Minerva
tenia sus propios recursos para animarse. La fotografía, junto con
la moda, habían sido su pasión desde pequeña, si ahora Vanity Fair
la quería cubriendo el apartado de "sociedad" lo haría
con gusto, pero buscaría alguna colaboración en alguna revista de
moda.
Más
animada y como siempre que podían, quedó con sus amigos en el Club
donde tomó una copa y compartió una divertida tarde. La boda de
Fátima y Cayetano, estaba al caer y el próximo evento era el tema
protagonista en todas las conversaciones. Incluyendo las
conversaciones con Julia, aunque con ella no era un tema divertido.
Esa
misma mañana había sido la última prueba del vestido de dama de
honor que llevaría en la boda e ilusionada por cómo se veía con
el, pidió al personal de la tienda que la fotografiaran, para
después mandar las fotos a Julia.
Recibidas
y hablando por Skype, Julia aparecía ante ella más callada de lo
usual y apenas había hecho un comentario acerca del vestido.
Desesperada y necesitando algo de mimos por parte de Julia,
finalmente tuvo que ser directa.
-
No te ha gustado- le dijo tapándose el rostro con las manos. Daba
por hecho, que el pronunciado escote del vestido, no sería del
agrado de Julia, pero era un vestido igual al de sus amigas, por lo
tanto elegido conjuntamente.
-
Te ves verdaderamente hermosa. Pero creí que en estos eventos quien
debe relucir es la novia, no la dama de honor.
-
Te disgusta el escote, no finjas.
-
Me molesta y mucho, pero trato de entender que no lo elegiste tú.
-
Porque si fuese así, debería haberlo elegido con menos escote. ¿Te
das cuenta, Julia? Es un pensamiento retrograda.
-
Ahora te molestas, si me callo que finjo y si hablo soy retrograda.
-
Es...da igual, Julia.
Impotencia
de Minerva, al no poder o no saber, hacerla entender. Nueva
vídeo-llamada que acababa en discusión, que se quedaría en
anécdota, si cuando se despidió de sus amigos en el Club, no
hubiese llegado Victoria Davo.
Y
llegó a su estilo, pavoneando su plástica belleza y sus adornados
gestos. Minerva trago saliva, cuando siempre edulcorada, Victoria
tomo su brazo, prácticamente obligándola a regresar al Club.
-
Me apetece un Grey Goose y tenía verdaderos deseos de hablar
contigo, Minerva. Apenas te conozco y te resultará extraño, pero te
profeso cariño y lo más importante, quiero muchísimo a la grandota
cabezona que es Julia.
Lo
último de su discurso, provocó que Minerva se sentará junto a
ella, dispuesta a tomar otra copa, con tan desagradable mujer. Para
Minerva había lagunas en la vida de Julia desconocidas y aunque
fuese jodido, esa mujer podría llenarlas. Con su usual simpatía,
Minerva inicio una conversación insustancial, que resultó variada,
dada la poca confianza. Conversación que se llevó la primera copa y
que las hizo, pedir otra en un ambiente más confiado.
-
Hablamos de todo y no te pregunté, ¿que tal en Vanity?- preguntó
Victoria, sonriendo por dentro. Había logrado la confianza de la
joven.
-
Eh- dudo Minerva, no le interesaba en absoluto entablar una amistad
con esa mujer, pero serían las dos copas ingeridas, camino de
tercera o sus eternas ganas de saber de Julia, que al final atajó el
camino- Dijiste que tenías verdaderos deseos de hablar conmigo, ¿que
te provocó esos deseos?
-
Uhm- suspiro magistralmente Victoria. La joven era más ilusa de lo
que pensaba- Supongo, que vas conociendo a Julia- prosiguió con su
premeditado diálogo y Minerva asintió- Yo no se- hizo una pausa,
moviendo distraída su copa- quizás deberíamos haber pedido un Don
Perignon del cincuenta y nueve, porque no se como tratar lo que
quiero decirte. Pero cariño, no te alarmes, ¿si?
-
Eh...no claro, que no- le contestó Minerva inquietándose, quizás
sería más honesto no indagar en la vida de Julia de esa manera,
pero el misterio dado por Victoria, la tenía atrapada.
-
Aunque seas joven, supongo habrás amado antes y sabrás de hasta
donde puede llegar una mujer a dar por mantener una relación. Es
obvio que si, es realmente bonita- realizó otra pausa, queriendo
mostrar cuanto le costaba continuar- Me estoy liando y terminaré por
liarte a ti. Julia es una mujer muy caprichosa, a la que no debes
consentirle todo.
