Quienes
contemplaban los cerrados por un abrazo, besos de despedida, eran el
padre de Minerva y su hermano. Ambos en el coche de Guillermo y ambos
callados, ante tal despedida.
El
calco en masculino de Minerva, cuatro años menor que ella y de
melena casi tan larga como la de su hermana, dejaba de mirar al par
de amantes, para mirar a su padre.
Nada
más ver a Minerva salir del portentoso coche, su padre había
detenido el propio y su boca había quedado sellada a cal y canto.
Esa
alta mujer era Julia Arango, el rumor que durante días le había
llegado por todas las vías posibles, hasta que Minerva se lo
confirmó en un partido de pádel, hacia sólo unos días atrás.
El
silencio de su padre y la furia con la que empezaba a tocarse la
barba sin afeitar, le hicieron reaccionar. Todos los gestos de su
padre gritaban tensión y era obvio deducir, que a él no le había
hecho ninguna gracia, ver la escena, que estaban presenciando.
-
Es...eh...- reaccionó, pero por cómo su padre le estaba mirando, le
hizo dudar y al final, prefirió huir- ¿Por que no dejamos que Min
llegue a su casa y más tarde volvemos? ¿Tomamos algo en el club
mientras ella se ducha y tal?- cualquier plan era bueno, si
significaba sacar a su padre de ahí, pero su padre no lo vio igual.
-
¿Desde cuando?- preguntó Guillermo yendo al grano como siempre. Le
daba igual el cómo, sólo quería saber desde cuando su hija estaba
con la multimillonaria.
-
Eh...no hace mucho- contestó dubitativo Nicolás.
-
¿Y desde cuando tú lo sabías?- insistió su padre, viendo mas allá
en sus dudas.
-
Pues...Joder Papa. Todo el mundo en Somosaguas habla de ello. Se ve
que la tipa es importante y tal- se defendió como pudo de la dura
mirada de su padre. Min tenía pareja, no veía el escandolo que veía
su padre por ningún lado.
-
¿La tipa?- le preguntó Guillermo enfadándose aún más. La tipa
como su hijo decía, era la mismísima Julia Arango- ¿Sabes quien es
la tipa como la llamas?
-
Julia Arango, ¿que sé yo Papa?- cansado y sin entender, miro a su
padre, encogiéndose de hombros.
-
Yo si que no se nada y me vengo a topar con...- se calló, no
queriendo soltar ninguna burrada y regresó la vista a su hija, quien
ya caminaba hacia el edificio donde estaba su ático. Callado la vio
entrar en el edificio y callado, vio subir a Julia Arango en su coche
y marcharse- ¿Lo sabe tu madre?- terminó por preguntarle y su hijo
volvió a encoger los hombros- Esta bien, ¿por que no me lo dijiste?
-
Porque es mi hermana Papa, no todo lo que ella y yo nos contamos, os
lo contamos a vosotros, es básico. ¿Y sabes que te digo? Min
esta feliz, a mi es lo único que me importa- contestó a su padre
desesperándose y consiguió que fuese su padre el que mas se
desesperara.
-
Esta feliz- repitió lo dicho por su hijo, sin aún poder creérselo-
Esa mujer es incapaz de hacer feliz a nadie. Su única aspiración es
sumar dinero en sus cuentas, le importa muy poco las gentes que viven
de las empresas que ella compra para después diseccionarlas. Vive
para alimentar su ego, pero si cree que mi hija está sola, va muy
equivocada. No he criado a mi hija, para que ninguna psicópata venga
a tocarle un pelo- soltó más para Julia que para su hijo y éste lo
miró completamente sorprendido- A tu madre ni palabra. Esperaras a
que Min me lo diga y ahora te dejaré en el Club, esa mujer va a
conocerme sin necesidad de que Minerva nos presente.
Obedecer
y callar, o quedar con Min esa misma tarde y contárselo. Ganó la
segunda opción, sabía por la propia Minerva, que sus intenciones
era contárselo pronto a su padre. Por lo que, prefirió dejarlo
correr. A fin de cuentas, si su padre iba a ver a Julia Arango,
Minerva lo sabría.
