Sexo, sexo...sexo

Esta semana por dos comentarios recibidos por distintas vías, me he comido el tarro. Jaja si, parece que no, pero oye a veces me siento a lo indio y digo "enga" examinemos que está pasando.

Sabéis soy una aficionada a esto de escribir, la suerte de un aficionado es que es completamente libre para escribir aquello que quiere cuando quiere. Sin plazos ni estilos impuestos a seguir. Suelo escribir en Drive y a veces, tengo hasta tres trozos de diferentes historias a medias. Todo surge natural y según mi estado de humor.

Pero, a lo que iba. Esta semana esos dos comentarios me catalogaban en...sexo, sexo y sexo. Para mi no es ofensivo, he de confesar que me resulta mucho más fácil e intuitivo escribir un relato erótico que uno romántico. Juas, sólo escribir romántico me ha electrificado los rizos.

Examinando porque se me cataloga así, repase mis historias y llegue a una primera conclusión.

El aficionado a escribir, utiliza en exceso recursos personales y puede que ahí este la clave. Pensando en ello, me vi hace muchos años, en una habitación a oscuras, donde varias personas deberíamos dormir pero no lo hacíamos hablando. Tumbada en una litera, de los que me rodeaban sólo me había dado tiempo a conocer a la mitad, el resto eran sólo voces. Pasemos toda la noche hablando escudados en esa oscuridad. Brotaron secretos de almohada, pasiones rotas, un cúmulo de historias personales y yo, ahí subida en una litera en completa oscuridad me enamoré de una voz.

Me puso muchísimo la voz de una chica, me atrajo como nunca antes nada me había atraído y no sabía de quien era, sólo que era chica.

A la mañana siguiente, un espejo me hizo cruzarme con los ojos de la dueña de esa voz, lo supe cuando parada en la puerta del baño, ella se maquillaba los ojos hasta que me vio por el espejo y me dijo- Buenos días, morena- me tembló hasta el último pelillo, porque ante mi estaba la dueña de la voz de la que me había enamorado sólo escuchándola.

Esa chica me hubiese gustado, con gafas o sin ellas, con dientes grandes o pequeños, más gordita o más flaquita, porque la atracción ya había brotado de una forma brutal sólo por su voz.

Hoy día, es impensable, y malo será el día que llegue, que no este frente a ella, escuchándola hablarme de familia, hipotecas, intereses y que no desee sus labios.

¿Sólo frívolo y carnal? Quizás debería haber respondido a sus buenos días, preguntándole por si había leído a Kafka, pero es que su voz, su secreto y sobre todo, la naturalidad con lo que lo contó, su forma de dar los detalles o su forma de reírse, me dijo más, que conocer su lectura preferida.

Es obvio que alguien como yo, que siempre ha vivido relaciones donde la atracción física ha surgido desde el principio y no mediante interminables tardes de cafés, correos o chats, escriba sobre ello. Porque al Olmo peras no le pidas.

Como aficionada creo que hay muchas formas de componer una pareja, una es aquella que hoy día es muy recurrida, hablar por mucho tiempo, conocerse y acomodar el sexo a los sentimientos y hay otra, la que yo suelo usar en mis historias, donde los sentimientos llegan con la atracción o se acomodan a ella.

Y llego mi segunda conclusión, ¿si una pareja con una gran y necesaria atracción física se la cataloga de frívola y carnal, como se cataloga aquella que no la tiene? ¿Compañeras? Uh...el tema se me puede ir de las manos y profundizar con ello, en el mito de que las camas de las lesbianas están muertas.

No hubo conclusión en la que debería ser la segunda...porque nuevas preguntas llegaron a mi...¿si el deseo no brota al inicio después puede llegar con la misma fuerza? No lo he vivido, así que no puedo opinar. 

 

Sólo se lo obvio ,una pareja debe contener muchas cosas, y una de ellas es la pasión, no cabe duda. Y no creo que pueda haber pasión si una de las partes, abre la boca y sube el pan. Porque una de las suertes de ser mujer es que contamos con un sexto sentido, la intuición.

Desgranado esto, me quedé pensando, el sexo sigue dando miedo o más bien, la pasión. Aquella que puede cambiar tu vida y no siempre para bien. Pero esto último, lo dejo para otro día. No puede ser tanta charla al aire.