miércoles, 4 de diciembre de 2013

Mi cincuentas cláusulas 61


John perdió la cuenta de las veces que se sorprendió. El habitual silencio de Julia, no daba para sorprenderse, el camino hasta los coches estuvo callada y en pocas ocasiones sus ojos coincidieron y cuando lo hicieron, en ellos no observo ninguna hostilidad. Si tuviese que definirlos, sería serenos sin duda.

Por igual ocurrió en la casa, fue Araceli quien se la mostró y fue Araceli quien le dio conversación, mientras entre las dos, preparaban una humilde cena. Esto si fue sorpresa, como lo fue presenciar la discusión que la vajilla elegida provoco entre ambas.

- No te regalo las cosas para que las guardes, sino para que las uses- le había dicho Julia a su madre, con una lujosa vajilla en sus manos.

- Cuando yo lo crea conveniente, no cuando tu lo quieras- había defendido Araceli, brazos en jarras.

Una de las sorpresas fue ver a Julia resoplar y dejar la lujosa vajilla sin rechistar, desde luego el punto de la curiosa i latina que formaban, era Araceli. Y a esta sorpresa se le sumo la cena. Unas lentejas en puchero de pueblo, que le hicieron salivar en exceso. Solo olerlas levantaba a un muerto, pero ningún nutricionista, recetaría ese menú para una cena.

- Come como una lima y esto no es el Palace. Aquí se come lo que el huerto da, ya veras que ricas y veras como se las come mi niña.

- Jajaja- imposible para John no reírse. La niña de la que Araceli hablaba, era la mismísima Julia Arango. La mujer que cualquier restaurante de nombre, querría tener sentada en una de sus mesas y él la estaba viendo, sentada a una mesa de cocina a punto de comerse unas lentejas en cristal duralex.

Como llevaba ocurriendo desde que las encontrara, Julia no dijo nada y con sus cuidados modales, comenzó a cenar, en completo silencio. Conforme Araceli lo dejo, pudo examinarla mas íntimamente. El cuerpo de Julia denotaba que el ejercicio físico de gimnasio había disminuido, y como sus ojos, todo su cuerpo mostraba serenidad.

Sintiéndose en confianza y en unas de las treguas ofrecidas por la veloz lengua de Araceli, se atrevió a decir:

- Ni Bahamas, nis spas, la solución era mas fácil, ¿uhm?- preguntó y Julia dejo de mirar su plato para mirarlo y por un momento, los grises ojos de Julia sonrieron. La sonrisa vista en sus ojos, provoco en John ganas de preguntar a Julia tratando de indagar más, pero Araceli se incorporo de la mesa en un ágil movimiento y tanto él como Julia, se incorporaron educados.

- Es la hora, Julia. Casi se nos pasa, corre a por el ordenador- pidió Araceli, tras consultar un viejo reloj y John, volvió a sorprenderse, Julia obedecía a su madre y cuando regresaba, la sorpresa adquiría tintes mayúsculos. Con premura Julia dejaba un portátil en la mesa, lo encendía, abría varias aplicaciones y los tres se sentaban en la mesa, observando mediante la pantalla del portátil, una entrada a una urbanización- Pero- totalmente sorprendido quiso saber, que miraban- ¿Que

- Sush, veamos como llega hoy- lo interrumpió Araceli, con la vista anclada a la pantalla.

A John no le quedo de otra que observar la pantalla como lo hacían Araceli y Julia. La mesa quedo callada como lo hizo la cocina y el silencio, solo fue roto cuando Julia suspiro fuerte al tiempo que un coche, llegaba a la gran verja. El suspiro fue una pista, para que John terminara de hilar pensamientos justo, cuando el coche pasaba y en su conductora, podía reconocer el cabello de Minerva.

- Pero...que....demonios- balbuceo sin que ninguna se diera por enterada. Para John era increíble estar espiando a Minerva, mientras que para ellas, parecía algo de lo mas normal.

- Pon la del ascensor, Julia.

La nueva petición de Araceli, le hizo mirar a una y otra con la boca abierta, era clara intromisión en la intimidad de Minerva y ninguna parecía darse cuenta. Nuevamente Julia obedeció y en pocos minutos, los tres contemplaban a Minerva subida en el ascensor.

