Mi cincuenta cláusulas 65

El genio mostrado en las palabras y la exigencia de Minerva, provoco que Araceli se apartara de John y Julia. Hecho que no paso desapercibido para Julia, ni tampoco para John, quien mirando a Julia, no pudo callarse.

- Sabes que hablan entre ellas- le dijo rodando los ojos. Julia podía estar trabajando duro en ella misma, pero siempre sería Julia Arango y sus misterios. La sonrisa que Julia mostraba viendo a su madre fue tomada como un si- ¿Seguiremos en contacto?

- Si- contesto Julia sin dejar de mirar a su madre- Es hora de regresar a Madrid, John.

- Pues si- desvió su mirada John hacia Araceli como la misma Julia hacia- Creí entender que te sacrificabas, no creyéndote suficientemente buena para ella.

- Y no lo soy, John. Pero puedo intentar serlo- dijo Julia creyendo a fe ciega en sus palabras.

- Bueno, alguien dijo; no lo intentes solo hazlo- sentenció John palmeando su hombro con cariño. Esa grandullona como la llamaba Araceli merecía una nueva oportunidad, sin duda.

Tras lo dicho ambos dejaron de observar a Araceli para despedirse estrechándose las manos. John saludo con el brazo a Araceli y subió al coche marchándose de allí. Julia observo el coche perderse por el camino de arena y regreso la mirada a su madre sonriendo.

Era la hora, de volver a deleitarse escuchando la dulce voz de Minerva. Decidida a ello, avanzo hacia su madre y cuando estuvo a su lado, la abrazo por los hombros arrebatándole el móvil. Con él en su poder, continúo abrazando a su madre, quien movía la cabeza gratamente sorprendida.

- Por lo menos dígame, si Julia piensa regresar algún día a su trabajo- al teléfono Minerva era ajena a todo y continuaba hablando como si nada, flanqueada por sus amigas. Su voz, a pesar de la irascibilidad, para Julia sonaba igual de dulce que siempre.

- Llevaba más de cuatro años sin un descanso superior a tres días, creo que lo merecía, señorita Minerva.

A kilómetros de distancia, Minerva abrió los ojos exageradamente, juraría que era la voz de Julia.

- ¿Julia?- pregunto tras unos segundos de duda sin poder creérselo y de querer saber para sus amigas.

- La misma, señorita Minerva- contesto Julia, regresando al fino y elegante coqueteo innato entre ellas. Pero el coqueteo no fue seguido por Minerva, prefirió cortar la llamada regresando a su modo, Minerva contra el mundo- ¿Minerva?

- Jajaja, te colgó seguro- se divirtió Araceli viendo como Julia miraba el móvil sin reponerse.

En el Club, las amigas de Minerva reían como Araceli, no creyéndose que Minerva cortara la llamada telefónica. Risas que la dura mirada de Minerva sobre ambas, detuvo al instante.

- ¿Que se ha creído? ¿Desaparece y cuando le da la gana regresar se piensa voy a babear por su señorita Minerva?- enrabietada imito a Julia, cruzándose de brazos ante la divertida mirada de sus amigas.

- No se que creerá, pero estoy segura que el señorita Minerva te pone muy- en el ambiente discernido y divertido creado a costa de Minerva, a Marga le fue imposible no bromear- Eh…¿Cómo lo definiría?- pregunto a Manu, guiñándole un ojo en plena conexión.

- ¿Cachonda?- prosiguió la broma Manu, al tiempo que Minerva las miraba abriendo la boca.

- Ja- contesto Minerva y el brillo en sus ojos, demostró a sus amigas, su real estado- Aunque un poco, si.

- Jajaja- rieron al unísono sus amigas. Era demasiado evidente como para que Minerva lo negase.

- Odio que tenga ese poder en mi libido- confeso mintiendo un poquito Minerva. Dentro de ella, su princesa interior peleaba por regresar a la nube que Julia guía y mece.

- Dios- exclamo cerrando los ojos Marga- Eso justamente quiero yo. Alguien capaz de hacerme perder el norte, que en cualquier parte, un frío edificio, una cafetería, una cama, donde sea. Me vuelva loca con solo oírlo y que mi mano baje sin vergüenza, dándome a el, para después sacarla mojada de sus ganas- confeso abriendo los ojos y carraspeo al ver a Min y Manu, con la boca abierta y toda su atención en ella- Jajaja, con la tontería me puse cachonda.

- Jajaja, pues nada. Solo falto yo- dijo entre risas Manu, golpeando a Minerva, al tiempo que el móvil de ésta sonaba por Adele- Cogéselo y no seas pava- aconsejo a Min, dándole el empujoncito necesario.

- ¿Si?- contesto a la llamada Minerva, pidiendo silencio a sus amigas.

- Niña- hablo Araceli, decepcionando a Minerva- Has hecho muy bien, tu dura con mi grandullona, ¿eh?

- Pero, ¿se enfado?- pregunto con cierto temor Minerva, dejando que en su voz se escuchara la decepción.

- Naa…se fue a preparar las maletas, Julia regresa a Madrid- ¿Min?- ahora era Araceli la que se cercioraba de que Minerva, había vuelto a colgar el teléfono.

Histérica, nerviosa, cachonada y hasta enfadada, Minerva corto la llamada para incorporarse de la silla, sin saber que hacer.

- ¿Qué paso ahora?- pregunto Manu viéndola inmensamente nerviosa.

- Julia regresa- contesto en un murmuro Minerva, provocando que sus dos amigas se incorporasen como ella.

- Genial, ocupemos el centro de belleza- propuso Marga, teniendo que guiar los pasos de una abducida Minerva.

Julia regresaba a Madrid y con ella, regresaba la princesa interior de Minerva y su eterna devoción por la dueña de la mirada gris, más seductora.