Los
rayos de sol, iluminando su habitación, eran tan iguales a los de
cualquier mañana, que no presagiaban que el día fuese a ser
diferente al anterior.
Medio
dormida, Minerva ronroneo en la cama y como siempre, lo primero que
hizo fue buscar su móvil en la mesita. El no hallarlo, le recordó
el genio con el que lo había roto.
-
Bárbaro, Minerva- se regaño, aunque en el fondo, no estaba mal
pasar un rato más del teléfono y de todo aquella persona que
estuviese tras el.
Hundida
en el desánimo, tardó en dejar la cama y cuando lo hizo, dedicó
parte de su mañana a repasar reportajes de sociedad de diferentes
revistas. No abrió su correo, buscando mantenerse alejada de todo
contacto personal y no se preocupó de su aspecto, hasta que su madre
la descubrió.
-
Minerva, por dios- se escandalizó su madre al encontrarla en pijama,
despeinada y con un aspecto en general muy dejado- No contestabas al
teléfono y entre con mis llaves- se explicaba mirando sorprendida el
tazón de leche con cacao en exceso que Minerva bebía, sin prestarle
atención.
-
Haber llamado al de casa, aunque tampoco lo hubiese cogido, la
verdad.
-
Minerva- le avisó su madre. Conociéndola sabía que su hija debía
estar en uno de esos días "Minerva contra el mundo", pero
aún así, no le iba a consentir faltas de respeto.
-
Lo siento, Mamá. Pero no estoy para nadie hoy- se disculpó sincera,
provocando un suspiro de su madre.
Como
toda madre, prefirió dejarla ahí, soltar su bolso y curiosear la
casa.
-
El teléfono de casa decía que no tenias espacio para más mensajes-
dijo buscándolo por los muebles y cuando halló el contestador, las
luces le indicaron lo mismo que el interfono- Lleno que lo tienes-
activo el contestador tranquilizándose, el día de Minerva contra el
mundo, no era muy profundo, al menos la casa estaba perfectamente
ordenada y limpia.
Minerva
no prestó atención a los diferentes mensajes que se iban
escuchando, y su madre sonreía escuchándolos, orgullosa de lo amplia
que era la vida social de su hija. Hasta que la voz de Julia, atrajo
la atención absoluta de ambas.
-
Minerva no tengo idea de que pudo pasar, tú teléfono está apagado
y en este no contestas.
-
Entraste en tu casa y te vieron bien, Joder Minerva contesta de una
vez.
Tras
éste mensaje, la madre de Minerva detuvo el contestador.
-
¿Estáis enfadadas?- le preguntó a su hija, con sincero interés y
Min hundió la cabeza, despeinándose. Su gesto derrotista, conmovió a
su madre, quien pronto acudió a abrazarla. Sintiendo su abrazo, Min
rompió a llorar, claramente superada.
-
Desde que comencé a estar con ella, me la he pasado defendiéndola
ante Fatima, después tuve miedo por la reacción que tendrías, lo
tengo por Papa y ahora no la defiendo ante Fátima pero lo hago ante
Manu...todos se empeñan en hacer que la vea como una mujer fría y
posesiva al máximo, y ella pues ella...con cosas como el último
mensaje que has escuchado, les da la razón a ellos y me la quita a
mi.
Su
madre dejo que se desahogara un rato más, entre sus brazos. Sin
interrumpirla y sin nombrar a Julia. Trató de escucharla sin
prejuicios sobre esa mujer y al final, optó como cualquier madre que
quiere a su hija, por apoyarla.
-
Hacemos esto, cariño. Nos vamos al spa, nos damos unos caprichos,
pasamos el día juntas y a la noche cenamos en el restaurante que se te
encanta.
-
¿Con Papa?
-
Si.
-
Pues le hablare de Julia y que se aguante un poco.
-
Jajaja, claro cariño.