- Ay, esta cansada. Es puro nervio esta niña.

- Uhm

Esa fue, la breve conversación entre madre e hija, una vez Minerva salio del ascensor. Ahora no solo sonreían sus ojos, los labios de Julia también lo hacían, apagando el ordenador.

- ¿Estáis espiándola?-pregunto sin poder aguantarse mas y esta vez, Julia no lo miro, se limito a terminar su cena- Esto, mínimo es delito y moralmente

- Jajaja, esto es delito- lo imito Araceli negando con la cabeza- Solo verificamos que esta bien y usamos los medios necesarios para ello.

- Puede llamarlo como quiera, pero es espirar, violar su intimidad.

- Anda ya, si va en el ascensor- Araceli no mostró ninguna reserva moral sobre el espionaje sobre Minerva y con un coqueto gesto, señalo a Julia con la cabeza antes de hablarle- Julia, a dormir. Mañana te esperan en el rió.

Le venía otra sorpresa a John, Julia se incorporo de la mesa obediente, retiro sus cubiertos y le ofreció la mano.

- Que pases buena noche, John

- Si, claro- contesto por inercia estrechándole la mano y sin que pudiera dejar su modo sorpresivo, vio como Julia besaba la cabeza de su madre, dejándolos solos- Vale, estoy alucinado.

- ¿Por que?

- Porque...pues- hizo una pausa John, tratando de recuperarse, pero al final opto por lo rápido- Joder, llevo muchísimos meses en terapia con tu hija y ahora me la encuentro a lo campera, codeándose con leñadores y cenando lentejas mientras espía a Minerva. Normal que alucine, digo yo.

- ¿Y? Mi hija siempre fue una brava norteña, pero en su camino se entrometió una mala víbora.

- Victoria Davo. ¿Que sabemos de ella?

- Ahora cuando se duerma, te cuento.

La conversación sobre Victoria Davo, tardaría un buen rato. Para John no habían acabado las sorpresas, la mayor, fue ver como Araceli fotografiaba a una Julia dormida y como con habilidad, remitía un correo con esa foto.

Correo que atravesaba kilómetros hasta provocar, que Adele se escuchase en un móvil, anunciándose mediante su voz.

De Araceli Arango

Para Minerva de Urrutias

Asunto: Es una gran osa

Archivo adjunto: imagen 142


Correo que en pocos minutos, recibía respuesta.


De Minerva de Urrutias

Para Araceli Arango

Asunto: A la que abrazar todo el tiempo.


Correos antesala de una llamada telefónica entre ambas.

- Min, cariño.

- Buenas noches, Leli.
 
 
 

8 comentarios:



  1. Sin palabras, el mismo texto las expresa todas. Muchas gracias por dedicarnos tus minutos… horas, etc. por escribir estos relatos. Gracias.

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  2. ameiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiicomo sempre gemo linda

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  3. Me tienes tan descolocada como a John. Este nuevo giro que ha dado la historia no me lo esperaba. También quiero saber como han quedado con Victoria Davo.

    Gracias por tu tiempo. Genu.

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  4. espero que julia mande victoria davo pra lua e tenha proibido a entrada dela na sua casa e tb das empresas pq pelo q le victoria so tem 20% das ações portantosem direito a voto e muito menos mandar em algo, e na casa onde tem sua roupas que julia tira do armario elhe mande entregar, livrar sua vida de uma vez de victoria e lutar por minerva e serem felices e uns dias por mes com a sogra minerva adoraria kkk

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  5. .........¿ de Diosa del Deseo....de mujer de hielo ...de MUJER ..que invita a la LOCURA..??...a muñequíta de peluche??...eso es un cambio y lo demás...jejeje....pero lo será de verdad??...Miedo me das Escritora...
    Y esa llamada?...sorpresas nos esperan creo....o no??

    GRACIAS....................por ¡¡tanto¡¡¡

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  6. Como me gusta el personaje de Julia, la evolución que va teniendo en la historia como voy conociendo esos por que de su comportamiento, que mas decirte que me encanta esta historia así que gracias por escribirla
    Saja

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  7. gemooooooooooooooooooooooooooooo cade vc

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