Dos
días después, la esperada boda de Fátima y Cayetano, llegaba. El
día sonreía a los novios, con un espectacular sol en todo lo alto.
Sin temer que la lluvia apareciese, con una temperatura inmejorable
para una boda de mañana y con todos los asistentes ultimando sus
cuidados atuendos.
En
casa de los padres de Minerva, padre e hijo, esperaban a que Adela
bajase. Nicolás miraba con disimulo a su padre y al final, no
aguantaba las ganas de preguntarle.
-
¿Vais a estar mucho más tiempo enfadados?- terminó por
preguntarle. Desde la apoteósica cena con Julia Arango, sus padres
no se dirigían la palabras. A pesar de que Minerva, hubiese
intercedido entre ambos.
-
Mejor se lo preguntas a tu madre- le contestó Guillermo, con el
mismo semblante serio de los últimos días.
-
Pues vaya plan- se quejó Nicolás sin disimulo.
-
¿Has hablado con Minerva hoy?- preguntó Guillermo, verdaderamente
preocupado. Para su hija, hoy no sería el día que había soñado.
-
No me digas que ahora te importa tu hija, no lo pareció en la cena-
les interrumpió Adela, con la primera de muchas puyas.
-
Sólo respondí a su ataque, ¿cuantas veces más debo decirlo?
-
No me hagas reír, Guillermo. Si Julia fuese un hombre, te la
hubieses pasado felicitándola. Pero claro como es mujer y os patea a
muchos, pues nada a amargarle la cena a tu hija.
-
¿Podéis parar? No creo que ayudéis a Min con esa actitud.
Ayuda
para Minerva solicitaba su hermano, pero era difícil ayudar a quien
parada frente al espejo, contemplaba su imagen, inerte. Es un vestido
strapless con escote corazón de talle drapeado y falda con caída
natural y abertura lateral hasta la mitad del muslo.
Como
siempre, la voz de Adele se escuchaba en todo su ático, intentando
llenar su soledad. Soledad, que le hacía cerrar los ojos y abrirlos,
deseando que al hacerlo, Julia estuviese tras ella con las
manos en los bolsillos- Estas absolutamente hermosa, Minerva- que su
aliento acariciase su cuello, descubierto por una trenza lateral que
acaba en un recogido suave en la nuca. Sonreirle complacida mediante
el espejo y dar el paso atrás, que le permitiera sentir el calor de
su cuerpo, el beso en su cuello y su mano, desfilando hacia su
vientre-Julia- tan real, tan necesitado, que si pudiese, se habría
quedado enganchada a esa sensación. Pero el timbre le hacía dejar
las ensoñaciones, para suspirar fuerte reteniendo las ganas de
llorar. Julia no estaba tras ella y tampoco, detrás de la puerta.
Recogiendo
la falda de su vestido, avanzó hacia la puerta y abrió a Mauro. Los
halagos instantáneos de Mauro, era como si no llegasen a ella, como
si en verdad estuviese viendo a Mauro desde otra perspectiva y sus
halagos fuesen para otra mujer. Pero eran para ella y Mauro, terminó
preocupándose por su silencio.
-
¿Min?
-
Lo siento- se disculpó abrazándose a él. Había imaginado el día
de la boda de Fátima muchísimas veces, y en ninguna de esas veces,
se había imaginado tan triste como al final, este gran día se
sentía.
Mauro
no preguntó más, estaba al tanto del último regalo de Julia a
Minerva y su carta de despedida. No era el día para ahondar más en
la precipitada separación de ambas y gasto sus esfuerzos en animar a
Minerva.
-
Cojo mi bolso y la cámara, y nos vamos- le informó Min soltándose
de su abrazo.
No
podía culpar a ninguno de sus amigos, ellos no habían hecho más
que comportarse como lo que eran, amigos protegiéndola de la dura
apariencia de Julia. Era ella, la que no debía haber dejado que sus
comentarios le influenciaran.
Quiso
creer en los ánimos de Mauro pensando en Fátima y su gran día,
pero la cámara que ese día llevaba era el último regalo de Julia.
La rabia que sentía al no poder haber hablado con ella, mezclada con
la añoranza, le hizo taconear corajuda y tomarla contra Mauro.
-
¿Así se comporta una maltratadora posesiva? ¿Así Mauro?- le
preguntaba mostrándole la carísima cámara de fotos- Se ha
ido...¿Uhm? Se ha ido, Mauro....sin dejarme hablar con ella, sin
poder decirle nada, absolutamente nada.
El
llanto inevitable llegaba y nuevamente los brazos de un Mauro
arrepentido la consolaban.
A
pocos kilómetros de ese ático, Julia bajaba en el ascensor, con la
vista anclada al piso. De repente, le importaba muy poco los índices
bursátiles que mostraban las sofisticadas paredes, sólo quería
salir de Madrid, alejarse de la tentación constante de romper su
palabra y buscar a Minerva.
Cuando
llegó al sótano, su equipaje estaba dispuesto en el maletero y Lola
esperaba junto a la puerta. Su móvil vibrando, le hizo resoplar
malhumorada y entrando al coche, contestó sabiendo quien era y que
gritaría.
-
Y una mierda, Julia. No te creas que voy aceptar semejante trato. ¿Me
escuchas?
-
Es imposible no oírte con esos gritos, Victoria.
-
No es mi culpa, que seas una tarada, que por celos seas capaz de
perder los papeles y violarla en un jardín, yo no provoque aquello,
Julia.
-
Contra mi puedes continuar blasmefando y conspirando. Me basta con
que a ella la dejes en paz.
-
No lo haré, Julia.