Los
caprichos en el spa, las compras que le siguieron, sentir a su madre
totalmente a favor de su relación y la cena que les esperaba, mejoró
y mucho su humor. No hablo con Julia en todo el día, busco
mantenerse por un día tranquila, después de la copa con Victoria su
humor no era el mejor respecto a Julia y no quería acabar
discutiendo como los últimos días.
Solo
supo de ella, cuando regresó a su ático para cambiarse de
vestimenta para cenar.
Sorprendida
le abrió la puerta a una de sus conductoras y más sorprendida
quedó, cuando la escuchó decir:
-
La señora Arango está preocupada y me solicitó venir, para
comprobar que usted está bien.
Minerva
abrió los ojos sorprendida, así reaccionaba Julia a su silencio,
irrumpiendo en su casa.
-
Pues ya me ves- abrió las manos mostrando su look dispuesta para
salir a cenar- estoy genial, puedes decírselo.
-
Eh...vera, la señora insistió y, ¿podría llamarla ahora mismo?-
preguntó la conductora, coartada por la extraña petición de su
jefa.
-
No, no puedo llamarla porque rompí el móvil y es que además, no
quiero llamarla. Trataba de pasar un día sin Julia, pero se ve que
es imposible- con genio, salía de su ático haciendo recular a la
conductora- Esto último mejor no se lo digas. Aquí entre tu y yo,
es capaz de coger su avioncita y presentarse aquí, sólo para darme
un par de cachetadas jajaja, a lo Grey. ¿Leíste cincuenta sombras
de Grey?- le preguntó recreándose en su parodia con Julia y guió a
la conductora hacia el ascensor. La conductora estaba tan anonadada,
que sólo negó con la cabeza- Mejor para ti. No es más que un
alegato a favor de la sumisión machista.
-
No lo haré, ¿llamara usted a la señora Arango?
La
respuesta de Minerva fue un no rotundo. Julia debía aprender a
respetar su espacio y entender, que con ella no van sus ordeno y
mando.
Así
comenzó su noche, noche que estaría plagada de sorpresas y las
sorpresas, no siempre son buenas.
La
primera de ellas fue antes de salir de su aparcamiento. Se demoró en
el coche, extrañando a Julia. Quizás estaba siendo dura en exceso.
Curioseo a su conductora, quien fuera del coche hablaba por teléfono
y se imagino la reacción de Julia, ante lo contado por su
conductora.
Al
poco esta caminaba hacia ella y Minerva, con cierta esperanza, bajo
la ventanilla esperando escuchar algo, que la hiciera buscar con
ansias un móvil para llamar a Julia.
-
La señora solicita una dirección donde enviarle un móvil.
-
Hazme el favor, dale las buenas noches de mi parte.
No
escuchó algo que le hiciera sentir mejor o le transmitiera deseos de
llamarla, escuchó lo de siempre. Julia y sus regalos, Julia y su
posesión.
Algo infantil, pero, casi todos hemos hecho en un cierto momento de enojo, ¿no? Me encanta ese momento "rebeldía" ..jejeje... Minerva se siente impotente ante la frialdad y la casi indiferencia..... Y Julia no dio un paso adelante, todavía obsesiva, insensible y mandona.
ResponderEliminarGracias....mi gemo
beijos
mas gemoooooooooooooooooooooooooooooooooo poe favor to dependente
ResponderEliminar@brigoninha
has dicho algo de avionetas, Minerva?, cuidado que los deseos a veces se cumplen!!
ResponderEliminarAinsss Minerva..''una pataleta'' de niña enfadada...Igual no estas a la altura de una mujer como la gran Julia...
ResponderEliminarPara jugar a juegos peligrosos hay que tener solvencia...y asi no la vas a conseguir Minerva.....hay que apostar fuerte niña...lo estabas haciendo bien pero....
Divina-Wilson
.........Perooo....me quedo con todo lo dicho por Divina....yo no lo hubiese dicho mejor Dama .....
ResponderEliminarEscritora ...........GRACIAS............