MarcadaS/Navidad

Hastiada por las largas horas de su declaración ante el Juez, Anna pidió estar sola unos minutos antes de salir y que la prensa se le echase encima.

Con la guarda segura de los gemelos escoltando la puerta, se contempló en el espejo del baño.

- Demasiado altiva- se dijo arrugando sus carnosos labios. El brillo victorioso en sus ojos era demasiado delator. Debía pensar con urgencia en algo triste, cualquier pena pasada, que le ayudara a fingir ser una mujer afligida- La pobre y desvalida esposa de Macarena Wilson.

Convencida del papel a interpretar, cubrió su figura de un aire ausente y triste, para salir del baño y del Juzgado, escoltada por los rubios gemelos, que como ella, caminaban en completa seriedad.

A las afueras del viejo edificio, como imaginaba, la prensa ocupó las escaleras sin dejarla otra  opción que hablar.

- Les pido entiendan lo lamentable que para mi familia es esta injusta situación- con ensayado discurso, omitió las preguntas de los periodistas, alzándose como la absoluta protagonista- Como sabrán he prestado declaración en calidad de testigo y bien lo sabe Dios, he dicho la verdad. Esperando que a la mayor brevedad posible, la injuriosa imputación de mi amada esposa sea revocada, haciendo justicia. Porqué justicia merece una sociedad como Wilson SL. Sociedad que sólo ha mirado por el bien de una comarca y no, por el enriquecimiento propio. Ahora si me disculpan, quisiera pasar estas fechas de recogimiento con mi familia- concluía su discurso Anna y los gemelos le abrían paso hasta el coche que los llevaría de regreso a la Mansión Wilson.

Sentada en el asiento trasero, siempre coqueta, Anna repasaba su maquillaje, sin dejar de observar a los gemelos, que aún continuaban en el papel asumido.

- Chicos- los alentó dejando el pequeño espejo en su bolso.

- Joder...disculpe...ha estado brillante.

- Lo sé- sentenció Anna mirando por la ventanilla. Orgullosa y con raza, cerró los ojos dejándose vencer en el asiento. Después de un día larguísimo defendiendo lo suyo, como buena perra a sus cachorros, tocaba regresar a casa y acunar a los suyos.

La declaración en los Juzgados por la imputación de su esposa Macarena Wilson, fue noticia principal de cada informativo.

La espectacular figura de Anna Esther, sus cuidados y femeninos gestos, su voz y modales fueron contemplados por millones de televidentes. Entre ellos, por la Presidenta de Madrid que ayudando a montar una especial cena de Navidad, se quedaba en silencio contemplando la televisión y a su lado hacía lo propio una jueza de instrucción y una arquitecta.

- Tiene retocados los pómulos- apuntillo la arquitecto, revisando los propios mientras pensaba "Pasan los años Joder"

- Y el pecho- prosiguió la juez anclada a su eterno complejo y duda " Decidido, me opero...pero ains...mis cuatro trastos solos y son días sin poder moverme...el Juzgado y...dios…¿lo hago?"

- Ujum...y debe pasar el día en los rayos uva, no es un moreno natural- concluyó la ronda de críticas la presidenta. Poco dada a juzgar la belleza femenina, en su fondo reconocía la belleza de Anna y la sonrisa medio tonta que mostraba la Inspectora, podría traer jueguecito entre ambas " Es una noche ideal para probar sus reflejos, Inspectora"

Tras ellas, una sargento y una inspectora chocaban sus hombros con la boca abierta. La tal Anna Esther Paredes era de lo más sexy y a cualquiera le sacaba las ganas de ir y consolarla. Pero en vez de admitirlo, sus chicas caían en lo fácil, sacar defectos a la defensiva. Provocando el cuchicheo entre ambas.

- ¿Pero qué dicen? Esa mujer es la mismísima Barbie porno super Star....jem jem jem, ¿que no?- se partía la sargento que ella es muy de reírse de sus propias gracietas sin necesidad de que le acompañen, pero en la Inspectora había hallado una colega de babas por espectaculares mujeres.

- ¿Viste sus ojos? Eso es imposible de operar y como Inspectora del Cuerpo Nacional de Policía, me atrevo a asegurar que esa mujer no miente. Tiene cara de inocente y cuerpo también jajaja.

Risotadas que disimulan como pueden  cuando las tres "criticonas" improvisadas se giran hacia ellas.

- No...que...es que...es que …¿el pan cariño mío eres lo más bonito que hay en mi vida?- avispada donde las haya, la sargento salía al quite con su mujer sonrisa conejilla enamorada hasta los tuétanos y madre de tres canijos apretando un botón.

- Pídeselo a la ...a...- se mordía la lengua la jueza no queriendo decir, lo que al final camuflaba- a esa.

- Jejeje, la mujer preocupada en exceso por su físico, tiende a juzgar y/o compararse con su mismo sexo- intervenía la que hasta ahora, había permanecido callada observando la reacción de unas y otras. No podía ser otra, que la consejera de la Rae, quien pronto atrapaba la atención de todas- Esta tendencia, debido a los nuevos cánones masculinos, esta siendo adoptada por los hombres. Es curioso, cómo en vez de evolucionar y trabajar en mejorar nuestras seguridades, lo que ocurre es que extendemos complejos y rivalidades superficiales que no llevan a nada....Uff que no os importe callarme, siempre hablo de más.

Con las verdades dichas por una boca que aún siendo adulta, mantiene la ingenuidad de un niño, las que se callaron fueron el resto. La arquitecta sonrió a su chica, cargadita de orgullo, la presidenta miró a la suya con una ceja alzada cargándose de un aire muy sensual y la jueza se cruzó de brazos mirando a una inquieta sargento.

- Esther- la llamó queriendo ordenar como buena jueza es.

- Si- contestaron todas las Esther presentes menos la suya.

- Perdón, es que esto de llamarnos todas igual complica la situación...Amor ve a ver a los niños.

Y la sargento que obedece no vaya a quedarse sin postre en Navidad, mientras Anna Esther Paredes, llega a su mansión, la espectacular Villa Paraíso, buque insignia de la Familia Wilson-Paredes...