jueves, 12 de diciembre de 2013

Mi cincuenta cláusulas 63


El nuevo puesto en Vanity Fair, incluía más tiempo libre para Minerva. Tiempo, que volcó en conseguir participar en algunas de las más nombradas revistas de moda.

Sin Julia en Madrid, el tiempo necesitaba ser llenado por trabajo, amigos y familia. Los días se convirtieron en vertiginosos para Minerva y nació en ella, una ansiedad hiperactiva de hacer mil cosas y ocuparse en otras mil más.

Tanta era la necesidad de mantenerse a flote pese a ser una sombra vagando en pena, que acabo complaciendo a su padre, cooperando en su sociedad.

Nada no era bastante, para intentar sobrellevar la lejanía de Julia y no ayudaba, que las personas que más en contra habían estado de su relación con Julia, se la pasarán nombrándola o dándole consejos.

Un ejemplo fue su mismo padre. Emocionado le había hecho acudir a su despacho, para comentarle el proyecto recibido desde la sociedad de Julia. Conocerlo, a Minerva le supuso un impacto sobrecogedor, Julia trataba de corregir todo lo negativo, aunque ella no se lo hubiese pedido.

- La idea es realmente buena y positiva. Adquiría empresas en concurso de acreedores para reconvertirlas en corporativas- le explico su Padre sin ocultar su entusiasmo. En definitiva, Julia Arango contaba con el, y su caballero interior subía a varias millas como su mismo ego- Sería prestataria de los trabajadores, ahora dueños. ¿Te das cuenta de lo que significa Minerva?

- Por supuesto. Me doy cuenta que perdería dinero, ¿y cuanto tiempo podría soportarlo?

- Pero cariño quédate con el gesto altruista de Julia.

- Claro, Papa. Me voy a quedar siempre con lo que vosotras digáis o veáis bien. No me enamoré de Julia de Calcuta, que es en lo que unos y otros la estáis convirtiendo. Me enamoré de Julia Arango, aquella que es capaz de ser temida por los principales dirigentes políticos, aquella que usaba un globito y adquiría lo que le viniese en gana en ese momento, aquella que entraba en cualquier sala y la sala se ponía a sus pies. Esa es Julia Arango y por muy pedante que sea, es la mujer que yo quiero.

- Dijiste tenía problemas y los esta solucionando. Entiendo que estés echándola de menos pero hija mía, lo hace por ti.

- ¿Acaso yo se lo pedí?

- Tenía problemas

- De afectividad y sociabilidad... déjalo. Parece que nadie me entiende y la señora Arango mucho menos.

Tal fue el genio con el que hablo, que el bueno de Guillermo se cuidó muy mucho de no sacar más el tema Julia Arango.

Manuela, su más íntima y allegada amiga, también expiró sus culpas.

- Yo estoy con tu padre. Julia está trabajando duro en sus déficits, no deberías enfadarte sino alegrarte-le había dicho Manu en uno de sus cafés compartidos. Otra que creía tener el don de la verdad absoluta, cayendo en el error de no entender a Minerva. Quien no quería palmaditas en el pecho y si buscaba, alguien a quien gritarle lo mucho que echaba de menos a Julia. A Julia y a sus déficits.

- ¿Que déficits Manu? Porque que yo sepa, conmigo sólo tuvo uno y fue su manía de poseerme como si fuese su juguete. Y Joder, ¿es que no entendéis que no pasó nada entre nosotras para que se largase así? Le pedí que se fuera del restaurante en un ataque tonto de enfado, no que se fuese de mi vida como hizo. ¿Lo tengo que gritar?- con Manuela explotó entre lágrimas y aunque Manu trató de consolarla, el único consuelo eran las breves conversaciones con Araceli y los largos abrazos con su madre.

- Los jóvenes de hoy en día hacéis maravillas con los móviles, no puede ser tan difícil dar con su ubicación. Una vez conseguida podríamos ir. Minerva, yo prefiero acompañarte y que no vayas sola- ese había sido el ofrecimiento de su madre. La única que entendía el enorme enfado de Minerva respecto a Julia. Conociendo a su hija y habiendo comprobado el carácter de Julia, la buena mujer prefería acompañarla a ese imaginario encuentro y que carajo, robarle un poco protagonismo a esa Leli, su consuegra.

- No me da la gana ir a su encuentro. Vendrá, de eso estoy segura y que se prepare a escucharme.

- Ains, ven aquí cariño.

Más lágrimas esta vez bajo el manto calmado de los brazos de Mama, menos mal que en la vida de Minerva, había quien sí le hacía reír y esa no podía ser otra que Marga.

- Tengo la solución, Min. Envíale la segunda parte de "Cincuenta sombras de Grey".

- Jajaja, va apañada si cree que se lo voy a poner tan fácil como Anastasia.

- No me puedes gustar más, Anastasia- imitaba Marga a él señor Grey y la risa de Minerva era un premio conseguido. Pero Minerva estaba en plena fase de cuanto más te echo de menos más me enfado y después de las risas:

- No te muerdas los labios, Minerva. Vas a ver tu, quien va a morder a quien, cuando le de la gana de volver.

Ahora la carcajada era al unísono de Manu y Marga, en otro café cualquiera en el Club Social de la lujosa urbanización de los padres  de las tres amigas-mosqueteras. Carcajadas cortadas en seco, cuando hasta la mesa llegaba la odiosa Victoria Davo.

- Querida, esperaba encontrarte de cualquier forma, menos riéndote. Diles a este par que nos dejen a solas, necesito hablar contigo Minerva.
 
 
 

3 comentarios:

  1. gemo n deixe hein q minerva lhe mande a merda e n escute

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  2. espero que julia saiba q victoria esta tentando prejudicar minerva e que minerva seja inteligente e não cai na de victoria pq isso é so tentativa de molestar minerva pq ja viu q perdeu julia ai adora isso gemo

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  3. ........Estoy con Minerva ahora...sii...es verdad que quizás sea por ese echar de menos a quien ¡¡tanto¡¡ la vuelve loca..seguro lo es¡¡¡¡ pero sea como sea...tiene razón...tampoco hay que querer cambiar a la gente de esa forma...puede que muchos fuesen sus fallos..y algunos puede desde luego corregirlo...es normal...pero también es verdad...que ella se enamoro de esa Julia que era...esa que pisa fuerte por la VIDA esa que que a pesar de serlo le entrego su corazón...entonces??...

    GRACIAS..............

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