Mi cincuenta cláusulas 77

Sentada junto a ella y sin apenas probar bocado, su princesa interior despertó de golpe y con ella, el deseo más voraz por Julia-cómetela- rugió la princesa e imposible fue, no atender sus deseos.

- Julia- la nombró presa de un verdadero tsunami de deseo. Deseaba los dedos que elegantemente tomaban los cubiertos. Dentro, los quería suyos...lamerlos, morderlos, sentirlos y que concluyeran tomándola. Llenándola bien dentro de ella, sentir su posesión absoluta. Contemplar su ancha mandíbula, sus profundos ojos y sus agrietados labios, no contribuyeron más que a aumentar el salvaje deseo. La culminación a unos días de inmensa conexión.

- ¿Si?- preguntó Julia deteniéndose. Con la boca a medio abrir esperando el bocado que no llegaría, vio los ojos de Minerva brillando de pasión.

- ¿Vajilla de Stravaganza?- preguntó Minerva, abducida por su princesa interior y las inmensas ganas de deleitarse con el sonido de la lujosa vajilla estampándose contra el suelo.

- Decorada con oro y diamantes, solo se hicieron diez ejemplares- contestó Julia, dejando los cubiertos. El dulce rostro de Minerva se transformaba por el deseo. El rubor cubrió sus mejillas y Julia apretó los puños, dejando que fuese ella, la dueña de los "tempos".

- Después los recogeremos- dijo Minerva lanzando la vajilla al suelo. La media sonrisa de Julia le dio el empuje final, para desatarse y subirse a la mesa buscándola. Todos sus movimientos delataban el volcán de deseo en que se había compartido y Julia los apreció contagiándose. Su fruto más apetecible se abría ante ella, tomándole la cara.

- Minerva-la nombró rozando los labios que enseguida aprisionaron los propios. El latigazo de placer y deseo fue tan brutal como Minerva quiso y las pocas piezas de vajilla y cubertería que quedaban en la mesa, cayeron al suelo de un palmetazo. El que dio la magnate, incorporándose de su silla. Se había prometido dejar que Min manejase los "tempos" sensuales entre ambas, pero su beso más que húmedo se lo estaba poniendo difícil.

La magnate ni sabía ni podía saber, que Minerva había desatado a su princesa. Esa que es fiel fanática de la doma que siempre fue Julia. La princesa que provocaba a Minerva hasta el punto de arrancarse la ropa y volver a tomar la cara de Julia, con la respiración totalmente agitada.

- Necesito tenerte de vuelta...que me llenes, que me poseas...que me desgarres...que me folles, Julia- exigió con el pecho hinchado de pasión y la magnate sucumbió a sus deseos.

En nada las ropas de ambas cayeron como la vajilla, dispersas por el suelo y la magnate tiró de los pantalones de Min arrastrando con ellos sus braguitas. En segundos la tenía desnuda sobre la mesa, su fruto más apetecible, su manjar más deseado.

Por segundos se mantuvieron la mirada ardiendo. Min mordiéndose los labios al tiempo que empujaba su cuerpo hacia atrás, Julia con los puños cerrados, delineando hambrienta el deseado cuerpo de Min.

Con el deseo atravesándola por entero, la magnate abrió las piernas de Minerva como si pudieran romperse y Min ayudó disfrutando de los ojos llenos en lujuria de Julia, mirándole su palpitante sexo.

- Dios...hazlo ya- pidió llevando las manos hacia atrás, ofreciéndose a Julia y en nada, sintió la boca de ésta en su sexo, haciéndola encorvar la espalda.

La boca de Julia, su lengua y hasta sus dientes. El placer de volver a tenerla, la hizo agarrarse de su pelo fuerte al tiempo que su sexo palpitaba salvaje en la boca de Julia. Apenas unos instantes y se supo al borde del orgasmo.

- Ven- tiró de su pelo hacia ella, el corazón cambiaba de paso acelerándose aún más. De repente flashes de lo mal pasado en su ausencia se mezclaban con los increíbles momentos vividos sólo hacia horas. La mezcla término por emocionarla al tiempo que Julia subía por su cuerpo cubriéndola con el propio. Su propio sabor en la boca de Julia, aguo sus ojos rompiéndose por la emoción- No vuelvas a irte- dijo rota encerrando el cuerpo de Julia contra el suyo. La provocada unión y los ojos de Julia anclados a los suyos, tensaron su cuerpo alcanzando un emotivo orgasmo- Uhm.

Breve, puede que fugaz, se vació sobre el muslo de Julia que no dejaba de mirarla. La unión de sus cuerpos se estrechó aún más, el corazón de la magnate amenazaba con salírsele por la boca. Bajo ella Minerva y lo que toda ella le gritaba; amor. Del real, del auténtico.

- Minerva- pronunció derritiéndose ante ella. Sin caretas, directo de las entrañas de la implacable financiera. Las lágrimas en los ojos de Minerva iniciaron su viaje a la nada, mientras su princesa interior contemplaba la unión acongojada. Era el momento de anclarla a ella por siempre, conseguir la dual posesión. Por eso despertó a Minerva, exigiendo la conquista absoluta.

Sólo tuvo que atraer la cabeza de Julia hacia ella, centímetros y pudo besarla vaciándose por dentro. Los labios de Julia temblaron continuando el beso.

- Se han detectado restos no identificados en el suelo del salón, ¿activar circuito limpieza?

- Jajaja- rieron boca a boca al unísono ante la interrupción de Elisa, el ordenador central- Desactívala por favor.

- Es muy eficiente- dijo Julia. La interrupción de Elisa, resto la máxima carga emocional del encuentro, permitiendo el regreso de la Julia "juguetona". Las manos dejaron de temblarle y con ellas, comenzó a trazar caricias más provocativas.

- Elisa ponte en espera como una hora- pidió divirtiéndose Minerva.

- ¿Una hora?- preguntó la magnate entrecerrando los ojos. Sus recientes planes necesitaban más de una hora.

- Me espera la pasarela...dios...Julia- gimió sintiendo la mano acaparando su sexo.

- Follame- susurro sonriente Julia, mordiendo el cuello de Minerva.

- Jajaja, mala eres- rió excitada Minerva, sucumbiendo a las caricias de Julia.

- Disculpe, no entendí su petición. ¿Puede repetir?