lunes, 11 de noviembre de 2013

Mi cincuenta cláusulas 53


Quienes contemplaban los cerrados por un abrazo, besos de despedida, eran el padre de Minerva y su hermano. Ambos en el coche de Guillermo y ambos callados, ante tal despedida.

El calco en masculino de Minerva, cuatro años menor que ella y de melena casi tan larga como la de su hermana, dejaba de mirar al par de amantes, para mirar a su padre.

Nada más ver a Minerva salir del portentoso coche, su padre había detenido el propio y su boca había quedado sellada a cal y canto.

Esa alta mujer era Julia Arango, el rumor que durante días le había llegado por todas las vías posibles, hasta que Minerva se lo confirmó en un partido de pádel, hacia sólo unos días atrás.

El silencio de su padre y la furia con la que empezaba a tocarse la barba sin afeitar, le hicieron reaccionar. Todos los gestos de su padre gritaban tensión y era obvio deducir, que a él no le había hecho ninguna gracia, ver la escena, que estaban presenciando.

- Es...eh...- reaccionó, pero por cómo su padre le estaba mirando, le hizo dudar y al final, prefirió huir- ¿Por que no dejamos que Min llegue a su casa y más tarde volvemos? ¿Tomamos algo en el club mientras ella se ducha y tal?- cualquier plan era bueno, si significaba sacar a su padre de ahí, pero su padre no lo vio igual.

- ¿Desde cuando?- preguntó Guillermo yendo al grano como siempre. Le daba igual el cómo, sólo quería saber desde cuando su hija estaba con la multimillonaria.

- Eh...no hace mucho- contestó dubitativo Nicolás.

- ¿Y desde cuando tú lo sabías?- insistió su padre, viendo mas allá en sus dudas.

- Pues...Joder Papa. Todo el mundo en Somosaguas habla de ello. Se ve que la tipa es importante y tal- se defendió como pudo de la dura mirada de su padre. Min tenía pareja, no veía el escandolo que veía su padre por ningún lado.

- ¿La tipa?- le preguntó Guillermo enfadándose aún más. La tipa como su hijo decía, era la mismísima Julia Arango- ¿Sabes quien es la tipa como la llamas?

- Julia Arango, ¿que sé yo Papa?- cansado y sin entender, miro a su padre, encogiéndose de hombros.

- Yo si que no se nada y me vengo a topar con...- se calló, no queriendo soltar ninguna burrada y regresó la vista a su hija, quien ya caminaba hacia el edificio donde estaba su ático. Callado la vio entrar en el edificio y callado, vio subir a Julia Arango en su coche y marcharse- ¿Lo sabe tu madre?- terminó por preguntarle y su hijo volvió a encoger los hombros- Esta bien, ¿por que no me lo dijiste?

- Porque es mi hermana Papa, no todo lo que ella y yo nos contamos, os lo contamos a vosotros, es básico.  ¿Y sabes que te digo? Min esta feliz, a mi es lo único que me importa- contestó a su padre desesperándose y consiguió que fuese su padre el que mas se desesperara.

- Esta feliz- repitió lo dicho por su hijo, sin aún poder creérselo- Esa mujer es incapaz de hacer feliz a nadie. Su única aspiración es sumar dinero en sus cuentas, le importa muy poco las gentes que viven de las empresas que ella compra para después diseccionarlas. Vive para alimentar su ego, pero si cree que mi hija está sola, va muy equivocada. No he criado a mi hija, para que ninguna psicópata venga a tocarle un pelo- soltó más para Julia que para su hijo y éste lo miró completamente sorprendido- A tu madre ni palabra. Esperaras a que Min me lo diga y ahora te dejaré en el Club, esa mujer va a conocerme sin necesidad de que Minerva nos presente.

Obedecer y callar, o quedar con Min esa misma tarde y contárselo. Ganó la segunda opción, sabía por la propia Minerva, que sus intenciones era contárselo pronto a su padre. Por lo que, prefirió dejarlo correr. A fin de cuentas, si su padre iba a ver a Julia Arango, Minerva lo sabría.

