miércoles, 27 de noviembre de 2013

Tú rota y yo...(Minirelato, 2ª parte)


Mi nombre en su boca, mi nombre en mi propio oído retumbando un gemido. El que broto de mi, cuando su mano traspaso mi falda. Calientes y ansiosas, sus caricias me quemaban. Acostumbrada a callar ante ella, retuve los gemidos que su calor y aroma sacaban de mi. Días de penitencia, días de amarla en la oscuridad y ahora, en un momento, mi mejor fantasía estallaba en mi cara.

- María

Su forma de nombrarme amenazaba mis ganas. No busco mi boca y no busque la suya.

Si sus labios llegan a los míos, me echare a llorar irremediablemente. He deseado tanto esto, que no puedo más que cerrar mis dedos sobre su mano, buscando no caerme. Pero no soy la única que busca ese objetivo, Ruth aprieta mi muslo creando en mi, una electrizante sensación de dolor y placer.

Frágil, como una estatua de cristal fino, así me encuentro. Su aliento alterado quema mi cuello y alimenta mis ganas. Una caricia más, un centímetro menos, y no podré esconder mis inmensas ansias de y por ella.

Frágil, porque no habrá caparazón que me proteja, porque aún sin ella sentirlo, toda yo le estoy mostrando cuanto y como, necesito de este momento entre ambas.

- María- vuelve a nombrarme y las costuras de mi falda se pegan a sus pitillos de cuero y hasta deben dolerle, como me duelen a mi los besos que comienza a dejar en mi cuello.

Tomadas por las manos, el agarre se cierra. Son las puertas del abismo las que se abren delante nuestra y la aprieto contra mi. Quiero saltar. Joder. Quiero hacerlo, la quiero mía esta noche y mañana. Mañana el sol saldrá, despejado o con nubes, pero saldrá y seguiré ahí, acompañándola en su duelo, rompiendo sus silencios y soñando con un mañana nuestro.

Ruth responde abriendo su boca sobre mi cuello y entonces- Uhm- gimo en alto. Tan alto que vuelve a nombrarme- María- y lo hace a voz temblorosa. Ha visto el abismo como yo- Dime que saltamos o salta conmigo- Quiero decirle pero callo, ayudándola para terminar sentada en la encimera con ella entre mis piernas. "Si supieras las veces que imagine tenerte así".

Mi muslo sufre la ausencia de su mano, vilmente sustituida por el frío mármol, y un escalofrío me hace abrazarme a ella. Tiembla como yo y su aliento me llega como su respiración, alterado y subo mi cuello, porque si me mira, vera mis ojos inundados de lágrimas, que ya no puedo evitar.

-No- le digo en alto temblando como ella y no, no llores. Tú no. Por favor, tú no. Pido y no se a quien, sólo se que la abrazo dejándome todo lo que soy en ese abrazo y no puedo, no me deja mirar al techo y nuestros ojos igual de mojados se cruzan y se enredan, usando ese lenguaje íntimo y secreto forjado entre dos. Porque somos dos, ¿verdad? Aunque me deje el alma en conseguirlo, ahora mismo seremos dos.

Me desgarro como el frágil cristal que soy, porque sus ojos dudando, sus ojos sufriendo, son la piedrecitas que me rajan en múltiples heridas. Sólo estamos sintiendo, no puede ser malo sentir.

Con absoluta devoción agarro su cara entre mis manos, porque ahí la quiero. Enredada a mi, pegada a mi, sintiendo por mi. "Si estas viva, sientes y si sientes, más viva me haces sentir"

Mis dedos gordos acuden a limpiar sus lágrimas, que hoy son más mías. Porque Miriam sigue en ellas, pero me deja paso y temblando y suspirando y llorando, mis labios ahora si, buscan los suyos y los encuentran.

Rotos, así los quiero. Quiero que me los rompa a mordidas, verificando así, que ella y yo, seguimos aquí, respirando, sintiendo y queriendo. Aunque eso nos rompa a ambas. Porque rotas quedamos cuando Miriam nos dejó.

- Uhm- gimo cuando mi boca se inunda de su sabor y ya no callo. Porque sus lágrimas, las que a través de besos, me bebo, me lo dicen. Es a mi a quien besa y no a su recuerdo. Por eso, me desato de las cadenas miedosas que por tanto tiempo me han atado, para agarrarla fuerte como fuerte la beso.

Que así sabe lo que con miedo empieza, a lágrimas y deseo mezclados con nuestra saliva.

Se de su dolor, se cuanto debe dolerle volver a desear, volver a mojarse, volver a sentir. Pero ya empezó nuestro momento y el miedo, el miedo no me va a someter más.

Volviéndome adicta al sabor de su boca, no suelto su cara, para decirle- Llévame a la cama- y ni respirar la dejo. Fundo mis labios en los suyos, poseo su boca con mi lengua, sin controlar los movimientos ansiosos que mi cuerpo realiza desatada de cualquier miedo. Su vientre acoge mis ganas y sus manos acogen mi culo.

"Si supieras, que así mismo te imaginé. Fuerte, pasional y decidida"

Y ahí, cuando mis piernas la encierran, cuando el agarre es necesario para no caer en el giro de nuestros cuerpos, sus ojos vuelven a mirarme, medio cerrados, enrojecidos y mojados, es ahí cuando mi llanto se rompe cara a cara, porque lo que tanto temí no se da, no me pide auxilio, ni esconde su deseo, lo deja brotar y la lucha que en ellos veo, nos declara vencedoras.

- Ruth.

En medio del llanto, camino de mi habitación, me cobijo en ella, para renacer las dos.
 
 
 

3 comentarios:

  1. Ese es el punto exacto cuando no le encuentro sentido.

    Cari.

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  2. mareeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
    artisssstza
    sin palabras me dejaste

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  3. .......Es fascinante¡¡¡¡
    GRACIAS........

    p.d. En cuanto me sea posible diré más...absolutamente desgarrador a la vez que muy muy intenso y mucho más...mucho más que decir...Lo haré...

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