Desvíos "Escondidas" 13

La mañana se abría paso y llegaba con el dulce aroma a hogar que debe llevar un domingo. La casa de la Presidenta, olía a tostadas despertando la feroz hambre de todo adolescente. Adormilados, los hijos de Esther abandonan sus habitaciones encontrándose en el pasillo.

- Tostadas- decía Fer agarrando cariñoso a su hermana por los hombros- Que hambre.

- Tiene que ser Raquel- proseguía Sara dejándose abrazar y así bajaban las escaleras.

La opción de cocinera mañanera de domingo, para ambos hermanos era la misma, Raquel. Pero los cantes que ya escuchaban desde la cocina, les hacía reír divertidos ante su error.

- Cocinera, cocinera, prepara con esmero un desayuno pa la familia, que la Presi te ha dejado de ama de su cocina...cocinera...jem jem jem, venid aquí pollicos, mirar que desayuno os he preparado.

- ¿Pollicos?- se adentraba en la cocina Fernando, con la barriga sonándole de pura hambre.

- Pollicos, no ves. Ven aquí y bésame- pedía en todo su papel de gallina clueca, Erika. Encantada de recibir mimos desde buena mañana. Y para mimos está Fer, el más mimoso de esa familia.

A Fer le seguía Sara, que antes de escuchar a Erika llamarla cualquier cosa, se colgó de ella. Porque aún sin reconocerlo, las horas sin Mamá ya pesan.

- Ayyy, vuelven para comer, así que no me lloriqueéis- les dijo Erika, notando la añoranza de ambos- lo que me hace pensar, molaría una barbacoa hoy, ¿no?

Pasada la añoranza, los adolescentes pasaron a degustar su desayuno, mientras Eri subía a por los dos que faltaban.

Erika puede ser despistada y mimosa con las mujeres, pero esta enamorada y como a quien ama, también tiene ovarios, que duelen cuando contempla a Raquel terminar de peinar a Pedro, entre juegos y besos.

- Mm...Pedro yo creo que eres el niño que mejor huele.

- Y el más guapo, seeh. Lo dice Tía E....Tita- se percataba Pedro de la presencia de su Tía en la puerta. Pero su Tía no reaccionaba, pérdida en la hermosa imagen de ambos.

- Cari de mis entrañas arañaitas de tanto que te extrañe- declara Eri cuando consigue espabilar, avanzando hacia ellos y Pedro se tapa la boca, que su Tita parece emocionada y cuando su Tita se emociona, es dosis extra de besos y arrumacos- y cosita guapa de mi locura más absoluta.

- Jajaja ay dios mío. Como amanecimos.

Besos y arrumacos, que todo domingo mañanero debe llevar, para llamarse domingo y no son menos, las amantes escondidas.

Más que satisfecha la necesidad de tomarse una y otra vez, la mañana las invitaba a desayunar al sol. Desayuno que degustaron sin las prisas habituales, pudiendo conversar y saborear dos tazas de café a placer.

El planing estaba claro para la Inspectora. Tras el desayuno, vendría regalito para la Presidenta y tras dárselo, tomar el sol apoyada en su vientre, mientras la Presidenta, de seguro, devoraría el libro regalo de esa mañana.

Necesitaba esconderse con ella como habían hecho y ahora necesitaba mimar a la mujer que habita en la guerrera política. Pero la mujer que es Esther, no es arisca para mimar, pero si suele ser difícil de sorprender.

- Te iba a pedir la prensa, pero- hablo Esther reteniendo la sonrisa que le causaba romperle la sorpresa- seguro me gusta más, lo que tienes guardado.

- Hay que- se detuvo Maca, viéndola sonreír tras su manido bufido- ¿Cómo sabes que no son unos zapatos?

- Jajaja, cariño no se como decirte esto....eres muy metódica, tocaba libro.  Y me muero por saber cual me has traído- elevó coqueta las cejas y dio un sorbo al café, dejando la taza en alto. Gestos, que hicieron que Maca acercara sus sillas.

- Eres sexy hasta para llamarme metódica- módulo su voz la Inspectora, consiguiendo un tono bobo que consensuó apoyándose en la mesa.

- Es tu predisposición al vicio, me restas mérito- contestó encantada por el divertido pasteleo.

- Y hasta para contestarme- jugó con los ojos regresando a sus quince años.

- Jajaja, he proseguido tu afirmación.

- Y hasta para verborrear...ays- suspiró perdidita como si la Presidenta fuese la mismísima Samantha Fox de sus quince primaveras.

- Dame un beso- exigió buscando que los labios de ambas quedasen a milímetros y de un plumazo gitano, la inspectora regreso a su edad real.

- Y hasta para pedirme besos.

Besos que se piden y dan, rejuveneciendo almas. El tonteo no debería tener edad, pero los quehaceres diarios, aunque ninguna quiera, le restan protagonismo.

Pero es domingo, están escondidas y no hay motivos, para que no sea protagonista. En la perfecta conexión que da el amor, entre tonteos prepararon donde tumbarse cara al sol y con la Presidenta semitumbada y Maca tumbada con la cabeza apoyada en su vientre, Esther rompía el papel de su esperado libro.

- Las andanzas de Kip Pavarti- leyó el título totalmente complacida.

- Merezco premiazo, no sabes la que puedo armar para atinar con el libro- pidió a ojos cerrados. Con el sol tostándolas y apoyada en ella, ahora no pediría más deseo que continuar así.

-  ¿Cómo sabes que atinaste?- le preguntó Esther, acariciándole la nariz.

- Cuenta la historia de dos mujeres con una vida muy diferente. Una se está convirtiendo en una puta amargada por demonios del pasado y otra vive en plena lucha dentro de su partido. Un correo enviado por error las une provocando que, camino de casa, tomen un desvío juntas. Desvío que al final, se convierte en camino principal.

- Jajaja, muy bonito. Pero nada que ver con este libro.

- Que el otro no lo habían publicado y elegí este. Países exóticos, un viaje y aventuras. ¿Qué me dices?

- Me gustó eso que dijiste de camino principal.

Camino que en un par de horas, harían hacia su casa, donde lo primero que encontraron fue el coche de Natalia, preocupando a ambas.