Guillermo no se dilato en sus planes. Dejo a su hijo en el Club y sin cambiar su atuendo deportivo, llegó hasta el Edificio principal de Julia Arango. Le sobraba experiencia para adentrarse en él y llegar hasta la mismísima planta del despacho de Julia.

Disculpándose por su apariencia y argumentando una reunión dispuesta a última hora con la señora Arango, logró llegar hasta el hall de su despacho. Sus educados y galantes modales, sumado a su atractivo físico, le permitieron llegar hasta el último obstáculo, la secretaria de Julia.

- La seńora Arango no se encuentra y no regresará hasta dentro de unos días.

Le informó la secretaria y estuvo a punto de hacerle perder la sonrisa. No había llegado hasta ahí, para irse sin nada. Durante mucho tiempo, había seguido los pasos de esa mujer. Desde que Julia le reventara una operación financiera, mandando a mil personas a la cola del paro.

Todo el mundillo financiero sabia de las extravagancias tecnológicas que Julia usaba en sus despachos y empresas. Esa fue la salvación de su visita. Sólo debía entrar a su despacho, donde decían habría una gran pantalla que comunicaba con Julia allá donde estuviese. Decidido, improvisó otra vez y esta le costó el esfuerzo de usar a su hija.

- Soy el padre de Minerva de Urrutias- sólo nombrar a su hija y los ojos de la secretaria se volvieron más amable- pasemos al despacho de Julia, sólo quiero dejarle una nota.

Con ciertas reticencias, la secretaria lo dejo pasar y nada más entrar al despacho, Guillermo apretó las mandíbulas. Existía la pantalla de la que tanto había escuchado hablar y cuando la secretaria se dispuso a activarla, vio un marco digital donde se reproducían imágenes de su hija.

Imágenes que lo desbordaron, su dulce niña sonriendo a una cámara que seguro manejaba Julia Arango. Su niña convertida en mujer y en manos de la caprichosa Julia.

La secretaria tecleaba "algo", mientras el trataba de mostrarse sereno. Minutos de sonrisas educadas y de espiarse ambos. Hasta que Julia Arango, ultimando su equipaje para regresar a Nueva York, aceptaba la visita anunciada por su secretaria.

- Bien, la señora Arango le pide unos minutos y estará con usted- le informó la secretaria levantándose- La pantalla se activará en cuanto la señora pueda atenderle. Si necesita cualquier cosa, estaré fuera.

Por fin sólo y frente a una pantalla. Lo primero que hizo, fue detener el marco digital y lo segundo, mirar la pantalla por donde Julia aparecía saludándolo.

- Señor de Urrutias.

- Señora Arango.

- Algo me dice, que no es una visita de cortesía.
 
 
 
 
 

6 comentarios:

  1. Aquí en Brasil son llamados "inversionistas buitres" se especializan en financiar o comprar empresas al borde de la quiebra. No son vistos positivamente por muchos.
    Parece que Julia tendrá que romper varias barreras. Además de romper definitivamente su sociedad con Victoria, enfrentará cara a cara el padre de Minerva. Y el principal, por encima de todo aprender a amar,demostrar y luchar por el amor. No quiero sonar cursi, pero, sigo creyendo que el amor puede con todo.
    Gracias.....mi gemo

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  2. EU TAMBÉM ACREDITO QUE O AMOR PODE COM TUDO E MUDA AS PESSSOAS E ACREDITO QUE MINERVA PODE AJUDAR A JULIA SER FELIZ E UMA MULHER DE SENTIMENTOS

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  3. MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

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  4. .............. Escritora me encanta esta historia....paso ahora solo para agradecer ¡¡¡tanto¡¡ regalo.....En cuanto pueda lo haré de esta Julia que cada vez se ve más vulnerable al amor...cosa bonita y normal...

    GRACIAS...............

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  5. lo que siento al leer ésta historia, NO TIENE NOMBRE

    graciasss POR TANTO arrrtisstazaaaaaaaaaa

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  6. lo que siento al leer esta historia NO TIENE NOMBRE
    gracias por tantiiiisimo ARTISSTAZAAAAAAAA

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