-
Lo harás, ambas lo sabemos.
-
Tan fácil que la niñata te cogió asco, Mar me lo puso más
difícil, sin duda te quería más y mira que es difícil quererte.
-
Cuelgue- interrumpió Lola atreviéndose. Demasiados años conociendo
a la arpía que es Victoria Davo, para guardar silencio- Mandela a la
mierda, a veces hay que dejar de ser señora y esta es una buena
ocasión. Hágame caso.
-
Victoria, vete a la mierda- hizo caso Julia a Lola y el grito
histérico de Victoria no pudo ser escuchado más que por el personal
de su casa. Julia colgó y mirando a Lola, río de buena gana-
Jajaja, que se joda, Joder.
-
Eso es. Que se joda jajaja. Bien, ¿vamos con su madre?
-
Antes pasa por la Iglesia.
Lola
obedeció y el primer destino fue la Iglesia, donde el novio
Cayetano, abría las puertas del coche que llevaba a Fátima junto a
su padre. Flanqueado por su madre, Cayetano vestía un clásico
smoking y tanto Lola como Julia, pudieron apreciar la enorme sonrisa
que el muchacho mostró, al abrir el coche a una espectacular novia.
Con ella fuera y mientras se saludaban, para Julia e incluso para
Lola, el vestido de la novia fue lo menos contemplado. A ojos de la
primera, una dama de honor ultrajaba a la novia, robandole el
protagonismo.
-
Esta absolutamente hermosa- susurro Julia, como Minerva lo había
soñado. Unos segundos más y saldría del coche dispuesta a correr
hacia ella. Por eso ordenó a Lola marchar de allí- Vámonos, Lola.
El
coche emprendió la marcha, sin que Julia pudiera retirar la vista de
Minerva, agachada arreglando la cola de la novia. Asumido por
completo su roll de dama de honor, Minerva sonreía como si nada
pasase, todo por su amiga y su gran día. Pero Manu diviso el coche y
distinguió a Julia en el.
-
Min- llamó a Minerva, haciendo que se girase y lo hizo, justo cuando
el coche pasaba de largo.
Los
ojos de la pasajera buscaron los de la dama y por igual hicieron los
de la dama. Enredos visuales de segundos, que a amabas encoge por
igual.
-
Julia
Pero
Julia esta decidida, Minerva merece algo mejor que ella y esa es la
mayor lección aprendida, en eso que llaman amor. Desear para la
otra, lo mejor. Aunque duela tanto, que el alma se sienta
desgarrada.
ainnnnnsssss qué llorera...llega hasta lo más dentro cada palabra...
ResponderEliminargraciasss por regalar TANNNTO
artissstaza, como tú, nadie
En casi todas las historias que has escrito alguno de los trozos me hace vivir la trama en primera persona. Este de hoy es uno de ellos. Es especial, me ha llegado. Ya lo he dicho, pero no me importa repetirme, me encanta la historia y la forma de contarla.
ResponderEliminarGracias. Genu.
Sigo sin entenderlo, me cuesta mucho entender que la gente no hable entre sí, que prefieran actuar bajo su responsabilidad sin medir las consecuencias, siempre he creído que en una paraje el dialogo es fundamental y aunque el mayor sacrificio del mundo sea dejar ir a la persona que amas, entiendo que cuando el amor es correspondido, por la parte que no ha podido hablar es caer en los infiernos, si es muy honorable por parte de Julia dejar libre a Minerva, pero, ¿acaso se lo ha pedido esta?, porque se deja influir por los demás y sin embargo por la persona que la ama, no lo hace. La prueba, lola (mándela a la mierda) porque en su subconsciente creo que es lo que ha deseado toda su vida, pero necesitaba ese empujoncito, lo hace siguiendo las directrices de su conductora, que creó que se ha ganado el puesto de confidente. Si el mundo de la emociones de Julia es muy complejo, pero donde queda la VALENTIA “Unos segundos más y saldría del coche dispuesta a correr hacia ella” esa explosión me gustaría ver en ella, ahora también entiendo que no es el momento, en la Iglesia y en la boda de la amiga de Minerva.
ResponderEliminarJulia desde mi punto de vista necesita sicoanalizarse para valorar la carencia de sentimientos que ha estado rodeada toda su vida y valorar, si prefiere una cuenta corriente o la felicidad al lado de la mujer que ama. El primer pasó esta dado, Adiós Victoria. Falta el segundo y un tercero, etc. Y sí la excepcional escritora quiere SER FELICES.
gemo por favor que julia acabe com victoria que exclua definitivo da sua vida, eurgente e que minerva va atras de julia e a surpreende, e antes lola bem q podia encontrar minerva n,conto contigo acabe com victoria odeio ela
ResponderEliminarLa Diosa Julia es mortal...y como mortal tiene sentimientos y se enamoro de la dulce Minerva...y Minerva despues de todo nunca conocio a una mujer como Julia...y yo personalmente espero que estas dos mujeres se queden juntas...No importa el pasado...las dos han cambiado...
ResponderEliminarEs hora que sean felices y que se amen como quieran....
Yo espero un final feliz Gemo..pero yo soy Divina-Wilson....Esperare..
No repito que me gusta muchisimo este realato Gemo..¿Para que?...
Divina-Wilson
.......... Esas oportunidades que da la VIDA...esas que pueden hacer que encontremos lo que hasta ahora no se consiguió.....Julia espero lo luche.
ResponderEliminarGRACIAS...............
No puedes hacerlo mejor Escritora.......Y me uno ..como no...a lo que dice Divina...Ni una palabra quito...Es así¡¡¡¡¡¡