Mi
nombre en su boca, mi nombre en mi propio oído retumbando un gemido.
El que broto de mi, cuando su mano traspaso mi falda. Calientes y
ansiosas, sus caricias me quemaban. Acostumbrada a callar ante ella,
retuve los gemidos que su calor y aroma sacaban de mi. Días de
penitencia, días de amarla en la oscuridad y ahora, en un momento,
mi mejor fantasía estallaba en mi cara.
-
María
Su
forma de nombrarme amenazaba mis ganas. No busco mi boca y no busque
la suya.
Si
sus labios llegan a los míos, me echare a llorar irremediablemente.
He deseado tanto esto, que no puedo más que cerrar mis dedos sobre
su mano, buscando no caerme. Pero no soy la única que busca ese
objetivo, Ruth aprieta mi muslo creando en mi, una electrizante
sensación de dolor y placer.
Frágil,
como una estatua de cristal fino, así me encuentro. Su aliento
alterado quema mi cuello y alimenta mis ganas. Una caricia más, un
centímetro menos, y no podré esconder mis inmensas ansias de y por
ella.
Frágil,
porque no habrá caparazón que me proteja, porque aún sin ella
sentirlo, toda yo le estoy mostrando cuanto y como, necesito de este
momento entre ambas.
-
María- vuelve a nombrarme y las costuras de mi falda se pegan a sus
pitillos de cuero y hasta deben dolerle, como me duelen a mi los
besos que comienza a dejar en mi cuello.
Tomadas
por las manos, el agarre se cierra. Son las puertas del abismo las
que se abren delante nuestra y la aprieto contra mi. Quiero saltar.
Joder. Quiero hacerlo, la quiero mía esta noche y mañana. Mañana
el sol saldrá, despejado o con nubes, pero saldrá y seguiré ahí,
acompañándola en su duelo, rompiendo sus silencios y soñando con
un mañana nuestro.
Ruth
responde abriendo su boca sobre mi cuello y entonces- Uhm- gimo en
alto. Tan alto que vuelve a nombrarme- María- y lo hace a voz
temblorosa. Ha visto el abismo como yo- Dime que saltamos o salta
conmigo- Quiero decirle pero callo, ayudándola para terminar sentada
en la encimera con ella entre mis piernas. "Si supieras las
veces que imagine tenerte así".
Mi
muslo sufre la ausencia de su mano, vilmente sustituida por el frío
mármol, y un escalofrío me hace abrazarme a ella. Tiembla como yo y
su aliento me llega como su respiración, alterado y subo mi cuello,
porque si me mira, vera mis ojos inundados de lágrimas, que ya no
puedo evitar.
-No-
le digo en alto temblando como ella y no, no llores. Tú no. Por
favor, tú no. Pido y no se a quien, sólo se que la abrazo dejándome
todo lo que soy en ese abrazo y no puedo, no me deja mirar al techo y
nuestros ojos igual de mojados se cruzan y se enredan, usando ese
lenguaje íntimo y secreto forjado entre dos. Porque somos dos,
¿verdad? Aunque me deje el alma en conseguirlo, ahora mismo seremos
dos.
Me
desgarro como el frágil cristal que soy, porque sus ojos dudando,
sus ojos sufriendo, son la piedrecitas que me rajan en múltiples
heridas. Sólo estamos sintiendo, no puede ser malo sentir.
Con
absoluta devoción agarro su cara entre mis manos, porque ahí la
quiero. Enredada a mi, pegada a mi, sintiendo por mi. "Si estas
viva, sientes y si sientes, más viva me haces sentir"
Mis
dedos gordos acuden a limpiar sus lágrimas, que hoy son más mías.
Porque Miriam sigue en ellas, pero me deja paso y temblando y
suspirando y llorando, mis labios ahora si, buscan los suyos y los
encuentran.
Rotos,
así los quiero. Quiero que me los rompa a mordidas, verificando así,
que ella y yo, seguimos aquí, respirando, sintiendo y queriendo.
Aunque eso nos rompa a ambas. Porque rotas quedamos cuando Miriam nos
dejó.
-
Uhm- gimo cuando mi boca se inunda de su sabor y ya no callo. Porque
sus lágrimas, las que a través de besos, me bebo, me lo dicen. Es a
mi a quien besa y no a su recuerdo. Por eso, me desato de las cadenas
miedosas que por tanto tiempo me han atado, para agarrarla fuerte
como fuerte la beso.
Que
así sabe lo que con miedo empieza, a lágrimas y deseo mezclados con
nuestra saliva.
Se
de su dolor, se cuanto debe dolerle volver a desear, volver a
mojarse, volver a sentir. Pero ya empezó nuestro momento y el miedo,
el miedo no me va a someter más.
Volviéndome
adicta al sabor de su boca, no suelto su cara, para decirle- Llévame
a la cama- y ni respirar la dejo. Fundo mis labios en los suyos,
poseo su boca con mi lengua, sin controlar los movimientos ansiosos
que mi cuerpo realiza desatada de cualquier miedo. Su vientre acoge
mis ganas y sus manos acogen mi culo.
"Si
supieras, que así mismo te imaginé. Fuerte, pasional y decidida"
Y
ahí, cuando mis piernas la encierran, cuando el agarre es necesario
para no caer en el giro de nuestros cuerpos, sus ojos vuelven a
mirarme, medio cerrados, enrojecidos y mojados, es ahí cuando mi
llanto se rompe cara a cara, porque lo que tanto temí no se da, no
me pide auxilio, ni esconde su deseo, lo deja brotar y la lucha que
en ellos veo, nos declara vencedoras.
-
Ruth.
En
medio del llanto, camino de mi habitación, me cobijo en ella, para
renacer las dos.
Ese es el punto exacto cuando no le encuentro sentido.
ResponderEliminarCari.
mareeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarartisssstza
sin palabras me dejaste
.......Es fascinante¡¡¡¡
ResponderEliminarGRACIAS........
p.d. En cuanto me sea posible diré más...absolutamente desgarrador a la vez que muy muy intenso y mucho más...mucho más que decir...Lo haré...