La
autosuficiencia no disimulada en Victoria, provocó a Minerva, quien
poco acostumbrada al alcohol, se sintió retada.
-
Me vas a perdonar, pero a Julia la consentiré o no, según me
plazca- así entró al reto, apostando fuerte y cometiendo un error,
subestimo a Victoria.
-
Ya, y conseguirás lo que hasta ahora. Niegame que no intenta
aislarte de tus amistades, que no ha modificado tu estilo de vestir y
que no ha interferido en tu trabajo para que dejes de fotografiar a
bellas mujeres. Niegame todo esto, Minerva- directa entró a matar,
la joven se lo había puesto facilito y por la cara que estaba
poniendo Minerva, la pobre joven estaba afectada- Quizás me excedí,
Minerva, pero sólo busco ayudarte.
-
Pues no necesito tu ayuda, Victoria. Y me vas a disculpar pero tome
demasiado y no estoy acostumbrada.
-
Bien, me hubiese gustado hablarte de la pobre Mar, otro día será.
La
despedida entre ambas fue de los más educada a pesar de las
circunstancias. Minerva volvió en taxi a su casa y nada más cerrar
con genio su puerta, se dispuso a llamar a Julia, dispuesta a
exigirle respuestas. Olvidando así, que su vida se había convertido
en una montaña rusa, en la que ahora participaba John Stwart,
terapeuta de Julia.
-
¿Si?- malhumorada contestó la llamada, dejándose caer
prácticamente derrotada en el sofá.
-
Vera Minerva, soy John el terapeuta de Julia Arango- se presentó
educadamente, provocando que Minerva se incorporase de golpe.
-
¿Esta bien Julia?
-
Por supuesto. Disculpe mi atrevimiento, es que deseo conocerla y
entrevistarme con usted.
-
Ya- intervino Minerva, no queriendo escuchar nada más- para decirme
lo jodida que es Julia, lo caprichosa o el ser que parece desconozco,
pues no me da la gana. Estoy harta de que todo el mundo se intente
meter en nuestra vida y ahora mismo, iba a llamarla, así que me va a
disculpar usted a mi. Buenas noches y gracias- colgó la llamada
Minerva y contuvo las inmensas ganas de estrellar el teléfono contra
el suelo. Nublada por el alcohol, tuvo que tomar aire y nerviosa,
llamó a Julia, no en las mejores condiciones.
-
Dime, Minerva.
-
Dime Minerva- repitió la contestación de Julia, rodando los ojos.
Pareciéndole totalmente carente de cariño, se enfadó con el mundo
un poquito más- Dime tu, Julia. ¿Así me saludas?
-
Estoy trabajando y no esperaba tu llamada.
-
Y por lo que veo, tampoco la deseabas. Soy una imbécil rematada.
-
Minerva- intermedio Julia, no entendiendo nada de lo que estaba
ocurriendo.
-
¿También usabas tanto su nombre? ¿Acababas cada frase diciendo
Mar?
-
¡Pero que demonios! Minerva, no se que te ha pasado o que ocurre.
-
Ocurre que me estoy cansando de misterios, mujeres Arango y de todo,
Julia. Eso ocurre. Unido a que tome alguna copa en pésima compañía
y ahora mismo, prefiero cortar la llamada o me arrepentiré de lo que
te diga. Buenas tardes para ti, Julia- terminó la conversación ella
misma al igual que la había iniciado y ahora si, rompió el teléfono
lanzándolo al suelo.
Imposible
saber si Julia la llamó o no, y ciertamente nublada por el alcohol,
Minerva se durmió deseando que mañana fuese otro día.
odeio vitoria quero ela fora, julia precisa saber que foi ela que fez minerva perde o serviço e que anda colocando coisas na cabeça de minerva urgente
ResponderEliminarEntonces, segundo Victoria, fue Julia que intervino en la revista para que Minerva deje de fotografiar mujeres? Si es cierto, digo una vez más, esta mujer necesita ayuda psicológica URGENTE... Cuanto a Minerva, una actitud infantil y innecesaria. No creo que esta es la forma correcta de hacer frente a Julia y su carácter hermético.
ResponderEliminarGracias,,,,,mi gemo
beijos
.....SIGUEN LOS MALOS VIENTOS PARA LAS DOS....
ResponderEliminarGRACIAS..................