora boreal. Tú dijiste tus deseos y yo cumplo los míos,
regalarte las mejores instantáneas del mundo.
En
menos de tres horas, un lujoso cuatro por cuatro las recogía en el
aeropuerto de Ivalo para llevarlas hasta el Hotel Kakslauttanen,
hotel-iglu donde ambas podrían dormirse contemplando la aurora
boreal.
Exhaustas
pero con las energías suficientes que da la ilusión, ambas se
quedaron paradas en mitad de la habitación con la boca abierta. No
faltaba un sólo detalle de confort y el techo totalmente acristalado
permitía disfrutar del estrellado cielo y en consecuencia, de la
aurora boreal.
Julia
suspiró imaginándose tumbada en la aparente cómoda cama y Minerva
sonrió de lado por su la idea que fraguaba su mente. Dispuesta
hacerla realidad, se soltó de Julia para ir al vestidor donde halló
lo que quería. Dos chaquetones polares y dos pares de botas para
caminar por la nieve. Cargada con ellos regresó y no pudo
evitar la risita, al ver a Julia tumbada en la cama.
-
Ah...no- dijo Julia incorporándose adivinando sus intenciones- desde
aquí se ve genial.
-
Yo cumplo los míos- imitó Minerva sus palabras de horas antes en el
avión, tirandole el chaquetón- quiero verte helada en la nieve.
Vamos, la aurora nos espera.
Y
las esperó, la foto de ellas dos heladas abrazadas mientras Minerva
fotografiaba la espectacular aurora boreal, presidiría el mural
improvisado por Minerva en la casa de Julia.
masssssssssssssssss que delicia apareceu araceliiiiiiiiii amo, so gostei de julia lembrar da idiota da victoria,
ResponderEliminar......Cualquier cosa que se pida...con Amor se hace...o no?
ResponderEliminarGRACIAS.....ESCRITORA..