Guillermo
no se dilato en sus planes. Dejo a su hijo en el Club y sin cambiar
su atuendo deportivo, llegó hasta el Edificio principal de Julia
Arango. Le sobraba experiencia para adentrarse en él y llegar hasta
la mismísima planta del despacho de Julia.
Disculpándose
por su apariencia y argumentando una reunión dispuesta a última
hora con la señora Arango, logró llegar hasta el hall de su
despacho. Sus educados y galantes modales, sumado a su atractivo
físico, le permitieron llegar hasta el último obstáculo, la
secretaria de Julia.
-
La seńora Arango no se encuentra y no regresará hasta dentro de
unos días.
Le
informó la secretaria y estuvo a punto de hacerle perder la sonrisa.
No había llegado hasta ahí, para irse sin nada. Durante mucho
tiempo, había seguido los pasos de esa mujer. Desde que Julia le
reventara una operación financiera, mandando a mil personas a la
cola del paro.
Todo
el mundillo financiero sabia de las extravagancias tecnológicas que
Julia usaba en sus despachos y empresas. Esa fue la salvación de su
visita. Sólo debía entrar a su despacho, donde decían habría una
gran pantalla que comunicaba con Julia allá donde estuviese.
Decidido, improvisó otra vez y esta le costó el esfuerzo de usar a
su hija.
-
Soy el padre de Minerva de Urrutias- sólo nombrar a su hija y los
ojos de la secretaria se volvieron más amable- pasemos al despacho
de Julia, sólo quiero dejarle una nota.
Con
ciertas reticencias, la secretaria lo dejo pasar y nada más entrar
al despacho, Guillermo apretó las mandíbulas. Existía la pantalla
de la que tanto había escuchado hablar y cuando la secretaria se
dispuso a activarla, vio un marco digital donde se reproducían
imágenes de su hija.
Imágenes
que lo desbordaron, su dulce niña sonriendo a una cámara que seguro
manejaba Julia Arango. Su niña convertida en mujer y en manos de la
caprichosa Julia.
La
secretaria tecleaba "algo", mientras el trataba de
mostrarse sereno. Minutos de sonrisas educadas y de espiarse ambos.
Hasta que Julia Arango, ultimando su equipaje para regresar a Nueva
York, aceptaba la visita anunciada por su secretaria.
-
Bien, la señora Arango le pide unos minutos y estará con usted- le
informó la secretaria levantándose- La pantalla se activará en
cuanto la señora pueda atenderle. Si necesita cualquier cosa, estaré
fuera.
Por
fin sólo y frente a una pantalla. Lo primero que hizo, fue detener
el marco digital y lo segundo, mirar la pantalla por donde Julia
aparecía saludándolo.
-
Señor de Urrutias.
-
Señora Arango.
-
Algo me dice, que no es una visita de cortesía.
Aquí en Brasil son llamados "inversionistas buitres" se especializan en financiar o comprar empresas al borde de la quiebra. No son vistos positivamente por muchos.
ResponderEliminarParece que Julia tendrá que romper varias barreras. Además de romper definitivamente su sociedad con Victoria, enfrentará cara a cara el padre de Minerva. Y el principal, por encima de todo aprender a amar,demostrar y luchar por el amor. No quiero sonar cursi, pero, sigo creyendo que el amor puede con todo.
Gracias.....mi gemo
EU TAMBÉM ACREDITO QUE O AMOR PODE COM TUDO E MUDA AS PESSSOAS E ACREDITO QUE MINERVA PODE AJUDAR A JULIA SER FELIZ E UMA MULHER DE SENTIMENTOS
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminar.............. Escritora me encanta esta historia....paso ahora solo para agradecer ¡¡¡tanto¡¡ regalo.....En cuanto pueda lo haré de esta Julia que cada vez se ve más vulnerable al amor...cosa bonita y normal...
ResponderEliminarGRACIAS...............
lo que siento al leer ésta historia, NO TIENE NOMBRE
ResponderEliminargraciasss POR TANTO arrrtisstazaaaaaaaaaa
lo que siento al leer esta historia NO TIENE NOMBRE
ResponderEliminargracias por tantiiiisimo ARTISSTAZAAAAAAAA